NICOLÁS PERAZZO***
NICOLÁS PERAZZO
Don Nicolás Perazzo nació en la ciudad de San Felipe, el 20 de julio de 1902. Cursó sus primeros estudios en el Colegio Federal y la secundaria en el Colegio La Salle de Barquisimeto, pero una vez concluido su bachillerato, se ve obligado a suspender sus estudios formales motivado a limitaciones económicas, razón por la cual en 1929 le veremos incorporado en la administración pública, desempeñando diversos cargos tales como:
- Secretario privado del presidente del estado Yaracuy,
- Diputado a la Asamblea Legislativa de este estado y
- Secretario privado del gobernador del Distrito Federal, por reseñar algunos.
- A partir de 1937 pasa a formar parte del Ministerio de Relaciones Exteriores, cumpliendo labores como funcionario de carrera en diversos cargos, entre los que destacaron:
- Cónsul de Venezuela en Trieste (Italia),
- Secretario y luego encargado de negocios de la Legación en Santo Domingo (República Dominicana) y como
- Embajador en Lisboa (Portugal), entre otros.
Este destacado historiador yaracuyano, fue durante muchos años el cronista de San Felipe y también ejerció el periodismo, llegando a redactar y dirigir el bisemanario Sanción Nacional (San Felipe, 1923-1926), colaboró en Fantoches (Caracas, 1926-1929), redactó El Heraldo en Barquisimeto, entre los años de 1927 y 1929, fundó y dirigió el diario Yaracuy, entre 1931- 1935; siendo asiduo colaborador de otros periódicos y revistas tanto en Caracas, como en el interior del país.
Incursionó con mucho éxito en el campo de la escritura, llegando a ser autor de una amplia obra que se desplazó desde: el cuento, la biografía, la crónica, el ensayo; y como escritor bolivariano, merece especial mención su tránsito por el campo de la Historia de Venezuela, donde resaltan sus valiosos aportes por conocer la vida y obra de personajes como: Agustín Codazzi, Constante Ferrari, José Joaquín Veróes, José Cortés de Madariaga, Justo Maya, José Faustino Sánchez Carrión, José Hipólito Unanue, Diego Núñez, Salvador Delgado y José Gabriel Álvarez de Lugo.
- Asimismo, sobresalen sus importantes obras:
- Bolívar en Aroa (1976),
- Caracas en la Vida del Libertador (1956),
- Cuentos del Campo y del Pueblo (1931),
- Etapas de la Epopeya (1965),
- Hechos y Nombres del Yaracuy (1968),
- Londres y los Patriotas Evadidos de Ceuta (1970),
- Narraciones de San Felipe El Fuerte.
- Imprenta del Estado Yaracuy (1966),
- Tiempo y Contemporáneos de Bolívar (1973),
- Los Villarreal: Narraciones de San Felipe El Fuerte (1963) y su reconocida
- Historia del Estado Yaracuy (1982).
- Llegó a ocupar la Silla “V”, como Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia en 1978.
Semblanza histórica de Albarico
Los orígenes de Albarico se remontan a las primeras décadas del siglo XVIII, pero, sería el 5 de agosto de 1761 cuando se realiza el acto oficial de la fundación del poblado misional y de la “Real Posesión” de las tierras donde se asentaba este poblado.
En este orden de ideas, según lo afirma el cronista Nicolás Perazzo en un texto sobre Albarico, escrito originalmente en mayo de 1961 y luego inserto en su libro “Hechos y Nombres del Yaracuy” (1968), que posteriormente fue incluido en el libro de Manuel A. Meléndez B., titulado: “Primer Centenario del Nacimiento de Luisa de Morales: 1883-1983”, donde este reconocido historiador yaracuyano refiere que el primer intento de poblar esta región se debió a Fray Marcelo (sic) de San Vicente, el esforzado capuchino fundador en 1710, de la que llegó a ser floreciente Misión de San Francisco Javier de Agua de Culebras.
A este respecto en 1714, en una de sus expediciones frecuentes de reducción de indígenas, salió “con ciento diez soldados que llevó de escolta” y de regreso al Valle del Yaracuy, consiguió reducir y sacar, luego de viajar durante dos meses y medio por varios ríos, lagunas y caños: ...“doscientos treinta y dos indios gentiles de nación guaricos con su capitán muy afamado llamado Cantiguara: con estos indios (…) se fundó un nuevo pueblo, distante una legua de San Javier y veinte y una de la ciudad de Barquisimeto, a quien se puso por título la Purísima Concepción de Tinajas, por llamarse así dicho sitio; y se puso para que administrase el padre Fray Pedro de Alcalá”.
Como bien lo afirma Perazzo (ob. cit., 1983), aquellos eran tiempos de lucha enconada entre las autoridades de Barquisimeto y los españoles pobladores del Cerrito de Cocorote, origen histórico de San Felipe “El Fuerte”, precisando de igual manera, que en documentos de época posterior, se cuenta la fundación de la “Misión Nuestra Señora de la Caridad de las Tinajas”, con indios gentiles de nación guaricos, no pudiendo precisar si se hace referencia a un nuevo intento misional, presumiendo que ello haya sido cierto dada la diferencia de nombres que se le asigna al poblado; o en su defecto se trató de un error de cronología.
A tales efectos y como ya se reseñó, tras la Batalla de Araure, dirigida y ganada personalmente por El Libertador Simón Bolívar, el 5 de diciembre de 1813, fue una acción militar dirigida contra tropas realistas comandadas por el jefe Ceballos, donde se alcanzó un histórico triunfo, que efectivamente abrió el camino de las fuerzas patriotas para lograr la liberación de muchos pueblos de occidente, entre ellos San Felipe.
Finalmente, destaca don Nicolás Perazzo en este interesante texto sobre “La Liberación de San Felipe”, que le iba a tocar, años más tarde, a un hijo esclarecido de la región, al ilustre prócer de la emancipación, don José Gabriel Álvarez de Lugo, la definitiva liberación de San Felipe, entrando en su ciudad nativa con la nueva de la Independencia consumada, en la famosa diversión hacia occidente del coronel Cruz Carrillo, en vísperas de la jornada decisiva de Carabobo, aquel histórico 24 de junio de 1821, hace 200 años.
No sería sino hasta 1839 año en que Páez es electo nuevamente para la Presidencia, cuando reinicia su campaña reivindicativa de la figura del Libertador, deseo que ve cristalizados a finales de su gobierno en 1842; fecha en que se aprueban las disposiciones que conducen a la solicitud de repatriación de los restos venerables de Bolívar, ante el Gobierno de la Nueva Granada.
...Finalmente, don Nicolás Perazzo cierra su investigación con unos importantes anexos donde recoge párrafos de la descripción de las honras fúnebres tributadas a los restos del Libertador, brillantemente redactadas por don Fermín Toro, donde éste expresaba que:
“Ayer ha recibido Venezuela los restos mortales de su Grande Hijo, y los ha recibido en triunfo y duelo(…). Yo invito a ustedes ahora a que saludemos a Bolívar restituido a la Patria con todas sus glorias, con todos sus grandes hechos, con la memoria de sus inmortales servicios (…). Propongo, señores: las Glorias del Libertador”.
Fallece en Caracas, el 14 de noviembre de 1987.
!HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!
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