ISAACS J PARDO


                                                                Isaac J. Pardo


Isaac José Pardo Soublette nació en Caracas, República de Venezuela, el 14 de octubre de 1905  y falleció en Caracas, el 03 de marzo de 2000.

Fue un intelectual venezolano de ancestros judeo-alemanes, conocido por sus ensayos: Esta tierra de Gracia (1955), Fuegos Bajo el Agua: La invención de la Utopía (1983).

Incursionó en la política muy joven, como integrante de la Generación del 28, por lo que durante la dictadura del general Juan Vicente Gómez sufrió cárcel y exilio. 

Fundador ​​el año 1945 junto con Elías Toro y Andrés Germán Otero, del partido Unión Republicana Democrática (URD), al cual se unió tres meses después Jóvito Villalba. Participó en el breve gobierno de Rómulo Gallegos y luego fue director del diario El Nacional, redactor del semanario humorístico El Morrocoy Azul y autoridad principal del Consejo Nacional Electoral en 1963.

Empezó a trabajar como médico interno en el hospital de El Algodonal donde, junto con el doctor José Ignacio Baldó, se dedicó a la tisiología y a luchar contra la tuberculosis, una de las enfermedades endémicas en Venezuela, sobre todo en los campos y en los sectores marginales de las ciudades.

Fue un avezado investigador de la historia colonial venezolana y su trabajo sobre los orígenes de la utopía, que publicó bajo el título de Fuegos Bajo el Agua, le valió el Premio Nacional de Literatura en 1984. En 1999 recibió la Orden del Libertador y un título honorario de la Universidad Simón Bolívar.
A continuación, ISAACS EL HIJO DE LA RISA. POR MARÍA RAMÍREZ RIBES (08-2007)

¿Puede el humor y la inteligencia definir a un hombre? Dejo el interrogante en el aire. Definir, en el caso de Isaac José Pardo Soublette es quizá mucho decir por la complejidad de este insigne venezolano comprometido en el arduo proceso de construir una nación desde tan diversos frentes. Este destacado médico, político, escritor, intelectual y pensador  cubre de manera polifacética el siglo XX venezolano. La vida y la obra de Isaac J. Pardo constituyen un ejemplo de integridad dentro del feliz matrimonio de humor e inteligencia que acompañó sus pasos, incluso en los momentos más dramáticos de su vida.  

He insistido en el humor y ¿por qué no pensar en el nombre? Al acercarse a lo que él llamó su "Cédula de Identidad" y hablar del nombre de Isaac (Yizhac en hebreo) nos recuerda que "Isaac significa la risa: la risa de Dios, la risa de Abraham y de Sara, el hijo de la risa". Y no hay que olvidar que la risa constituye la característica más propiamente humana y el símbolo de la libertad. El nombre de Isaac se repite en su familia cinco veces en nueve generaciones, no sé si con tan feliz acierto como en este "hijo de la risa" que  tantas y tan felices  huellas ha dejado en la vida pública venezolana. 

                    
Sus antepasados

Isaac José Pardo Soublette nace en una Venezuela rural que ni  sueña que acabará siendo un país petrolero, ni imagina los cambios que dicha realidad producirá en el contexto social. Nace en la casa número 64 entre las esquinas de Municipal y Reducto en la ciudad de Santiago de León de Caracas  el 14 de octubre de 1905.


En ese momento Caracas apenas contaba con alrededor de unos 93.000 habitantes, ya se había iniciado la expansión hacia la zona del Paraíso y el país vivía todavía la etapa de los caudillos.  Un año antes, el 22 de febrero de 1904, el tribunal de la Haya había firmado el Laudo que dio una solución definitiva al conflicto que se planteó a raíz del bloqueo de Alemania, Italia y Gran Bretaña contra Venezuela y  Juan Vicente Gómez, vice-presidente de Cipriano Castro ejercía ya el poder como presidente de facto.  


El abuelo paterno de Isaac provenía de la comunidad israelita portuguesa de Hamburgo y había llegado a La Guaira el 3 de diciembre de 1841 donde ya vivía su hermano Michel Pardo. Se dedicaron al comercio representando a la firma Michel Pardo de Hamburgo. Isaac Pardo cuenta que en ese momento la comunidad israelita de Caracas era muy pequeña y no se podía comparar con las que había en Maracaibo o en Coro por el intercambio y cercanía con las Antillas Neerlandesas. La religión católica entonces tampoco permitía el matrimonio mixto por lo que al decidir casarse con María de Jesús Monsanto, el 21 de junio de 1846, tomó la decisión de recibir las aguas bautismales. Anteriormente, ese mismo año, el  2 de marzo de 1846, había adquirido la nacionalidad venezolana. Además de la casa de comercio Pardo & Cía., su abuelo funda el primer Banco de Venezuela, cuyas actas se encuentran en los archivos del Banco Central.  Formó parte de la Comisión codificadora creada por Guzmán Blanco "para poner al día el arcaico sistema jurídico del país". Isaac  recuerda a su abuelo como un hombre  culto, que intervino en la instalación del telégrafo de Venezuela, del teléfono y en la construcción del Teatro Caracas que se incendió y quedaba de Veroes a Ibarra; éste fue el primer gran teatro de Caracas hasta que  Guzmán Blanco construyó el Teatro Municipal. Su abuelo era masón y fundó la Logia Esperanza, a la cual Isaac Pardo donó un retrato suyo.  

Cuenta también Isaac J. Pardo que su abuelo "cultivó amistad con el general José Antonio Páez, que visitaba la casa" y relata sobre el entusiasmo que sentía cuando oía algún familiar decir: "una vez me dijo Páez…" a la vez que confiesa la gran emoción que esto le producía,  "era como si yo recibiese un mensaje de Páez por intermedio de una sola persona, casi directamente, como si el gran guerrero estuviese detrás de la puerta."   Entre los allegados al abuelo se encontraba también "Diego Bautista Urbaneja, nieto del Diego Bautista Urbaneja de la Independencia" Sobre él recuerda haber encontrado "un billetito, que seguramente se relacionaba con la cuestión del Código, que decía: Amigo Pardo, véngase por aquí para que tengamos una conversación de chinchorro, su afectísimo Diego Bautista Urbaneja de tal fecha". Y ante tal hallazgo a él se le ocurrió enviárselo a Diego Bautista Urbaneja con otra notita que decía: "Diego Bautista Urbaneja le escribió a Isaac J. Pardo esta notica el día tal de mil ochocientos y tanto e Isaac J. Pardo tiene el placer de obsequiársela a Diego Bautista  Urbaneja el día tal de mil novecientos…" 

Con quien el abuelo tuvo una relación íntima y familiar fue con el general Carlos Soublette y con sus hijos.  Él acabó siendo el apoderado del General y como testimonio  conserva el original de una hoja escrita que alude a la llamada que le hizo el General ante una muerte inminente: "Amigo Pardo yo me estoy muriendo y quiero confiarle a usted mis últimas voluntades…"   El General recomendó a sus hijos varones: "váyanse de Venezuela y no regresen nunca más porque esto no tiene composición". Eso fue durante el gobierno de los Monagas. Uno de ellos, Evaristo, se fue a Chile y allí se radicó "y formó una familia. Cuando Jacobo, hijo de Isaac Pardo, viaja a Chile, Isaac Pardo se lo recomienda a Evaristo Soublette" y allí Jacobo conoce a Amelia Soublette con quien se casa. Jacobo Pardo y Amelia Soublette son los padres de Isaac José Pardo Soublette, biznieto del general Soublette. 

Por el lado de los Soublette Isaac José Pardo está emparentado  con la madre del Libertador Simón Bolívar. Los Soublette fueron "originarios de una pequeña población de los Bajos Pirineos llamada Itxassou". Antonio Soublette  y Piar viajó a Venezuela  y "se casó en Caracas con Teresa Jerez de Aristiguieta y Blanco, prima de doña María de la Concepción Palacios y Blanco, madre de Simón Bolívar, el Libertador." De ese matrimonio nació Carlos Valentín  Soublette el 15 de diciembre de 1789 y siete hermanos más. Soledad, una de ellas, casó con Daniel Florencio O"Leary, edecán del Libertador. Por lo que, como él mismo ha hecho notar, el apellido Soublette "está estrechamente vinculado con la guerra de la Independencia".

Del matrimonio de Carlos  Soublette con doña Olalla nacieron seis hijos, uno de ellos Evaristo que se casó en Chile con, Margarita Marín y Varas (la Mamita Maiga), padres de Amelia Soublette Marín", madre de Isaac J. Pardo. Con su bisabuelo no llegó a tener contacto pero sí lo tuvo con su hija Teresa (la Tía Teté), quien por una fractura de fémur permanecía en una silla de ruedas en su habitación frente a "un busto en yeso de su padre".

En el recuerdo de aquella época, Isaac J. Pardo dice que  aunque era muy niño, recuerda vivamente las visitas a la tía Teté de la mano de su madre y dice que no se le borró nunca de la mente  la imagen de "la anciana, la silla de ruedas, la cómoda y el busto," por lo que llegó a decir ya más crecido "que la tía Teté oficiaba en el altar de su padre". También recuerda que ella iba a misa todas las mañanas en la Iglesia de Altagracia y luego desayunaba en la casa de sus padres "que vivían entre las esquinas de Maturín y Las Ibarras".

Luego de su fallecimiento, la biblioteca del CELARG fue bautizada en su nombre, para honrar su memoria.
Bibliografía
Esta tierra de gracia (1955)
El Tirano Aguirre (1958)
Estudio Sobre Elegías de Varones Ilustres de Indias (1961)
La ventana de don Silverio (1978)
Fuegos Bajo el Agua (1983)
¡Esa Palabra no se dice! (1994)
A la Caída de las Hojas (1997)


                            ¡HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!



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