JUANA ZÁRRAGA HEREDIA DE PILÓN
ESCUDO DEL ESTADO FALCÓN |
JUANA ZÁRRAGA HEREDIA DE PILÓN
Nació en Coro el año 1806 y muere en Madrid, España el año 1880. Según se desprende de uno de sus poemas, Juana, huérfana de madre, se vio forzada a huir en compañía de algunos de sus parientes, a la Isla de Cuba, en 1822.
Ello, se explica al recordar que la mayoría de los criollos adeptos al rey así como los españoles residenciados en la Provincia de Coro (actual estado falcón) tuvieron que abandonar precipitadamente el territorio, en vista de las represalias que podían desatarse entre quienes eran afectos al régimen.
Muy joven Juana, arrastrada por las fatales consecuencias de la guerra, toma la determinación de viajar a España. En Madrid y en plena juventud fue bien acogida en la Corte Española quien a pesar de sus muchos privilegios en la Casa Real, nunca olvidó la tierra de sus mayores.
Fueron varias las conmociones sufridas y que hacían vacilar el Trono de Isabel II pero Juana se mantuvo incólume al lado de su protectora y amiga, y finalmente la siguió al destierro en 1868 cuando Isabel II pierde la Corona tras un golpe militar acaudillado por Prim, Contreras y Pierrad, demostrando cuna de las virtudes de que se gloría el pueblo coriano: la lealtad. Las corrientes literarias de aquellos tiempos no dejaron de influir en su sensibilidad poética. Juana espontánea y sensitiva se siente unida al recuerdo del solar natal. Algo indiscutible en un poeta. Lo que siempre protege al poeta y/o artista, escritor, es su talento y sensibilidad, y NO la escuela a la que pertenece. No aparece en su reseña alguna influencia ejercida por esta poetisa en nuestro medio, ya que apenas se le conoce.
El recuerdo de la madre muerta, la amargura de su orfandad en desamparo, la nostalgia del hogar perdido, su infancia en tierra extraña, las vicisitudes dan un toque melancólico en el fondo de sus poemas. Esta poetisa coriana conserva desde el punto de vista de su emotividad femenina, una independencia característica.
Poesía
Yo ver no volveré mis patrios lares,
Ni la mansión en que gozosa oía
El dulce acento de la madre mía,
Que hablaba de Dios y sus
altares.
Más aún que lejos, llevo la
memoria
Del bravo pueblo, que guardó mi
cuna,
Y anhelo con honra y con fortuna,
Se vea escrita su página en la
historia.
Si libre sabe ser, no serán vanos
Los funestos debates y amarguras,
Que en tantos años de borrascas
duras,
Alcanzaron también a los
corianos.
Ojalá que ya ricos de experiencia,
No asalten al poder con vil
codicia,
Ni de la ley, mancillen la
justicia,
Anulando del pueblo la
conciencia.
La Patria antes que el hombre, es
el sentido
Capaz de construir fuerte
naciones,
Y en tanto, por mezquinas
ambiciones,
Las mayores grandezas se han
destruido.
Ya al duelo asisto de la triste
España,
La que un tiempo se dijo señora,
Y hoy de sus hijos fratricidas
llora
El culpable furor, la torpe saña.
¡Oh Patria! Quien me diera ver tu
río,
Las corrientes oír, graves sonoras,
Que son tesoros de un recuerdo mío.
¡Madre adorada! Si del cielo viste
De mi vida infeliz las crueles horas
!Adiós! cuando yo muera sin quebranto,
Tu vivirás y espero sea con gloria,
quizás, algún tiempo en mi memoria
Llegue a ti entre las notas de este canto. Fuente: CURIANA, DE RAFAEL SÁNCHEZ
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