SIMÓN BOLÍVAR, CARTA A DON JUAN GERMÁN ROSCIO-
Texto Completo San Juan de Payara, Venezuela, 16 de enero de 1820 Al señor doctor Juan Germán Roscio. Mi querido amigo Roscio: El general Sucre es el portador de esta carta, y ya lo supongo a V. en el mando, pues Zea debe haber marchado ya sin duda alguna para cuando llegue esta carta. A este sujeto he encargado de la más importante de todas las comisiones, que es la de llevar los fusiles a la Nueva Granada; para lo cual lo he facultado de todos los modos posibles y aun le he entregado el dinero que ha venido del Reino, a fin de que no encuentre el menor obstáculo, gaste lo que necesite y aun vaya a las Antillas si no los hay en Guayana. Es necesario que esto se haga rapidísima mente sin atender a firma ni a etiquetas, pues Santander me escribe que se pierde la Nueva Granada si no van pronto los fusiles, y en este ejército hay el mismo grito. Así, V. no se dé por ofendido de la confianza que le hago a Sucre, pues más bien es para acelerar esta operación que para retardar que yo me serví de este medio, a fin de que ni V. mismo tenga el menor embarazo por nada ni en nada. Yo conozco nuestra gente, que en habiendo dinero todos quieren cogerlo, unos con derecho y otros sin él. El general Mariño tiene la orden de venir a reunirse a mi cuartel general; por consiguiente, es indispensable que V. se empeñe en que se venga luego, pues yo no quiero que se quede ahí un día después que el general Sucre haya salido para mi cuartel general. Que esté enfermo, que esté vivo, o que esté muerto, debe venir el general Mariño con Sucre; y si no marcha con él, iré yo mismo a buscarlo y entonces hago a V. responsable de los perjuicios que resulten de mi contramarcha, que quizás serán irreparables. No quiero que a V. le suceda lo que al señor Zea, y si vuelve a suceder, paso por las armas a cuantos sean cómplices, sirviéndome como es justo la espada de la ley. Vd. es preciso que se mantenga inexorable en su gobierno, porque la miel se la comen hasta las moscas, y el mayor vicio de un gobierno es el de la debilidad: Vd. sabe muy bien estas cosas y es inútil repetírselas, pero añado que, no basta saber las cosas para hacerlas: Vd. no se vaya a desacreditar y a perdernos a un tiempo por una criminal indulgencia con los pícaros y los facciosos. Reciba Vd. es consejos de un joven que es viejo por la experiencia. Adiós, mi querido amigo: cuente V., con su Afmo., que lo ama de corazón.
SIMÓN BOLÍVAR
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“FONOTECA JOSÉ GUILLERMO CARRILLO”
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