HORACIO QUIROGA - URUGUAY.




HORACIO QUIROGA
Nuestro novelista-cuentista nace Salto (Uruguay) el 31 de diciembre de 1878. Por eso se llamó Silvestre de segundo nombre. Nada hacía suponer que con su llegada se sucederían acontecimientos infelices o infaustos para él y sus allegados.

A los pocos meses de nacido, su padre pierde la vida en una cacería, deporte al cual era aficionado por pertenecer a una familia pudiente, o sea, nada común para personas. no pertenecientes a ese círculo social.


El fallecimiento de su padre le marcó por el resto de sus días, a pesar de que su madre volcó todo sus mimos y ternuras hacia él, pero lamentablemente le esperaban nuevos acontecimientos. El matrimonio de su madre con Ascensio Barcos fue otro duro golpe para el pequeño Horacio, y la parálisis que desarrolló el padrastro le encaminó a la más terrible depresión, causándose la muerte con con disparo de su escopeta utilizando el dedo gordo del pie para cometer el suicidio. Esto, fue presenciado sin que aquel lo percatara, pues entraba en ese momento el joven Horacio con apenas 16 años, a la habitación, produciendo en él, un impacto moral imborrable.

Intenta luego, con ayuda materna y aprovisionado de una herencia, dedicarse a la literatura, como la vía expedita para dar cabida a  los fantasmas que rondaban en su cabeza, y es así como, se instala y funda una "revista" de dos páginas cuyo título fue "La Revista del Salto", allí surgieron las primeras poesías: "Fantasía Nerviosa" "Sadismo-Masoquismo" o "Cuento Fetichista" cargadas de erotismo y morbosidad. Enamorado de María Esther, cuya madre era considerada una mujer fatal, su madre irrumpió en ese amorío y dio al traste con él. En adelante todas sus enamoradas tendrían por nombre María.

Dueño de una cuantiosa herencia, viaja a París, donde conocería a Rubén Darío en algún oscuro café de Montmartre, pero como nuevo hijo pródigo regresó luego que la Ciudad de la  LUZ lo atragantara. Al regreso se encamina a la capital, donde en oscura habitación y constante vaciado de botellas, se establece en compañía de nuevos amigos entre quien se encontraba Federico Ferrando. Pero el fatalismo tocó nuevamente a su puerta, cuando su amigo retado en duelo por un miembro del cenáculo literario rival,un Guzmán Papini, le enseñaba a u amigo el manejo de una pistola, ésta se dispara y mata a su amigo Federico en el acto.

Nuevamente herido en su moral, atribulado recordaría siempre la escena de su amigo yerto, sale libre de culpa, pero ya nadie, sería capaz de curarle esa herida. Huye a Montevideo a casa de su hermana, preso de tristeza y depresión, y llega a su vida Leopoldo Lugones, el genial colega, quien le devolvería las ansias por lograr ser considerado un auténtico escritor.
Estuvo casado con una joven alumna de cuya unión nacieron: Eglé y Darío, pero los nubarrones de la incomprensión terminaron con la vida de Ana María en un arrebato sublime tomó una dosis de sublimado y su agonía se prolongo varias semanas. La educación de sus hijos fue un lenitivo para su atormentado espíritu. Sus cuentos y relatos acrecentaron su fama: "Cuentos de la Selva" dedicado a los niños.

Acosado por las jóvenes generaciones quienes le solicitaban consejos para lanzarse al ruedo literario, pronto se sintió atrapado, asfixiado y ni el amor de sus hijos le repusieron las ansias de vivir. Posteriormente, conoce a una compañera de colegio de su hija llamada María Elena Bravo y nada le impidió el matrimonio con ella, y muy pronto adivinó la catástrofe de su matrimonio, pues María Elena también le abandonó a tiempo.

Se suicida en Buenos Aires,  ingiriendo cianuro un 19 de febrero de 1937 ante la perspectiva de una enfermedad incurable.


Por: Egly Colina Marín ( fuente:clásicos universales)











































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