PERUGINO *****

                                     Pietro Perugino

Ir a la navegaciónIr a la búsquedaPietro Perugino
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  Pietro di Cristoforo Vanucci, llamado El Perugino fue un pintor cuatrocentista italiano, en transición hacia el http://Alto Renacimiento. Nacido  en Città della Pieve, y   el año 1448- y muere en Fontignano, en febrero o marzo del año 1523. 

  El apodo de Il Perugino («el Perusino») proviene de su natal Perugia (en español, Perusa). Sus dos influencias fundamentales fueron Piero della Francesca y el Verrocchio, aunque filtrados por los modos suaves de la pintura umbra, de cuya escuela fue líder. 

 Fue titular de dos activísimos talleres contemporáneos, uno en Florencia, otro en Perugia. Su fama se vio oscurecida por la de su alumno más prestigioso, Rafael.

   Nació con el nombre de Pietro Vannucci en Città della Pieve, Umbría, hijo de Cristoforo Vannucci. Contrariamente a lo que afirma Vasari, la familia Vannucci era una de las más importantes y ricas del Castel della Pieve. La fecha de nacimiento es desconocida y, a través de las menciones que hacen Vasari y Giovanni Santi de la edad de su muerte, se hace oscilar entre el 1445 y el 1452. ​No se conoce ninguna producción juvenil en su ciudad de origen. Su formación, después de un primer contacto con la realidad artística perusina, procede, según lo que escribe Giorgio Vasari, con el estudio de las grandes obras de Piero della Francesca como el Políptico de San Antonio (1459-1468) que estaban diseminadas en Umbría, las Marcas y la Toscana, asumiendo su luz y monumentalidad características, integrando la arquitectura rigurosa y los personajes.​ 

 De Piero della Francesca tomó de Vannucci la armonía entre la superficie y el volumen del cuadro. Perugia era en aquella época una vital ciudad artística, en donde trabajaron, además de Piero, Domenico Veneziano, Beato Angélico y Benozzo Gozzoli. Con estos ejemplos los pintores locales, entre los cuales destacaba Benedetto Bonfigli, desarrollaron una pintura luminosa y ornamentada, con una narración fluida.

  Las primeras experiencias artísticas umbras de Pietro Vannucci se apoyan probablemente en talleres locales como las de Bartolomeo Caporali y Fiorenzo di Lorenzo,​ y el entorno del taller del mencionado Benedetto Bonfigli.

  Pietro tuvo una primera estancia en Florencia cuya fecha no está fijada con seguridad; algunos lo sitúan en el año 1470, otros retrasan la fecha hasta el año 1479. Un documento lo sitúa de regreso a Città della Pieve para pagar la tasa de vino, tras la muerte del padre. 

  Pronto debió regresar a Florencia, donde, según el testimonio de Vasari, trabajó en el centro más importante de formación de jóvenes talentos existente entonces, el taller de Andrea Verrocchio, donde se practicaba la pintura, la escultura y la orfebrería. Allí trabajó codo a codo con jóvenes talentos como los de Leonardo da Vinci, Domenico Ghirlandaio, Lorenzo di Credi, Filippino Lippi y, sobre todo el poco más que coetáneo Botticelli, que el Anónimo Magliabechiano (hacia 1540) citó, quizá con demasiado énfasis, como directo maestro de Perugino. 

 La formación artística en Florencia se basaba entonces sobre todo en la práctica del dibujo del natural, considerado una actividad fundamental de cualquier práctica artística, lo que llevaba a profundos estudios anatómicos, a menudo con el estudio directo de cadáveres diseccionados. Por la asidua atención a los aspectos gráficos, la escuela florentina de la época estaba muy atenta a la línea de los contornos, que venía ligeramente marcada. ​ Allí, el joven pintor se familiarizó, con los nuevos planteamientos sobre el tratamiento del cuerpo y el espacio; Verrocchio le aportó naturalismo y los modos lineales.

  Para el año 1472 había concluido su aprendizaje, que en los estatutos de las artes de la época estaba fijado en no menos de nueve años, por lo que el Perugino se inscribió en la Compagnia di San Luca en Florencia con el título de «dipintore», por lo tanto ya podía trabajar de manera autónoma.​

Primeras obras

   El Perugino fue uno de los primeros que utilizó en Italia la pintura al óleo. La primera actividad del Perugino se ha reconstruido solo a base de comparaciones estilísticas. Se consideran como primeras obras aquellas en las que es más fuerte la búsqueda de expresión a través del dibujo lineal, de clara ascendencia florentina, mientras poco a poco se van situando en años posteriores aquellas obras donde se comienza a manifestar una transición hacia el estilo «moderno», basado en una mayor pureza formal, con atención a la armonía compositiva y un uso más mórbido y difuminado de los colores, que se afirmó después en la Roma de Julio II y de León X.

   De hecho a Perugino se atribuye este logro, recogido y desarrollado por los grandes maestros posteriores que vivieron a caballo entre los siglos XV y XVI.​

  •  Una primerísima obra es la Virgen con Niño (Madonna Gambier Parry​) del Courtauld Institute of Art de Londres, donde se evidencia las influencias de su primera producción: 
  • importación frontal y atenta al volumen derivada de Piero de lla Francesca, 
  • simplicidad de la decoración, 
  • claroscuro neto al estilo de Verrocchio; 
  • la técnica y la tipología del rostro de la Virgen se demuestra una influencia flamenca, mientras se encuentran ya los elementos que se convertirían en típicos de su arte, como el ritmo con cadencia de la pose y los gestos y el sentido melancólico que invade todo el cuadro.

San Bernardino

       Perugino regresó de Florencia a Perugia, donde su formación florentina se muestra en obras de juventud como las Escenas de la vida de San Bernardino, que le encargaron en el año 1473 los franciscanos de Perugia, muy empeñados en difundir el culto a san Bernardino de Siena (canonizado en el año 1450). Se pintaron ocho tablillas, hoy dispersas, en las que intervinieron varios artistas, reconociéndose la intervención de Perugino las dos tablillas de mejor calidad: la del Milagro del niño nacido muerto y, sobre todo, la de San Bernardino sana a una muchacha

  En ella, la arquitectura monumental y decorada, prevalece sobre las pequeñas figuras humanas, y predomina una luz tersa y nitidísima que procede de Piero della Francesca, con influencia de la escuela de Umbría.

  En el año 1478 siguió trabajando en Umbría, pintando los frescos de la capilla de la Magdalena en la iglesia de Santa María Assunta, iglesia parroquial de Cerqueto, en los alrededores de Perugia, donde quedan solo fragmentos. La obra, por cuanto en una realidad provincial, testimonia su creciente notoriedad, con encargos de notable complejidad decorativa. Queda un fragmento de San Sebastián entre los santos Roque y Pedro, el primer ejemplo conocido del santo traspasado por las flechas que se convierte en uno de los temas más apreciados de su producción, que pintó tanto en frescos como al óleo; se trata de un tema que permitía representar un desnudo masculino, joven y bello, con una excusa religiosa. La obra sirvió de modelo para numerosas réplicas para la devoción privada, pudiendo citarse entre los más conocidos los de Estocolmo y San Petersburgo

  En el San Sebastián del Museo Nacional de Estocolmo puede apreciarse un paisaje nórdico típicamente umbro (h. 1490); el San Sebastián del Ermitage (h. 1495) resulta atípico en la medida en que solo hay una flecha, en la que además aparecen unas palabras en latínPETRUS PERUSINUS PINXIT («Pietro Perugino ha pintado»).

   También, de esta época son varias Vírgenes o Madonnas que se encuentran diseminadas en numerosos museos europeos. Muchas de ellas, habían sido atribuidas durante largo tiempo al Verrocchio. En todas ellas se van a mezclar las influencias recibidas de sus dos maestros, Piero della Francesca y el Verrocchio.

En Roma

   Como había alcanzado una fama notable, alrededor del año 1479, Sixto IV lo llamó a Roma, donde pintó el ábside de la capilla de la Concepción, en el coro de la Basílica vaticana; esta obra quedó destruida en el año 1609 cuando se emprendió la reconstrucción de la basílica. De los documentos del archivo se sabe que el ciclo representaba la Virgen con el Niño en una mandorla, rodeada por los santos Pedro, Pablo (en el acto de presentarle al papa Sixto), Francisco y Antonio de Padua.

Tuvo tal éxito que el Papa le encargó poco después que decorase los muros de la Capilla Sixtina. Se reunieron, a partir del verano del año 1481, un grupo de los mejores pintores florentinos entre los que estaban Botticelli, Ghirlandaio y Cosimo Rosselli, con sus respectivos colaboradores. Se trataba de una obra de conjunto en la que los pintores tenían que respetar unas convenciones comunes de manera que el resultado fuera homogéneo: una común escala de dimensiones, una misma estructura rítmica, idéntica representación paisajística, una sola gama cromática y acabados en oro de manera que la pintura resplandeciera a la luz de las antorchas y las velas. De su intervención se conservan Retratos de papas, Vuelta de Moisés a Egipto y circuncisión de Eliezer (a menudo atribuida a Luca Signorelli), el Bautismo de Cristo (la única obra firmada de toda la capilla) y, en 1481-82, la celebérrima Entrega de las llaves a San Pedro, posiblemente la obra más conocida del Perugino y una de las obras maestras de la pared norte de la Sixtina. En el centro de la composición se encuentra Jesucristo entregando las llaves a un san Pedro arrodillado; a ambos lados se distribuyen los apóstoles y otros personajes. En segundo plano están representados los episodios del pago del tributo, a la izquierda y a la derecha de la intentada lapidación de Cristo, a lo que se refiere la inscripción superior: CONTURBATIO IESU CHRISTI LEGISLATORIS.

  Perugino, que tenía como colaborador a Pinturicchio, era uno de los más jóvenes del grupo pero, obtuvo pronto una posición preeminente en el grupo de trabajo, asumiendo la dirección. Esto, demuestra el favor que iba encontrando su arte hecha de una innovadora interpretación del clasicismo, mostrando la influencia de Piero della Francesca en la aplicación de la perspectiva y en lo solemne de la composición, frente a la concepción puramente dibujística de Botticelli o de la estructura sólida y robusta de Ghirlandaio.

  En la zona derecha del altar pintó un retablo fingido, con el tema de la Asunción y el papa arrodillado como comitente, obra más tarde destruida para hacer hueco al Juicio Final de Miguel Ángel junto con otros dos recuadros sobre la misma parte, dedicadas al Nacimiento y hallazgo de Moisés y al Nacimiento de Cristo

El apogeo

Después de realizar los frescos en la Capilla Sixtina, el Perugino volvió a Florencia, donde trabajó principalmente entre 1486 y 1499 aunque en este período hizo un viaje a Roma y varios a Perugia.  Los personajes que creaba de fantasía tienen una elegancia refinada y una mórbida dulzura pictórica.

    De esta época son sus mejores retratos, en los que demostraba un espíritu agudo de observación analítica, capaz de indagar incluso la psicología.

Florencia

   Su taller de Florencia recibió gran número de encargos. Su obra adquiere una mayor madurez, con amplias composiciones insertadas en grandes espacios abiertos. En el año 1483 participó en el más ambicioso programa decorativo preparado por Lorenzo el Magnífico, la decoración de la villa di Spedaletto, en los alrededores de Volterra, donde se reunieron los mejores artistas florentinos de la época: Sandro Botticelli, Domenico Ghirlandaio, Filippino Lippi y Perugino. Las escenas, que tenían un carácter mitológico, se perdieron por completo. Aproximadamente en 1485 realizó el Tríptico Galitzin.

   La crisis desatada a la muerte de Lorenzo el Magnífico, con el restablecimiento de la República florentina enfervorizada por los sermones de Jerónimo Savonarola probablemente le afectaron solo indirectamente. Resultó entonces el pintor ideal de un lenguaje devocional hecho de formas simples, pero todo junto aún armonioso y bello, no austero.

    En Florencia se casó con Chiara Fancelli en 1493, modelo para tantas de sus Vírgenes. Para entonces su taller florentino superaba en fama incluso a los de los mejores pintores locales, como Sandro Botticelli, Filippino Lippi y Domenico Ghirlandaio, recibiendo incluso pedidos de otros principados a los que su fama se iba extendiendo.

   

   Es ejemplo de su estilo suave, La Virgen con el Niño y dos santas (h. 1493-95), realizada para al tiempo que el perugino trabajaba en la iglesia de San Pedro en Perugia, estando Rafael en su taller, y que hoy se conserva en el Kunsthistorisches. De 1493 a 1496 pintó al fresco la Crucifixión para el cabildo de Santa Maria Maddalena dei Pazzi (Florencia). 

   De entre 1494 y 1495 es la Piedad para el convento florentino de monjas de Santa Clara, obra que actualmente se encuentra en la Galería Palatina del Palacio Pitti, una obra atípicamente descarnada que elude la piedad de Perugino, a veces demasiado fácilmente sentimental. Al año 1500 corresponde el Retablo de Vallombrosa, hoy en la Galería de la Academia.

Perugia.

 Del taller de Perugia salieron numerosas obras maestras. Entre finales del año 1495 y 1496, el Retablo de los Decenviros, así llamado por ser un encargo de los decenviros de Perugia para la capilla del Palacio Público. De este retablo se conserva en la Pinacoteca Vaticana la Virgen con el Niño y los santos Lorenzo, Ludovico de Tolosa, Herculano y Constancio (1495-1496).

 La cronología no está clara, pero parece que el encargo que data de 1496 pero que no debió estar acabada hasta 1499. Filippino Lippi murió sin realizar el encargo y el propio Perugino tampoco lo acabó, y tuvo que completarse con dos tablas de Albertinelli. Hoy está desarmado y disperso entre diversos museos: la única porción en la Cartuja es Dios Padre con querubines

   Mención especial merece la obra maestra, muy alabada por sus contemporáneos, realizada en la Sala del Cambio de Perugia. En 1496 la cofradía del cambio (cambistas o banqueros) de Perugia le pidió que decorara su sala de audiencias (sala dell'udienza). Perugino fue responsable de los dibujos y sus alumnos muy probablemente fueron los que lo ejecutaron.  

   Añadió su autorretrato en forma de busto en la media pilastra de la sala, con unas palabras en las que él mismo se define como Petrus Perusinus egregius pictor, y está datada AD MD (1500 A.D.. En esta obra el pintor lleva al máximo sus posibilidades expresivas. Traspone los conceptos literarios, humanísticos y clásicos son traspuestos en imágenes armónicas y serenas, rítmicamente alternadas en una progresión que recuerda a la composición musical. Los colores son brillantes pero sabiamente armonizados. 


   Exiliado de los grandes centros artísticos, Perugino trabajó en los pequeños centros de la Umbría, donde su estilo aún se apreciaba. Se produjo no obstante un progresivo empobrecimiento de su arte, que reiteraba composiciones previas con más éxito. 

    La última producción de Perugino está ligada sobre todo a frescos devocionales en pequeñas ciudades de la Umbría: la Piedad de Spello y la Adoración de los Pastores para la Madonna delle Lacrime en Trevi (1521, firmada y datada), cuya Virgen fue repetida incluso en la Virgen en el trono siempre en Spello y en la Virgen con Niño en el oratorio de la Anunciada en Fontignano, alrededor de Perugia, su última obra.

    Aún estaba en Fontignano cuando murió por la peste. Como otras víctimas, fue enterrado de manera precipitada en un terreno no consagrado. www.wikipedia.org


                   !HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!














    

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