S.S. PAPA PIO XII- (PARTE I)

                                                                                                           S.S. PÍO XII
Pío XII,  Pius PP. XII), de nombre secular Eugenio María Giuseppe Giovanni Pacelli nació en la ciudad de Roma, Italia, el 02 de marzo de 1876 y muere en la residencia veraniega de Castel Gandolfo, Italia, el 09 de octubre de 1958.

Fue elegido papa número 260, cabeza visible de la Iglesia católica, y soberano de la Ciudad del Vaticano desde el 02 de marzo de 1939 hasta su muerte en 1958.

El papa Benedicto XVI lo declaró venerable el 19 de diciembre de 2009. Antes de su elección al papado, Pacelli se desenvolvió como secretario de la Congregación de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, Nuncio Papal y Cardenal, Secretario de Estado, desde donde pudo alcanzar la conclusión de varios concordatos internacionales con estados europeos y americanos, entre los que destacó el Concordato imperial (en alemán,Reichskonkordat), con la Alemania Nacional Socialista, firmado en 1933 y aún en parte vigente.

Por otra parte, Pacelli tuvo un influjo decisivo en la redacción de la carta Encíclica de Pío XI, titulada Mit brennender Sorge a los obispos alemanes, del 14 de marzo de 1937, que significó una advertencia severa al régimen del Tercer Reich.
..."Su liderazgo al frente de la Iglesia católica durante la Segunda Guerra Mundial sigue siendo motivo de análisis y controversia, principalmente en lo que respecta a la intensidad de su reacción frente a los crímenes del régimen nazi en Europa..."

Nació en el seno de una familia aristocrática, cuya historia los unía al papado, ya que pertenecían a la llamada nobleza negra. Su nombre de nacimiento era Eugenio María Giuseppe Giovanni Pacelli. Era el tercero de los cuatro hijos de Filippo Pacelli, príncipe de Acquapendente y de Sant'Angelo in Vado, y de su esposa la nobildonna Virginia Graziosi.
Su abuelo paterno, Marco Antonio Pacelli, fue secretario segundo en el Ministerio de Finanzas de los Estados Pontificios y luego secretario del Interior bajo el papado de Pío IX (a quien acompañó al exilio de Gaeta) desde 1851 hasta 1870; fundó el periódico del Vaticano, L'Osservatore Romano en 1861.  Su primo,Ernesto Pacelli, fue uno de los más importantes consultores financieros del papa León XIII. Su padre, Filippo Pacelli, fue el decano de la Sacra Rota Romana; y su hermano, Francesco Pacelli, fue un renombrado abogado especializado en derecho canónico, conocido por las negociaciones en los Pactos de Letrán en 1929, que significaron la conclusión de la Cuestión RomanaPío XI, posteriormente, nombró a Francesco marqués.

A la edad de doce años anunció sus intenciones de ingresar en un seminario en lugar de ser abogado. La mayoría de la información biográfica que existe sobre la infancia de Pacelli proviene de la obra de la hermana Margherita Marchione. Hizo sus primeros estudios en una escuela católica privada. Después de terminar sus estudios primarios, Pacelli emprendió sus estudios secundarios clásicos en el liceo Ennio Quirino Visconti, de Roma, una escuela con tendencias anticlericales y anti-católicas. En 1894, a la edad de dieciocho años, ingresó en el seminario de Capranica, para prepararse a la ordenación sacerdotal. Sin embargo, no soportó el internado, por lo que en el verano de 1895 abandonó el Capranica y se matriculó para el siguiente año en el Instituto Apollinare.

En el seminario había recibido una dispensa especial para vivir en su casa, debido a problemas de salud. Desde 1895 hasta 1896, estudió filosofía en la Universidad de La Sapienza, en Roma. Fue ordenado sacerdote en el año 1899 y se matriculó en la Pontificia Universidad Gregoriana y en el Instituto Apollinare de la Pontificia Universidad Lateranense En 1899, se doctoró en teología y en derecho civil y canónico (in utroque iure). Vincenzo Vannutelli, cardenal del título de S. Silvestro a Capite y avezado diplomático, que era amigo personal de su padre, lo tomó bajo su protección y lo tuteló en sus estudios.

Fue ordenado sacerdote el domingo 2 de abril de 1899, (Domingo de Resurrección) por el Obispo Francesco Paolo Cassetta —viceregente de Roma y amigo de la familia— y recibió su primera asignación como encargado en Chiesa Nuova, donde había servido como acólito. En 1901, ingresó en la Congregación de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, una suboficina de la Secretaria de Estado del Vaticano, en donde se convirtió en un minutante, gracias a la recomendación del cardenal Vannutelli. En 1904, Pacelli fue nombrado chambelán y en 1905 prelado doméstico de Su Santidad.

Desde 1904 hasta 1916, el padre Pacelli asistió al cardenal Gasparri en su codificación del derecho canónico en el Departamento de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios. Fue también elegido por el papa León XIII para entregar las condolencias en nombre del Vaticano a Eduardo VII de Inglaterra, después de la muerte de la reina Victoria. En 1908, sirvió como representante del Vaticano en el Congreso Internacional Eucarístico en Londres, donde conoció a Winston Churchill. En 1911 representó a la Santa Sede en la coronación del rey Jorge V de Inglaterra. En 1908 y 1911, Pacelli rechazó ser profesor en derecho canónico de la Universidad La Sapienza de Roma y en la Universidad Católica de América, respectivamente.

Pacelli se convirtió en el subsecretario en el año 1911, y secretario-adjunto en 1912 (posición que recibió durante el papado de Pío X y que mantuvo en el papado de Benedicto XV) y en 1914 fue secretario del Departamento de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios como sucesor de Gasparri, quien fue promovido a cardenal secretario de Estado. Como secretario, Pacelli concluyó un concordato con Serbia cuatro días antes del asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria en el atentado de Sarajevo que desencadenó la Primera Guerra Mundial. Durante el desarrollo de la Gran Guerra, Pacelli llevó el registro Vaticano de los prisioneros de guerra. En 1915, viajó a Viena para asistir a Monseñor Scapinelli —el nuncio apostólico en Viena— en sus negociaciones con Francisco José I de Austria sobre Italia.


El papa Benedicto XV designó a Pacelli como nuncio apostólico en Baviera el 23 de abril de 1917, consagrándolo obispo titular de Sardes e inmediatamente elevándolo a arzobispo en la Capilla Sixtina el 3 de mayo de 1917, antes de que partiera a Baviera, donde se reuniría con el rey Luis III el 28 de mayo, y luego con el Kaiser Guillermo II. Como por esa fecha no había nuncio en Prusia, Pacelli fue, por motivos prácticos, nuncio de todo el Imperio alemán. Su nunciado fue extendido oficialmente el 23 de junio de 1920 y en 1925 Alemania y Prusia respectivamente. Muchos de los ayudantes de Pacelli en Múnich seguirían con él hasta el final de su vida, incluyendo a la hermana Pasqualina Lehnert, ayudante, amiga y consejera de Pacelli durante 41 años.
El 19 de diciembre de 1929, el papa Pío XI lo nombra cardenal presbítero del título de Ss. Giovanni e Paolo y el 7 de febrero de 1930 secretario de Estado, en sustitución de Pietro Gasparri. Pesaron los años de servicio al dicasterio regido por este cardenal, pero además Pacelli era sin duda el mejor experto en política alemana y era Alemania el país que marcaba el ritmo de la época.

Negoció y firmó los concordatos de la Santa Sede con el ducado de Baden (1932), la república de Austria (1933) y el reino de Yugoslavia (1935). Destaca históricamente la firma del Concordato imperial entre la Santa Sede y Alemania, con el apoyo de los dirigentes conservadores y católicos alemanes Franz von Papen y Ludwig Kaas. Este Concordato sigue vigente hasta la actualidad.

Por otro lado, una de sus actuaciones más importantes como Secretario de Estado fue dar forma a la que luego sería la Encíclica Mit brennender Sorge, la cual supuso una dura condena de las políticas del régimen nazi. Esta encíclica se escribió a iniciativa de los obispos alemanes, redactada en Roma en un primer borrador por Michael von Faulhaber, cardenal del título de Santa Anastasia y arzobispo de Múnich y Freising. Pacelli fue el redactor del texto definitivo. Fechada el 14 de marzo de 1937, fue leída en todas las iglesias alemanas el Domingo de Ramos (21 de marzo), provocando la ira de Hitler. Fue respondida por el aparato de propaganda del régimen a cargo de Joseph Goebbels. En su presentación de la encíclica, el futuro Pío XII comparó a Hitler con el diablo y advirtió proféticamente su temor de que los nazis lanzaran una «guerra de exterminio».[cita requerida]
En 1938, bautizó en la capilla de la Orden de Malta al futuro rey Juan Carlos I de España.
Durante la permanencia en el segundo cargo vaticano viajó a los Estados Unidos, a Argentina, a Hungría y a Francia. Se reunió con mandatarios de estos países, circunstancia que le empezó a otorgar gran proyección internacional.


Pacelli acumuló a la Secretaria de Estado (cargo al que no renunció ni aun siendo papa) los cargos de arcipreste de la Patriarcal Basílica Vaticana (1930), de gran canciller del Pontificio Instituto de Arqueología Cristiana (1932) y de Camarlengo de la Santa Iglesia Romana (1935).
A la muerte de Pío XI, la organización de la sede vacante correspondió a Pacelli por su cargo de camarlengo. Él, precisamente, era el candidato favorito. Después de un cónclave de sólo dos días y a la tercera votación, fue elegido papa. Era el 2 de marzo de 1939. Diez días después fue coronado por el cardenal Camilo Caccia-Dominioni, proto-diácono de Santa Maria in Dominica.

Papado

En el año 1939, tras el descubrimiento de una necrópolis bajo la Basílica de San Pedro, Pío XII mandó realizar excavaciones que luego servirían para estudiar si la Basílica había sido construida sobre la auténtica tumba del Apóstol Pedro. Se hallaron varias tumbas antiguas y una de ellas tenía una inscripción que señalaba que allí se encontraba enterrado el apóstol. En 1964 Pablo VI confirmaría que se trataba de los restos de Pedro y en el año 2006 con Benedicto XVI se volvió a confirmar este hecho.[cita requerida]
Pío XII fue un papa sin experiencia pastoral directa, ni en parroquias ni en diócesis, puesto que toda su carrera se había desarrollado en la administración vaticana. Fue, en cambio, un perfecto conocedor de la curia romana, en la que se movió prácticamente toda su vida. Antes de su coronación y como medida preventiva, redactó ante notario una carta de renuncia en el caso de que fuera hecho prisionero por los nazis, de forma que no ocurriera lo mismo que había acontecido con el apresamiento de Pio VII por Napoléon Bonaparte.

El New York Times en su editorial de Navidad de 1941, elogió al papa Pío XII por «ponerse plenamente contra el hitlerismo» y por «no dejar duda de que los objetivos de los nazis son irreconciliables con su propio concepto de la paz Cristiana».
Varios historiadores judíos, como Joseph Lichten, de B'nai B'rith (organización judía dedicada a denunciar el antisemitismo y mantener viva la memoria del genocidio nazi), han documentado los esfuerzos del Vaticano en favor de los hebreos perseguidos. Según el mismo Lichten, en septiembre de 1943, Pío XII ofreció bienes del Vaticano como rescate de judíos apresados por los nazis. También recuerda que, durante la ocupación alemana de Italia, la Iglesia, siguiendo instrucciones del papa, escondió y alimentó a miles de judíos en la Ciudad del Vaticano y en Castelgandolfo, así como en templos y conventos. Lichten, escribiendo en el boletín del Jewish Antidefamation League (Liga judía contra la difamación) dijo en 1958 que «la oposición (de Pío XII) al nazismo y sus esfuerzos para ayudar a los judíos en Europa eran bien conocidos al mundo que sufre».
Después de la guerra, organizaciones y personalidades judías reconocieron varias veces oficialmente la sabiduría de la diplomacia del papa Pío XII.
El Congreso Judío Mundial agradeció en 1945 la intervención del papa, con un generoso donativo al Vaticano. En el mismo año, el gran rabino de Jerusalén, Isaac Herzog, envió a Pío XII una bendición especial «por sus esfuerzos para salvar vidas judías durante la ocupación nazi de Italia».
Israel Zolli, gran rabino de Roma, quién como nadie pudo apreciar los esfuerzos caritativos del papa por los judíos, al terminar la guerra se hizo católico y tomó en el bautismo el nombre de pila del papa, Eugenio, en señal de gratitud. El escribió un libro sobre su conversión ofreciendo numerosos testimonios sobre la actuación de Pío XII.
El jueves 7 de septiembre de 1945 Giuseppe Nathan, comisario de la Unión de Comunidades Judías Italianas, declaró: «Ante todo, dirigimos un reverente homenaje de gratitud al Sumo Pontífice y a los religiosos y religiosas que, siguiendo las directrices del Santo Padre, vieron en los perseguidos a hermanos, y con valentía y abnegación nos prestaron su ayuda, inteligente y concreta, sin preocuparse por los gravísimos peligros a los que se exponían» (L'Osservatore Romano, 8 de septiembre de 1945, p. 2).
El 21 de septiembre del mismo año, Pío XII recibió en audiencia al Doctor A. Leo Kubowitzki, secretario general del Congreso judío internacional, que acudió para presentar «al Santo Padre, en nombre de la Unión de las Comunidades Judías, su más viva gratitud por los esfuerzos de la Iglesia católica en favor de la población judía en toda Europa durante la guerra» (L'Osservatore Romano, 23 de septiembre de 1945, p. 1).

El jueves 29 de noviembre de 1945, el papa recibió cerca de ochenta delegados de prófugos judíos, procedentes de varios campos de concentración en Alemania, que acudieron a manifestar «el sumo honor de poder agradecer personalmente al Santo Padre la generosidad demostrada hacia los perseguidos durante el terrible período del nazi-fascismo» (L'Osservatore Romano, 30 de noviembre de 1945, p. 1).
En 1958, al morir el papa Pío XII, Golda Meir (Ministro de Asuntos Exteriores de Israel) envió un elocuente mensaje: «Compartimos el dolor de la humanidad (...). Cuando el terrible martirio se abatió sobre nuestro pueblo, la voz del papa se elevó en favor de sus víctimas. La vida de nuestro tiempo se enriqueció con una voz que habló claramente sobre las grandes verdades morales por encima del tumulto del conflicto diario. Lloramos la muerte de un gran servidor de la paz». El presidente de USA, Eisenhower, al morir el papa: «El mundo - ahora es más pobre después de la muerte del papa Pío XII».

El diplomático israelí Pinchas Lapide calculó que Pío XII fue personalmente responsable por salvar al menos 700 000 judíos. El historiador judío Richard Breitman, ha escrito un libro sobre el holocausto. Como consultor del Grupo de trabajo para la restitución de los bienes a los judíos (grupo que ha obtenido la desclasificación de los dossieres del OSS). En una entrevista al Corriere della Sera, del 29 de junio del 2000, Breitman que es hasta ahora el único autorizado a ver los documentos del OSS (el espionaje estadounidense en la Segunda Guerra Mundial), ha explicado que lo que más le ha impresionado ha sido la hostilidad alemana hacia el papa y el plan de germanización del país de septiembre de 1943. Breitman ha encontrado también «sorprendente el silencio aliado sobre el holocausto».fuente:wikipedia

continúa...segunda parte


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