JACINTO BENAVENTE
Jacinto Benavente
Jacinto Benavente Martínez nació en Madrid, municipio y ciudad de España. La localidad, con categoría histórica de villa, es la capital del Estado y de la Comunidad de Madrid. el año 1866 - y, murió el año 1954.
Dramaturgo español cuyos comienzos en El nido ajeno (1894) permitieron vislumbrar una profunda renovación del teatro en castellano.
El valor de su extenso trabajo radica en la introducción de referentes europeos y modernos en el teatro español.
Benavente, quien conocía muy bien la producción escénica que se desarrollaba más allá de los Pirineos, entre autores tales como G. Dannunzio, O. Wilde, M. Maeterlinck, H. Ibsen y B. Shaw, supo incorporar con acierto influencias que resaltaron notablemente muchas de las cualidades de su teatro, tales como la variedad y perfección de los recursos que introdujo en la escena, una gracia inteligente que recorre la sátira social que despliega, y unos diálogos vivos, chispeantes, muy dinámicos.
Benavente, quien conocía muy bien la producción escénica que se desarrollaba más allá de los Pirineos, entre autores tales como G. Dannunzio, O. Wilde, M. Maeterlinck, H. Ibsen y B. Shaw, supo incorporar con acierto influencias que resaltaron notablemente muchas de las cualidades de su teatro, tales como la variedad y perfección de los recursos que introdujo en la escena, una gracia inteligente que recorre la sátira social que despliega, y unos diálogos vivos, chispeantes, muy dinámicos.
Sin embargo, la preeminencia de los aspectos escénicos sobre lo dramático puro, así como un espíritu burlón y frívolo, le restan profundidad y alcance a muchas de sus piezas, convirtiéndolas en brillantes fuegos artificiales. Esa tendencia se puso de manifiesto en su segunda obra, Gente conocida (1896), así como en las que le sucedieron: La comida de las fieras (1898) y La noche del sábado (1903). En ellas puede comprobarse cómo el autor amortigua de forma significativa el tono de su crítica, centrada en las clases aristocráticas y acomodadas de la sociedad, para sustituirla por una reprobación simpática, amable, casi paternal, que no por casualidad obtuvo los favores del público.
Culminación de esta corriente de su trabajo sería la que está considerada su obra más representativa y lograda: Los intereses creados (1907). En ella presenta una afilada sátira del mundo de los negocios; particularmente atractiva, desde un punto de vista técnico, por la sabia combinación de elementos procedentes de la commedia dellarte con otros que brotan del teatro clásico español.
Esta pieza continuó en otra, menos conseguida, y que a juicio de muchos críticos fracasó: La ciudad alegre y confiada (1916). El punto de vista que adopta Benavente en esta franja de su producción es, el de un escéptico que desconfía profundamente de la naturaleza humana y de la sociedad en la que aquélla se manifiesta con frívola hipocresía cuando no simple crueldad.
Esta pieza continuó en otra, menos conseguida, y que a juicio de muchos críticos fracasó: La ciudad alegre y confiada (1916). El punto de vista que adopta Benavente en esta franja de su producción es, el de un escéptico que desconfía profundamente de la naturaleza humana y de la sociedad en la que aquélla se manifiesta con frívola hipocresía cuando no simple crueldad.
Otra vertiente cultivada por el autor fue la del drama rural, en obras que, como Señora Ama (1908) o La malquerida (1913), contrastan frontalmente con el grueso de su producción. Esta faceta de su trabajo proyecta tal intensidad trágica que sus trazos sombríos parecen hablar de otro hombre.
Pero Benavente, cuya obra mantiene evidentes puntos de contacto con el modernismo y con la Generación del 98, no pertenece a ninguno de los dos movimientos. No posee la gravedad de M. de Unamuno, P. Baroja, Azorín o R. de Maeztu; ni tampoco las cualidades necesarias para acercarse al exquisito mundo poético de los discípulos de R. Darío. Le sobró ironía; le faltó quietud y aliento poéticos. Fue un eminente continuador de la mejor comedia del siglo XIX, de la cual elimina todo vestigio romántico para enriquecerla con su espíritu culto e inteligente, y sus formidables recursos técnicos.
En 1922 obtuvo el premio Nobel de Literatura. Tal concesión ha estado siempre rodeada de polémica, pues para algunos críticos, la de Benavente no deja de ser una obra menor comparada con la que dejó el modernismo o la Generación del 98.www.biografíasyvidas
!HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!
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