JOSÉ IZQUIERDO EMINENTE MÉDICO VENEZOLANO.

                                                                                                  JOSÉ IZQUIERDO
JOSÉ IZQUIERDO ESTEVA:: Educador, científico y catedrático venezolano del Siglo XX. 1887-1975

Por: Óscar Beaujón

ESTIRADA POR FUERA la figura, recia por dentro la moral. Voluntad firme para la acción buena, fecunda la mente para el germinar de las ideas. Sobre la tarima del aula, erguido y elegante, con su pelo blanco y medio erizado, como taladrando el espacio, atiende puntualmente el doctor José Izquierdo su cita con la cátedra universitaria, gigante del saber anatómico y gran señor de la pintura. 

Detrás de la bata blanca del galeno se encuentra el médico humanista, que ve al hombre enfermo con el cristal de su conciencia y de su responsabilidad, en condiciones minimizadas por la agresión de las enfermedades.


Don José Izquierdo nació y vivió para ser médico y para ser, con maestría, docente de la medicina, dos misiones en el destino de su vocación, que desarrolla y fortalece para sentirla siempre a todo lo largo de la dinámica creativa de su vida. La necesidad de la capacitación científica y cultural, le amanece temprano al futuro anatomista.

Estudia la educación primaria en el Colegio San Vicente de Paúl, la secundaria en el Colegio San Agustín, regentado por el eminente y olvidado educador doctor Rafael Cruz Guitián; y muy joven, al filo de los .quince años, en 1902, la Universidad Central de Venezuela lo hace Bachiller en Filosofía, lo matricula en 1906, en la Facultad de Medicina, lo considera en 1912 médico cirujano, apto para curar enfermos, y por estar clausuradas las actividades universitarias, el correspondiente certificado que el Estado venezolano reconoce por resolución ejecutiva, como Doctor en Ciencias Médicas, ratificado por la Universidad Central de Venezuela al entregarle el Rector David Lobo, el 25 (le enero de 1924, en el Paraninfo de la Universidad, con asistencia del Consejo Universitario en pleno, el Diploma de Doctor en Ciencias Médicas. 

La ocasión se aprovecha para incorporarlo al claustro universitario, consagrando así lo que ya desde algún tiempo venía siendo la realidad de un eminente anatómico y de un catedrático de alta y excepcional categoría. Desde los propios comienzos de sus estudios, brota en el estudiante de medicina José Izquierdo, la obligación de conocer al hombre en el desnudo de sus huesos y de sus carnes, y lo estudia de tal manera que, de los primeros exámenes rendidos en igo8, sus manos salen cargadas con diplomas de sobresaliente en Anatomía Humana y en Disección. 

Generoso por naturaleza, considera que los profundos conocimientos de anatomía adquiridos no debían quedar almacenados en su poderosa memoria. Siente entonces el deber de repartirlos entre los estudiantes de medicina, para lo cual obtiene en 1910, por concurso de oposición, el cargo de preparador de la Cátedra de Anatomía. Cinco años más tarde asciende a la categoría de jefe de trabajos prácticos, y en 1917 ocupa con justicia el escalafón de profesor titular de Anatomía Humana de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela, que ratifica por concurso de oposición en 1937, y que conserva con derecho y desempeña con dignidad, hasta su jubilación el 25 de junio de 1952, sin dejar nunca su vinculación con la Anatomía, puesto que atendía con placer las invitaciones que le hiciesen para dictar conferencias anatómicas. 

Clásica fue la supuesta Clase Inaugural, con sus admoniciones y control de asistencia con el pase de listas. Con ella colaboraba en la celebración de las bodas de plata de promociones médicas, una de las cuales, la de los egresados en 1949, lleva con orgullo el nombre de “Promoción Dr. José Izquierdo”. 
Maestro insigne, el profesor José Izquierdo fue caballero en el aula y en la calle, severo para reprender sin odio y sin intenciones malsanas, pedagogo para seleccionar de su inmensa sabiduría lo que debía enseñar y podían aprender los alumnos, talento para exponer en perfecta armonía las narraciones anatómicas y los dibujos geniales que salían de las tizas multicolores que con extraordinaria habilidad manejaban sus mágicas manos, llegando a veces sus discípulos, en el embeleso de la concentración mental, a no poder definir si los dibujos estaban hablando o las palabras dibujando. 


Por otra parte, al doctor Izquierdo muy pronto le afloró la calidad de excelente médico, sobre todo en su dedicación a la cirugía, en la cual alcanzó rango prominente. 
En los hospitales civiles, en el Hospital Militar del que fue cirujano y director de Sanidad Militar con el grado de coronel, en la clínica privada, al lado del catre de los enfermos pobres y del lecho de los ricos, el doctor Izquierdo fue el mismo médico, con la misma conducta y la misma concepción filosófica del arte de curar y el mismo humanitario desprendimiento material, en el apostólico ejercicio de la medicina. 

Entre las muchas virtudes que integraron la personalidad del doctor Izquierdo, se destaca la franqueza para expresar su pensamiento y defender con lealtad y firmeza sus opiniones, sobre todo si en las mismas se involucraba alguna referencia científica, historio gráfica o filosófica, que considerase como una verdad, la cual sin serlo para los demás, era su verdad. 
En el maestro José Izquierdo brillaron superiores condiciones intelectuales: talento, prodigiosa memoria, fluidez de pensamiento, espíritu investigativo, analítico y razonador para conclusiones afortunadas, juicio equilibrado en los horizontes de la sensatez, a todo lo cual se agrega una concepción moral sin flaquezas y sin arrugas para un comedido sistema de vida y una extraordinaria honestidad intelectual. Disciplinado, estudioso, buen lector de obras clásicas, erudito rayando en sabio, que lo mismo hablaba de matemáticas, discutía filosofía y escribía historia; políglota para más de seis idiomas, incluidos el latín y el griego; gramático y celoso defensor de nuestro idioma, por lo que su obra escrita está redactada con perfecta sintaxis y elegante estilo literario. 

Dotado para ser escritor: densa cultura, dominio de la lengua de Castilla y de otras lenguas y metodología para escribir, en el doctor Izquierdo vivió un hombre de letras que penetró en la historio grafía, trajinó la novelística, asiduo colaborador de periódicos nacionales y extranjeros y traductor de grandes autores de la literatura universal. 
Como historiador aparece en 1946 como biografista de Juan Manuel de Rosas, el tirano argentino, a quien le critica muchos pasajes de su actuación, condena sus delitos políticos y sus crímenes, y abona a su cuenta el haber unificado a la nación argentina y haber humillado, ante su patria, a dos poderosas naciones europeas. 

El Libertador motivó la pluma bolivariana del doctor Izquierdo con artículos de prensa sobre su última enfermedad, el tratamiento empleado por Reverend y su no comprobada categoría de médico universitario. Polémica tensa e inconclusa fue la provocada por su libro El cráneo del Libertador, basado en el hallazgo en la capilla de la Santísima Trinidad de la catedral de Caracas, donde estuvieron los restos del Padre de la Patria, de un cráneo con señales de haber sido autopsiado, como lo fue El Libertador, planteando la duda, explicada documental mente pero no despejada objetivamente, de si aquél era o no el cráneo de El Libertador. 

Otra obra bolivariana del doctor Izquierdo se titula Simón Bolívar. Reseña histórica, publicada en Buenos Aires en 1967. 
Aprovecha su afición y sus conocimientos de todas las suertes del torear, adquiridos en la asistencia de tardes taurinas en el viejo circo Metropolitano de la esquina de Puerto Escondido y de otro situado entre las esquinas de Miranda y Maderero, para escribir un Tratado de Tauromaquia, de buena acogida en el público taurófilo venezolano. 
Recordando sus vivencias de catedrático y sus experiencias de educador, escribe el doctor Izquierdo en 1956 su novela El Raspado, una crítica al mal estudiante, repitiente y fracasado y un reconocimiento a la aplicación, al estudio y a la honestidad de la conducta, como medios indispensables para el éxito profesional y social. 

Entre las muchas realizaciones publicitarias del doctor Izquierdo se encuentran los trabajos anatómicos, que culminan con su interesante Manual de Embriología, artículos divulgativos en la prensa venezolana y sus famosas traducciones: del inglés Hamlet, Otelo y Julio César de Shakespeare y El Cuervo de Edgard Alan Poe; del alemán, De Los Llanos de Carl Sachs y Fausto de Goethe; y del latín, La imitación de Cristo de Tomás Kempis. 

La inmensa labor docente del maestro Izquierdo, amplia, generosa, cumplida con devoción y con terca insistencia de gran educador para impartir sabiduría en función de formar médicos y modelar hombres, fue siempre reconocida por treinta y tantas generaciones médicas, que siempre se han sentido orgullosas de haber sido sus discípulos, convertidos en amigos, para ofrecerle constantemente el homenaje de su respeto y admiración, como el rendido por sus primeros alumnos del curso 1915.1920, durante el cual le entregaron un bisturí de oro, para celebrarle sus Bodas de Plata profesorales. 

Todo lo anterior, apretadamente expuesto, ajustado a la verdad que el maestro nos enseñó a decir, es la estela biológica del gran venezolano, ilustre educador de original y exitoso pensamiento pedagógico, que respondió al nombre de José Izquierdo, nacido el 12 de enero de 1887, en una casa de la parroquia de Santa Teresa de Caracas, siendo el cuarto hijo del honorable matrimonio del doctor Francisco Izquierdo Martí y doña Antonia Esteva Palmer. 

Caraqueño típico, con aspecto de aspereza en los modales y de exquisita sensibilidad en su manera de ser y proceder. Católico sin ser beato. Cordial y sencillo en una vida austera. Activo para los ejercicios fuertes. Juega bolas criollas y destella en los deportes, como el boxeo, capaces de estimular odios, y ama el mar de Naiquatá. 


Para su vida familiar, contrae primeras nupcias con doña Luisa Carlota Mendoza Domínguez, de quien enviuda en 1954, y casa en segundas nupcias con doña Amelia Pérez López Méndez, quien lo cuidó con cariño y le lleno de amor los últimos quince años de su vida. No tuvo hijos, pero gozó de numerosos sobrinos y sobrinas, entre los cuales se cuentan eminentes ingenieros, profesionales de diversas especialidades, damas honorables y dos eminentes cirujanos: Francisco y Luis Plaza Izquierdo, su médico de cabecera, siendo este último un eminente anatomista, quien con otro notable discípulo del doctor Izquierdo, el doctor Jesús Yerena, preparan un moderno y bien editado “Atlas de Disección por Regiones”. 

Satisfecho de su buen quehacer mundano y liviana la conciencia de pecado alguno, después de haber compartido inquietudes y esperanzas, cabalgando sobre dos siglos, un accidente de trombosis cerebral le paraliza el corazón, le corta la respiración y le determina la muerte, el 3 de diciembre de 1975, para destinarlo a vivir, en el recuerdo de los venezolanos de todos los tiempos.


Un mensaje nos legó el doctor Izquierdo, con fecha abierta, para la entrega: “No olvidemos, dijo, que los muchachos aprenden lo que hacen y dicen sus mayores, por lo tanto, el porvenir cultural y científico de Venezuela en mucho depende de la enseñanza que impartan los maestros, en la escuela, el liceo y en la universidad, y del ejemplo que ofrezcan con la conducta moral de sus vidas”.

   ¡HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!

DOCUMENTOS SONOROS
DE LA BIBLIOTECA DE VOCES DEL SIGLO XX

SONOROUS DOCUMENTS
OF THE LIBRARY OF VOICES OF 20TH CENTURY

13 de febrero de 1947
Compilación, Restauración y Digitalización
Archivo Sonoro
“José Guillermo Carrillo”
Fotografía
Nelson Naveda 
Caracas. Venezuela
25 de enero de 2006







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