ZYGMUNT BAUMAN
ZYGMUNT BAUMAN
Zygmunt Bauman fue un sociólogo, filósofo y ensayista polaco-británico de origen judío. Poznan (Poznań es una ciudad situada a orillas del río Varta, en el oeste de Polonia. Es conocida por sus universidades, así como por su casco antiguo, con edificios de estilo renacentista en la Plaza Mayor.)
Nacido en Poznan el 19 de noviembre del año 1925 – fallecido en Leeds, (reino unido) el 09 de enero del año 2017. .
Nacido en Poznan el 19 de noviembre del año 1925 – fallecido en Leeds, (reino unido) el 09 de enero del año 2017. .
- Su obra, que comenzó en la década de 1950, se ocupa, entre otras cosas, de cuestiones como:
- las clases sociales,
- el socialismo,
- el Holocausto,
- la hermenéutica,
- la modernidad y
- la posmodernidad,
- el consumismo,
- la globalización y
- la nueva pobreza.
- Desarrolló el concepto de la «modernidad líquida», y acuñó el término correspondiente. Junto con el también sociólogo Alain Touraine, Bauman recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010.
Nació en una familia humilde de polacos judíos no practicantes. Cuando Polonia fue invadida por la Alemania nazi, en 1939, su familia escapó hacia el este. En su huida del nazismo se trasladó a la Unión Soviética, donde se alistó en el primer ejército polaco, controlado por los soviéticos, trabajando como instructor en educación política. Participó en las batalla de Kolberg y Berlín. En mayo de 1945 recibió la Cruz Militar del Valor.
Según el Instituto de la Memoria Nacional polaco, desde 1945 hasta 1953 fue un oficial político del Cuerpo de Seguridad Interna (Korpus Bezpieczeństwa Wewnętrznego, en polaco: KBW), una unidad militar formada para combatir a la insurgencia nacionalista de Ucrania y parte de los restos del Armia Krajowa. Más tarde trabajó para la inteligencia militar de 1945 a 1948. Sin embargo, la naturaleza y amplitud de su colaboración permaneció oculta, así como las circunstancias exactas bajo las cuales terminaron.
Regresó posteriormente a Polonia, donde militó en el Partido Comunista y fue profesor de filosofía y sociología en la Universidad de Varsovia antes de verse obligado a irse de Polonia en 1968 a causa de la política antisemita desarrollada por el gobierno comunista después de los sucesos de marzo de 1968. Posteriormente a su purga de la Universidad de Varsovia, enseñó sociología en países como Israel, Estados Unidos y Canadá. Desde 1971 residió en Inglaterra, donde fue profesor en la Universidad de Leeds, y, desde 1990, profesor emérito.
En una entrevista con el diario inglés The Guardián, confirmó que había sido un comunista comprometido durante y después de la Segunda Guerra Mundial, y que no lo había mantenido en secreto. Mientras sirvió en el KBW, estudió sociología en la Academia de Ciencias Sociales y Políticas de Varsovia.
Primeramente se marchó hacia Israel, en donde enseñó en la Universidad de Tel Aviv, aceptando después una cátedra de sociología en la Universidad de Leeds, donde fue jefe de departamento. Desde ese momento, publicó sus obras casi exclusivamente en inglés, su tercera lengua y su reputación creció de forma exponencial. Desde finales de la década de 1990, Bauman ejerció una influencia considerable en el movimiento antiglobalización.[cita requerida]
En el año 2011, en una entrevista con el importante semanario polaco Polityka, criticó al sionismo y a Israel, afirmando sobre las operaciones israelíes en Palestina y el terrorismo palestino que:
...la opresión y la humillación de la nación [Palestina] fue, es y será siempre una receta para el terrorismo, no para su erradicación. Además, estos dos fenómenos están conectados entre sí: como los políticos [israelíes] tiemblan ante la paz, porque sin una guerra y una movilización total no pueden gobernar, no sonríen en absoluto al final del terrorismo palestino. [...] Yo diría que hay retroalimentación entre extremistas israelíes y palestinos. Se necesitan mutuamente para sobrevivir, no pueden vivir unos sin los otros.
El embajador israelí en Varsovia, Zvi Bar, escribió que los comentarios de Bauman eran «medias verdades» y «generalizaciones sin fundamento». Bauman estuvo casado con la escritora Janina Bauman (Lewinson de soltera), con quien tuvo tres hijas, la pintora Lydia Bauman, la arquitecta Irena Bauman y la educadora Anna Sfard. Bauman murió el 09 de enero de 2017 a los 91 años.
Obra y pensamiento
La obra de Bauman comprende 57 libros y más de 100 ensayos. Su más famoso libro, Modernidad y Holocausto, es un intento de dar cabal explicación de los peligros de dos tipos de miedos. Basándose en los libros de Hannah Arendt y Theodor Adorno sobre el totalitarismo y la Ilustración, desarrolló el argumento de que el Holocausto no debe ser simplemente considerado como un evento de la historia judía ni como una regresión a la barbarie pre-moderna. Más bien, razonó, debe considerarse que el Holocausto está profundamente conectado con la modernidad y sus esfuerzos de ordenamiento. Tal como el filósofo Giorgio Agamben, Bauman sostuvo que los mismos procesos de exclusión que operaron en el Holocausto podrían retornar hoy, y en alguna medida ya lo han hecho.
Modernidad «sólida» y «líquida»
Las primeras obras de Bauman fueron proyectos basados en la modernidad dentro del diseño de una mejor sociedad. Hacia 1970 y comienzos de la década de 1980, su atención cambió a cuestiones más generales y teóricas en relación con el papel de las ciencias sociales y cómo estas podrían ayudar a la sociedad. El mayor cambio en la obra de Bauman se produjo a finales de la década de 1980, con la edición de una trilogía de libros (Legisladores e intérpretes, Modernidad y Holocausto y Modernidad y ambivalencia), en los que criticaba la modernidad y proponía una visión pos-modernidad distópica de la sociedad. Desde entonces, Bauman editó una línea invariable de libros adicionales, donde había estado explorando su nueva perspectiva.
Zygmunt Bauman, acuñó el término de modernidad líquida a los tiempos actuales, basándose en los conceptos de fluidez, cambio, flexibilidad, adaptación, entre otros. Bauman afirma que lo “líquido” es una metáfora regente de la época moderna, ya que esta sufren continuos e irrecuperables cambios. Asimismo, lo líquido no se fija en el espacio ni se ata al tiempo, se desplaza con facilidad, no es posible detenerlo fácilmente; y todas estas son a la vez características fundamentales de las actuales rutinas diarias.
Según Bauman, con la llegada de la modernidad todo se individualiza. Ser moderno significa estar eternamente un paso delante de uno mismo; es decir, debíamos transformarnos en lo que cada uno es. Como decía Jean Paul Sartre: «No basta con nacer burgués, hay que vivir la vida como burgués».[cita requerida]
Aunque a Bauman se le considera un pensador «posmoderno», no le cabe el término «posmodernista», ya que utiliza los conceptos «modernidad sólida» y «modernidad líquida» para caracterizar lo que considera dos caras de la misma moneda.
Bauman causó cierta controversia dentro de la sociología con su aseveración de que el comportamiento humano no puede explicarse primariamente por la determinación social o discusión racional, sino más bien descansa en algún impulso innato, presocial en los individuos.
Desde fines de la década de 1990, Bauman ejerció una considerable influencia sobre el movimiento altermundista.
Identidad en la modernidad líquida:
Según sus planteamientos, en la modernidad líquida el único valor heterorreferenciado es la necesidad de hacerse con una identidad flexible y versátil que haga frente a las distintas mutaciones que el sujeto ha de enfrentar a lo largo de su vida. La identidad se configura como una responsabilidad reflexiva que busca la autonomía del resto y la constante autorrealización y que, además, está abocada a la constante inconclusión debido a la falta de un telos en la modernidad tardía.
Entiende que la felicidad se ha transformado de aspiración ilustrada para el conjunto del género humano en deseo individual. Y en una búsqueda activa más que en una circunstancia estable, porque si la felicidad puede ser un estado, sólo puede ser un estado de excitación espoleado por la insatisfacción. El exceso en los bienes de consumo nunca será suficiente.
La trampa de las redes sociales
Zygmunt Bauman ha criticado el impacto de la redes sociales sobre el individuo en diferentes artículos de prensa publicados poco antes de su fallecimiento. Según este sociólogo, aparentemente, las redes sociales constituyen una herramienta para crear una comunidad propia, pero lo que realmente se genera es una comunidad «sustituta» donde no se necesitan habilidades sociales. Son áreas de confort, donde no hay diálogo real ya que la comunidad creada se realiza a medida del individuo, y por tanto no existe la controversia o el conflicto. Así, su colectivo es seleccionado según necesidad, de forma que es fácilmente escogido o eliminado con un simple clic de ratón y el capital afectivo que se medirá por el «número de contactos» que se tiene en las distintas cuentas de Facebook, Twitter e Instagram, entre otras.
Así, el diálogo en las redes sociales sería un lugar para encerrarse de forma confortable y «escuchar el eco de la propia voz». En la actualidad, pertenecer a una red social puede ayudar a mejorar la sensación de soledad que tiene el individuo, debido al escenario de gran individualización en el que se vive, pero constituyen una verdadera trampa, ya que realmente no hay una mayor sociabilización de la persona.
Bauman, dentro de su concepto de modernidad líquida, distinguirá entre el concepto de grupo y enjambre. Los enjambres, se diferencian de los grupos porque no incluyen herramientas de supervivencia. Se asocian y se dispersan en diversas ocasiones por determinados temas relevantes que van cambiando, atraídos por objetos, variables y en movimiento. Este concepto de enjambre ha sido extrapolado por algunos autores, a la audiencia social que forma Twitter. Los distintos usuarios se comportan como un enjambre social y no como la definición de grupo, uniéndose para acontecimientos muy variados, sin una identidad importante y actúan en el escenario de ese concepto «líquido» que define Bauman.
Por otro lado, a pesar de la utilidad que han tenido algunas redes sociales en distintos movimientos políticos como en la primavera árabe o los indignados, las redes sociales permiten identificar a los disidentes fácilmente por parte del poder. Bauman las califica de «lugares donde la vigilancia es voluntaria y autoinfligida».
Todas estas críticas, se ajustarían a su concepto de «modernidad líquida» donde la integración de la persona se realiza en una sociedad global pero sin identidad fija, obligando a una adaptación continua, por lo que se depende continuamente de la presencia del otro que ratifica nuestra identidad y nos permite «ser vistos».www.wikipedia.org
!HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!
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