JULIO CORTÁZAR

                                                                      JULIO CORTÁZAR

   Julio Florencio Cortázar fue un escritor, profesor y traductor argentino; este último oficio lo desempeñó, entre otros, para la Unesco y varias editoriales. 
Nacido en Ixelles,(Ixelles (en francés) o Elsene (neerlandés) es uno de los diecinueve municipios de la Región de Bruselas-Capital) el 26 de agosto de 1914- y fallecido en París, el 12 de febrero del año 1984. ​Sin renunciar a su nacionalidad argentina, optó por la nacionalidad francesa en 1981, en protesta contra el régimen militar argentino.​
  Considerado uno de los autores más innovadores y originales de su tiempo, fue maestro del cuento, la prosa poética y la narración breve en general y fue también creador de importantes novelas las cuales inauguraron una nueva forma de hacer literatura en el mundo hispano, pues rompieron los moldes clásicos mediante narraciones que escapan de la linealidad temporal. Debido a que los contenidos de su obra transitan en la frontera entre lo real y lo fantástico, suele ser puesto en relación con el realismo mágico e incluso con el surrealismo.​Es considerado exponente central del boom latinoamericano junto a escritores como Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa.​
  Vivió hasta los cuatro años en Bélgica, Suiza y España; tiempo después su familia volvió a la Argentina, donde Cortázar residiría hasta 1951, año cuando se estableció en Francia, país en el que ambientó algunas de sus obras y vivió el resto de su vida​.

                 Interés político, reconocimiento internacional y viajes a Nicaragua

La Revolución cubana, me mostró de una manera cruel y que me dolió mucho el gran vacío político que había en mí, mi inutilidad política. Los temas políticos se fueron metiendo en mi literatura.​
     En 1963, Cortázar visitó Cuba invitado por Casa de las Américas para hacer de jurado en un concurso. A partir de entonces, ya nunca dejó de interesarse por la política latinoamericana. Durante esa visita también conoció personalmente a José Lezama Lima, con quien se escribía desde 1957, y cuya amistad se mantuvo hasta la muerte de este. En ese mismo año aparece la que sería su mayor éxito editorial y le valdría el reconocimiento de ser parte del boom latinoamericano: la novela Rayuela, la cual se convirtió en un clásico de la literatura en español.​
   Los derechos de autor de varias de sus obras fueron donados para ayudar a los presos políticos de varios países, entre ellos los de Argentina. En una carta a su amigo Francisco Porrúa de febrero de 1967, confesó: «El amor de Cuba por el Che me hizo sentir extrañamente argentino el 02 de enero, cuando el saludo de Fidel en la plaza de la Revolución al comandante Guevara, allí donde este, desató en 300.000 hombres una ovación que duró diez minutos».
  En noviembre de 1970, viajó a Chile, donde se solidarizó con el gobierno de Salvador Allende y pasó unos días en Argentina para visitar a su madre y amigos.
  Al año siguiente, junto a otros escritores cercanos —Mario Vargas Llosa, Simone de Beauvoir, Jean-Paul Sartre—, se opuso a la persecución y arresto del autor Heberto Padilla, desilusionado con la actitud del proceso cubano. En mayo de 1971 reflejó su sentir ambivalente hacia Cuba en «Policrítica en la hora de los chacales», poema publicado en Cuadernos de Marcha y reproducido después por Casa de las Américas​A pesar de ello, siguió de cerca la situación política de Latinoamérica. En noviembre de 1974 fue galardonado con el Médicis étranger por Libro de Manuel y entregó el dinero del premio al Frente Unificado de la resistencia chilena. 
  ​Ese año fue miembro del Tribunal Russell II reunido en Roma para examinar la situación política en América Latina, en particular las violaciones de los Derechos Humanos. Fruto de esa participación fue el cómic editado posteriormente en México Fantomas contra los vampiros multinacionales, que Gente Sur editó en 1976.​También, en 1974, junto a otros escritores tales como Borges, Bioy Casares y Octavio Paz, pidieron la liberación de Juan Carlos Onetti, apresado por deliberar como jurado en favor del cuento El guardaespaldas de Nelson Marra, y cuyo encarcelamiento le significó secuelas traumáticas.
Según una investigación durante la dictadura militar, el 29 de agosto de 1975, la DIPPBA (Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires) creó el legajo número 3178 con una ficha que contenía seis datos: apellido (Cortázar), nombre (Julio Florencio, el segundo escrito a mano alzada), nación (Argentina; Francia), localidad, profesión (escritor) y antecedentes sociales o entidad: «Habeas». La ficha del escritor fue hallada entre otras 217 000 fichas personales, revelando una persecución en su contra.​
  En 1976, viajó a Costa Rica en donde se encontró con Sergio Ramírez y Ernesto Cardenal, emprendiendo un viaje clandestino hacia la localidad de Solentiname en Nicaragua. Este viaje lo marcó para siempre y fue el comienzo de una serie de visitas a ese país. Luego del triunfo de la revolución sandinista, visitó reiteradas ocasiones Nicaragua y siguió de cerca el proceso y la realidad tanto nicaragüense como latinoamericana. Estas experiencias dieron como resultado una serie de textos que serían recopilados en el libro Nicaragua, tan violentamente dulce.

                                      Últimos años y fallecimiento

    En agosto de 1981 sufrió una hemorragia gástrica y salvó su vida de milagro, pero eso no le impidió dejar de escribir. Poco después, el presidente François Mitterrand le otorgó la nacionalidad francesa. Dos años más tarde, en 1983, vuelta la democracia en Argentina, Cortázar hizo un último viaje a su patria, en donde fue recibido por sus admiradores, quienes le pararían en la calle o bien le pedirían autógrafos, en contraste con la indiferencia de las autoridades nacionales —el presidente Raúl Alfonsín, por consejo del actor Luis Brandoni (según el escritor Osvaldo Soriano) se negó a recibirlo—.​ 
   Carol Dunlop había ya fallecido el 2 de noviembre de 1982, sumiendo a Cortázar en una profunda depresión. El 12 de febrero de 1984, a causa de una leucemia, Cortázar falleció. Sin embargo, en 2001, la escritora uruguaya Cristina Peri Rossi afirmó en su libro sobre el escritor que creía que la leucemia había sido provocada por el sida, virus que Cortázar habría supuestamente contraído durante una transfusión de sangre en mal estado en el sur de Francia.
  Dos días después, fue enterrado en el cementerio de Montparnasse, en la tumba donde yacía Carol Dunlop. La lápida y la escultura fueron hechas por sus amigos: los artistas Julio Silva y Luis Tomasello.​ A su funeral asistieron muchos amigos, así como sus ex-parejas Ugné Karvelis y Aurora Bernárdez.​ Esta última, lo atendió durante sus últimos meses, tras el fallecimiento de Dunlop.

Legado

  • En Buenos Aires lleva su nombre la plaza Cortázar ―antes, plaza Serrano―, situada en la intersección de las calles Serrano, Jorge Luis Borges y Honduras (en el barrio Palermo Viejo).
  • Una calle del Barrio Rawson (Espinosa) cambió su nombre debido a que el escritor vivió en el lugar algunos años antes de marcharse a París. ​.
  • El puente Cortázar, situado sobre la avenida San Martín, en el barrio de Agronomía (en la ciudad de Buenos Aires), se nombró así por la misma razón.
  • Varias instituciones educativas llevan su nombre:
   Durante 2014, con motivo de los cien años desde su nacimiento, como homenaje se publicaron libros y realizaron exposiciones sobre el autor en diversos países.​ En la Plaza Libertador de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires se inauguró un monumento en su honor.
  Su obra ha sido traducidas a varios idiomas. Rayuela cuenta con traducciones en 30 idiomas diferentes.​En China aparecieron versiones en mandarín de la pluma del académico Fan Yan. www.wikipedia.org

             !HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!

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