JUAN MANUEL SANTOS*****

                                               Juan Manuel Santos                                       


 Juan Manuel Santos Calderón nació el 10 de agosto de 1951 en Bogotá (Colombia), en una familia de políticos influyentes. Su tío abuelo, Eduardo Santos fue presidente de Colombia entre 1938 y 1942, y su primo Francisco Santos Calderón se desempeñó como vicepresidente (2002-10) en las presidencia de Álvaro Uribe Vélez. La familia también fundó El Tiempo, uno de los más grandes periódicos del país.

  Santos asistió a la Escuela Naval de Cartagena antes de viajar a Estados Unidos para estudiar un BA en Economía y Negocios de la Universidad de Kansas (1973). Después de graduarse, encabezó la delegación de Colombia ante la sede londinense de la Organización Internacional del Café. Mientras estuvo en Londres, obtuvo una maestría en economía, desarrollo económico, y administración pública de la Escuela de Economía de Londres. Añadió otra maestría en administración pública de la Universidad de Harvard (1981), antes de regresar a Colombia para trabajar como redactor en El Tiempo, donde sus reportajes le valieron varios reconocimientos

 En 1991 Santos se convirtió en ministro de comercio exterior del Presidente César Gaviria Trujillo. Dos años más tarde fue nombrado designado a la presidencia, cargo que luego fue integrado a la oficina del vicepresidente. En 1994, fue parte de un equipo de negociadores que intentó llegar a un acuerdo de paz con las FARC, activas en Colombia desde la década de 1960. Fue líder del Partido Liberal Colombiano a finales de 1990, y de 2000 a 2002 se desempeñó como ministro de Hacienda y Crédito Público en el gabinete del Presidente Andrés Pastrana Arango.

 En 2005 ayudó a fundar el Partido Social de Unidad Nacional, una coalición de legisladores y funcionarios de diversos partidos que apoyaron un programa del presidente Uribe que incluía medidas de austeridad y fuertes leyes antiterroristas. Santos se incorporó gabinete de Uribe como ministro de Defensa en 2006, e intensificó la campaña militar del gobierno contra las FARC. Una controversial huelga en territorio ecuatoriano en marzo de 2008 mató a un importante líder de las FARC y varios de sus subordinados, provocando un conflicto diplomático con el vecino occidental de Colombia. 

  Cuatro meses más tarde Santos supervisó la Operación Jaque, una operación de inteligencia que llevó al dramático rescate de 15 secuestrados en poder de las FARC, incluyendo la política colombiana Ingrid Betancourt. Estos dos eventos, junto con la muerte por un ataque al corazón del fundador de las FARC, Manuel Marulanda Vélez en marzo de 2008, asestaron un golpe devastador para el movimiento, al revelar que la policía y unidades del ejército paramilitares habían matado a cientos de civiles haciéndolos pasar por rebeldes para inflar el número de bajas durante las campañas antiguerrilla. Por este asunto Santos despidió a decenas de oficiales, pero los grupos de derechos humanos criticaron la demora del gobierno en llevar a los responsables ante la justicia.

 Santos renunció a su puesto en el gabinete en 2009 para presentarse como candidato a la presidencia. Su promesa de continuar con las políticas de Uribe, que constitucionalmente no podía presentarse para un tercer término, resultó popular entre los votantes. Recibió el 47 por ciento de los votos en la primera ronda de votación en mayo de 2010, y en la segunda ronda, celebrada el 20 de junio, se aseguró el 69 por ciento de los votos en una victoria aplastante. Santos asumió el cargo el 7 de agosto de 2010.

  Sin embargo, el logro más notable de-la administración de Santos fue su éxito en llevar a las FARC a la mesa de negociación. Por tercera vez en la historia de Colombia, el gobierno inició negociaciones directas de paz, que comenzaron en 2012 en Oslo y continuaron en La Habana. El inicio de las conversaciones incrementó su popularidad en aproximadamente un 60 por ciento de aprobación popular.

 Las conversaciones prosiguieron en 2013, sin un cese del fuego bilateral, pero sin embargo, continuaron sido objeto de fuertes críticas de los sectores conservadores de la sociedad colombiana, entre ellos el ex presidente Uribe. El apoyo popular oscilaba a medida que algunos de los principales puntos de desacuerdo se hicieron públicos, incluyendo la potencial participación en la política de los actuales miembros de la guerrilla, la posibilidad de reescribir la constitución, una eventual consulta popular en el acuerdo de paz y la amnistía que podría ser concedida a la guerrilla. Las conversaciones estuvieron en el centro de la elección presidencial de 2014, que Santos ganó en una segunda vuelta ene junio, capturando alrededor del 51 por ciento de los votos y derrotando al derechista Oscar Ivan Zuluaga

 Mientras, las conversaciones produjeron acuerdos en tres de los cinco puntos principales de la agenda fijada por las partes en la negociación, pero las conversaciones fueron suspendidas por el gobierno a mediados de noviembre cuando un oficial de alto rango del ejército fue secuestrado (junto con otras dos personas) por el grupo guerrillero. En los primeros dos tercios de 2015 se produjo una interrupción de ese alto el fuego, junto con el inicio de otro alto el fuego de las FARC  y, el 23 de septiembre, en una reunión en la Habana entre los representantes de Santos y las FARC, se anunció que se había acordado llegar a un acuerdo de paz final dentro de los siguientes seis meses.
 Sólo dos días antes, reunidos en Ecuador, Santos y el presidente venezolano Nicolás Maduro habían comenzado la normalización de las relaciones entre sus dos países, deterioradas a mediados de agosto, cuando Venezuela cerró su frontera con Colombia. El gobierno venezolano también había deportado a unos 1.500 colombianos a la que acusó de estar implicado en el contrabando de productos venezolanos subvencionados, para su venta en Colombia.

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A pesar de que el tratado final de paz entre el Gobierno y las Farc no se había concretado para la fecha establecida, el 23 de junio de 2016, Santos estaba de nuevo en La Habana, esta vez para encontrarse con el líder de las FARC, Rodrigo Londoño, para firmar un acuerdo permanente de alto el fuego. 

 Las esperanzas de las negociaciones y un futuro de paz se vieron impulsados menos de una semana más tarde, cuando, a pesar del fracaso del referéndum, el comité Nobel sorprendentemente le otorgó el Premio de la Paz por sus esfuerzos para poner fin a la guerra. En respuesta al anuncio del premio, Santos expresó:

"Estoy de todo corazón infinitamente agradecido por esta distinción honorífica. Acepto no en mi nombre, sino en nombre de todos los colombianos, especialmente los millones de víctimas de este conflicto que hemos sufrido durante más de 50 años. Es por las víctimas y para que no haya una sola víctima nueva, ni una sola nueva baja, que debemos reconciliarnos y unirnos para culminar este proceso y empezar a construir una paz estable y duradera"

               !HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!

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