JOSÉ MARÍA RIVOLTA
PADRE JOSÉ MARÍA RIVOLTA
(Notitarde)Decir: José María Rivolta es visualizar más allá de una estructura llamada “Hogares Crea de Venezuela”, es asumir como verdadero e intangible un legado impregnado en el corazón de los carabobeños, quienes lo conocieron personalmente, o bien, quienes se enamoraron de su proyecto de vida a través de su labor incansable, permanente y decidida, lo recuerdan como un pilar cuya existencia no sucumbió tras su último respiro
El 4 de noviembre, el maestro, el guía espiritual de muchas generaciones, el sacerdote y el amigo, cumplió un nuevo aniversario en la eternidad. En Venezuela, no sólo la comunidad salesiana a la que pertenecía, sino la Arquidiócesis de Valencia que lo acogió como a uno de los suyos, lo recuerdan con alegría, no como quien llora una pérdida física, sino como quien celebra que un hermano mayor en la fe ya se encuentra cara a cara con el Amado.
“Hizo un gran servicio con la gente”, dicen quienes conocieron de él. Caminar por los centros de ayuda terapéutica, entrar a los salones del Colegio Universitario “Padre Isaías Ojeda”, fraternizar con sus amigos y colaboradores, ver sus rostros y leer sus miradas dice mucho de quien entregó su vida sin reservas en ayudar a los semejantes. A su cargo estuvo la Cátedra de Psicología en el Seminario Mayor Arquidiocesano “Nuestra Señora del Socorro”, lo que se traduce en una esmerada formación del clero valenciano.
El Presbítero Roberto Sipols, vicario general de la Arquidiócesis de Valencia lo definió como un hombre de carácter firme, pero entendida esa firmeza como una virtud maravillosa, que caminaba tomada de la mano con la bondad y la caridad, necesarias para sellar con tinta indeleble el corazón de los venezolanos.
Ir contracorriente y convertirse en la excepción a la regla en ocasiones genera roces, inconvenientes y dificultades que aceptándolas con humildad se convierten en la mayor de las fortalezas que puedan acompañar la vida de un hombre al servicio de Dios, como San Francisco de Asís, como San Pío de Pietrelcina, incomprendidos y tildados de locos, a veces, por sus mismos hermanos.
“El Padre Rivolta fue un hombre siempre abierto a lo nuevo, un hombre innovador. Puedo contar como un relato muy personal que un domingo en la mañana, sabiendo ya que José María se encontraba muy mal, lo visité en terapia intensiva donde se encontraba recluido, me acerqué a su lecho y como vicario general, como hermano suyo le dije: ´José María yo te pido perdón por las veces que la Iglesia no te ha comprendido, por las veces que la Iglesia no te ha apoyado, y te perdono también por las veces en que nos desconcertamos por tu camino´. Recuerdo haberle dicho que el suyo fue un camino de caridad y amor”.
Y luego – continuó monseñor Sipols - al salir de la habitación encontré a la hermana Felicidad, sus seguidores y amigos orando fuera, minutos en los que ese hombre entregó su alma a Dios con la serenidad de sus ojos azules que irradiaban tanta bondad. “Me alegro de ser una de las últimas visitas que recibió José María y ojalá que todos los sacerdotes de Valencia lo recordemos, lo imitemos en su gran forma de ser”.
Con esa mezcla de alegría y nostalgia que invade a los hombres al recordar las vivencias junto a seres queridos, el padre Roberto Sipols dijo de su hermano Rivolta: “Un gran valenciano, un gran sacerdote diocesano y un gran salesiano, que todos además de sentir el orgullo de saber que él es nuestro, tengamos un valor grande que imitar”.
Por su parte, Juan Pablo Correa, fiel servidor de Dios a través de la música, recordó cómo a sus 20 años de edad, el grupo de gaitas al que pertenecía fue invitado a tocar a una de las sedes de Hogares Crea de Venezuela, ubicada en Campo de Carabobo. Sin saberlo, Dios ya tenía un plan trazado para él dentro de la organización.
“Una cosa era ver al padre Rivolta desde lejos, y otra muy distinta sentarse a discutir algún proyecto con él. En una ocasión disentí de unos puntos que se estaban tratando en plena asamblea de voluntarios de comunidades terapéuticas locales, y naturalmente, pensé retirarme de la institución al finalizar la reunión. No fue así, el mismo padre José María me llamó para formar parte del equipo coordinador. Quería con él a críticos, personas que cuestionasen el trabajo. En lugar de desmotivarme me alegré de que mi punto de vista fuese tomado en cuenta en aras de modernizar, de cambiar”, rememoró.
Cuenta entre risas haber creado el primer correo electrónico al padre José María Rivolta mientras corría el año 1991, durante una calurosa jornada de trabajo en Puerto Cabello.“Para mí siempre fue una figura mítica, un altísimo honor haberlo conocido. Rivolta nunca descansaba, era ya su estilo de vida. En ocasiones llamaba a reunión un domingo a las 10 de la noche. No era de extrañar una llamada de madrugada debido a algún incidente en una comunidad terapéutica. En fin, dejar de ver a su familia durante meses y otros sacrificios más. Siempre experimentamos dentro de Hogares Crea un trabajo filántropo, un reto personal en pro de una mejor Venezuela”, expresó Correa.
Pasados los años - cuenta - me vi como vicepresidente de las 15 comunidades terapéuticas, trabajando codo a codo con psicólogos, con psiquiatras, especialmente con reeducados del programa.
“A José María la puede definir como una persona paterna, una persona amiga, tratable. Con un carácter fuerte, férreo, no era mal humor. Había que convencerlo de una idea, luego que sabía a ciencia cierta de qué trataba, él era el primer enamorado del proyecto”.
Escribir sobre José María Rivolta es describir un legado, es husmear sobre un trabajo inacabado, que día a día toma nuevos rostros y devuelve renovadas esperanzas a familias enteras. Es hablar de prevención y reeducación. No es su profesión de Psicólogo, ni su licenciatura en Filosofía y Letras, tampoco su experiencia como docente o perito agropecuario, no se trata sólo de un Honoris Causa concedido por la Universidad de Carabobo, es algo que trasciende en el tiempo, que traspasa la lógica humana y se aloja en el corazón de quienes queremos hacer de Venezuela un país mejor. www.notitarde.com
!HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!
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