MIGUEL DE MONTAIGNE
MIGUEL DE MONTAIGNE
Michel Eyquem de Montaigne [miʃɛl ekɛm də mõ'tɛɲ] fue un filósofo, escritor, humanista y moralista francés del Renacimiento, autor de los Ensayos y creador del género literario conocido en la Edad Moderna como ensayo. Ha sido calificado como el más clásico de los modernos y el más moderno de los clásicos.
Nació en el Castillo de Montaigne, Saint-Michel-de-Montaigne, cerca de Burdeos, el 28 de febrero de 1533 - muere el 13 de septiembre de 1592.
Su obra fue escrita en la torre de su propio castillo entre 1580 y 1588 bajo la pregunta "¿Qué sé yo?". Montaigne es el hermano de Juana de Montaigne, casada con Richard de Lestonnac y por lo tanto el tío de Santa Juana Lestonnac.
Su obra fue escrita en la torre de su propio castillo entre 1580 y 1588 bajo la pregunta "¿Qué sé yo?". Montaigne es el hermano de Juana de Montaigne, casada con Richard de Lestonnac y por lo tanto el tío de Santa Juana Lestonnac.
Montaigne nació cerca de Burdeos en un château propiedad de su familia paterna, el 28 de febrero de 1533. Su familia materna, de ascendencia judía española, provenía de judeoconversos aragoneses, los López de Villanueva, documentados en la judería de Calatayud, tres de los cuales fueron quemados por la Inquisición española, incluido su bisabuelo Pablo López en 1491. La familia paterna de Michel (los Eyquem) gozaba de una buena posición social y económica y él estudió en el prestigioso Collège de Guyenne de Burdeos.
Recibió de su padre, Pierre Eyquem, alcalde de Burdeos, una educación a la vez liberal y humanista: recién nacido fue enviado a vivir con los campesinos de una de las aldeas de su propiedad para que conociera la pobreza. A los pocos años de vida, de vuelta en su castillo, le despertaban siempre con música, y para que aprendiese latín, su padre contrató un tutor alemán que no hablaba francés y prohibió que los empleados se dirigieran al niño en francés; así, no tuvo contacto con esta lengua durante sus primeros ocho años de vida. El latín fue su lengua materna; luego se le enseñó griego y después que lo dominó por completo comenzó a escuchar francés.
Entonces se le envió a la escuela de Burdeos y allí completó en sólo siete años los doce años escolares. Se graduó después en leyes en la Universidad. Sus contactos familiares le granjearon el cargo de magistrado de la ciudad y en ese puesto conoció a un colega que sería su gran amigo y corresponsal, Étienne de La Boétie. Los siguientes doce años (1554-70) los pasó en los tribunales.
Admirador de Lucrecio, Virgilio, Séneca, Plutarco y Sócrates, fue un humanista que tomó al hombre, y en particular a él mismo, como objeto de estudio en su principal trabajo, los Ensayos (Essais) empezados en 1571 a la edad de 38 años, cuando se retiró a su castillo. Escribe que «Quiero que se me vea en mi forma simple, natural y ordinaria, sin contención ni artificio, pues yo soy el objeto de mi libro». El proyecto de Montaigne era mostrarse sin máscaras, sobrepasar los artificios para desvelar su yo más íntimo en su esencial desnudez.
Fue un crítico agudo de la cultura, la ciencia y la religión de su época, hasta el punto en que llegó a considerar la propia idea de certeza como algo innecesario. Su influjo fue colosal en la literatura francesa, occidental y mundial, como creador del género conocido como ensayo.
Durante la época de las guerras de religión, Montaigne, fue católico, pero con dos hermanos protestantes, trató de ser un moderador y de contemporizar con los dos bandos enfrentados. Le respetaron como tal el católico Enrique III y el protestante Enrique IV. De 1580 a 1581, viajó por Francia, Alemania, Austria, Suiza e Italia, llevando un diario detallado donde describió episodios variados y las diferencias entre las regiones que atravesaba. Sin embargo, este escrito sólo llegó a ser publicado en 1774, con el título Diario de viaje.Guerras de religión.
Mientras estaba en Roma, en 1581, fue elegido alcalde de Burdeos; su padre Pierre Eyquem había sido ya alcalde de esta villa, que Michel rigió hasta 1585, cuando intentó moderar las tensiones entre católicos y protestantes.
Cuando Enrique IV, otra vez rey y con quien él sostuvo siempre una relación amistosa, le invita a la Corte como consejero, rehusando el papel de un nuevo Platón en la corte del tirano Dionisio de Siracusa, declinó tan generosa proposición: «Yo no he recibido jamás ninguna generosidad por parte de los reyes, que no he pedido ni merecido, ni he recibido paga alguna por los pasos que he dado en su servicio. [...] Soy, 'Sire', tan rico como me imagino».
Montaigne continuó extendiendo y revisando sus Ensayos hasta su muerte, acaecida en 1592 en el castillo que lleva su nombre, en cuyas vigas del techo hizo grabar sus citas favoritas. El lema, mote o divisa de su torre era «Que sais-je?» («¿Qué sé yo?» o «¿Qué es lo que yo sé?»), y mandó acuñar con él una medalla con una balanza cuyos dos platos se hallaban en equilibrio.
Su estatua, levantada en la década de 1930, y que se encuentra en la Place Paul Painlevé, del céntrico Barrio Latino de París, sirve como un amuleto de la suerte para los estudiantes de La Sorbonne que se encuentra justo en frente, y quienes, antes de los exámenes, tocan el pie derecho de la estatua.
Considera que su fin es «describir al hombre, y en particular a mí mismo [...] Montaigne escribió con pluma festiva y franca, revolviendo un pensamiento con otro, «a salto de mata». Su texto está continuamente esmaltado de citas de clásicos grecolatinos, por lo cual se excusa haciendo notar la inutilidad de «volver a decir peor lo que otro ha dicho primero mejor». Obsesionado con evitar la pedantería, omite a veces la referencia al autor que inspira su pensamiento o que cita y que, de todas formas, es conocido en su época. Anotadores posteriores suplieron esta menudencia.
Montaigne muestra su aversión por la violencia y por los conflictos fratricidas entre católicos y protestantes. En 1942, Stefan Zweig dijo de él: «A pesar de su lucidez infalible, a pesar de la piedad que le embargaba hasta el fondo de su alma, debió asistir a esta despreciable caída del humanismo en la bestialidad, a alguno de esos accesos esporádicos de locura que constituyen a veces lo humano. [...] Esa es la verdadera tragedia de la vida de Montaigne».
Tan moderno como muchos de los hombres de su tiempo (Erasmo, Juan Luis Vives, Tomás Moro, Guillaume Budé...), Montaigne profesaba el relativismo cultural. Montaigne es un gran seguidor y defensor del Humanismo. Si cree en Dios, rehúsa toda especulación sobre su naturaleza y, ya que el yo se manifiesta en sus contradicciones y variaciones, piensa que debe ser despojado de creencias y prejuicios que lo extravíen.
Juzga el matrimonio como una necesidad para permitir la educación de los niños, pero piensa que el amor romántico es un atentado contra la libertad del individuo: «El matrimonio es una jaula: los pájaros fuera desesperan por entrar, pero los de dentro desesperan por salir».
En definitiva, propone en materia educativa la entrada al saber por medio de ejemplos concretos y de experiencias antes que por conocimientos abstractos aceptados sin crítica alguna. Rehúsa, sin embargo, convertirse él mismo en un guía espiritual, en un maestro de pensamiento: no tiene una filosofía que defender por encima de las demás, considerando que la suya es únicamente una compañía en la búsqueda de identidad.
La libertad de pensamiento no se plantea como modelo, pues simplemente ofrece a los hombres la posibilidad de hacer emerger en ellos el poder de pensar y de asumir esta libertad: «La que enseña a los hombres a morir como se aprende a vivir».
En 1947 se publicó una edición resumida de los Ensayos, ilustrada por Salvador Dalí y cuyos textos fueron igualmente elegidos o supervisados por el famoso pintor. Esta edición, en inglés, se destinó al mercado estadounidense. www.wikipedia.org
"Si quieres miel no des puntapiés sobre la colmena."
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