ROBERT CLIVE

                                                                                             ROBERT CLIVE
Consideró la política como un juego,
en el que,para ganar,
todas las trampas están permitidas.

Robert Clive militar británico nacido el 29 de septiembre de 1725 y, fallecido el 22 de noviembre de 1774.  En las postrimerías del siglo XVIII, Robert Clive fue considerado uno de los más relevantes hombres de estado de la política colonial británica en el subcontinente indio. 

Pese a no ser de gran talento, ni un estratega ni un soldado particularmente experimentado, fue considerado un general notable a causa de la importancia de sus victorias, mediante las que logró expulsar a las franceses de diversos territorios que ocupaban en son de interés inglés.
Combinó sus dotes militares con un don innato para la administración y la política, instaurando los cimientos sobre los que reposaría la potente estructura económica en la que se basarían las relaciones entre Gran Bretaña y la India en los siguientes siglos.
Clive nació en Styche Hall, en una pequeña población de Shorpshire cerca de Market Drayton (Inglaterra), siendo primogénito de una familia muy numerosa. Los Clive habían tenido cierta relevancia en la región y habían participado en la política del condado durante siglos; el padre de Robert, Richard Clive, un abogado de provincias, había sido un activo miembro del parlamento.
Pese a su posición social, la situación económica de los Clive había decaído con el tiempo. A causa de las dificultades que ocasionaba mantener a tantos hijos, Robert fue enviado a Mánchester siendo aún muy pequeño, donde fue cuidado por unos parientes sin descendencia. Su regreso a Styche Hall fue difícil. 
El temperamento del joven Clive se había vuelto indomable y tanto sus progenitores como los maestros que se ocupaban de su formación se desesperaban a causa de su fogosidad. Fue pasando de una escuela a otra, renegando de los libros y prefiriendo embarcarse en escandalosas y arriesgadas aventuras. 
Se cuenta que: una vez, escaló la torre de un campanario, gritando e intentando asustar a la gente que pasaba, peligrosamente colgado de una de las gárgolas. Aunque quizás más llamativo es que fuera miembro, junto a otros jóvenes, de una pequeña banda de extorsión en la que ofrecían protección a cambio de dinero a los mercaderes de Market Drayton.
Pese a su marcada rebeldía juvenil y al desinterés que al parecer mostró por los estudios durante esos años de su vida, en edad adulta fue un hombre de gran cultura, aficionado a los clásicos, que escribía con gran elegancia y estaba altamente dotado para la elocuencia en sus discursos públicos. Cuando obtuvo la mayoría de edad, a los diecisiete o dieciocho años, fue enviado por su padre a Madrás, a trabajar como escribiente y contable en la Compañía Británica de las Indias Orientales. La llegada de Clive al subcontinente indio no resultó fácil; en aquellos años muchos británicos morían en la colonia a causa de las condiciones extremas que se vivían. 
La nostalgia por su hogar lo entristecía, y su relación con los otros jóvenes escribientes fue algo problemática desde el principio. El cúmulo de circunstancias extrañas y el clima al que no estaba acostumbrado afectaron al joven Robert sobremanera, y a esa edad comenzó a mostrar el temperamento depresivo y marcadamente auto-destructivo que al cabo de los años acabaría con su vida.
Por esta época, Clive se vio envuelto en más de una ocasión en duelos a muerte con sus compañeros, e incluso llegó a intentar suicidarse en dos ocasiones sin lograrlo por el azaroso hecho de que la pistola falló en el momento del disparo.
La vida parecía carecer de sentido para el joven Clive cuando en 1746 la situación dio un brusco giro, a causa de la toma de Madrás por parte de las tropas francesas dos años después del reinicio de las hostilidades entre Francia y Gran Bretaña. Clive y otros hombres pudieron escapar de la ciudad y refugiarse en un fuerte cercano en dirección al sur que aún permanecía en manos inglesas, el fuerte St. David. Fue en 1747 cuando voluntario en diversas campañas bélicas, Clive abandonó definitivamente su trabajo civil como escribiente para entrar a formar parte del ejército británico como alférez.
En 1748, llegó al fuerte el comandante Lawrence, un militar veterano que tuvo una gran influencia en Clive. Haciéndose cargo de las tropas de St. David, consiguió la victoria contra los franceses, que habían lanzado un ataque sin cuartel contra el fuerte.
La firma del tratado de Aquisgrán en 1748 no impidió que la contienda prosiguiese. Clive comenzó a destacar en diversas expediciones anti francesas, llamando la atención por su valentía, rasgo que le salvó de una muerte segura en más de una ocasión. Entre 1751 y 1753 tuvieron lugar las Segundas Guerras Carnáticas, en las que Clive participó activamente en distintas expediciones llevadas a cabo contra las tropas francesas y contra sus aliados nativos. La más conocida de ellas, y la que le dio a Robert Clive una reputación de peso en su país y en Europa, fue la del asedio de Arcot.
En 1753 regresó a su patria tras diez largos años, convertido en un hombre adulto y en un héroe. Antes de su regreso a la India, contrajo matrimonio con la hermana de su buen amigo Nevil Maskelyne, la joven dama Margaret Maskelyne, con quien se instaló cómodamente en la ciudad de Londres.
Su estancia en la capital británica duró apenas dos años, durante los cuales Robert Clive volvió a trabajar, esta vez desde la metrópoli, para la Compañía Británica de las Indias Orientales. Estaba impaciente por volver y el anuncio de su regreso a la India no se hizo esperar, ya que los conflictos en el subcontinente estaban aún muy lejos de haber llegado a su fin. Esta vez fue enviado como teniente coronel y gobernador del fuerte de St. David.
Llegó a la India en 1755 para colaborar con el almirante Watson en una acción que la flota del Reino Unido se disponía a efectuar contra el fuerte de Gheriah, refugio de un poderoso pirata maratha conocido como Angria.
La negativa del fuerte a rendirse provocó un bombardeo bidireccional que acabó con la rendición de los piratas. Participando en otras expediciones como ésta, Clive alcanzó la fama en todo el continente europeo.
Clive tomó Bombay, arrebató a Francia la ciudad de Chandernagore y contribuyó también con su actuación a liberar Calcuta, que había sido capturada por el nabab de Bengala, Siraj-Ud-Dawlah. Clive reconquistó la ciudad y liberó a los pocos supervivientes que habían quedado entre los prisioneros británicos capturados, cautivos en la mazmorra que sería conocida como el «agujero negro» de Calcuta. Tras obtener beneficiosos acuerdos con el nuevo nabab, Mir- Jafant, Clive se enfrentó a las tropas de Siraj-ud-dawlah, logrando la victoria histórica de la batalla de Plassey, que dejaría a Gran Bretaña en una posición sumamente aventajada en el extenso territorio de las Indias Orientales, otorgándole el control sobre Bengala.
Tras algún que otro enfrentamiento con los franceses en Madrás y la expulsión de los holandeses, en 1760 Robert Clive regresó a Inglaterra y, con parte de la fortuna lograda en la India, compró un asiento en el parlamento británico, con la intención de conseguir una buena posición en el panorama político de su país. En 1762 fue nombrado Barón de Clive de Plassey y en 1765 regresó a la India.
Durante un breve período ejerció el cargo de comandante en jefe de las tropas británicas y de gobernador general en Bengala. Pero a lo largo de toda su carrera, a causa de su manera de llevar a cabo las distintas negociaciones con el enemigo, de sus reformas en la configuración de la Compañía Británica de las Indias Orientales y también debido a su paulatino y obvio enriquecimiento, Clive había sido una figura muy criticada por sus iguales.
Por ello, de vuelta a Gran Bretaña, se le acusó de especular y de haberse enriquecido gracias a recursos dudosamente honrosos. Aunque Clive se defendió ante el parlamento con dignidad, estos tristes acontecimientos hicieron mella en él, por aquel entonces enfermo y adicto al opio. Cayó en una profunda depresión y se suicidó en noviembre de 1774, a los 49 años. www.wikipedia.org/ forjadores del mundo moderno, por Untermeyer.

           !HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!

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