PEDRO EMILIO COLL


                                                                                   PEDRO EMILIO COLL

Pedro Emilio Coll nació en CaracasVenezuela el 12 de julio de 1872 y falleció en la misma ciudad el 30 de marzo de 1947. 

Periodista escritor, ensayista, político y diplomático fundador de la revista Cosmópolis.

Se le reconoce como uno de los principales promotores del modernismo literario de Venezuela. Fue cónsul de Venezuela en Southampton entre 1897 y 1899 donde aprovechó para trabajar con la revista Mercure de France encargándose de la sección Letras Hispanoamericanas. 

En 1911 se le incorporó como Individuo de Número de la Academia de la Lengua y en 1934 ingresó como Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, Numerarios de la Academia Nacional de la Historia. Era hijo de Emilia Núñez Márquez y Pedro Coll Otero, un tipógrafo y editor, propietario de la Imprenta Bolívar, que contagió a su hijo el virus literario. El propio Coll solía recordar además a su vieja aya Marcolina, quien le habría llenado la cabeza de niño con toda suerte de cuentos infantiles.

Después de estudiar en el colegio La Paz, dirigido por Guillermo Tell Villegas, dejó inconclusos sus estudios universitarios para lanzarse a la aventura de una carrera literaria.

La revista Cosmópolis lo condujo lógicamente a El Cojo Ilustrado, donde entre 1895 y 1907 publicó, con seudónimos como Juan de Caracas y A.R. Lequín, sus primeros cuentos, entre los cuales estaba el famoso El diente roto. También tentado por el ensayo y el articulismo, recopiló en Palabras (1896), dedicado al arte y la educación, sus primeras incursiones en estos géneros, aparecidas en Cosmópolis.

Como casi todos los escritores venezolanos de su generación, halló en la carrera diplomática un alivio económico y un método seguro para viajar fuera del país y entrar en contacto con la cultura europea. Recién casado con Paulita Borges Delgado, en 1897 partió al Reino Unido residiendo en Londres y París. En esta ciudad, tuvo a su cargo la sección "Letras Hispanoamericanas" de la prestigiosa revista Mercure de France.

Esta pasantía le permitió convertirse en uno de los más conocidos críticos del modernismo hispanoamericano, y su estadía en la capital gala lo llevó a conocer al católico ultraconservador Maurice Barrès. Por otra parte, su contacto con el Reino Unido le permitió descubrir la obra de Oscar Wilde, influencia directa que trasluce su segundo libro de ensayos, El castillo de Elsinor (1901).

De regreso a Venezuela en julio de 1899, aceptó un cargo directivo en el Ministerio de Fomento. Durante la dictadura de Juan Vicente Gómez desempeñó diversas funciones en la administración pública, algunas de relieve, como el Ministerio de Fomento (1913) y la Secretaría de Instrucción Pública. 


A pesar de la guerra en Europa, aceptó representar a Venezuela como cónsul general en París (1915) y secretario de la legación en Madrid (1916-1924). En estos años reanudó su amistad con Rufino Blanco Fombona, quien reeditó sus dos libros en la Editorial América.


Una vez más de vuelta en Caracas, en 1923, fue fiscal de bancos y senador por el estado Anzoátegui (1924-1926), antes de asumir la presidencia del Congreso Nacional. En 1927 regresó a Madrid como inspector de consulados y dio a la imprenta otro libro de ensayos, La escondida senda(1927), en el que se aparta de los temas literarios para abordar temas históricos. FUENTE:wikipedia.org- vidaybiografias.

             ¡HONOR A QUIEN HONOR MERECE!






































































































































































DON PEDRO EMILIO COLL:
Fue asiduo colaborador de El Cojo Ilustrado en donde publicó sus cuentos, el más emblemático de los cuales es El diente roto en el que narra la historia de Juan Peña, un niño que de "granuja y pendenciero" pasó a ser "hombre sabio y profundo"

...Todo sucedió a consecuencia de una pedrada que le partió un diente, lo que hizo que constantemente se lo rozara con la lengua, sumiéndose en lo que parecía ser una profunda meditación. Este cambio de actitud, dejó estupefactos a propios y ajenos que lo achacaron, como lo determinara el médico que lo examinó, que se trataba de "un filósofo precoz, un genio tal vez"

El diagnóstico caló y Juanito pasó su vida en medio de libros abiertos de cuyo contenido ni se enteró. Fue diputado, académico, ministro y estaba a punto de ser electo presidente, cuando lo sorprendió la muerte.

Se decretó duelo nacional, se pronunciaron sentidas elegías y el pueblo lloró al hombre que pasó la vida sin pensar, acariciando su diente roto.

Así lo escribió Pedro E. Coll, pero este, es sólo un cuento y, por supuesto, cualquier parecido con la vida real es pura coincidencia.(Fuente, biografías)



Pedro Emilio Coll 
desempeñó como funcionario de las legaciones del Reino Unido, España y Francia y ejerció los cargos de Ministro de Fomento, Secretario de Instrucción Pública, Fiscal de Bancos, Senador y Presidente del Congreso Nacional. En 1911 fue electo individuo de número de la Academia Nacional de la Lengua y en 1934 de la Academia Nacional de la Historia.





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