JUAN MONTALVO
Juan Montalvo
El 17 de febrero de 1857, durante el gobierno de Francisco Robles, Montalvo fue nombrado adjunto civil a la legación ecuatoriana en Roma, mientras que Francisco Javier Salazar fue nombrado secretario de la misma. En 1845, su hermano regresó de su destierro en Perú, y lo llevó consigo a Quito a continuar sus estudios. Sus dos hermanos mayores, Francisco y Francisco Javier, le orientaban e influyen en su gusto por las letras, aparte de haberle creado, cada uno con su prestigio, un ambiente favorable en el mundo de sus estudios.
Entre 1846 y 1848 empezó a estudiar gramática latina en el colegio San Fernando. Posteriormente, estudió filosofía en el seminario San Luis, donde recibió el grado de maestro, y después ingresó a la Universidad de Quito para estudiar Derecho, no porque quisiera ser abogado, sino porque entre las profesiones de entonces (medicina, leyes y teología) esta le era la menos desagradable.
Juan María Montalvo Fiallos fue un ensayista y novelista ecuatoriano nacido en Ambato, Ecuador,(San Juan Bautista de Ambato es una ciudad ecuatoriana, capital de la provincia de Tungurahua.
Es también conocida como Cuna de los Tres Juanes, Fénix del Ecuador, Tierrita Linda, Jardín del Ecuador y Ciudad de las Flores y las Frutas. Su clima es templado seco, se encuentra entre los 2.500 metros sobre el nivel del mar, el 13 de abril de 1832 –y fallecido en la ciudad de París, Francia, el 17 de enero de 1889.
Es también conocida como Cuna de los Tres Juanes, Fénix del Ecuador, Tierrita Linda, Jardín del Ecuador y Ciudad de las Flores y las Frutas. Su clima es templado seco, se encuentra entre los 2.500 metros sobre el nivel del mar, el 13 de abril de 1832 –y fallecido en la ciudad de París, Francia, el 17 de enero de 1889.
Su pensamiento liberal estaba fuertemente marcado por el anticlericalismo y la oposición a los presidentes Gabriel García Moreno e Ignacio de Veintimilla. Luego de la publicación de la revista El Cosmopolita, en la que criticaba a la presidencia de García Moreno, Montalvo viajó a Colombia, donde escribió gran parte del resto de su obra.
Uno de sus libros más conocidos es Las Catilinarias, publicado en 1880. Entre sus ensayos destacan Siete tratados (1882) y Geometría Moral (póstumo, 1902). También escribió una secuela de Don Quijote de la Mancha, llamada Capítulos que se le olvidaron a Cervantes. Murió a causa de una pleuresía en París. Su cuerpo fue embalsamado y se expone en un mausoleo en Ambato, donde su figura de idolatría es aprovechada en todas las formas posibles por los mismos descendientes de sus enemigos.
Su padre, don Marcos Montalvo, hijo de un inmigrante andaluz, se dedicaba a los negocios ambulantes. En Quinchicoto, cerca de Ambato, conoció a doña Josefa Fiallos Villacrés, con quien se casó el 20 de enero de 1811. La pareja tras un tiempo se trasladó a Ambato, ciudad en la que don Marcos llegó a destacarse.
Tuvo siete hermanos: Francisco, Francisco Javier, Mariano, Alegría, Rosa, Juana e Isabel. Su niñez transcurrió no solo en su casa, sino también en la cercana quinta de Ficoa. En 1843, cuando tenía once años, su hermano Francisco fue arrestado, encarcelado y desterrado por enfrentarse políticamente a la dictadura de Juan José Flores. Según el escritor Galo René Pérez, el destierro de su hermano le "dejó una lesión moral de la que no se recuperó jamás", llevándolo a odiar a las dictaduras.
Entre 1846 y 1848 empezó a estudiar gramática latina en el colegio San Fernando. Posteriormente, estudió filosofía en el seminario San Luis, donde recibió el grado de maestro, y después ingresó a la Universidad de Quito para estudiar Derecho, no porque quisiera ser abogado, sino porque entre las profesiones de entonces (medicina, leyes y teología) esta le era la menos desagradable.
En Quito se hizo amigo del poeta y político liberal Julio Zaldumbide, con quien se reunía de continuo. En su casa a veces asistían practicantes de letras, destinados a convertirse en conocidos escritores: Agustín Yerovi, José Modesto Espinosa y Miguel Riofrío. Juntos comentaban a los grandes autores románticos europeos. En 1853 el presidente Urbina decretó la libertad de estudios en colegios y universidades. Por las nuevas regulaciones, Montalvo se vio privado de su cargo de secretario en el colegio San Fernando y además fue impulsado a abandonar su carrera de Derecho tras haber aprobado solamente el segundo curso. Así, decidió volver a Ambato.
Estudiaba gramática española y tratados de carácter idiomático. Profesando un respeto consciente a Capmany y Clemencín, estaba convencido de que era necesario fundar las originalidades estilísticas en la posesión de una forma correcta autorizada por los clásicos y los estudiosos más notables de la lengua.
1° viaje a Europa
El 17 de febrero de 1857, durante el gobierno de Francisco Robles, Montalvo fue nombrado adjunto civil a la legación ecuatoriana en Roma, mientras que Francisco Javier Salazar fue nombrado secretario de la misma. En buena medida este nombramiento se dio gracias a las diligencias de su influyente hermano, el doctor Francisco Javier Montalvo. A mediados de julio llegó a Francia. Aunque el asiento de sus funciones de adjunto civil era Roma, Montalvo se quedó seis meses en París, por causas ajenas a su voluntad.
Ahí conoció a don Pedro Moncayo, diplomático ecuatoriano, quien le brindó facilidades para su estímulo intelectual, y a celebridades francesas tales como Lamartine y Proudhon. Desde enero hasta agosto de 1858, mantuvo correspondencia con su hermano Francisco Javier destinada a su publicación en el semanario quiteño La democracia, que este último dirigía. Estos escritos, que conformaron una porción muy importante de su futura revista El Cosmopolita, no fueron bien recibidos en el Ecuador. Durante esta etapa en París, Montalvo se volvió melancólico, pues extrañaba su provincia. En Los proscritos, ensayo aparecido en El Cosmopolita, escribió:
Ahí conoció a don Pedro Moncayo, diplomático ecuatoriano, quien le brindó facilidades para su estímulo intelectual, y a celebridades francesas tales como Lamartine y Proudhon. Desde enero hasta agosto de 1858, mantuvo correspondencia con su hermano Francisco Javier destinada a su publicación en el semanario quiteño La democracia, que este último dirigía. Estos escritos, que conformaron una porción muy importante de su futura revista El Cosmopolita, no fueron bien recibidos en el Ecuador. Durante esta etapa en París, Montalvo se volvió melancólico, pues extrañaba su provincia. En Los proscritos, ensayo aparecido en El Cosmopolita, escribió:
La nostalgia consiste en un amor indecible por la patria y un profundo disgusto del país en que se está..., es un deseo de llorar a gritos al mismo tiempo que eso es imposible.
También, se acentuó su misantropía, inclinación que tuvo desde sus años de infancia, por hallarse en un medio extraño e indiferente. Su permanencia en París duró tres años, durante los cuales se dedicó a sus estudios, los contactos con personalidades, los paseos urbanos de observación provechosa, la elaboración de páginas literarias, varias aventuras amorosas y breves tareas de oficina. Asimismo, durante este tiempo se le manifestó un agudo reumatismo, cuyos efectos le acompañaron durante el resto de su vida.
Dejó Francia y en enero de 1858 ya se hallaba en Italia. Visitó Roma, disfrutó mucho su visita a Florencia, e igualmente memorables le resultaron sus impresiones de Nápoles, Sorrento, Pompeya y Venecia. De Italia viajó a España, y especialmente le agradó Andalucía; visitó Granada y Córdoba, disfrutando de la arquitectura musulmana de la Alhambra y el Generalife. De Granada regresó a París, atravesando La Mancha, donde constató la miseria en que se hallaba la región en ese entonces.
Retorno al Ecuador y exilio
Tuvo que regresar al Ecuador no solo por la inestabilidad de los gobiernos y la agitación política, sino también por la artritis que lo aquejaba. Cuando llegó, en 1859, el país era gobernado por García Moreno. Lo primero que hizo fue escribirle al presidente una larga carta, un tanto discursiva, pero cargada de admoniciones y amenazas, que según parece, no lo irritó del todo. A finales de 1861 colaboró en la revista literaria El Iris de Quito. En 1865 comenzaron sus amores con María Adelaida Guzmán, con quien contrajo finalmente matrimonio en Ambato el 17 de octubre de 1868 y tuvo dos hijos.
En octubre de 1874, mediante diligencia personal de Alfaro, fue publicado su libelo La dictadura perpetua, pero no comenzó a circular en Ecuador antes de mayo de 1875. De todos modos, La dictadura perpetua inspiró a un grupo de jóvenes liberales (Roberto Andrade, Manuel Cornejo, Abelardo Moncayo y Manuel Polanco) a asesinar a García Moreno, el 6 de agosto. Sin embargo, el más notorio autor del magnicidio fue un hombre ajeno a los conjurados, el mercenario colombiano Faustino Lemos Rayo, quien incluso ocupó algunos puestos públicos en los gobiernos garcianos, por lo cual el presidente no sospechaba de él. Al enterarse de la noticia, Montalvo afirmó: "no ha sido el machete de Rayo, sino mi pluma quien le ha matado". Poco después publicó el ensayo El último de los tiranos.
En mayo de 1876 de manera voluntaria y con el socorro económico de sus amigos liberales, Montalvo regresó al Ecuador. En Quito publicó el folleto Del Ministro de Estado por medio del cual atacó y ocasionó la renuncia de Manuel Gómez de la Torre, Ministro de Gobierno del presidente Antonio Borrero. El 22 de junio apareció el primer número de la revista El Regenerador, cuyo último número se publicó el 26 de agosto de 1878. El 9 de julio organizó la que se denominó "Sociedad Republicana" y en su discurso inaugural exaltó la importancia de la Internacional y propuso algunos de sus principios.
En los comicios de 1877 fue electo diputado por la provincia de Esmeraldas, pero no asistió nunca a las Cámaras. Tras un tiempo, finalmente partió hacia Ipiales, donde vivió preocupado y pendiente de su seguridad. En poco más de un mes viajó a Panamá, con la intención de publicar Las Catilinarias. Cuando después de 3 meses regresó a Ipiales, de inmediato se empeñó en acciones concretas de agitación popular y de levantamiento armado contra la presidencia de Veintemilla. Eloy Alfaro le había anunciado únicamente que su viaje a Europa no admitía ya dudas; junto con José Miguel Macay, su próspero socio financiero, se comprometió a ayudarle económicamente y a vigilar la edición de sus folletos. Finalmente Montalvo viajó a París con el deseo de editar su obra Siete tratados.
2do viaje a Europa
Estaba orgulloso de sus Siete tratados y deseaba publicarlos de la forma más lujosa posible. Pero no logró reunir el dinero que demandaba el proyecto, hasta que consiguió el auspicio del empresario José Joaquín de la ciudad de Besançon. Cuando fueron publicados sus Siete tratados, Montalvo fue reconocido y elogiado por varios críticos europeos, aunque sólo en el ámbito de la cultura hispana (mantenida por emigrantes españoles e hispanoamericanos por medio de publicaciones) o hispanistas de París. En consecuencia, Montalvo se apresuró a promocionar sus tratados en España.
Ansioso por conquistar la fama en España, Montalvo armó inmediatamente un viaje a Madrid, y llegó a la ciudad el 2 de junio de 1883. Se instaló en el mejor hotel de aquellos años: el Hotel París, ubicado en la Puerta del Sol. Muchos hombres de letras fueron a visitar o le invitaron a encontrarse con ellos: Gaspar Núñez de Arce, Jesús Pando y Valle, Marcelino Menéndez Pelayo y Manuel del Palacio, además de Juan Valera, Emilia Pardo Bazán, Leopoldo García Ramón y Carlos Gutiérrez, a más de dos figuras italianas: Cesare Cantùy Edmundo de Amicis.
La condición de Montalvo cada vez era peor, y el 15 de enero de 1889 hizo aproximar al doctor Agustín L. Yerovi para manifestarle sus últimos deseos (entre ellos el ser enterrado en París); el 16 de enero comenzó a agonizar, el 17 de enero pidió a su ama de llaves que lo vistiera con su traje negro y con frac y le pidió que tratara de comprar un puñado de claveles para su féretro. Fueron sus últimas palabras.
La colonia ecuatoriana costeó sus funerales que fueron solemnes y en la iglesia de San Francisco de Sales. Durante el régimen liberal se repatriaron sus restos embalsamados a Guayaquil, y el 12 de julio de 1889 fueron enterrados en el cementerio de la ciudad, donde permaneció hasta el 10 de abril de 1932. Al día siguiente de su exhumación se trasladaron a Ambato, a donde llegaron el 12, para reposar desde entonces en su mausoleo. En 1895 se publicó de manera póstuma en Francia Capítulos que se le olvidaron a Cervantes; y en 1902, Geometría Moral.www.wikipedia.org
!HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!
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