LUIS APARICIO "EL GRANDE"
LA LEYENDA DEL "GRANDE" |
LUIS APARICIO "EL GRANDE"
Nació el 11 de marzo de 1910, en la ciudad de Maracaibo, una ciudad venezolana, capital del estado Zulia, ubicada en el noroeste del país. Es el centro económico más importante del occidente venezolano debido a la industria petrolera.
Fueron sus padres: Adelina Ortega de Aparicio y Leonidas Aparicio. Comienza a jugar béisbol alrededor de 1924, pero en 1928 a jugar entre los mejores de la ciudad.
En 1929, junto con varios de los jugadores del club Atlético BBC, con el cual militaban, fundan el club Los Muchachos, posteriormente llamado Gavilanes, el club que sería el estandarte de la familia.
Gavilanes se convirtió rápidamente en uno de los equipos más competitivos de la región, y varios de sus jugadores comenzaron a tomar experiencia al enfrentarse a grandes estrellas cubanas, puertorriqueñas y norteamericanas que reforzaban a los distintos equipos profesionales en Venezuela. Para 1931, los hermanos Aparicio son contratados por el equipo Lucana BBC en Caracas. Luis jugaba como jardinero central y Ernesto lo hacía como campo corto.
El legendario manager-jugador Cubano Silvino Ruiz toma la decisión de cambiarlos de posición, a Ernesto a la segunda base, y a Luis al campo corto. Desde ese momento comenzó la leyenda de “El Grande”, bautizado así en 1935, por el Semanario Zuliano “Quijote”.
Verde relata algunas de las jugadas que lo inmortalizaron: “1932, Estadio Belén en Maracaibo, Gavilanes vs. Pastora, noveno inning. Cerrando Pastora, 2 outs y bateando “El Toto” Antonio Pozo produce rolling violento por el short y la bola hace un bote alto hacia su derecha, Luis Aparicio fildea a mano limpia y dispara hacia la primera base para el tercer out”.
El autor recuerda que al día siguiente los apostadores en la ciudad discutían que la jugada no valía porque había sido atrapada con la mano limpia y no con el guante. Los fanáticos del Pastora apostaban a que Aparicio cometería un error en el juego, y alegaban que la jugada de la mano limpia lo era. Obviamente terminaron desilusionados.
Una de las jugadas que le caracterizaba, según Verde, era cuando se producía un batazo rodado violento entre el campo corto y la tercera base. A este Luis iba en busca de la bola y al atraparla, con el guante de revés, lanzaba hacia la primera base y no frenaba su impulso, terminando en la zona de foul de la tercera.
Sobre esto dijo Aparicio: “A mí me enseñó Silvino Ruiz a jugar con las diagonales del cuadro y sabiendo donde está la tercera, me es fácil calcular donde está la primera”.
Aparicio deleitó con sus jugadas a la fanaticada del Zulia durante casi 22 años como pelotero activo en la Liga Central de Caracas y la Ligas del Zulia. Tras su retiro pasó 16 años dedicado a la enseñanza del béisbol como coach y manager, hasta su muerte el 1 de diciembre de 1971.
Su hermano Ernesto recuerda en la obra de Verde que Luis recibió ovaciones y los mejores comentarios en todos los terrenos que pisó en Venezuela, Cuba, República Dominicana y Puerto Rico. De hecho, Lázaro Salazar, le extendió una propuesta para firmar con el legendario club Almendares en Cuba, la cual rechazó, pues según él, eran años de guerras en el mundo, y quería quedarse cerca de su familia.
Los hermanos Aparicio dedicaron su vida al desarrollo del béisbol en el más alto nivel, y todo su fervor, disciplina e intelecto del juego fue transmitido a Luisito. Ernesto recuerda: “Luisito supo asimilar el béisbol, tenía una vivacidad enorme. Practicaba con los grandes, entre ellos su padre. Siempre destacaba. Se metía en todo. Quería aprender. Su deseo fue primordial.”www.wikipedia.org
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