EMILY DICKINSON***
EMILY DICKINSON
Contexto histórico
Emily Dickinson nació en tiempos anteriores a la http://Guerra de Secesión, en donde fuertes corrientes ideológicas y políticas chocaban en la sociedad de clase media-alta estadounidense.
La severa religiosidad puritana se hacía presente en todas partes y la única expresión artística aceptada era la música del coro de la iglesia. No se toleraba la presencia de mujeres solas en reuniones fuera del té cotidiano entre vecinas y, la Pascua y la Navidad no se celebraron hasta 1864, cuando se estableció la primera Iglesia Episcopal en Amherst la cual introdujo esas costumbres.
Una vez fundado el Amherst College, por el abuelo y el padre de Emily, la unión entre la institución y la iglesia provocó que se comenzaran a formar misioneros. El ocasional regreso de alguno de estos religiosos introdujo nuevas ideas, visiones y conceptos en la conservadora sociedad del pueblo, que de este modo comenzó a tomar contacto con el mundo exterior y se inclinó a abandonar las viejas costumbres y creencias más rápido que otras zonas de la región.
Emily Dickinson nació en el hogar de sus padres el 10 de diciembre de 1830, dos años después de que sus padres contrajeran matrimonio. Muy apegada a los ideales y conceptos puritanos en boga, tardó muchos años en comenzar a rebelarse, aunque nunca de forma completa.
Austin Dickinson se casó en 1856 con Susan Huntington Gilbert, excompañera de estudios de Emily en la Academia de Amherst, quien parece haber cumplido un importante papel en la vida emocional de la escritora. Así mismo, se ha propuesto que Susan fue la destinataria de cerca de trescientos de los poemas de amor de Dickinson y, que este amor era correspondido.
Lavinia Dickinson, su hermana menor, fue la responsable de hacer comprender al biógrafo de Emily, George Frisbie Whicher, y al mundo que «la poeta lírica más memorable de Estados Unidos había vivido y muerto en el anonimato».
La educación de Emily Dickinson fue, por tanto, mucho más profunda y sólida que las de las demás mujeres de su tiempo y lugar. Sin embargo, en ocasiones la muchacha, cuya salud no era muy buena, se sentía saturada y sobre-exigida. A los catorce años escribe a una compañera una carta donde decía: «Terminaremos nuestra educación alguna vez, ¿no es verdad? Entonces tú podrás ser Platón y yo Sócrates, siempre y cuando no seas más sabia que yo».
Amores ocultos
La vida privada de Emily Dickinson ha permanecido siempre velada al público, pero solo hace falta echar una mirada a sus poemas para descubrir en ellos una coherencia, pasión e intensidad extraordinarias.
Objeto de numerosas habladurías durante su vida y de muchas más después de su muerte, la vida emocional e íntima de Emily espera aún a ser revelada por los investigadores y estudiosos. La posible exageración de su vida la contradice la propia poeta al escribir: «Mi vida ha sido demasiado sencilla y austera como para molestar a nadie», aunque tal vez esta frase sólo se refiera a los hechos de su vida y no a sus sentimientos profundos.
Los y mentores
Los dos hombres que Dickinson menciona en su carta a Higginson son, en verdad, los protagonistas de sus poemas de amor. Ella misma lo expresa en otras cartas, y no existe motivos para negarlo. Sin embargo, sus respectivas identidades deberían esperar siete décadas para ser desveladas.
La carta perdida
En 1933, un coleccionista de autógrafos publicó su catálogo, y en su colección apareció una carta inédita de Emily Dickinson que vendría a echar luz sobre el nombre del «amigo que le enseñó la inmortalidad».
La misiva, fechada el 13 de enero de 1854, está dirigida al reverendo Edward Everett Hale, que en esos tiempos era el pastor de la Iglesia de la Unidad en Worcester: «Pienso, señor, que como usted era el pastor del señor B. F. Newton, que murió hace algún tiempo en Worcester, puede satisfacer mi necesidad de enterarme de si sus últimas horas fueron alegres. Yo lo apreciaba mucho, y me gustaría saber si descansa en paz».
La carta continúa explicando que Newton trabajaba con su padre, y que ella, no siendo más que una niña, se sintió fascinada por su colosal intelecto y sus notables enseñanzas. Dice que el señor Newton fue para ella un preceptor amable pero serio, que le enseñó qué autores debía leer, a qué poetas admirar y muchas enseñanzas artísticas y religiosas.
Pregunta a Hale si él cree que Newton está en el paraíso, y recuerda que «me enseñaba con fervor y con cariño, y cuando se fue de nuestro lado se había convertido en mi hermano mayor, querido, añorado y recordado».
Benjamín Franklin- Newton
Nacido en Worcester el 19 de marzo de 1821 y, por lo tanto, diez años mayor que Dickinson. El encanto que Newton provocó en Emily Dickinson vino de la mano de la literatura, aunque Edward Dickinson le compraba muchos libros, le pedía a la muchacha que no los leyera, porque su vieja y conservadora mentalidad puritana temía que pudiesen afectar su espíritu.
Charles Wadsworth
Mientras Emily luchaba con la elaboración del duelo que había desatado en ella la muerte de Newton, conoció en Filadelfia en mayo de 1854 al reverendo Charles Wadsworth, a la sazón pastor de la Iglesia Presbiteriana de Arch Street.
Según la Enciclopedia Británica, no se puede decir con seguridad si Emily Dickinson fue enamorada de Charles Wadsworth. El pastor murió el 1 de abril de 1882, mientras que Newton falleció un 24 de marzo. En otoño de ese mismo año ella escribió: «Agosto me ha dado las cosas más importantes; abril me ha robado la mayoría de ellas». Al pie del texto se lee la siguiente y angustiosa pregunta: «¿Es Dios enemigo del amor?».
Al cumplirse el primer año de la muerte de Charles Wadsworth escribió: «Toda otra sorpresa a la larga se vuelve monótona, pero la muerte del hombre amado llena todos los momentos y el ahora. El amor no tiene para mí más que una fecha: 1 de abril, ayer, hoy y siempre». Pero ella nunca lo olvidó. En 1869 Dickinson se enteró de que Wadsworth estaba de regreso en Filadelfia, y comenzó a escribirle cartas en 1870.
Pero, transcurrieron veinte años antes de que volvieran a verse. Una tarde del verano de 1880, Wadsworth golpeó a la puerta de la casa de los Dickinson. Lavinia abrió y llamó a Emily a la puerta. Al ver a su amado, se produjo el siguiente diálogo, perfectamente documentado por Wicher. Emily le dijo: «¿Por qué no me ha avisado de que venía, a fin de prepararme para su visita?», a lo que el reverendo respondió «Es que yo mismo no lo sabía. Me bajé del púlpito y me metí en el tren». Ella le preguntó, refiriéndose al trayecto entre Filadelfia y Amherst: «¿Y cuánto ha tardado?». «Veinte años», susurró el presbítero.
Charles Wadsworth murió dos años después, cuando Emily tenía 51 años, dejándola sumida en la más absoluta desesperación. Ana Mañeru, traductora de la poeta, piensa por el contrario que unos trescientos poemas están dedicados a su gran amor, correspondido, por su cuñada y editora, Susan Gilbert o Susan Huntington Dickinson (1830-1913).
Cuando la primera esposa de Higginson murió en 1874, la poeta le envió esta frase: «La soledad es nueva para usted, Maestro: permítame conducirlo».
Cuando murió su sobrino menor, último hijo de Austin Dickinson y Susan Gilbert, el espíritu de Emily, que adoraba a ese niño, se quebró definitivamente. Pasó todo el verano de 1884 en una silla, postrada por el mal de Bright. A principios de 1886 escribió a sus primas su última carta: «Me llaman». Emily Dickinson pasó de la inconsciencia a la muerte el 15 de mayo de 1886.
El hallazgo
Poco después de la muerte de la poetisa, su hermana Vinnie descubrió ocultos en su habitación 40 volúmenes encuadernados a mano, los cuales contenían la parte sustancial de la obra de Emily, más de 800 poemas nunca publicados ni vistos por nadie. Las poesías que insertaba en sus cartas constituyen el resto de su obra, la mayoría de las cuales pertenecen a los descendientes de sus destinatarios y no se hallan a disposición del público.
El caso de Emily Dickinson es muy especial en la literatura norteamericana. . Las tres principales influencias que pueden rastrearse en el trabajo de esta poeta son la Biblia, el humor norteamericano y Ralph Waldo Emerson.
La poesía de Emily Dickinson es única, tiene un estilo inimitable y no puede ser confundida con la de ningún otro poeta del mundo; sin embargo, por su importancia y trascendencia en las letras de habla inglesa se la ha comparado con los siguientes poetas:
- Edgar Allan Poe
- Ralph Waldo Emerson
- Walt Whitman
- Robert Frost
- Robert Browning
- William Wordsworth
- John Keats
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