MANUEL BERMÚDEZ, ACADÉMICO VENEZOLANO.
MANUEL BERMÚDEZ
Nacido en La Laguna de Perro Seco, San Fernando de Apure, Bermúdez deja tras de sí una obra de gran valor en la docencia y los estudios literarios y de la comunicación. Casado con la Licenciada Tarcila de Bermúdez.
Especialista en Semiótica, un área de la investigación literaria con pocos seguidores en Venezuela.
Supo leer detrás de los signos culturales los códigos de conducta de los venezolanos. Dedicó vastos estudios académicos a la ciencia que analiza los signos y su estructura, y la aplicó no sólo a la crítica literaria, sino también a la política y la cultura popular, en especial las telenovelas.
- Entre sus libros se encuentran:
- Tradición y mestizaje, dos ensayos de aproximación (1974),
- La ficción narrativa en radio y televisión (1980),
- Cecilio Acosta, un signo de su tiempo (1984) y
- Escaneo semiológico sobre textos literarios (2000). Su obra más reciente es
- Enciclopedia rústica de personajes insignificantes de Apure (2007), comentada por el escritor Alberto Hernández en su avenida Crónicas del olvido.
El mismo Hernández recuerda que Bermúdez “fue alumno de Umberto Eco en Roma, profesor del Pedagógico de Caracas y de varias universidades, insigne conferencista, sabio del monte, aprendiz de malandrín a lo Lazarillo de Tormes, entre otros oficios donde el temple y la sabiduría mostraban sus dones”.
Bermúdez trabajó en la década de los 70 en el Ministerio de Educación y se desempeñó como docente en todos los niveles educativos. Su aporte a la enseñanza en el INSTITUTO PEDAGÓGICO DE CARACAS en la investigación de la semiología, y en particular del fenómeno de la telenovela, lo hizo merecedor del reconocimiento público.
También en los 70 fue asiduo de “El Gusano de Luz”, librería regentada por Freddy Cornejo y Néstor Tablante y Garrido en la céntrica avenida México de Caracas, donde alternó con Julio Garmendia —autor del cuento al que aludía el nombre de la librería—, Pedro Francisco Lizardo, Roberto José Lovera de Sola, Augusto Germán Orihuela, Orlando Araujo, Alexis Márquez Rodríguez, Oscar Sambrano Urdaneta, Domingo Miliani y Eduardo Casanova, entre otros.
Secretario de la Academia Venezolana de la Lengua, trabajó ad honorem sobre el cual el escritor y también académico Rafael Arráiz Lucca recuerda: “Sus actas semanales eran piezas literarias, bien escritas, precisas, con esa dicción particular que él tenía. Lo estimé muchísimo, desde hace muchos años en la universidad. Tuvo una vida plena, con su familia y legiones de alumnos. Una vida muy útil y muy bonita, digna de aplaudir y celebrar”.
En su discurso de incorporación a la Academia, en 2002, Bermúdez “intentó representar una situación de formal chateo académico entre él y su antecesor en el sillón Letra E de esa institución, el profesor Augusto Germán Orihuela, sesión de chateo en la que participó además el poeta español Rafael Alberti”, según cuenta el también académico Luis Barrera Linares.
“Entre varios aspectos de sumo interés para el estudio del tema, Bermúdez decía en un estilo jocoso lo siguiente: ‘A un óvulo de la cibernética lo fecundó un e-mail secreto de @.com y en la matriz energética de la utopía americana, nació Internet’ ”.
“Entre varios aspectos de sumo interés para el estudio del tema, Bermúdez decía en un estilo jocoso lo siguiente: ‘A un óvulo de la cibernética lo fecundó un e-mail secreto de @.com y en la matriz energética de la utopía americana, nació Internet’ ”.
Bermúdez dirigió un Departamento de Estudios Semióticos en el canal televisivo Radio Caracas Televisión (RCTV) para el seguimiento de la telenovela. Allí trabajó por más de quince años, asesorando al programa “Concurso Millonario” o analizando los textos de telenovelas y series culturales como el ciclo de adaptaciones de los cuentos de Rómulo Gallegos o las producciones del dramaturgo José Ignacio Cabrujas.
Aunque destacó por sus méritos como investigador, Bermúdez será siempre recordado por su personalidad humilde y su conversación ocurrente, que le permitía transformar sus diálogos informales en agradable cátedra signada por la sabiduría, de la que nunca estuvo ausente los refranes llaneros y su refinado sentido del humor.
Manuel Bermúdez falleció de un infarto, la mañana de un martes 15 de diciembre a los 82 años, en el Centro Médico Docente de La Trinidad, en Caracas. Sus restos fueron sepultados el miércoles 16 en el Cementerio del Este de la capital venezolana. Paz a sus restos. www.eglycolinamarin.com,Fuentes: El Nacional • El Universal • Literanova • RCTV
¡HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuy interesante el escrito sobre este venezolano, dejo un incalculable legado en el uso de la lengua y su visión casi infrarroja para las palabras y su uso. Muchos crecimos apreciando sus done que mostraba en algunas entrevistas hechas a él. Para otros pasóo desapercibido. Ciertamente su muerte fue un hecho, pero considero que, para la composición de este pequeño homenaje en un Blog, resulta muy cercenante la manera en que se hace el cierre. Tómese como un aporte, por favor. Saludos.
ResponderEliminarHabía algo deliciosamente tensatorio en este señor —sobre todo en su forma de hablar, en esa cadencia medio frenada de hablar como habla un poeta consumado tipo — que, igual que te atraía lo mismo te exasperaba... A Manuel Bermúdez yo no sé por qué lo relaciono siempre con el escritor, ensayista y profesor universitario, Alexis Márquez Rodríguez... creo que ambos están relacionados con «El libro de las groserías, o, la pendejada de saber un idioma y no poder hablarlo» de Misael Salazar Léidenz. / La forma como Bermúdez te explicaba de dónde venía una palabra —hija de otra— era sencillamente una delicia... ¡¡Uno quedaba en éxtasis!! je, je, je, je ¡Lástima que nunca me dio clases!
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