NICASIO DUNO. PINTOR FALCÓN.
NICASIO DUNO
Por: Gabino Matos.
Uno de los artistas plásticos falconianos más destacados de los últimos años. A base de una práctica sostenida y una constante reinvención de temas y procesos técnicos ha sabido construir un lenguaje plástico que lo distingue y diferencia.
Lenguaje centrado en la construcción de la forma, la riqueza cromática y la expresividad de la línea como elemento estructural. Un artista que con gran soltura y propiedad se pasea por el dibujo, el diseño gráfico, la pintura y, en menor medida, por la escultura.
Allí, adquirió teorías y prácticas básicas que le han permitido explorar las posibilidades expresivas y constructivas de: líneas, planos y colores. A partir de estos elementos y mediante experimentaciones constantes matizadas con lecturas sobre arte y el análisis de obras, significativas para su proceso creador, configura una propuesta plástica donde se amalgaman simbolismos, sueños, fantasías.
Recibió las primeras lecciones formales de dibujo y pintura con maestro Domingo Medina y de escultura con profesor zuliano Jesús “Chucho” Ruiz. De estos maestros aprendió que ser o hacerse artista es una condición que se construye cada día mediante el trabajo constante y la práctica creativa, únicas estrategias para dominar el oficio pictórico, reinventar la técnica y definir las temáticas. En 1973 entra a trabajar en el Centro de Reproducción Audiovisual del Instituto Universitario Tecnológico “Alonso Gamero”, el cual dirigía el maestro Dámaso Orgaz.
Esta experiencia laboral le abrió a Nicasio Duno el mundo del Diseño Gráfico y la experimentación con sus medios, recursos y modos técnicos-expresivos. Este aprendizaje será determinante en su lenguaje plástico, en el cual la línea se erige como elemento estructural de la forma y recurso inseparable del color. El diseño determina otra arista del trabajo creativo de Duno, donde también ha obtenido reconocimiento y satisfacción.
En paralelo con esta experiencia laboral define y consolida su obra dibujística y pictórica, alcanzando una mayor libertad formal y estética distanciada de la técnica del diseño gráfico. Las asignaciones académicas sobre las posibilidades constructivas de los elementos de expresión plástica en si mismos y la resolución de composiciones a partir de principios geométricos y motivos abstractos que realizó como estudiante, no le hicieron desistir de su preferencia por la figuración.
Nicasio Duno es un pintor decidida y declaradamente figurativo. Sus pinturas, dibujos y diseños publicitarios destacan por sus formas representativas reinventadas en sus detalles, combinadas en sus simbolismos y contextualizadas en entornos de irrealidad y fantasía.
Esta experiencia laboral le abrió a Nicasio Duno el mundo del Diseño Gráfico y la experimentación con sus medios, recursos y modos técnicos-expresivos. Este aprendizaje será determinante en su lenguaje plástico, en el cual la línea se erige como elemento estructural de la forma y recurso inseparable del color. El diseño determina otra arista del trabajo creativo de Duno, donde también ha obtenido reconocimiento y satisfacción.
En paralelo con esta experiencia laboral define y consolida su obra dibujística y pictórica, alcanzando una mayor libertad formal y estética distanciada de la técnica del diseño gráfico. Las asignaciones académicas sobre las posibilidades constructivas de los elementos de expresión plástica en si mismos y la resolución de composiciones a partir de principios geométricos y motivos abstractos que realizó como estudiante, no le hicieron desistir de su preferencia por la figuración.
Nicasio Duno es un pintor decidida y declaradamente figurativo. Sus pinturas, dibujos y diseños publicitarios destacan por sus formas representativas reinventadas en sus detalles, combinadas en sus simbolismos y contextualizadas en entornos de irrealidad y fantasía.
La obra de Duno da a la pintura figurativa nueva inventiva, sensualidad y simbolismo. Una obra consolidada más allá de modas y propuestas estilísticas momentáneas, que ha hecho caso omiso al supuesto agotamiento de la figuración así como a la insostenible tesis de que el arte contemporáneo es sólo racionalidad geométrica, efectos tecnológicos y transitoriedad de resultados.
Tal desatención a pautas preestablecidas y a conceptualismos rígidos sobre modos de concebir, crear y de recepción el arte son logros de la cultura post -moderna, que Duno ha sabido aprovechar. No hay en la post-modernidad teorías salvadoras, criterios excluyentes o resultados predeterminados. Por el contrario, se favorece la experimentación con técnicas inusuales, la fusión de forma y contenido, la convivencia de lo diverso y la superación de teorías concluyentes.
Tal desatención a pautas preestablecidas y a conceptualismos rígidos sobre modos de concebir, crear y de recepción el arte son logros de la cultura post -moderna, que Duno ha sabido aprovechar. No hay en la post-modernidad teorías salvadoras, criterios excluyentes o resultados predeterminados. Por el contrario, se favorece la experimentación con técnicas inusuales, la fusión de forma y contenido, la convivencia de lo diverso y la superación de teorías concluyentes.
Dentro de este marco de desacato a modas pasajeras y categorías cerradas, pero a favor de libertades re-interpretativas de lo visto, sabido y vivido, se contextualiza la obra de Nicasio Duno. Juan Calzadilla (2003) afirma que “el trato de Duno con el lenguaje figurativo y la manera en que combina las formas, temáticas y simbolismos asociados a una tradición de la modernidad…le permite crear con ello un producto distinto a todo lo que se ha hecho, luego de recorrer el camino de la vanguardia y abandonarlo para encontrarse consigo mismo.” (1)
Desde 1976, cuando Nicasio Duno presenta su primera exposición individual, su obra ha venido madurando su técnica dibujística y pictórica. La diversidad de sus motivos siempre figurativos y asociados con iconografías y simbolismos particulares, de cierto sabor surrealista y fantasía neo-figurativa, permite describirla desde cuatro grandes momentos: dibujo independiente, dibujo coloreado, realismo mágico y naturaleza orgánica.
Los dibujos independientes de Duno, durante 1970 y 1980, le han permito experimentar con lápices, pinceles, plumillas así como con pasteles, tinta china, acuarelas. Su dibujo no sigue el simple oficio tradicional; más bien es una propuesta de integración de técnicas convencionales sobre soportes diversos. Papel, cartón, madera, periódicos y telas han servido para explanar las líneas dinámicas, los trazos envolventes, las manchas espontáneas y los efectos inacabados que caracterizan su dibujo.
La temática se inspira en la interpretación de personajes de la farsa, detalles cotidianos y motivos imaginarios. Figuras humanas en rotación sobre si mismas, motivos religiosos, híbridas figuras fantásticas, erotismos sublimados, personajes reales e imaginados habitan sus dibujos. Se advierte notable preferencia por la figura humana femenina porque “para mi – dice el propio artista – la mujer es el mejor modelo, puede hablar desde sí con muchos lenguajes. La mujer es aire, la mujer es tierra, la mujer es fuego; es un elemento mágico, maravilloso. En toda mi obra está presente la mujer.”(2).
El aprendizaje obtenido en dibujo y diseño aunado a la impresión gráfica, determinan, entre 1990 y 1995, el segundo momento de la obra plástica de Nicasio Duno: El dibujo coloreado. En soportes de mediano y gran formato de madera, cartón y tela resuelve sugestivos dibujos, a los cuales aplica moderadas tonalidades cromáticas de declarado procedimiento lineal. Son grandes dibujos coloreados o pinturas dibujísticas. En esta fase se ubican los dibujos-pictóricos resueltos sobre materiales adheridos al soporte.
Así se aprecia en la obra “Después de la procesión” (1977), resuelta sobre “el detalle tipográfico de papel periódico adherido al soporte que sirve de fondo texturado para asentar el trazo decidido, constante y expresivo que deja el grafito y el pincel” (3). Similar tratamiento dibujístico se aprecia en la obra “Rosa negra”(2005) que, “a primera vista nos parece una pintura por el dominio del color; pero una vez que recorremos visualmente la obra con atención, notamos que la imagen está configurada mediante líneas exclusivamente“.(4)
Un tercer momento: realismo mágico.
Las figuras y personajes de cada ambiente se distribuyen en ámbitos fragmentadamente armónicos que favorecen el accionar simultáneo de todos ellos, donde cada uno parece asumir su rol dentro del argumento y segmento compositivo.
La variedad cromática y la unidad compositiva favorecen la confluencia armónica de contrastes: tonalidades cálidas se suavizan en entornos cromáticos fríos, figuras de mayor tamaño alternan con otras más pequeñas para señalar espacios y tiempos diferentes. Atmósferas nocturnales ceden sus penumbras ante ambientes diurnos más lumínicos, elementos de imaginación e irrealidad comparten su fantasía con entornos de proximidad cotidiana.
Los motivos y argumentos de libre interpretación son otro eje perceptivo de la obra decididamente figurativa de Nicasio Duno. Con libertad y desenfado extrae de la herencia icónica de la historia del arte motivos, figuras, elementos que luego reinventa e incorpora a través de argumentos propios cargados de magia y simbolismo. En algunas de sus obras es fácil advertir una suerte de espíritu de las formas que parece pasearse por el hilo cronológico del arte. “Siempre tuve gran admiración por Marc Chagall, por sus sueños, por sus fábulas…su vida se parece mucho a la mía.
A mi, me criaron con fábulas y de pronto me cambian todo por el Evangelio; esta confluencia de creencias se instaló en mis pinturas” ( 5 ). Formas de ayer se reinventan en nuevos significados para revelar nuevos referentes de ficción y realidad. Así se aprecia en la serie sobre duendes, una extensa producción “orientada hacia los sueños hacia el onirismo cuyo origen deviene del potencial imaginario de las serranías de Falcón, con sus gnomos, sus duendes, sus encantos, con la tradición delas narraciones orales y el rico legado del inconsciente colectivo” (6). También en las obras de inspiración taurina donde toros “vegetales”, espíritus de toros y toreros, figuras levitantes, rostros enigmáticos, aves y ángeles se hibridan en un juego evocativo de fantasía, folclore, recuerdos y pases de lidia.
En estas pinturas de motivos fantásticos, los argumentos recrean un mundo distinto y original a base de fusionar ficción y realidad, presente y pasado, espiritualidad y materialidad, amores y desamores. La naturaleza se ramifica en un discurso coherente y único donde las vivencias personales del artista se entretejen con motivos y argumentos inesperados en planos argumentales donde se hibridan formas y símbolos, técnica y oficio, imagen y palabra. Así lo confirma: “En mi pintura hay una especie de representación de la oralidad, quizás porque siempre he compartido con poetas y la poesía me es muy cercana.” (7)
En clara correspondencia con las resoluciones estéticas anteriores y revelando ya la maduración de un lenguaje plástico personal, Nicasio Duno actualmente desarrolla la propuesta naturaleza orgánica, donde recrea la flora venezolana y universaliza sus formas y colores mediante una estética pictórica sustentada en una sólida estructura dibujística y una poética libertaria de las formas. Flores, hojas, ramas y formas vegetales de ambigua catalogación botánica se adocenan en una suerte de macetas de inasible descripción. Un conjunto central de formas ambiguas, de colores diversos y efectos lumínicos se recorta sobre fondos de planos cromáticos matizados y superpuestos que realzan el motivo central.
Naturalezas vivas, orgánicas donde la metamorfosis y el camuflaje de las formas se reinventa en un mágico juego de formas, manchas, pinceladas cortas, puntos y líneas sutiles. No hay interés por detallar o mimetizar la pluralidad vegetal de la flora; más bien parece imponerse una recreación fantástica de la riqueza vegetal del trópico.
En clara correspondencia con las resoluciones estéticas anteriores y revelando ya la maduración de un lenguaje plástico personal, Nicasio Duno actualmente desarrolla la propuesta naturaleza orgánica, donde recrea la flora venezolana y universaliza sus formas y colores mediante una estética pictórica sustentada en una sólida estructura dibujística y una poética libertaria de las formas. Flores, hojas, ramas y formas vegetales de ambigua catalogación botánica se adocenan en una suerte de macetas de inasible descripción. Un conjunto central de formas ambiguas, de colores diversos y efectos lumínicos se recorta sobre fondos de planos cromáticos matizados y superpuestos que realzan el motivo central.
Naturalezas vivas, orgánicas donde la metamorfosis y el camuflaje de las formas se reinventa en un mágico juego de formas, manchas, pinceladas cortas, puntos y líneas sutiles. No hay interés por detallar o mimetizar la pluralidad vegetal de la flora; más bien parece imponerse una recreación fantástica de la riqueza vegetal del trópico.
En estas obras, predomina un cromatismo rico, plural, desenfadado que se pasea seguro y armónico por toda la composición. No hay temor de abordar contrastes intensos pero tampoco son monótonas las analogías cálidas o frías. La exploración de las posibilidades expresivas del color constituye en un elemento definitorio en la obra de este artista falconiano que transita con seguridad expresiva y técnica por los senderos de la figuración pictórica y efectos estéticos de transparencias atmosféricas y sombras lumínicas. Por: Gabino Matos. Caracas 2008 Fuente (blog) de Lourdes C Sierra Reyes (20014) lourdescsr.wordpress.com
!HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!
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