DON RAFAEL MARÍA ALTUVE-
DON RAFAEL MARÍA ALTUVE
ESCRIBE: María Fernanda Carrillo Colina
Abogado- LL.M
Nace en San Lázaro, población laboriosa del Estado Trujillo, República Bolivariana de Venezuela, ciudadela como la llamó uno de sus hijos, el Dr Jesús Godoy Vásquez, al escribir sus memorias, alegre, movida, de gente dinámica y expansiva.
Fue en ese poblado donde en 1870 nace el futuro bachiller Rafael María Altuve, uno de los más calificados personeros de la docencia trujillana. Desde los primeros años, el cura párroco de San Lázaro, Juan Francisco Rosario, un arquetipo de sacerdote católico, se encarga de la formación inicial del bachiller Altuve.
Es así como, en sus primeros años de estudio, se familiariza con la gramática, la retórica y el latín, cuyo sello humanístico ha de caracterizarlo por toda la vida. Con los elementos nutricios recibidos, el joven se traslada a la ciudad de Trujillo, para iniciar los estudios de bachillerato en filosofía y letras.
Rafael María se distingue entre sus compañeros, por su consecuente dedicación e inteligencia. Inicia luego los estudios de derecho, pero sus escasos recursos económicos amén de las tormentosas circunstancias históricas del momento, le impiden coronar sus propósitos. De esta manera, se inicia en el ejercicio de la docencia.
En la ciudad de Trujillo, consolida un prestigio intelectual, impartiendo enseñanza en la Escuela Bolívar y en la Escuela Castro, promoviendo la publicación de órganos divulgativos y culturales. Pasa luego, a desempeñar la sub-dirección del colegio Santo Tomás de Aquino que dirige en Valera Monseñor Miguel Antonio Mejía, uno de los más vistosos representantes del movimiento intelectual del Estado Trujillo, en aquella época.
El bachiller Altuve contrae matrimonio con la honorable dama trujillana, la señorita Fernanda Carrillo Heredia. El doctor Felipe Guevara Rojas es designado Ministro de Instrucción Pública, el Bachiller Altuve, es designado como Superintendente de Instrucción del Estado Trujillo. Su actuación en estos destinos se caracterizó por un inquebrantable propósito de servir a la comunidad trujillana luchando contra la ignorancia de las más amplias capas de la población.
Vale decir, que en informe enviado al Ministro Guevara Rojas, le concitaron rencores e intrigas de quienes pretendían convertir los cargos públicos en simples conongías para amigos y parientes. Por ello, soportó días de pobreza que no lograron menoscabar su actitud honesta y responsable y donde el decoro fue siempre su blasón. Procreó dos hijos: Leonardo y Ana Bautista Altuve Carrillo.
San Lázaro su pueblo natal, le debe un Homenaje de reconocimiento justiciero a este noble maestro que consagró su vida y esfuerzos a la siembra de dos recursos que el Libertador estimó como nuestras primeras necesidades: moral y luces.
¡HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!
Vale decir, que en informe enviado al Ministro Guevara Rojas, le concitaron rencores e intrigas de quienes pretendían convertir los cargos públicos en simples conongías para amigos y parientes. Por ello, soportó días de pobreza que no lograron menoscabar su actitud honesta y responsable y donde el decoro fue siempre su blasón. Procreó dos hijos: Leonardo y Ana Bautista Altuve Carrillo.
San Lázaro su pueblo natal, le debe un Homenaje de reconocimiento justiciero a este noble maestro que consagró su vida y esfuerzos a la siembra de dos recursos que el Libertador estimó como nuestras primeras necesidades: moral y luces.
¡HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!
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