AMÉRICO VESPUCIO
Américo Vespucio
PROTAGONISTA DEL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA. |
Vespuccia /ameˈriɡo vesˈputtʃi/, nació en Florencia, 9 de marzo de 1454 b -Sevilla, 22 de febrero de 1512) fue un comerciante y cosmógrafo florentino, naturalizado castellano en 1505, que según, participó en dos viajes de exploración al Nuevo Mundo, continente que hoy en día se llama América en su honor.
Desempeñó cargos importantes en la Casa de Contratación de Sevilla, de la que fue nombrado piloto mayor en 1508; pero su fama universal se debe a dos obras publicadas bajo su nombre entre 1503 y 1505: el Mundus Novus y la Carta a Soderini, que le atribuyen un papel protagonista en el Descubrimiento de América y su identificación como un nuevo continente.
Por esta razón el cartógrafo Martín Waldseemüller en su mapa de 1507 acuñó el nombre de «América» en su honor como designación para el Nuevo Mundo. El relato a menudo fantasioso y contradictorio de sus viajes lo han ubicado como una de las figuras más controvertidas de la era de los descubrimientos.
Por esta razón el cartógrafo Martín Waldseemüller en su mapa de 1507 acuñó el nombre de «América» en su honor como designación para el Nuevo Mundo. El relato a menudo fantasioso y contradictorio de sus viajes lo han ubicado como una de las figuras más controvertidas de la era de los descubrimientos.
Florencia
Fue el tercer hijo de Nastagio Vespucci, un notario florentino especializado en intercambio de divisas, y de Lisa di Giovanni Mini. Le pusieron el nombre de su abuelo, que murió en 1468. El mayor de los hermanos, Antonio, estudió Derecho y el segundo, Girolamo, se hizo sacerdote. Américo tuvo también un hermano pequeño, Bernardo, y varios otros que murieron poco tiempo después de nacer. Su tío paterno fue el ilustrado fraile dominico Giorgio Antonio Vespucci, amigo de Lorenzo de Médici "el Magnífico", del ocultista Giovanni Pico della Mirandola y del geógrafo Toscanelli; y tuvo a su cargo la educación del joven.
Giorgio había donado a la ciudad en 1450 su importante colección de libros y por la misma época había abierto una escuela para los hijos de los aristócratas florentinos en su convento de San Marcos. Allí formó a Amérigo y a otros jóvenes en las enseñanzas de Aristóteles, Ptolomeo y Estrabón sobre astronomía, cosmografía y geografía; en la lectura de los clásicos y particularmente en el dominio de la lengua docta, el latín (en la Biblioteca Riccardiana de Florencia existe un pequeño códice de su autoría, titulado Dettati da mettere in latino, escrito en ese idioma). Américo adquirió una predilección por Virgilio, Dante y Petrarca, y probablemente leyese los libros de viajes de Marco Polo. Dejó constancia escrita de su escepticismo hacia las creencias cristianas:
...finalmente, tengo en poca estima las cosas del cielo y estoy cerca incluso de negarlas.
A principios de los años 1470 el clan de los Vespucci encargó al pintor florentino Domenico Ghirlandaio, por entonces aún poco conocido, un retrato de familia para decorar una capilla de la iglesia de Ognissanti. En el siglo XVI Giorgio Vasari afirmó que uno de los retratados era Américo pero no hay evidencia objetiva de ello.
La fortuna de los Vespucci estaba en lenta decadencia desde hacía décadas. Su padre quería que Amerigo se dedicara exclusivamente a los negocios del clan, consiguió que desistiera de estudiar en la Universidad de Pisa y, gracias a las gestiones de Guidantonio, que se empleara en cambio en Florencia como agente comercial a las órdenes de Lorenzo di Pierfrancesco de Médici y su hermano Giovanni. Mientras estuvo en Florencia su ocupación principal fue como comisionista en la compra-venta de piedras preciosas a cuenta de terceros.
Sevilla
Américo se mudó a Sevilla a finales de 1491 o principios de 1492, en principio aún a las órdenes de Pierfrancesco pero en la práctica convirtiéndose en agente de Juanoto Berardi, que se dedicaba a la trata de esclavos y al armado y aprovisionamiento de barcos, una actividad que había crecido considerablemente a lo largo del siglo XV luego de que se localizara en Guinea la llamada Mina de Oro.
Berardi participó como inversor y como subcontratista en los preparativos de los primeros viajes de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo y por su intermedio Vespucci y Colón entablaron amistad. El negocio sin embargo resultó ruinoso para Berardi, que murió en diciembre de 1495.
Américo fue uno de los albaceas de su testamento, en el que reclamaba 180 000 maravedíes a Colón. Entre 1495 y 1497 fue reemplazado oficialmente como agente de Lorenzo de Pierfrancesco por Piero Rondinelli. En enero de 1496, Américo se encontraba en San lúcar de Barrameda aprovisionando una flota de cuatro carabelas fletadas por el difunto Berardi para llevar suministros a La Española. A los pocos días de partir de Sanlúcar, una tormenta sorprendió a los navíos y los embarrancó en las costas gaditanas. Alice Gould formuló la hipótesis de que quizás Vespucci embarcase él mismo en la nao capitana de esta malograda flotilla, pero los estudios más recientes consideran más probable que se quedase en tierra para preparar otras flotas a las que se había comprometido.
A mediados de 1496 Colón regresó de su segundo viaje, partió en 1498 en su tercer viaje a las Indias y por fin en 1499 fue arrestado en la Española y llevado encadenado ante los reyes, que pusieron definitivamente fin al monopolio colombino de las navegaciones a las Indias. A partir de entonces autorizaron numerosos viajes para explorar y conseguir riquezas de las nuevas tierras. Américo se embarcó en el primero de ellos, el capitaneado por Alonso de Ojeda en 1499 a la actual costa de Venezuela. Regresó enfermo pero con 14 perlas, cuya venta le reportó más de 1000 ducados.
Algunos textos atribuidos a Vespucci afirman que habría participado en una expedición anterior, entre 1497 y 1498-99. El consenso entre los historiadores actuales es que tal viaje nunca existió.
Siglo XIX
Alexander von Humboldt, fue el primero que aplicó el método científico al estudio de los viajes de Vespucio, en el segundo volumen de su Examen de l'histoire de la Géographie du Nouveau Continent aux XV et XVI siècles. Humboldt concluyó que la prioridad del descubrimiento de América no correspondía a Colón y ni a Vespucio pero exculpó a este último de las acusaciones que se le hacían de fraude porque, según Humboldt, las cartas impresas (Mundus Novus y Lettera) habían sido editadas y deformadas de manera confusa e inepta por otras manos. Le siguió un sinnúmero de trabajos de investigación, como los de Armand Pascal d'Avézac (1858),Francisco Adolpho de Varnhagen (1858 a 1872), Henry Harrisse (1892), John Fiske (1892), Henry Vignaud (1916), etc. El metódico erudito Gustavo Uzielli llegó a reunir 280 obras sobre Vespucio en 1892 y aun así su colección distaba de ser completa.
A lo largo de los siglos XIX y XX continuó la controversia entre los partidarios y detractores de Vespucio. Entre los escépticos sobre sus méritos cabe mencionar al geógrafo portugués Manuel Ayres de Cazal, el historiador español Martín Fernández de Navarrete,q el astrónomo y ensayista portugués Duarte Leite,r el poeta estadounidense Ralph Waldo Emerson, y el británico Clements Markham, editor de las cartas de Vespucio en inglés. Estos autores, en vista de las contradicciones de Mundus Novus con la Lettera y de éstas con el resto de la correspondencia, minimizan el valor documental de estos escritos, reduciéndolos a simples fabulaciones oportunistas hechas con el propósito de ganar notoriedad y títulos.
En los años 1990 la italiana Ilaria Luzzana Caraci publicó una compilación de todos los documentos relativos a Vespucio y un análisis de su vida y obra en el que:
...si bien reconoció que su experiencia como navegante era "discutibles", insistió en la importancia de que identificase a Sudamérica como un continente nuevo distinto de Asia. En 2002 esta autora dirigió, por encargo del gobierno italiano, un congreso sobre el viaje portugués de Vespucio de 1501-1502, punto culminante de varias exposiciones y conferencias sobre este personaje. www.wikipedia.org
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