JOSÈ MARÌA VARGAS****
JOSÈ MARÌA VARGAS
El sabio José María Vargas nació el 10 de marzo de 1786 en La Guaira. Fue el primer rector de la Universidad Central de Venezuela, expresidente de la República y fundador de los estudios médicos en el país.
Hijo de José Antonio de Vargas Machuca, oriundo de Canarias, y Ana Teresa de Jesús Ponce, natural de Caracas.
Tantos, fueron los méritos acumulados por José María Vargas, que el Congreso Nacional le dio el título de “Magnánimo”. Estudió en la Universidad Real y Pontificia de Caracas, de donde egresó el 11 de julio de 1893, con el título de Bachiller en Filosofía. Se graduó como Médico en el año 1808, fijando su residencia en Cumaná. Allí participó en la lucha revolucionaria por la independencia de su país, integrando en 1811, el Supremo Poder Legislativo de Cumaná.
Vargas, se hallaba en Cumaná cuando ocurrió el grito de independencia del 19 de abril de 1810 e inspirado en esa determinación patriótica registrada en el Cabildo caraqueño, entró de lleno a alentarla formando parte de la Junta provincial en Cumaná.
Posteriormente, sería electo diputado a la Asamblea federal. Cuando se produjo el terremoto del 26 de marzo de 1812, José María Vargas, se hallaba en La Guaira, y allí colaboró como profesional, brindado gran ayuda tras el desastre. Regresa a Cumaná y como consecuencia de la capitulación de Miranda, los realistas iniciaron una violenta persecución contra los patriotas. En una de las redadas, cayó José María Vargas. Cargado de grillos lo enviaron a las temidas mazmorras de La Guaira a principios de 1813.
A fines de ese mismo año, recuperó su libertad por gestión de Bolívar y decidió entonces marcharse a Europa, donde perfecciona sus conocimientos y los aumenta. A los estudios de Medicina, Astronomía, Física, Cánones, Lenguas vivas y muertas, agregó los de Oftalmología, Anatomía, Patología, Tocología, Mineralogía, Botánica y Química. Durante su estancia en el continente europeo, no dejó de visitar logias masónicas, relacionándose con los más destacados librepensadores.
Al cabo de un tiempo volvió al continente americano, estableciéndose en Puerto Rico en el año 1819, donde estaba refugiada su familia, buscando la paz que no existía en Venezuela.
Retornó a su patria en el año 1825, desarrollando su actividad como médico, a la que agregó la labor docente, como catedrático de la asignatura “Anatomía” en la Universidad de Caracas, incorporando la técnica de disección cadavérica.
Paralelamente, sus estudios en botánica le confirieron fama mundial. Su concepción liberal y abierta le hizo quitar todo obstáculo racial o religioso que impidiera el acceso a las aulas universitarias.
En 1827, inauguró la Sociedad Médica de Caracas, y asumió el cargo de rector de la Universidad Central de Venezuela. Con la ayuda del Libertador, José María Vargas renovó completamente esa Casa de Estudios, transformándola de una Universidad Pontificia con teólogos y canónigos, en una Universidad moderna, científica, capaz de formar adecuadamente a los nuevos profesionales que necesitaba urgentemente Venezuela. Su labor educacional fue vasta.
Estuvo al frente de la Dirección General de Instrucción Pública, elaborando proyectos y reglamentos para establecer la educación primaria y mejorar la Academia de Pintura. Declinó el cargo de Plenipotenciario en Londres, para poder trabajar más activamente en favor de la instrucción pública. Fue autor del Código de Instrucción Pública para Universidades y Academias.Fue nombrado Director en 1829, de la Sociedad Económica de Amigos del País de Caracas, inaugurada en esa época. En el mismo año es elegido miembro del Colegio Electoral y diputado suplente al Congreso Constituyente reunido en Caracas el 26 de noviembre de 1829 y que terminó desconociendo la autoridad del Libertador proclamando la separación de Venezuela de la Gran Colombia. Tuvo participación comprometida en las sesiones del Congreso Constituyente de 1830, y Bolívar lo nombró su albacea testamentario.
Como político fue un modelo de virtudes. En el Congreso de Valencia fue una de las voces solitarias que se alzaron para defender la integridad del Libertador. Presentado como candidato a la Presidencia de la República, repetidas veces renuncia, pero sus amigos, conscientes de la capacidad y magnanimidad de Vargas, insisten en inscribirlo.
José Antonio Páez prefería a un militar identificado con él y su obra, un hombre de tacto, con larga experiencia administrativa y buena imagen entre los civiles, considerado buen diplomático, austero, sereno y serio, entre otras cualidades; pero sobre todo una figura del “círculo de los fundadores de la patria”; ese hombre era el General Soublette.
El grupo del mantuanaje del centro del país, los ex realistas, comerciantes, los jóvenes de “la sociedad” y estudiantes de la Universidad, preferían al ilustre médico José María Vargas, al cual consideraban adornado de virtudes tales como la de ser un científico egresado de la Universidad caraqueña, con post-grado en Gran Bretaña y larga práctica en Puerto Rico y Venezuela.
Un ilustre civil, sabio y emprendedor de obras de aliento progresista, como la “sociedad económica de amigos del país”. Así sectores civiles del país aprovechaban la división reinante entre los militares para presentar una alternativa de gobierno civil. Los enemigos del sabio Vargas no le discutían sus méritos científicos, pero le echaban en cara el haber emigrado en 1813 y haberse residenciado en Puerto Rico.
El tercer candidato que entró a disputar la presidencia fue el General Santiago Mariño, candidato de sectores militares (bolivarianos y antibolivarianos), y de personalidades del oriente del país básicamente.
No obstante la dura oposición militarista, el Dr. Vargas fue elegido Presidente de la República para el período 1835-39. Pero, los caudillos militares que se habían opuesto a su candidatura, comenzaron a conspirar contra él y prepararon un golpe militar que estalló en Caracas el 8 julio de 1835. El sabio Vargas se enfrentó valientemente a los líderes del movimiento, pero fue detenido en su propia casa, conducido preso a La Guaira y sacado del país. Ese golpe militar fue el comienzo de la llamada “Revolución Reformista”, que tenía por objeto restablecer el fuero castrense, abolir la libertad de cultos y dar prioridad a los militares en las vacantes que pudieran presentarse en la administración pública.
Poco tiempo después del golpe, Páez entra a Caracas, el 28 de julio de 1835, somete a los revoltosos y tras constituir un Consejo de Gobierno bajo la presidencia del general José María Carreño, devolvió la presidencia a Vargas, el 20 de agosto de 1835, luego de mandarlo a buscar de su destierro.
Las disidencias entre Vargas y Páez comenzaron en el modo indulgente de Páez de castigar a los sediciosos, con destierro o prisión, pero en muchos casos beneficiados por el indulto de Pirital, por el cual Páez había logrado que depongan las armas a cambio del respeto de sus vidas. Vargas, en cambio, reclamaba penas muy severas.
A pesar de continuar una labor esmerada, en la continuidad de su gestión presidencial, como la instalación de una oficina de Registro Público, el Impuesto sobre los Sueldos, la ley de azotes para los condenados por hurto o robo, y la adopción del escudo de armas, sus detractores se multiplicaban. La mayoría parlamentaria estaba en su contra, y los adversarios habían paralizado el accionar de la Sociedad Económica de Amigos del País.
Obstinado y fatigado, Vargas renunció ante el Congreso de manera irrevocable y el 24 de marzo de 1836 le hizo entrega al vicepresidente Narvarte, y el 14 de abril, presentó al Congreso su dimisión final. El Presidente civil apenas logró sobrevivir un año en el poder. Nadie se explica por qué fue elegido. Quizás una secreta maniobra del propio Páez para mantener a raya sus pares, los generales de Bolívar y de las guerras que viajaron tan lejos como el Perú y regresaron con las manos vacías.
Entre 1839 y 1852, se desempeñó como presidente de la Dirección General de Instrucción Pública, redactando el Código de Instrucción Pública, destinado a academias y universidades. Fue quien dirigió el cuerpo encargado de repatriar los restos de Bolívar, en 1842.
En los últimos años de su vida y con la salud quebrantada, se trasladó a los Estados Unidos, recibiendo honores en muchas sociedades científicas. Murió en Nueva York el 13 de julio de 1854. Sus restos reposan actualmente en el Panteón Nacional. La tierra donde nació convertida en estado, lleva su nombre, y la masonería toda, nunca deja de rendirle homenaje, por su acción cultural para impulsar el progreso de Venezuela.
El Doctor José María Vargas, además de científico, fue un hombre público que defendió las libertades y dio un gran ejemplo de honor y civismo. Los médicos venezolanos honran las ejecutorias y celebran el natalicio de este sabio como su propio día. Trabajó en Logias de Caracas, Cumaná y La Guaira. Tuvo una vida ejemplar dedicada al estudio y las buenas acciones. Llegó al grado 18°, y nunca dio motivo de queja a sus hermanos francmasones.
Psicológico
El Dr. José María Vargas no sólo fue un médico cirujano, científico, catedrático y rector de la Universidad de Caracas, además de político, escritor y presidente de Venezuela, sino que también fue un gran humanista que llevó una vida ejemplar dedicada al estudio y a las buenas acciones.
Los ideales humanistas están relacionados con la generosidad, la compasión y la preocupación por la valoración de los atributos y las relaciones humanas. Y estas cualidades pudieron ser observadas numerosas veces en el Dr. José María Vargas.
Una de ellas fue cuando ocurrió el terremoto del 26 de marzo de 1812, y Vargas, quien se encontraba en La Guaira, prestó destacados servicios como médico y hombre público a la comunidad de su ciudad natal. www.wikipedia.org
!HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!
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