JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ CISNEROS***** (PARTE I)

                                        JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ CISNEROS


   José Gregorio Hernández Cisneros, OFS, nace en  Isnotú, 26 de octubre de 1864-  fallece en Caracas, el 29 de junio de 1919.,

   Fue un médico, científico, profesor, filántropo, de vocación católica, y franciscano seglar venezolano,​ declarado beato por la Iglesia católica.​ Ha sido venerado por hispanohablantes alrededor del mundo, su canonización está en marcha.

  En 1949, la Iglesia católica comenzó el proceso de canonización para declararlo santo.​ En 1986, el papa Juan Pablo II reconoció sus virtudes heroicas y lo declaró «venerable».​ El proceso se renovó el 18 de enero de 2021, luego de un milagro atribuido al Dr. José G Hernández por la Iglesia católica en San Fernando de Apure, en el que una niña se habría recuperado de una herida de bala gracias a su intercesión. El papa Francisco autorizó la misa de beatificación de José Gregorio Hernández, realizada el 30 de abril de 2021, siendo asignada su celebración litúrgica, el día 26 de octubre.​

 José Gregorio Hernández Cisneros nació el 26 de octubre de 1864 en Isnotú, una localidad que por aquel entonces era capital del Municipio Libertad del Distrito Betijoque del Estado Trujillo en Venezuela. Fue el primero de seis hermanos, hijo de Benigno María Hernández Manzaneda y Josefa Antonia Cisneros Mansilla. 

 Por línea materna, descendía del cardenal Francisco Jiménez de Cisneros, quien fuera confesor de Isabel la Católica, fundador de la Universidad de Alcalá; y por vía paterna, a través de la rama de un tío bisabuelo, se emparentaba con el Santo Hermano Miguel, quien era educador y escritor, miembro de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, y correspondiente de la Real Academia Española.

 Recibió el sacramento del Bautismo el 30 de enero de 1865 en el Templo Colonial de Escuque, hoy llamado Iglesia Parroquial del Niño Jesús de Escuque. Sus padrinos Tomás Lobo y Perpetua Enríquez.​ El sacramento de la Confirmación se efectuó el 6 de diciembre de 1867, en la iglesia de San Juan Bautista de Betijoque, por el señor Juan Bonet, Obispo de Mérida.​

 Su madre, falleció en 1872, cuando él contaba con ocho años de edad. Su primer maestro fue Pedro Celestino Sánchez envió una recomendación al padre del pequeño José Gregorio para que lo encomendara a estudiar a la capital del país.

 A los trece años de edad, José Gregorio manifestó a su padre su deseo de estudiar la carrera de derecho, sin embargo, su padre le convenció para que estudiara medicina. A partir de ese momento, tomó la medicina como su propia vocación. En 1878, cuando contaba con trece años y medio, bajó de la sierra trujillana hasta Caracas,​  La Ceiba en mula; por el lago hasta Maracaibo, y después por mar a Curazao, Puerto Cabello y La Guaira, y por tren, desde este puerto, a la ciudad capital.

Estudios en Caracas

  Al llegar a la capital de Venezuela, inició sus estudios en el Colegio Villegas, dirigido a la sazón por el doctor Guillermo Tell Villegas. Durante su estancia en el colegio, el joven José Gregorio entabló amistad con el director y su esposa Pepita Perozo de Villegas. 

  A la edad de 17 años ingresa a la Universidad Central de Venezuela (UCV) para iniciar sus estudios de medicina, en gran parte de las materias de los seis años de estudio logró la calificación de sobresaliente; fue el estudiante más destacado en la carrera de medicina en la UCV, siguiendo el mismo desempeño mostrado desde su niñez.​

 Al graduarse con el título de Doctor en Medicina, el 29 de junio de 1888, hablaba inglés, francés, portugués, alemán e italiano y dominaba el latín y hebreo, era filósofo, músico y teólogo.[cita requerida] Se traslada a ejercer la medicina en su pueblo natal,​ instalando un consultorio provisional, con el cual extiende su carrera como médico.

Regreso a los Andes...​​

 Recibió una carta de su maestro, Calisto González, donde decía que lo había recomendado al presidente de la República Juan Pablo Rojas Paúl para que fuera a París a estudiar ciertas materias experimentales y así contribuir a la modernización de la medicina venezolana, porque creía que reunía las condiciones para tal misión, y que debía trasladarse a Caracas y dispuesto a seguir viaje a Europa

Estudios en Europa

  En noviembre de 1889, José Gregorio Hernández ya se encontraba cursando estudios en los laboratorios de Charles Robert Richet, profesor de Fisiología Experimental en la Escuela de Medicina de París y quien a su vez había sido colaborador de Étienne Jules Marey y discípulo de Claude Bernard, reconocido de la medicina experimental en Francia.​ 

 En el laboratorio de Mathias Duval estudia las áreas de Microbiología, Histología Normal, Patología, Bacteriología, Embriología y Fisiología Experimental, entre otras. También participó en su formación Isidor Strauss, que había sido discípulo de Émile Roux y Charles Chamberland quienes lo fueron a la vez de Louis Pasteur, todos ellos precursores de la Bacteriología. Posteriormente se traslada a Berlín para estudiar Histología y Anatomía patológica, a su vez que inicia un nuevo curso de Bacteriología.

 Culminados sus estudios, Hernández regresa a Venezuela a fin de ingresar como profesor en la Universidad Central de Venezuela en Caracas; además, aprovecha para traer de Europa equipos médicos al Hospital Vargas, por instrucciones del gobierno venezolano. A él se debe la introducción del microscopio en Venezuela.[cita requerida]

En 1891, Hernández regresa de Europa y, en el mes de noviembre de ese año, comienza su actividad como docente en las cátedras de Histología Normal y Patológica, Fisiología Experimental y Bacteriología, de la Universidad Central de Venezuela (UCV), convirtiéndose en el fundador de ambas. Además, al concluir sus estudios de postgrado en París y Berlín, le fue delegada la responsabilidad de adquirir, con recursos del estado venezolano, los materiales necesarios para instalar el Laboratorio de Fisiología Experimental de Caracas, así como la adquisición de la bibliografía que fuera necesaria para la apertura de las cátedras mencionadas en la UCV.

  Por otra parte, a Hernández se debe la introducción del microscopio en Venezuela, del que además, enseñó su uso y manejo. También, introdujo otros instrumentos científicos que trajo de Francia, como atestigua su compañero, el doctor Augusto Pi Suñer.

  El 14 de septiembre de 1909 es nombrado profesor de la cátedra de Anatomía Patológica Práctica, la cual funcionó anexa al Laboratorio del Hospital Vargas, y de la cual se encargó hasta la creación de la cátedra de Anatomía Patológica de la Universidad Central, con asiento en el Instituto Anatómico, y que fue regentada por el doctor Felipe Guevara Rojas, en 1911.

 Por otra parte, fue el fundador de la cátedra de Bacteriología, la primera de esta disciplina en América, y la primera persona en Venezuela en publicar un trabajo de dicha disciplina (Elementos de Bacteriología, 1906). También, escribió sobre la angina de pecho de naturaleza paludosa junto a Nicanor Guardia, y en 1893 publicó en varios números de la Gaceta Médica.​

  •  Además de 11 trabajos publicados y dos que quedaron inéditos en el campo científico, escribió cinco obras literarias. Una de ellas, 
  • La verdadera enfermedad de Santa Teresa de Jesús escrita en 1907, quedó inconclusa; las demás, 
  • Sr. Nicanor Guardia (1893), 
  • Visión de arte (1912), 
  • En un vagón (1912) y 
  • Los maitines (1912), fueron publicadas en el Cojo Ilustrado.

  Es considerado, el impulsor y pionero, de la docencia científica y pedagógica en Venezuela, basada en lecciones explicativas, con: 

  • Observación de los fenómenos vitales, 
  • La experimentación sistematizada, 
  • Prácticas de vivisección y pruebas de laboratorio
  • También, coloreó y cultivó microbios e hizo conocer la teoría celular de Virchow. Por otra parte, 
  • es destacada su faceta como fisiólogo y biólogo, conociendo a fondo la física, la química y las matemáticas, ciencias básicas y trípode fundamental sobre la que reposa toda la dinámica animal.

  Su labor docente fue interrumpida en dos ocasiones. Reinicia su actividad docente el 30 de enero de 1918, hasta su muerte. Durante la pandemia de gripe de 1918 en Venezuela, José Gregorio Hernández visita a los enfermos en Caracas.   

 Fallecimiento:

   El 29 de junio de 1919 en horas de la tarde, José Gregorio Hernández salió a la esquina de Cardones a atender a una enferma, pero no pudo llegar porque fue atropellado por Fernando Bustamante un joven mecánico de 28 años de edad, dueño de un Essex,  en la esquina de Amadores, La Pastora, Caracas, Venezuela.

  El Doctor Hernández cayó golpeándose la cabeza contra el filo de la acera, lo que ocasionó una fractura en el cráneo. De inmediato Bustamante, lo recogió y lo llevó al Hospital Vargas. En ese momento, que llegaron al centro de salud, no se encontraba ningún médico, entonces fue a buscar a Luis Razetti. Cuando llegaron al hospital, se encuentran al sacerdote capellán Tomás García Pompa quien le informó que Hernández había fallecido, a sus 54 años de edad. Razetti firmó el acta de defunción, dicha acta puntuaba que además de la fractura de la base del cráneo certificada, tenía una ligera herida en la sien derecha, y un morado en la misma sien.

  A las 10:00 a. m. del día 30 de junio de 1919, en medio de una multitud, se inició el traslado del féretro de José Gregorio Hernández Cisneros al Paraninfo Universitario de la UCV encima de los hombros de sus estudiantes y discípulos, luego fue llevado y enterrado en el Cementerio General del Sur.

  El 23 de octubre de 1975, luego de un incendio provocado por las llamas de las velas sobre su tumba, y también debido al inicio del proceso de beatificación, y por solicitud del Vaticano, se realizó la exhumación de sus restos mortales para luego ser trasladados hasta el baptisterio de la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria ubicada en el centro de la ciudad de Caracas, sitio donde reposaron.  En 2020, la Arquidiócesis de Caracas anunció que el cadáver sería trasladado a una ala especial de dicho templo, ante la aprobación de la Santa Sede de su beatificación.

Proceso de canonización

Apertura del proceso

 Constatando su fama entre algunos creyentes, la Iglesia católica en Venezuela inició en 1949 el proceso de canonización de Hernández, siendo conducido por el arzobispo de Caracas, Lucas Guillermo Castillo en el Vaticano, ante el entonces papa Pío XII.​

 En 1972, la Santa Sede reconoció que José Gregorio Hernández vivió una vida virtuosa y ejemplar para los católicos y en consecuencia el papa Pablo VI le concedió el título de Siervo de Dios, primer paso para su canonización. Luego de iniciar el proceso, y comprobados los primeros casos de sanación atribuidos a su intercesión, Hernández fue declarado Venerable, el 16 de enero de 1986 por el papa Juan Pablo II.

Beatificación

  El 27 de abril de 2020 la arquidiócesis de Caracas anunció que la Comisión Teológica de la Ciudad del Vaticano aprobó el milagro del venerable en la curación de Yaxury Solórzano Ortega​ una niña de 10 años que fue impactada en su cabeza con un proyectil de arma de fuego, durante un asalto a su padre, el 10 de marzo de 2017, cuando unos asaltantes intentaron despojarlo de su moto.​

 El 18 de junio de 2020,​ el papa Francisco aprobó el decreto que reconoció el milagro atribuido por su intercesión, por lo que se aprobó la ceremonia para su beatificación.​ Días antes de la beatificación el Papa afirmó que estaba expectante de que la beatificación de Hernández fuera un "símbolo de reconciliación" para los habitantes de Venezuela.​

 La ceremonia se celebró en Caracas y contó con la participación de familiares de Hernández, el Nuncio Apostólico de Venezuela Aldo Giordano (en representación del papa Francisco), el titular de la sede de Caracas, el obispo emérito de Caracas, algunos obispos del país, y médicos venezolanos, en medio de las medidas de bioseguridad por la pandemia del COVID-19.​ Así mismo, se oficializó su culto para el 26 de octubre.

El Vaticano publicó en su página oficial al respecto sobre su beatificación:​

"Una fe viva lo acompañaba siempre: para él la medicina era una misión, sobre todo para los más necesitados. A menudo, compraba medicinas para sus pacientes y en lugar de pedirles dinero por la consulta, se las daba"

Con su beatificación, José Gregorio Hernández se convierte en el cuarto beato de Venezuela, y en el primer hombre y el primer laico en llegar a ser reconocido como tal por la Iglesia católica.​

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