JACOBO ARBENZ GUZMÁN- GUATEMALA.




JACOBO ARBENZ GUZMÁN

Árbenz Guzmán nació en Quetzaltenango, ciudad económica, industrial, agrícola y comercial de Guatemala, el 14 de septiembre de 1913

Sus padres fueron Jacobo Árbenz y Octavia Guzmán. Su padre, de origen suizo alemán, se avecindó en este país centro americano en 1901, cuando instaló y regentó una farmacia, en la segunda ciudad de la nación guatemalteca. Problemas de orden económico le hicieron abandonar este negocio y emplearse como administrador en una pequeña finca, propiedad de otro inmigrante alemán que residía en Quetzaltenango.

 El pequeño Jacobo estudió en el colegio de María Bennett de Rölz. Luego se matriculó, en 1932. en la Escuela Politécnica de Guatemala, donde se destacó por su férrea aplicación y su invariable disciplina. Ocupó el puesto de Sargento Primero de la Compañía de Caballeros Cadetes, que constituyó para él un alto honor dado que sólo 6 cadetes lo habían logrado entre 1924 a 1944. 

En el año de 1937, después de haberse graduado, fue llamado para servir en la Escuela Politécnica como catedrático. En cuanto a sus oficios como oficial del ejército, se desempeñó mayormente en el Fuerte de San José, de Ciudad de Guatemala y en San Juan, Sacatepéquez. Allí conoció las duras condiciones de vida de la población indígena y las formas en las cuales operaba este tipo de trabajo que, por sus características, resultaba forzoso. 
En 1938, conoció a María Vilanova, natural de El Salvador con quien se desposó en 1939. En 1943, Árbenz ascendió al grado militar de capitán y comandó la compañía de Caballeros Cadetes. Para ese momento ya era un oficial distinguido, quienes le conocieron en esa época, lo describen como un líder nato. Jacobo Árbenz Guzmán actuó como triunviro de la Junta de Gobierno y después, en el gobierno de Juan José Arévalo como ministro de Defensa y, finalmente como Presidente Constitucional de la República. 

Producido el alejamiento de los presidentes Jorge Ubico y Federico Ponce el 20 de octubre de 1944, la junta militar constituida ejecutó sus actos de gobierno mediante decretos ejecutivos que tendían a la modernización del Estado. En este orden, la Junta Revolucionaria de Gobierno convocó el 10 de enero de 1945, a la elección de una Asamblea Nacional Constituyente cuya finalidad consistió en la redacción de una nueva Constitución y, en la convocatoria a elecciones libres. La nueva Constitución fue decretada por la Asamblea Constituyente el 14 de marzo de 1945 y estuvo vigente hasta el 10 de agosto de 1954, oportunidad cuando fue derogada por el gobierno provisional del coronel Carlos Castillo Armas. Esta Constitución consagró, entre otros derechos:

*La separación de los poderes dentro del Estado; la autonomía de la Universidad de San Carlos de Guatemala; el fin del trabajo forzoso y de la prisión por deuda y el reconocimiento del derecho al voto de la mujer.

La Junta Revolucionaria de Gobierno que se había instalado el 20 de octubre de 1944, estaba integrada por Jorge Toriello Garrido, Jacobo Árbenz Guzmán y Francisco Javier Arana cesó en sus actividades gubernamentales, el 15 de marzo de 1945 con el juramento del catedrático y escritor Juan José Arévalo, como presidente constitucional como resultado de las elecciones celebradas en diciembre de 1945. 

El coronel Jacobo Árbenz Guzmán el 15 de marzo de 1951, asumió la presidencia Constitucional del Estado, profundizando las reformas políticas y sociales que habían iniciado la Junta Revolucionaria de Gobierno y la administración de Juan José Arévalo. 

En su discurso inaugural estableció diáfana mente los objetivos básicos de su administración. "Nuestro gobierno -expresó- se propone iniciar el camino del desarrollo económico de Guatemala, tendiendo hacia los tres objetivos fundamentales siguientes: 1) convertir a nuestro país de una nación dependiente y de economía semi- colonial en un país económicamente independiente; 2) convertir a Guatemala de país atrasado y de economía predominantemente semi-feudal en un país moderno y capitalista; y 3) hacer que esta transformación se lleve a cabo en forma que traiga consigo la mayor elevación posible del nivel de vida de las grandes masas del pueblo".Su obra de gobierno desarrolló la construcción de la hidroeléctrica de Jurún-Marinalá, en Escuintla, construcción de la Carretera al Atlántico, construcción del puerto de Santo Tomás e implementación mediante el Decreto 900 de la Ley de Reforma Agraria, que tuvo por finalidad evitar la relación latifundio- minifundio.

Este decreto fue recibido con simpatía por parte de los desheredados; pero tuvo una contumaz oposición por parte de empresarios del campo y la ciudad, terratenientes y por la empresa transnacional United Fruit Company, propietaria de la mayor extensión de áreas cultivables en Guatemala. A su vez, la Iglesia Católica, también se expresó. La implementación de esta Ley generó abusos e ilegalidades en el país, porque los agentes gubernamentales en connivencia con los campesinos, procedieron a invadir violentamente propiedades no afectadas por el Decreto 900. Estas irregularidades exasperaron los ánimos del colectivo social, que se intensificarían cuando el coronel Jacobo Árbenz Guzmán legalizó al Partido Comunista Laborista Guatemalteco, incorporándole a sectores estratégicos de la vida nacional, tales como organizaciones campesinas, sindicatos y la ubicación en cargos determinantes de la administración pública. 

Esta actitud del presidente Árbenz logró que militares y civiles se coaligaran para rechazar la implementación de estas políticas que consideraban atentatorias con sus seculares intereses. Las rencillas internas se intensificaron y al presidente Árbenz le resultada casi imposible realizar los actos normales de gobierno y, las fuerzas militares en su conjunto, se negaron a defender el gobierno constitucional del presidente Árbenz cuando se produjo desde Honduras, la invasión libertadora que liderizó el coronel Carlos Castillo Armas, con apoyo de los gobiernos de Nicaragua, República Dominicana, Venezuela y Estados Unidos. 

El presidente norteamericano Dwight David Eisenhower, secundado por el secretario de Estado, John Foster Dulles, temeroso que régimen marxista pudiera instalarse en Centroamérica se enfrentó sin cortapisa a la administración de Árbenz. La X Conferencia de la OEA celebrada en 1954 en Caracas, fue el preámbulo para la acción final: la invasión. Árbenz y su canciller Guillermo Toriello denunciaron ante el mundo la existencia de un complot internacional para alejarlo del mando. En este sentido el canciller Toriello deja asentada la siguiente referencia histórica: “El 29 de enero de 1954 el Gobierno de Guatemala reveló al mundo todos los detalles del estado de los preparativos bélicos contra la nación. Exhibió abundantes pruebas materiales e incluso correspondencia cruzada entre agentes de la conspiración.

El cuartel general, el centro de entrenamiento de mercenarios y el depósito de armamentos, se encontraban en esa fecha en Nicaragua con la ayuda de Somoza. El Gobierno de Guatemala denunció los hechos, de los que se desprendía que se había implementado ya y que debería estar muy próximo a su consumación el plan agresivo UFCO-Departamento de Estado-CIA. Discretamente, a pesar de tener sobrado conocimiento de la realidad de la «Operación Guatemala» y de sus animadores, el Gobierno de Guatemala no formuló acusación alguna contra el Gobierno de Estados Unidos. 

¿A qué se debía esta actitud del Gobierno de Guatemala? Pues sencillamente a que ingenuamente esperaba que las promesas de dialogar del presidente Eisenhower (comisión mixta), e indudablemente su conocimiento de los hechos pudieran poner un freno a los designios turbios del Departamento de Estado. Pero Eisenhower se cruzó de brazos… Ante la denuncia de Guatemala, míster Dulles no podía pasar por alto esa oportunidad para llevar agua a su molino, tergiversando los hechos y difamando al país. Escasamente se había producido la denuncia sobria y mesurada de los hechos por parte del gobierno guatemalteco, cuando míster Dulles -hipócritamente- ponía el grito en el cielo (30 enero, 1954) protestando por la acusación (?) hecha por Guatemala contra el Gobierno de Estados Unidos y asegurando maliciosamente que «los Estados Unidos consideran la expedición de esa falsa acusación, hecha con inmediata anterioridad a la X Conferencia Interamericana, como un esfuerzo comunista por obstruir la labor de esa conferencia y lesionar la solidaridad interamericana, que tan vital es para todas las naciones del hemisferio». 

(Tras difundir por el mundo esta falsa y cínica aseveración, el «austero paladín de la democracia y defensor de la solidaridad americana», con su hermano Allan, planeaban los próximos envíos de bombas y aviones a Honduras, para el grupo agresor.) La intentona de invasión de Guatemala, el 17 de junio de 1954, vendría a demostrar poco tiempo después que el Gobierno de mi país decía la verdad y que míster Dulles mentía, simulando una angustia que no sentía para ocultar sus inconfesables designios. Ante la eventualidad de la invasión, decretó la suspensión de garantías constitucionales y sus partidarios iniciaron la persecución política de los adversarios al gobierno. 

Con el apoyo de los Estados Unidos, el coronel Carlos Castillo Armas invadió su propio país con tropas entrenadas y organizadas por la agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos”.Dotado el ejército invasor de aviones y pertrechos norteamericanos y del apoyo de los presidentes Rafael Leónidas Trujillo y Anastasio Somoza García de República Dominicana y Nicaragua respectivamente, la fuerza invasora logró infundir terror en el adversario, con el agravante de las instituciones militares, se rehusaron a proporcionar apoyo al presidente Árbenz. Éste, desprovisto de un apoyo real por parte del ejército, optó por presentar su dimisión al cargo constitucional, el 27 de junio de 1954, entregando el poder del Estado al coronel Carlos Enrique Díaz, jefe de las fuerzas militares. 

La fuerza invasora insurgente entró en la capital y el coronel Carlos Castillo Armas se apoderó de la jefatura del estado. Este trágico conflicto generó como balance un promedio de más de 160.000 muertos. 

Árbenz procreó con su esposa tres hijos: Arabella, Leonora y Jacobo. Arabella, la hija mayor del presidente Arbenz quien se había iniciado como actriz de cine de éxito, tanto en México como en Estados Unidos, temerosa de que su novio, el diestro mexicano Jaime Bravo, fuese corneado y muerto en las actividades propias de su profesión, le encareció que abandonara el redondel, pero éste se negó a complacerla, y Arabella, vencida por el miedo optó por suicidarse frente a él, en un restaurant de Bogotá, Colombia. 

Esta ofrenda de amor, truncó la vida física y artística de la triunfadora del film “Los Bien Amados”. 

Jacobo Árbenz, se exilio en México donde falleció el 27 de enero de 1971. Sus restos fueron repatriados a Guatemala por mandato del presidente Ramiro de León Carpio, el 19 de octubre de 1995.

                   ¡HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!


































































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