DON LUIS CORREA


                                   DON LUIS CORREA





Poeta, ensayista, periodista y diplomático venezolano, nacido en Higuerote (en el estado Miranda) el 31 de diciembre de 1884, y fallecido en Nueva York (Estados Unidos de América) el 11 de abril de 1940.

Nace, en el seno de una familia humilde, y, pierde a sus padres a muy temprana edad, por lo que es enviado al asilo de huérfanos de Caracas, por unos familiares. Su infancia estuvo signada por la tristeza y la pobreza, pero también, por su viva inteligencia natural, que Luis decidió utilizar para salir de las penosas condiciones en que vivía. Así, pronto logró llamar la atención de los responsables del orfanato, quienes, asombrados por los méritos académicos del muchacho, propiciaron su ingreso en el Colegio Santa María -dirigido, a la sazón, por el célebre ingeniero y educador Agustín Aveledo.

En dicho centro de estudios, el joven Luis Correa tuvo la fortuna de contar con algunos maestros tan excepcionales como el gran poeta modernista y patriota cubano José Martí, quien, durante una breve estancia en Caracas, impartió clases al lado de ese colosal pedagogo que fue Aveledo. Bajo la tutela de tan notables maestros, Correa culminó con suma brillantez y máximo aprovechamiento sus estudios de Bachillerato, y pasó a continuación a la Universidad Central de Venezuela, en cuya Facultad de Derecho inició la carrera de Leyes.

No concluyó, empero, estos estudios superiores, pues pronto abandonó las aulas universitarias para dedicarse del lleno al ejercicio del periodismo y al cultivo de la literatura. Durante seis años (1906-1912), publicó abundantes colaboraciones en la prestigiosa revista cultural El Cojo Ilustrado, y alcanzó gran notoriedad en el ámbito de la prensa caraqueña a partir de 1918, fecha en la que se convirtió en jefe de redacción de El Universal.

De seguidas, emprendió una brillante trayectoria al servicio del Gobierno y la Administración Pública de su país, que le condujo en primer lugar hasta Europa, donde ejerció como Cónsul de Venezuela en Le Havre (Francia). Integrado, así, en el cuerpo diplomático de su nación, al cabo de unos años fue designado miembro de la Delegación Venezolana enviada a la Conmemoración del Congreso de Panamá (1926); y, a su regreso a Venezuela, quedó definitivamente incorporado a la política nacional, en la que, en 1929, ejerció como Director de la Imprenta Nacional. Su brillante carrera dentro de la vida pública alcanzó su punto culminante en 1931, cuando fue designado Director del Gabinete del Ministerio de Relaciones Interiores.

A comienzos de la década de los años cuarenta, Luis Correa decidió trasladarse a los Estados Unidos de América con la esperanza de hallar, en los hospitales norteamericanos, algún remedio eficaz contra los graves problemas de salud que venía padeciendo en los últimos meses. Pero los facultativos neoyorquinos, sólo pudieron certificar su deceso, sobrevenido en la ciudad de los rascacielos en la primavera de 1940.

Obra

El joven Correa influido por el magisterio de Martí, se inició como poeta dentro de esa corriente modernista que, a finales del siglo XIX y comienzos de la centuria siguiente, se extendía ampliamente por todos los foros y cenáculos literarios de Hispanoamérica. Así, en sus composiciones primerizas -recogidas en Alba lírica (Caracas, 1905), única obra poética que Correa dio a la imprenta-, son bien patentes las huellas de algunos maestros cimeros de dicha tendencia, como el argentino Leopoldo Lugones, el uruguayo Julio Herrera y Reissig y, por supuesto, la figura precipua de este movimiento, el genial poeta nicaragüense Rubén Darío.

En esta estela modernista, Luis Correa supo dotar a sus versos de un refinado toque exótico, una melodiosa musicalidad, un acusado aliento retórico y, en definitiva, de todos los rasgos representativos de la estética puesta en boga por Darío y sus continuadores. Con todo, en su haber hay que anotar también una característica peculiar que confiere a su breve pero intensa producción poética un inconfundible sabor original: la integración, al lado de los aspectos formales y temáticos propios del Modernismo, de algunos rasgos específicos del sustrato lírico tradicional. Todo ello queda bien patente en sus composiciones más celebradas por la crítica y los lectores, como las tituladas "Sinfonía de Dinorah", "Lilas y rosas", "La canción del sátiro", "En sueño Leonardino" y "Salmo de los cipreses".


  • Además del poemario Alba lírica, Luis Correa publicó varios volúmenes en prosa, donde recogió sus artículos y ensayos políticos y literarios, así como algunas impresiones personales extraídas de su amplia experiencia viajera. Se trata de las obras tituladas: 
  • Antifaz desgarrado (Caracas, 1906), 
  • Las ideas políticas de Cecilio Acosta (Caracas, 1926), 
  • Terra Patrum (Caracas, 1930), 
  • Elogio de don Cristóbal Mendoza (Caracas, 1937) y 
  • Viaje stendhaliano (Caracas, 1940). www.mcbiografias.com

              !HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!

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