HUMBERTO BÀRTOLI****

 

                                  HUMBERTO BÀRTOLI****




Primero en aplicar la penicilina en Guayana.  Primero también en practicar una operación quirúrgica en la Zona del Hierro.  Siendo Gran Maestro dejó de ir a la Logia por consideración a Monseñor Samuel Pinto Gómez, Vicario de la Diócesis, quien vivía en su casa.
           
            Bártoli, como buen cristiano, asegura que cumple con los diez mandamientos, menos con el noveno, según el cual no se debe desear la mujer del prójimo.
            Su matrimonio se parece mucho a un restaurante  en que cada uno cree que ha pedido lo mejor hasta que ve el plato del vecino – arguye con una sonrisa pisciana.
            
      A quien hablaba  un italiano puro y hubiese formado en un colegio florentino tan prestigioso como espiritual, le resultaba un infierno dantesco aquella empresa de oro escondido en las entrañas de la madre tierra y no soportándolo mucho se vino a la Upata  de los Cova  Fernández donde comenzó a nucleares, mezclarse y ramificarse el toscano apellido Bártoli. Santos Bártoli se casó con Rosario Salmerón, nieta de Don Pedro Cova, siendo caporal del hato de sus padres donde después de diácono y minero se hizo llanero de lazo y espuelas. De este matrimonio Bártoli - Salmerón nacieron: Isabel, Alfredo, Pedro, José Angel, Teodoro, Carmelita y Virgilio.

            Yo soy hijo de Pedro y primer nieto de la familia. Mi padre se casó con Carmen Teresa Da Silva, de Upata, hija de don Pancho Da Silva, de origen portugués.  Nací  4 de Marzo de 1917, en plena época gomecista, cuando de la villa de Yocoima a Ciudad Bolívar se tardaba tres días y a veces cuatro en invierno atravesando la montaña de Caruachi y ocho horas mínimo navegando el Orinoco desde Puerto de Tablas.  Recuerda el doctor Humberto Bártoli que a bordo de un DC-3 llegó al aeropuerto de San Félix que era un pajonal, vestido con traje azul marino y una corbata que lo ahorcaba a plena y radiante luz del sol.
            
 Graduado en ciencias médicas retornaba a la tierra confluida por el Orinoco y el Caroní donde emergería la industria pesada venezolana, equidistante de su nativa Upata donde transcurrió toda su infancia  de primaria y Ciudad Bolívar, donde estudió la secundaria.
           
 Pero, en el Campamento de Palúa estuve poco tiempo debido a un impasse con la superintendencia.
            ¿Y qué le pasó?
            El Superintendente de la compañía pretendía que la penicilina que traían cruda y en frasco de cien mil unidades desde Estados Unidos sólo fuese utilizada en pacientes norteamericanos.
            ¿Cómo reaccionó?
            -Yo soy venezolano, vivo, trabajo en y para Venezuela y primero son mis compatriotas y después los gringos.
 
El doctor Bártoli fue el primero en usar la Penicilina en el Estado Bolívar. La poderosa sustancia bacteriológica había sido descubierta en 1928 por el médico inglés Alexander Fleming junto con Chain y Florey. 
            ¿Cuánto ganaba un médico entonces?
            Yo ganaba en la Iron 1400 bolívares trabajando 24 horas los siete días de la semana.
            ¿Qué hizo después?
            Renuncié para encargarme de la Medicatura  Rural de San Félix y a raíz de la Revolución de Octubre de 1945, me transfirieron para el viejo Hospital de Ciudad Bolívar donde trabajé en el Servicio de Cirugía para Mujeres y como médico del Batallón de la Infantería de la plaza, pero al año y medio se registró una epidemia de viruela  en Tumeremo y Sanidad me pidió trasladarme hasta allá para combatirla. De 300 casos sólo uno fue mortal. Luego me nombraron director del hospital Santa Rosa de Tumeremo y allí permanecí durante diez años alternado como médico de las FAC y como forense.

  En 1957 el doctor Humberto Bártoli retornó a Ciudad Bolívar donde continuó ejerciendo como Médico Forense. Ejerció en el Seguro Social. Dirigió la Unidad del Ipasme durante 14 años y sirvió como médico civil en el Batallón de Ingenieros Juan Manuel Cajigal N º 6 durante cuatro años. 

 Es autor de la letra de la canción marcial de este Batallón a la cual el maestro Gallegos le puso la música. Bártoli suma 41 años de ejercicio profesional  y en su cuarto de estudios hay diplomas de todos los tamaños.  24 años en el Seguro, 30 años como médico forense, de los cuales 25 en la PTJ, 10 años en la FAC, 4 en el Cajigal, 10 en el hospital de Tumeremo, y sigue.  Jamás ha ejercido la política.
           
            ¿Y ahora que está jubilado qué hace?
            - Yo soy campesino nato porque me crié en el hato de mi abuelo Pancho y la tierra se me metió en la sangre.  A 25 kilómetros antes de la encrucijada de Maripa está mi modesta finca. Se llama como mi mujer “Doña Esperanza” allí me siento integrado en la naturaleza.
            ¿Ha leído la última novela de García Márquez “El Amor en Tiempos de Cólera”?
            - 
             Tengo entendido que también lee libros de francés y masonería?
            - Yo soy masón, fui Gran Maestro, pero estoy distanciado.
            ¿Por qué?
            -Podríamos decir impedimento de índole familiar y social.
            ¿No entiendo mucho?
            -Monseñor Samuel Pinto Gómez es un sacerdote católico. Pertenece a la familia pontificada en su calidad de monseñor. Es Deán de la Catedral y vive con nosotros desde hace 35 años que llegó de Europa y, por respeto y delicadeza me inhibo de asistir a los talleres de la Logia. Escribe: entrevista por:
Licenciado en Comunicación Social, Socio correspondiente de la Academia Nacional de la Historia, Cronista oficial de Ciudad Bolívar, Vicepresidente de la Asociación Nacional de Cronistas Oficiales de Venezuela, Secretario General del Colegio Nacional de Periodistas 2010-2012, Seccional Bolívar.

               !HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!

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