MARIE ANDERSON
MARIAN ANDERSON
ESCRIBE EGLY COLINA MARÍN
La más consagrada cantante de música espiritual, Marian Anderson, con registro
de voz de contralto, nació en Philadelphia, estado de Pennsilvania el 27 de
febrero de 1897 y apagó su imponderable y angelical voz en la ciudad de
Pórtland, estado de Oregon, el 8 de abril de 1993.
Vocalista de insuperable
personalidad artística, supo desarrollar su saber para iluminar el tiempo
histórico que le correspondió vivir, deleitando a los corazones y enriqueciendo
los sentimientos de quienes tuvieron el privilegio de verla y dar oídos a sus
canciones fecundadas por la fe y la esperanza.
¡Su arte fue único! espiritual e
idealista, Marian Anderson inició sus actuaciones como solista en el coro de la
iglesia Bautista de su ciudad natal. Allí se ejercitó en el cultivo de la voz,
aplicándose en todas las secciones que corresponden a la tesitura de soprano,
yendo desde un fa3 hasta un re5. Desde la edad de 15 años, al recibir su
primera lección, Marian administró su tiempo y capacidad para adentrarse en el
mundo de la interpretación, donde con maestría y disciplina, desplegó su
talento de artista.
Arturo Toscanini, cuando escuchó la potencia en la ejecución
de los graves, emitidos por la contralto expresó:
: “UNA VOZ COMO LA TUYA SOLO
SE OYE UNA VEZ EN CIENTOS DE AÑOS.” Su debut como cantante profesional se
produjo el 26 de agosto de 1925 en Nueva York, donde actuó con la Philharmonic
de esta urbe; y, el éxito no se hizo esperar. La crítica especializada dedicó grandes titulares que ponderaban la
calidad artista de la debutante.
Tres años más después actuó en el Carnegie Hall.
En los siguientes años estaría en Europa, haciendo gala de sus proverbiales
facultades humanas y vocales. Su reputación se acrecentó como interprete con
técnicas aplicadas a canciones de origen espiritual y de carácter declamatorio
“Lieder”.
En 1939 participó en el recital homenaje que organizó para ella, la
primera dama de los Estados Unidos, Anna Eleanor Roosevelt, en el Lincoln
Memorial, con una asistencia que sobrepasó a los 70.000 espectadores, además,
de la inmensa audiencia que el acto radiodifundido por todo el país, representó
para los organizadores del evento.
Marian Anderson fue la primera cantante afro
americana que fracturó la trinchera del color en su país de origen, transformándose en la primera cantante, que actuó con la ópera del metropolitano
de Nueva York, oportunidad cuando resplandeció interpretando la sección de
Ulrica en “Un ballo in maschera” de Giuseppe Verdi.
En 1958 oficialmente la
señalaron como Delegado a las Naciones Unidas, una formalización de su papel como
el “embajador de la voluntad” de los EE.UU., otorgándole la Organización de las
Naciones Unidas en 1972, el Premio de la Paz.
En 1965 dejó de cantar para el
público y, en 1992 obtuvo el Grammy.
HONOR A QUIEN HONOR MERECE
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