FOUCHÉ JOSÉ

                                                                                                                   JOSEPH  FOUCHÉ

                        "UN GENIO TENEBROSO"


  Joseph Fouché político francés que ejerció su poder durante la Revolución francesa y el imperio napoleónico. Nació en Le Pellerin cerca de Nantes, Francia, el 21 de mayo de 1759 - murió en Trieste, en esa época, parte de Austria, actualmente, en Italia, el 26 de diciembre de 1820. 

        Fue una personalidad muy poderosa y de gran influencia en Francia, durante la tormentosa era política que vivió, siendo el fundador del espionaje moderno y el responsable de la consolidación del Ministerio de Policía de Francia, posteriormente denominado Ministerio de Interior, como una de las instituciones más avanzadas de la  nación.

  Fue, junto con Charles Maurice de Talleyrand, la figura política más influyente de su época en Francia

    Nació el 31 de mayo de 1759, en el puerto de Nantes, Francia. Fue hijo de una humilde familia marinera. En su niñez, durante la cual utilizó el nombre de Joseph de Rouzerolle, fue enfermizo y endeble. Ingresó en el seminario como religioso de la Congregación del Oratorio. Es en el seminario donde comienza sus estudios y donde más tarde enseñará latín, matemáticas y física. Después de diez años abandona su cargo de profesor para entrar en política. Y su biógrafo Stefan Zweig advierte:

  "... La carrera política de Fouché se caracteriza, sobre todo, por su habilidad para asegurarse su propia supervivencia y por mantenerse a flote a toda costa, independientemente de quien ocupe el poder; además de su desmedida ambición. Audaz, frío, ambiguo, impenetrable, Fouché no tenía personalidad, por eso su agilidad. Así lo entendió también su biógrafo Stefan Zweig en su Fouché, el genio tenebroso (1929).

   Fouché no destacaba por su presencia en la vida pública, no era de los que hablaban a voces en las tribunas de oradores, ni de los que proclamaban discursos grandiosos, más bien actuaba por detrás moviendo los hilos de la política con movimientos silenciosos e inapreciables a simple vista. Era más grande para él la satisfacción de saber que el poder lo controlaba bajo las sombras que el tener un título de gobernante. Fouché intervino de forma decisiva para provocar la caída de "El Incorruptible" de Francia, Maximiliano Robespierre.

Revolución francesa

   Al estallar la Revolución el 14 de julio de 1789, que apoyó con ardor, entra en la Asamblea Nacional, primero se adhiere a los girondinos, que forman la mayoría. Cuando el partido girondino va perdiendo su hegemonía, principalmente a partir de la entrada de Robespierre en la convención, Fouché va desplazando sus preferencias hacia el lado más radical jacobino y así pasa de ser un monárquico moderado a uno de los jacobinos más radicales, convirtiéndose en miembro del Comité de Salvación Pública y uno de los que defendió y votó la ejecución de Luis XVI.

                                                       Reinado del Terror

   Durante la dictadura del Comité de Salvación Pública fue uno de los representantes enviados a provincias para implantar El Terror, distinguiéndose por su celo en la campaña de descristianización y en la represión de Lyon (1793). De la forma más brutal, mata a miles de burgueses y adinerados destacando por su actuación sanguinaria que le valdrá el apodo de "Mitrailleur de Lyon" o "Ametrallador de Lyon".

  A su vuelta a París se tendrá que enfrentar a Robespierre, de quien había sido muy cercano, estando cerca de convertirse en cuñados, pero con el que posteriormente sostuvo una gran enemistad y cuya proximidad a Hébert veía con antipatía. Robespierre logró alejarlo del poder, pero Fouché vuelve a conspirar una vez más y logra hacerse con la presidencia del Club de los Jacobinos, cargo que pierde por cuenta de Robespierre. Finalmente participa activamente en el golpe de estado de Thermidor que puso fin a la dictadura de Robespierre y su Comité (1794), enviando a este a la guillotina. Según el propio Robespierre, fue el "cocinero de la conspiración", pero a pesar de eso como acostumbró a hacer en su vida política, no estuvo en la Asamblea ni se lo vio públicamente en los días de la caída de Robespierre, era un hombre que le gustaba entretejer en la oscuridad.

Directorio

    Con la llegada del Directorio, Fouché es encarcelado y perseguido por su colaboración en la etapa robesperriana y tiene que esconderse durante tres años en los que vivió en la pobreza extrema, pero usando una vez más su habilidad política comienza a trabajar y a ganarse la confianza de Barras, al que ayuda a acabar con la "Conspiración de los Iguales", un intento de derrocar el Directorio y establecer un nuevo régimen, promovido por François Nöel Babeuf. Esto le vale ser amnistiado y empleado como agente diplomático del gobierno. En 1799 fue nombrado Ministro de la Policía.

Periodo napoleónico

    Desde su puesto de Ministro de la Policía tejió por toda Francia una eficaz red de agentes, que puso al servicio del golpe de Estado que llevó al poder a Napoleón Bonaparte; este formó inmediatamente un gobierno provisional, con Fouché al frente de la policía, ministerio que ocupó en los periodos de 1799-1802 y 1804-1811.

   Desde un comienzo, sin embargo, la relación con Napoleón I fue muy tensa. Según algunos, Napoleón reconocía en Fouché a uno de los pocos políticos de habilidad igual a la suya misma; otros han señalado la escasa propensión que tenía Fouché a alabar y obedecer incondicionalmente a Napoleón; otros, su rivalidad con Talleyrand, quien no perdía ocasión para tratar de desacreditarlo; otros, que Napoleón no olvidaba el papel de Fouché como carnicero de Lyon. 

   En cualquier caso, los servicios de Fouché eran valiosos, y se mantuvo en el cargo hasta 1802. En ese tiempo, destapa la conspiración de Pichegru: Napoleón sufre un atentado con una bomba que había de estallar al paso de su carruaje. Aunque sobrevive, el atentado mata a 40 personas, y Napoleón acusa públicamente a Fouché de no haberlo sabido evitar; ese mismo año, sintiendo que su posición política en Europa se afianzaba, Napoleón decidió prescindir de los servicios de Fouché y suprimió el Ministerio de la Policía. Tras nombrarlo Senador, le regaló unos dos millones de francos, cantidad deducida de la liquidación del ministerio, para así poder mandar a Fouché al retiro, pero con todos los honores. En 1804 Napoleón se corona emperador, lo cual causa un gran estupor en Francia y en Europa; temiendo por posibles conspiraciones,

   En el período que va de 1802 a 1804, Fouché vivió discretamente, amasando una fortuna que lo convirtió en el hombre más rico de Francia. Utilizó sus antiguos contactos para influir en el mercado bursátil, tanto empleando información privilegiada como manipulando el ánimo de los inversores. En 1804 Napoleón se corona emperador, lo cual causa un gran estupor en Francia y en Europa; temiendo por posibles conspiraciones, Napoleón se ve necesitado de los servicios de Fouché, que vuelve al Ministerio de la Policía. Cuando en 1808 Napoleón decide violar el derecho internacional e invadir España, su situación política vuelve a deteriorarse: Fouché se demuestra valioso, destapando algunas de ellas.

     En 1809 Fouché, sintiéndose seguro en su cargo, despliega todo su genio y es reprimido por Napoleón.

   Su caída definitiva del poder se produce en 1811. Según parece, el rey de Holanda, hermano de Napoleón, había sugerido a éste, que Inglaterra, agotada por el conflicto, estaba dispuesta a negociar la paz. Fouché se hace con las riendas del poder, y conspira para entregar el poder a Luis XVIII a cambio de un ministerio. Con la entrada de las tropas aliadas en París, hace entrega del gobierno a los Borbón. El juicio de Napoleón sobre Fouché fue el de que era algo así como un mal necesario, por lo que escribió sobre él lo siguiente:

Este era un hombre, sin comparación, más malo que Robespierre. Su venalidad no era tan manifiesta como la de Talleyrand. Había sido un terrorista; uno de los jefes de la facción jacobina. Traicionó y sacrificó sin remordimiento a todos sus antiguos camaradas o sus cómplices. La intriga le era tan necesaria como el alimento. Intrigaba en todo tiempo, en todas partes, de todos modos y con todo tipo de personas. Jamás se descubrió cosa alguna en que no se estuviese seguro de encontrarlo complicado en algo; no se ocupaba sino en andar tras otro ¡su manía era querer ser de todo...! Siempre en los zapatos de todo el mundo. Jamás me ha engañado. Fouché era un hombre que os hubiera arrancado todos vuestros secretos con aire de calma y de desinterés. Era muy rico; pero sus riquezas eran mal adquiridas: existía en París un impuesto sobre las casas de juego, que estaba destinado a los hospitales e importaba algunos millones; Fouché, que estaba encargado de recolectar, se apropió una buena porción de él, y siempre me fue imposible descubrir el verdadero monto anual del impuesto. En absoluto se podía contar con la moralidad de tal ministro y ni su espíritu versátil... Si hubiese salido victorioso en 1815, Fouché hubiera sido fiel: es cierto que él tenía sumo cuidado en estar pronto según todos los sucesos. Me fue necesario vencer​.

Restauración monárquica

   Tras la derrota definitiva de Napoleón en la batalla de Waterloo negoció el traspaso de poderes con los aliados y contribuyó al retorno de la monarquía. 

 Legado histórico

    Joseph Fouché ha pasado a la historia como el arquetipo negativo y maquiavélico de un político, gracias a su sagacidad de mantenerse en el poder a toda costa sin importar quien gobierne. Entre las obras biográficas más completas se encuentra Fouché. Retrato de un hombre político de Stefan Zweig; en ella se explica que Fouché fue un poder en la sombra, que sobrevivió a las figuras más poderosas de Francia como Robespierre o el propio Napoleón Bonaparte, ya que, como cuenta Zweig en este libro, ambos desearon su muerte pero por distintas circunstancias no pudieron acabar con él. Fouché no tuvo inconveniente para cambiar de opinión y defender causas opuestas y contradictorias. Al retratar a este francés hace un retrato de la época de El Terror (la revolución de Robespierre), del posterior periodo imperial (la época de, en palabras de Zweig, el mono maniático Napoleón), y el fin de este con la vuelta a la monarquía (gracias a las gestiones de Fouché). Esboza a la vez la figura de otros personajes importantes e influyentes de la época, empezando por los Robespierre, Murat, Talleyrand, Danton, etc., pasando por Barras y los de su cuerda, y alcanzando al propio Napoleón.

«Los gobiernos, las formas de Estado, las opiniones, los hombres cambian, todo se precipita y desaparece en ese furioso torbellino del cambio de siglo, sólo uno se queda siempre en el mismo sitio, al servicio de todos y de todas las ideas: Joseph Fouché»​ www.wikipedia.org

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