ANDRÉS SEGOVIA


          ANDRÉS SEGOVIA

Conoció la guitarra desde niño, probablemente en la localidad de Villacarrillo (Jaén), próxima a la ciudad de Linares, donde nació, pero que abandonó muy pronto y a la que no regresó hasta la década de 1950. Fue bautizado en Jaén, y a una edad indeterminada se trasladó a Villacarrillo. Posteriormente marchó a estudiar guitarra a Granada. Es posible, si bien esto no puede afirmarse con seguridad a falta de más datos, que su primera incursión en el mundo de la guitarra viniera de la mano del flamenco. Sin embargo, muy pronto, desde su temprana adolescencia, optó por explorar otras posibilidades por formarse como autodidacta en la tradición de la guitarra española clásica.

Realizó su primera aparición pública en Granada a los catorce años y, con pocos más, ofreció en Madrid su primer concierto, en el que interpretó, entre otras piezas, transcripciones para guitarra de Francisco Tárrega.
Sabiendo que los concertistas de piano en ocasiones alquilan el instrumento, y deseoso de encontrar un instrumento que se ajustara a sus propósitos, acudió en Madrid para dar ese concierto al establecimiento del constructor de guitarras Manuel Ramírez, con intención de proponerle al dueño que le alquilara un instrumento. Después de probarlo y de ensayar durante un tiempo la música que había preparado para el recital, el asombrado Ramírez le rogó que aceptara la guitarra elegida a modo de obsequio.


Segovia continuó con sus estudios de guitarra durante toda su vida, aún a pesar de aquellos que trataron de disuadirlo por no confiar en el futuro de dicho instrumento para la música clásica.


Fueron muchos los músicos que creyeron que la guitarra de Segovia no sería aceptada por la comunidad clásica ya que, según sus creencias, la guitarra no se podía considerar como un instrumento capaz de interpretar a los clásicos. Sin embargo, la técnica de Andrés Segovia asombró al público. A partir de entonces, la guitarra dejó de considerarse un instrumento meramente popular y se aceptó también como instrumento de concierto.


Su aporte a la guitarra


A la vez que progresaba en su carrera y ofrecía recitales para audiencias cada vez mayores, descubrió que las guitarras existentes no producían el volumen suficiente como para llegar al público en grandes salas de conciertos. Esto le animó a buscar entre los avances tecnológicos para intentar mejorar la amplificación natural de la guitarra.


Trabajando conjuntamente con los fabricantes, ayudó a diseñar lo que conocemos hoy en día como guitarra clásica, realizada con una madera de más calidad y con cuerda de nailon. La forma de la guitarra se modificó también para mejorar la acústica.



Realizó aportes a la técnica del instrumento, como mantener el pulgar de la mano izquierda bajo el mástil en lugar de doblarlo alrededor del mismo, ya que con ello se lograba extender el alcance de los otros cuatro dedos y se podía pisar cualquier cuerda sin sordear las inferiores a ella. Otras aportaciones significativas fueron tañer las cuerdas, a la vez, con la uña y la yema de los dedos de la mano derecha y colocar ésta en posición vertical con respecto a las cuerdas, con lo que se incrementa la fuerza al tocarlas y como resultado se incrementa el volumen de la guitarra que es un instrumento un poco limitado en este aspecto.




Tras realizar sus primeras giras mundiales en Europa y América en la década de 1920, autores como el británico Cyril Scott, el italiano Mario Castelnuovo-Tedesco, el brasileño Heitor Villa-Lobos y el español Federico Moreno Torroba empezaron a componer piezas especialmente para él; asimismo, el compositor mexicano Manuel M. Ponce realizó una copiosa producción de obras para la guitarra sola y orquesta dedicadas a este insigne guitarrista. Segovia transcribió también muchas piezas clásicas, incluido el repertorio vihuelístico del Renacimiento y el repertorio laudístico del Barroco.


Desatada la cruenta Guerra Civil Española, Segovia decide abandonar España y fijar su residencia en Montevideo (República Oriental del Uruguay), entre 1937 y 1946. Posteriormente residió en Nueva York y, a comienzos de la década de 1950, regresó a España estableciéndose en Madrid, ciudad en la que residió hasta su fallecimiento en 1987.





Guitarra de Andrés Segovia, obra del fabricante de guitarras de Múnich Hermann Hauser (1882 - 1952), donada por Emilita Segovia, Marquesa Viuda de Salobreña, al Museo Metropolitano de Arte.



Durante la década de 1950 Segovia impartió regularmente clases en la Academia Chigiana de Siena, y luego, durante la década de 1960, en Santiago de Compostela. Posteriormente lo haría en prestigiosas universidades de todo el mundo, como la Universidad de California. Entre los discípulos de Segovia se encuentra guitarristas como John Williams, Oscar Ghiglia, Alirio Díaz o Christopher Parkening.


En reconocimiento a su contribución a la música y las artes, Segovia fue ennoblecido el 24 de junio de 1981 por el rey Juan Carlos I, quien le nombró como primer Marqués de Salobreña y obtuvo numerosos e importantes premios y doctorados Honoris Causa por parte de universidades de todo el mundo.


Andrés Segovia murió en Madrid a causa de una insuficiencia respiratoria a la edad de 94 años. Contrajo matrimonio tres veces: con Adelaida Portillo, Paquita Madriguera (una discípula de Granados) y Emilia Corral Sancho. Y tuvo cuatro hijos: el pintor Andrés Segovia Portillo, Leonardo Segovia Portillo (que murió siendo aún niño), Beatriz Segovia Madriguera y el filósofo e historiador Carlos A. Segovia.



Maestro 
España 
Mexicana 




Segovia tuvo muchos discípulos a lo largo de su carrera, incluyendo a: 
Abel Carlevaro, primer discípulo a quien Segovia presentó públicamente el 12 de noviembre de 1942 en el estudio auditorio del SODRE, Montevideo, República Oriental del Uruguay. 





!HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!






FUENTE: biografías y vidas/ wikipedia.org


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