JOSÉ ANTONIO PRIMO DE RIVERA

                                                                              JOSÉ ANTONIO PRIMO DE RIVERA

José Antonio Primo de Rivera y Sáenz de Heredia  nació el 24 de abril de 1903, en Madrid, y murió en Alicante,el 20 de noviembre de 1936.

Abogado y político español, hijo primogénito del dictador Miguel Primo de Rivera y fundador y líder del partido Falange Española. Acusado de conspiración y rebelión militar contra el Gobierno de la Segunda República, fue condenado a muerte y finalmente ejecutado durante los primeros meses de la Guerra Civil Española.
Su imagen fue honrada durante la contienda y el régimen franquista como icono y mártir al servicio de la propaganda del instaurado Movimiento Nacional. Su muerte fue silenciada en el bando sublevado durante dos años, recibiendo el apelativo de «el Ausente». 

Terminada la guerra, su nombre encabezó todas las listas de fallecidos de dicho bando, llegándose a poner la inscripción «José Antonio ¡Presente!» en la gran mayoría de las iglesias españolas. Ostentó los títulos de iii marqués de Estella,i duque de Primo de Rivera y dos veces Grande de España.
Fue primogénito del que había sido presidente del Directorio entre 1923 y 1930, el general Miguel Primo de Rivera. Huérfano de madre a los cinco años, fue educado, junto a sus cuatro hermanos, por una tía paterna. En su crianza se le infundieron las tendencias militares de su padre y las católicas de su madre y sus tías. Cursó bachillerato desde su casa, sin asistir a clases, instruido por profesores particulares que también le enseñaron francés y algo de inglés. Desanimado por su padre en cuanto a hacer carrera militar, decidió estudiar Derecho en Madrid, siguiendo algunos antecedentes familiares (uno de sus abuelos fue magistrado) e influido por el hijo mayor del médico de los Primo de Rivera, Raimundo Fernández-Cuesta, que acababa de licenciarse en Derecho.
El primer año de universidad lo cursó, al igual que el bachillerato, desde su propia casa asistido por profesores particulares. El segundo año se incorporó a la vida de la universidad, donde trabó amistad con Ramón Serrano Súñer. Este y Raimundo Fernández-Cuesta se convertirían en sus albaceas testamentarios.
Tras el decreto de autonomía universitaria de 1919, que permitía las asociaciones de estudiantes, formó parte de la dirección de la recién creada Asociación de Estudiantes de Derecho, dirigida por su amigo Serrano Súñer, antagónica de la Asociación de Estudiantes Católicos, liderada por Ángel Herrera Oria.
En 1922 terminó la licenciatura brillantemente. Posteriormente realiza el servicio militar en los Dragones de Santiago. En junio de 1925 se cruzó de santiaguista, cumpliendo con empeño todos los deberes de la orden religiosa y militar. Siendo universitario escoge la modalidad de "voluntario de un año",y termina el servicio con el grado de alférez de complemento. José Antonio Primo de Rivera vive muy de cerca el golpe de Estado que en 1923 colocó a su padre al frente de un gobierno dictatorial instaurado con anuencia del rey Alfonso XIII. Terminado el servicio militar aún pasará varios meses ampliando sus estudios de derecho y, en abril de 1925, se dio de alta en el Colegio de Abogados de Madrid y abrió su propio bufete. Poco después fue nombrado Gentilhombre Grande de España con ejercicio y servidumbre del rey Alfonso XIII.

La dictadura y su vocación política

En 1930 participó en el proyecto político de la Unión Monárquica Nacional. El 02 de mayo de ese año aceptó el cargo de vicesecretario general del partido, con el propósito de reivindicar la memoria de su padre, atacada tanto a la caída de su Dictadura, al final de la monarquía, como durante la Segunda República (1931). En este periodo, colabora en el periódico La Nación (copropietario del mismo por herencia familiar) con artículos de carácter político, principalmente reivindicando la dictadura de su padre. En diciembre de 1931, en el prólogo del libro La Dictadura de Primo de Rivera juzgada en el extranjero, lleva a cabo un duro ataque contra los intelectuales, a los que tacha de estar bajo "el predominio de la masa", considerándolos "pseudointelectuales incalificados, incalificables y descalificados".
Primo de Rivera fracasó en su intento de obtener un escaño de diputado por Madrid en las elecciones de 1931, siendo derrotado por Bartolomé Cossío. Fue detenido en 1932 bajo la sospecha de haber colaborado con la sublevación organizada por el general Sanjurjo, hecho que él siempre negó, saliendo finalmente de la cárcel sin cargos. En 1933, en pleno auge de los movimientos fascista en Italia y nazi en Alemania, colabora en la salida de la revista El Fascio publicando un artículo titulado «Orientaciones hacia un nuevo Estado», un ataque al liberalismo político que comienza: "El Estado liberal no cree en nada, ni siquiera en sí mismo. 
El Estado liberal permite que todo se ponga en duda, incluso la conveniencia de que él mismo exista"; y en el que también se puede leer: "La libertad no puede vivir sin el amparo de un principio fuerte, permanente. Cuando los principios cambian con los vaivenes de la opinión, sólo hay libertad para los acordes con la mayoría. Las minorías están llamadas a sufrir y callar."
Podríamos decir que nuestro personaje inició su vida política en las filas de la derecha monárquica reaccionaria y contrarrevolucionaria —en la Unión Monárquica Nacional— que agrupaba a muchos de los hombres de la que había sido el régimen de su padre, la dictadura de Primo de Rivera. Una derecha reaccionaria y contrarrevolucionaria que en términos generales le acompañaría y arroparía en su proceso de fascistización hasta la fundación misma de Falange Española en octubre de 1933 y los primeros pasos de la formación.
Saz Campos (2004, «José Antonio Primo de Rivera y el Fascismo Español», p. 67)

La Falange y su actividad política

José Antonio Primo de Rivera creó junto a Julio Ruiz de Alda el Movimiento Español Sindicalista, embrión de la futura Falange Española, movimiento político de carácter fascista que, como tal, nació desconfiando de los métodos democráticos e intentó imponer un Nuevo Estado de carácter totalitario y corporativo (expresado en la consigna del sindicalismo vertical).

En sus puntos iniciales ya estaban presentes los conceptos que Primo de Rivera manejaría a lo largo de su corta vida política: una España unida por un destino universal que supere la lucha de clases y los nacionalismos, la concepción de un hombre nuevo portador de valores eternos y una justicia social que proporcione al hombre una vida digna y humana; todo esto, con un sentido de catolicidad. Falange Española fue fundada en el Teatro de la Comedia de Madrid, el 29 de octubre de 1933. Dicho acto comenzó con las palabras de Primo de Rivera «Camaradas, nada de un párrafo de gracias. Escuetamente gracias, como corresponde al laconismo militar de nuestro estilo»; definiéndose acto seguido como contrario al estado liberal parlamentario y fustigando a Jean-Jacques Rousseau y su Contrato Social:
Cuando, en marzo de 1762, un hombre nefasto, que se llamaba Juan Jacobo Rousseau, publicó El contrato social, dejó de ser la verdad política una entidad permanente. Antes, en otras épocas más profundas, los Estados, que eran ejecutores de misiones históricas, tenían inscritas sobre sus frentes, y aún sobre los astros, la justicia y la verdad. Juan Jacobo Rousseau vino a decirnos que la justicia y la verdad no eran categorías permanentes de razón, sino que eran, en cada instante, decisiones de voluntad.[...] Como el Estado liberal fue un servidor de esa doctrina, vino a constituirse no ya en el ejecutor resuelto de los destinos patrios, sino en el espectador de las luchas electorales. Para el Estado liberal sólo era lo importante que en las mesas de votación hubiera sentado un determinado número de señores; que las elecciones empezaran a las ocho y acabaran a las cuatro; que no se rompieran las urnas. Cuando el ser rotas es el más noble destino de todas las urnas. Después, a respetar tranquilamente lo que de las urnas saliera, como si a él no le importase nada.
Discurso del Teatro de la Comedia, 29 de octubre de 1933.
Y legitimar el ejercicio de la violencia, «la dialéctica de los puños y las pistolas», para propiciar un Estado autoritario:
La Patria es una síntesis trascendente, una síntesis indivisible, con fines propios que cumplir; y nosotros lo que queremos es que el movimiento de este día, y el Estado que cree, sea el instrumento eficaz, autoritario, al servicio de una unidad indiscutible, de esa unidad permanente, de esa unidad irrevocable que se llama Patria.
Discurso del Teatro de la Comedia, 29 de octubre de 1933.
En las elecciones de noviembre de 1933 obtuvo su escaño en las Cortes, integrado en una coalición conservadora monárquica, por la circunscripción de Cádiz, donde su familia disponía de gran influencia. En 1934 fusionó Falange Española con las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista de Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma Ramos, dando lugar a FE de las JONS, incorporando a Falange el nacional-sindicalismo de las JONS. En un primer momento, para la dirección del partido se formó un triunvirato constituido por el propio José Antonio Primo de Rivera, Ramiro Ledesma y Julio Ruiz de Alda. Un año después, y tras una ajustada votación, Primo de Rivera acabó siendo proclamado jefe único del partido. A partir de este momento, la figura de José Antonio Primo de Rivera pasaría a ser el icono oficial del partido.
Primo de Rivera, en la primera andadura de Falange, no se desvinculó de los círculos monárquicos. Siendo Falange un grupo marginal, con escasos recursos económicos, Primo de Rivera encontró financiación en estos grupos que la consideraban una fuerza de choque para combatir a las organizaciones de izquierda y desestabilizar a la II República. Más adelante, buscaría el apoyo de la Italia fascista, consiguiendo en el verano de 1935 un sueldo mensual de 50 000 liras como agente extranjero del gobierno fascista italiano.
En 1935, Primo de Rivera se dedicó a realizar viajes por España dando mítines, que serían comentados en las páginas del semanario falangista Arriba, y en Haz, órgano del SEU. En este año Ledesma fue expulsado de Falange.
«La Falange tardará en emprender el camino hacia el empleo sistemático de la violencia, pero Falange fue uno de los principales partidos que la practicó durante el segundo bienio. Desde un principio empleó un lenguaje violento que fácilmente podía llegar a la provocación y al asesinato. A su vez, la militancia izquierdista reaccionó, y los primeros muertos entre los lectores y repartidores de prensa falangista se produjeron en enero de 1934.» Una vez producidas las primeras muertes en las filas de la Falange, Primo de Rivera fue el líder falangista que más reticente se mostró ante la expectativa de emplear la violencia de modo sistemático. Payne (1997, Cap. La erupción de la violencia

La primera víctima falangista de la violencia fue el estudiante Matías Montero. A éste siguieron otros asesinatos en Valladolid, Gijón y Madrid; los falangistas asesinaron al ex director general de Seguridad y fundador del Comité Nacional de Acción Republicana, Manuel Andrés Casaús, uno de los impulsores de la proclamación de la República en Éibar; también al periodista santanderino Luciano Malumbres. Por parte de la derecha, el primer asesinato cometido fue el de Juanita Rico, una costurera miembro de las Juventudes Socialistas, en represalia por la muerte del falangista Juan Cuéllar. Los asesinos de Rico la acusaron de haber tomado parte en la reyerta y haber orinado sobre el cuerpo del todavía moribundo falangista.
En las elecciones de 1936, la izquierda y la derecha acudieron agrupadas en el Frente Popular y Frente Nacional, respectivamente, y La Falange, que no alcanzó acuerdos, concurrió en solitario. Primo de Rivera, al margen de su deseo de conservar el acta parlamentaria, pensaba que no se comprendería que la Falange acudiera a las elecciones desvinculada del Frente Nacional, siendo partidario de alcanzar un acuerdo; pero pesó más la presión de la dirección de la Falange contraria al principio de acuerdo ya alcanzado, bien porque consideraron escasos los escaños garantizados, bien por reticencias a llegar a acuerdos electorales con otras fuerzas. Gil Pecharromán (1996, pp. 411-420) Estas elecciones pusieron de manifiesto los escasos apoyos con los que contaba la Falange, obteniendo 44 000 votos en todo el territorio nacional, lo que significó el 0,7 % de los votos útiles.
En aquel mismo año el gobierno del Frente Popular declaró ilegal a la Falange —aunque después los tribunales revocaran esta medida— como «responsable de desórdenes públicos». Entre estos, el atentado contra el catedrático de Derecho Jiménez de Asúa, en el que resultó muerto su escolta. Jiménez de Asúa fue tiroteado por dos jóvenes falangistas en represalia por el asesinado del estudiante falangista Juan José Olano. Al destacado jurista y político republicano, los falangistas lo responsabilizaban de aquel asesinato.También fue condenado a cinco meses de arresto por tenencia ilícita de armas, tenía además causa pendiente por amenazas al tribunal. Primo de Rivera fue encarcelado primero en la Cárcel Modelo de Madrid (el 14 de marzo de 1936), siendo posteriormente trasladado a la cárcel de Alicante el 5 de junio de 1936.

Conspiraciones contra la II República

Desde sus comienzos, la II República estuvo amenazada por tramas insurreccionales. En agosto de 1932 fracasó el primer intento de derrocar la República. Desde entonces subyacían dos corrientes insurreccionales en la derecha: Una de carácter civil alentada principalmente por los partidos Renovación Española y Comunión Tradicionalista, con apoyos dentro del ejército, que pretendía la restauración de la monarquía. Y otra, más puramente militar que pretendía, mediante un golpe militar, restaurar el orden social supuestamente deteriorado con la promulgación de la República.10 A estas tramas, en 1934 vendría a sumarse Falange Española que nace con un carácter marcadamente insurreccional.j Pero a diferencia de estas tramas que veían la posibilidad de un gobierno fuerte como el medio para restablecer el orden perdido, Falange Española ve en ese gobierno fuerte un fin en sí mismo, propone un orden nuevo de carácter totalitario.
Primo de Rivera aspiraba a que la Falange fuese el motor de la insurrección. En varias ocasiones, mantuvo contactos con militares para que apoyaran una insurrección dirigida por la Falange. En el informe secreto sobre la situación política española que José Antonio Primo de Rivera redactó e hizo llegar al gobierno italiano en el verano de 1935, se lamentaba de que en el momento en el que se produjo la revolución de Asturias de octubre de 1934, Falange no dispusiera de fuerzas suficientes para haber respondido con una contrarrevolución; y, sobrevalorando la capacidad de Falange, informaba que "si los acontecimiento se precipitasen, la Falange podría tal vez intentar pronto la conquista del poder, por muy inverosímil que ello suene ahora"; que de darse unas circunstancias parecidas, estaba preparada para iniciar la sublevación. En todo caso, "por el momento, la tarea de los organizadores de la Falange es trabajar sin descanso por fortalecer todos los órganos: será en el mes de octubre cuando se pueda hablar de un plan integral y calcular los elementos de los que se deba disponer para cumplirlo".
A finales de 1934 o principios de 1935, Primo de Rivera redactó la composición del posible gobierno que saldría de la insurrección. Formado principalmente por falangistas, también figuraban Franco, Mola y Serrano Súñer como ministros de la Defensa Nacional, Gobernación y Justicia respectivamente. Primo de Rivera se autonombraría jefe de aquel gobierno. En 1935 elaboró varios planes. En junio, la cúpula falangista se reunió con los jefes territoriales en el parador de Gredos para preparar una insurrección que tendría su origen en Fuentes de Oñoro, pueblo de la provincia de Salamanca, cercano a la frontera de Portugal para posibilitar la incorporación del general Sanjurjo (por entonces exiliado en Portugal) y, también, facilitar la huida en caso de fracaso. Y en noviembre, otro plan preveía que la insurrección comenzaría en Toledo, con la colaboración del coronel Moscardó. Ninguno de estos planes encontró los apoyos suficientes. Más adelante, recurriría directamente a Franco, entonces jefe del Estado Mayor, para que apoyara una insurrección. Franco se limitó a desviar la conversación.
Con la victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, las tramas para derrocar a la República se fortalecieron. Durante varios días el país vivió el riesgo de una intervención castrense para anular los comicios. A partir de entonces se sucedieron las reuniones de generales para propiciar un pronunciamiento. El 8 de marzo, en una de esas reuniones celebrada en el domicilio de un miembro de la CEDA, se concretó un plan para dar un golpe de Estado el 20 de abril del que saldría una junta militar presidida por el general Sanjurjo, todavía en el exilio. Las tramas insurreccionales iban confluyendo y la Falange era ignorada, quedando al margen de ellas.
El 14 de marzo, Primo de Rivera ingresó preso en la cárcel Modelo de Madrid por posesión ilícita de armas y posteriormente, el 5 de junio, fue trasladado a la cárcel de  Alicante. Desde la cárcel, favorecido por un relajado régimen de visitas, dirigió a la Falange tratando de llevar la iniciativa en la insurrección. A finales de abril redactó una carta dirigida a los oficiales del ejército que se distribuyó el 4 de mayo. En ella se hacía un llamamiento a la sublevación:
España puede dejar de existir. Sencillamente: si por una adhesión a lo formulario del deber permanecéis neutrales en el pugilato de estas horas, podréis encontraros de la noche a la mañana con que lo sustantivo, lo permanente de España que servíais, ha desaparecido. [...] Cuando lo permanente mismo peligra, ya no tenéis derecho a ser neutrales. Entonces ha sonado la hora en que vuestras armas tienen que entrar en juego para poner a salvo los valores fundamentales, sin los que es vano simulacro la disciplina. Y siempre ha sido así: la última partida es siempre la partida de las armas. A última hora —ha dicho Spengler—, siempre ha sido un pelotón de soldados el que ha salvado la civilización.
Carta a los militares de España.
A partir de mayo de 1936, mantuvo correspondencia con el general Mola. En una carta que Primo de Rivera le hizo llegar a Pamplona, no le prestaba su apoyo total y hablaba de condiciones, ofertándole 4000 falangistas disponibles desde el primer día del alzamiento. La conspiración seguía su marcha y Primo de Rivera no lograba que Falange fuese su movimiento político inspirador. Los militares estaban también en contacto con los monárquicos, los cedistas y los carlistas; y desde el Bloque Nacional, Calvo Sotelo parecía querer arrebatar a Falange el marchamo de fascista. El 24 de junio envía una circular a todas las Jefaturas Territoriales para que no se sumen a proyectos en los que la Falange no es considerada «como un cuerpo total de doctrina, ni como una fuerza en camino de asumir por entero la dirección del Estado» sino que la consideran como un mero «elemento auxiliar de choque».
Sólo cinco días después, el 29 de junio, Primo de Rivera envió nuevas circulares, ahora sí, apoyando la insurrección. Una, destinada a la primera línea de Madrid, hacía un llamamiento al adiestramiento para estar preparados ante el instante decisivo: «Vuestro entusiasmo prefiere el combate a la preparación; pero lo que se acerca es demasiado grande para que lo arrostremos sin prepararlo».Y otra, destinada a La Jefaturas Territoriales, para que se pongan a disposición de los mandos militares en la sublevación. «Cada jefe territorial se entenderá exclusivamente con el jefe superior del movimiento militar en el territorio o provincia», interviniendo los falangistas en sus propias unidades con sus propios jefes y sus propios uniformes. A juicio de Gil-Robles, este cambio pudo estar relacionado con el viaje del carlista Rodezno a Alicante o deberse a una conversación de su hermano Fernando (su enlace con los conspiradores) con el general Mola, donde, este último, se mostró enfadado por el tono de la anterior circular del día 24.
El 13 de julio mandó otra carta a Mola en la que le pedía acelerar la sublevación. «Tiene el carácter de apelación suprema. Estoy convencido de que cada minuto de inacción se traduce en una apreciable ventaja para el Gobierno». Ésta se cruzó con la comunicación que le envió Mola, por medio de un oficial, informándole del día del alzamiento. José Antonio Primo de Rivera, el 17 de julio, redactó un manifiesto en el que expresaba la participación sin reservas de la Falange en la rebelión.
Un grupo de españoles, soldados unos y otros hombres civiles, no quieren asistir a la total disolución de la Patria. Se alza hoy contra el Gobierno traidor, inepto, cruel e injusto que la conduce a la ruina. […] Trabajadores, labradores, intelectuales, soldados, marinos, guardianes de la patria: sacudid la resignación ante el cuadro de su hundimiento y venid con nosotros por España una, grande y libre. ¡Que Dios nos ayude! ¡Arriba España!
José Antonio Primo de Rivera. 17 de julio de 1936.

Fusilamiento y repercusión


El 13 de julio trasmitió una orden para concertar la acción de falangistas y militares simpatizantes en Valencia, Alicante,Alcoy y Cartagena. Varios militares estuvieron reunidos en el hotel Victoria de Alicante donde se alojaban su hermana Pilary su cuñada. El 17, su hermana y su cuñada se dirigieron a Alcoy para pedir a los falangistas que se acuartelaran con los militares; a su regreso fueron detenidas con la orden de permanecer bajo arresto en su propio hotel (el 1 de agosto serían encarceladas en el Reformatorio de Adultos de Alicante). El levantamiento fracasó en Valencia y Alicante y esto frustró el intento de su liberación. Grupos de falangistas salieron el día 19 de diversos pueblos de la región levantina en dirección a Alicante. Uno de los grupos, el más numeroso, que había salido desde Rafal fue detenido a tiros por la Guardia de Asalto. Enterados de este hecho, los otros grupos desistieron.

Cuando el 18 de julio de 1936 se produjo la insurrección, José Antonio Primo de Rivera seguía preso en la cárcel de Alicante. El día anterior, él y su hermano habían estado recogiendo sus pertenencias, lo que permite pensar que daban por hecho su salida de Alicante. Con anterioridad a esa fecha existieron diversos planes para posibilitar su fuga. Entre ellos uno que lo llevaría en una avioneta a la ciudad de Orán, Argelia, y otro a Mallorca en una embarcación. Todos fracasaron antes de iniciarse. También existió un ofrecimiento, muy cercano al día 18, de un grupo de oficiales alicantinos que utilizarían un camión de la Guardia de Asalto para alejarlo de Alicante; ofrecimiento que fue rechazado por Primo de Rivera.
En los cuatro meses que mediaron hasta su muerte, Primo de Rivera suavizó su discurso. Unos meses antes había expresado su opinión sobre la guerra: «Es un elemento de progreso. ¡Es absolutamente necesaria!» En estos meses hablaría del fin de las hostilidades y de reconciliación. «La aparente transformación experimentada por José Antonio a lo largo de los siguientes cuatro meses daría pie a la idea, posteriormente muy extendida, de que podría haber sido la gran oportunidad perdida para reconciliar ambos bandos en la guerra civil española.» En agosto propuso un plan para poner fin a la contienda. El día 14, José Antonio diría a Martín Echeverría (Secretario de la Junta Delegada para Levante): «España se deshace. El triunfo absoluto de un bando, no supervisado por nadie, puede traer de nuevo las guerras carlistas: un retroceso donde perecerán todas las conquistas de orden social, político y económico, la entrada en un periodo de tinieblas y torpeza».Diego Martínez Barrio, que acompañó a Echeverría, narra así la entrevista:
Supe que el señor Primo de Rivera había propuesto al señor Martín Echeverría, para que éste, a su vez, lo trasladara al Gobierno, que se le permitiera salir de prisión, donde se reintegraría al cabo de cierto tiempo, para lo cual daba su palabra de honor, con el fin de realizar una gestión en el campo rebelde orientada a la terminación de la guerra civil y al sometimiento de los militares y civiles rebeldes contra la República, al gobierno legítimo. Hablaba también de unas soluciones intermedias que podrían ser base de esa negociación; pero recalcaba, insistía, en la necesidad de que se pusiera término a la contienda que se había iniciado, porque creía él, como español, que la contienda sumiría en el caos y en la ruina a la patria.
Conferencia pronunciada por Martínez Barrio en México en 1941.
Redactó un guion que ocupaba una hoja por ambas caras en el que se analizaba la situación política y se definían una serie de acuerdos para acabar con la contienda. En otra hoja aparte se encontraba la lista de nombres que formarían el gobierno de reconciliación. El plan contemplaba el acatamiento a la legalidad de la República y una amnistía para los sublevados. El gobierno de reconciliación estaba formado, principalmente, por republicanos moderados y no figuraba ningún militar. El plan no fue tenido en cuenta por el Gobierno y, según la opinión de Martínez Barrio, los rebeldes no habrían depuesto las armas ante tal propuesta, concluyendo que «no había posibilidad de arrancar a la acción de la justicia la persona del jefe de Falange Española».
Su situación en la cárcel vino a agravarse cuando, tras las protestas de otros reclusos por los privilegios de que disfrutaban los hermanos, y una vez cambiado el director de la cárcel, se descubrieron en su celda dos pistolas y cien cartuchos. Desde entonces permanecieron incomunicados con el exterior, prohibiendo que recibieran correo, prensa y escucharan la radio, como había ocurrido hasta entonces.
Desde el bando sublevado existieron diversos intentos de liberación. El Gobierno de la República recibió varias ofertas de los rebeldes para canjearlo. Quizá, la que más posibilidades tuvo de llegar a un acuerdo sería la que proponía el intercambio del hijo de Largo Caballero (entonces presidente del Gobierno). Se reunió el Consejo de Gobierno, Largo Caballero se abstuvo de intervenir y, finalmente, el Consejo lo desestimó. Fracasados los intentos de canje, se desarrollaron varias operaciones tipo comandocon el conocimiento y la aprobación de Franco. Dos de estas operaciones se realizaron con la colaboración del Tercer Reich alemán. En ellas se contaba con el apoyo de la delegación diplomática alemana en Alicante, se disponía de dinero para sobornar a quienes lo custodiaban e intervinieron torpederos alemanes para acercarlos al puerto alicantinos. Estas operaciones fracasaron como también fracasaría una tercera en la que intervenía un buque de la naviera Ybarra.
El 3 de octubre se inició el sumario contra los dos hermanos, la cuñada (Margarita Larios, mujer de Miguel) y varios carceleros. La acusación era la de conspiración y rebelión militar, lo que conllevaba la pena de muerte. El Tribunal Supremo nombró a un magistrado de la Audiencia de Madrid para llevar la causa y el 11 de octubre se iniciaron los interrogatorios de acusados y testigos. José Antonio Primo de Rivera compareció por primera vez ante el tribunal el 03 de noviembre, negando todos los cargos. La vista oral tuvo lugar los días 16 y 17 de noviembre. Primo de Rivera contestó con evasivas a las preguntas del fiscal. Negó haber tenido contactos con elementos contrarios a la República, negó haber contribuido a la preparación de la insurrección y negó haber intervenido en el levantamiento de la Falange en Alicante, alegando que estaba incomunicado en su celda, algo que se contradecía con el flexible régimen de visitas que disfrutaba en aquellos días.  

El jurado, integrado por catorce miembros, se retiró a deliberar y tras cuatro horas, a las dos y media de la madrugada, salieron con el veredicto de culpabilidad. José Antonio Primo de Rivera fue condenado a muerte por conspiración, su hermano Miguel a cadena perpetua por el mismo delito y Margarita Larios a seis años y un día como colaboradora. En el mismo juicio se absolvió a los tres carceleros que estaban acusados de complicidad.
La sentencia fue confirmada por la Corte Suprema. El comunista Jesús Monzón, Gobernador Civil de Alicante, trató de retrasar la ejecución, pero el comité de Orden Público local ordenó la ejecución de la sentencia para la mañana del día 20. La sentencia se cumplió, según versiones, sin esperar el enterado del Gobierno. 

En el libro La pasión de Pilar Primo de Rivera (2013), su autor, José María Zavala, recoge el testimonio de Joaquín Martínez Arboleya, presente en el patio de la cárcel, de que antes de morir fue maniatado y fusilado, disparándosele a las piernas, para prolongar su agonía, hasta que el miliciano cenetista Guillermo Toscano Rodríguez le disparó en la sien. Según Martínez Arboleya, cuyo testimonio también se recogió en La pasión de José Antonio (Zavala, 2011), gritó dos veces "Arriba España" antes de morir, una al ser fusilado y otra antes del tiro de gracia en la sien. Toscano fue preso y finalmente fue fusilado en la prisión de Granada en junio de 1941, pese a que en su expediente había una declaración de perdón de los hermanos de José Antonio.
En su testamento dejó constancia de su deseo: «Que sea la mía la última sangre española vertida en discordias civiles».

Otra de sus frases más conocidas es: «Que todos los pueblos de España, por diversos que sean, se sientan armonizados en una irrevocable unidad de destino». 

La noticia de su muerte llegó pronto a la zona nacional y fue silenciada durante los dos años siguientes, llegándosele a conocer como «el ausente». La figura del mártir, ampliamente explotada en los años siguientes, resultaría quizá más útil y menos incómoda que la del líder político. Además, mientras Primo de Rivera permaneciera vivo pero «ausente», los líderes de Falange no intentarían dotarse de un nuevo líder, siendo así más manejables por la voluntad de Franco de concentrar todo el poder en sus manos

«Después de su ejecución se convirtió en un mártir simbólico, y el cumplimiento de sus supuestos planes para España dotaron de una falsa justificación prácticamente para cada acto del Caudillo.»
Se ha especulado sobre si desde el bando sublevado se hizo o no lo suficiente para preservar su vida. Las relaciones de Primo de Rivera y Franco nunca fueron buenas. Primo de Rivera se negó a que Franco figurara junto a él en la lista de candidatos en las elecciones por Cuenca y Franco, posiblemente, no le perdonó esa actitud. 

Lo cierto es que la muerte de Primo de Rivera facilitó a Franco la posterior utilización de la Falange. Ramón Serrano Suñer relata en sus memorias: «Respecto al mismo José Antonio no será gran sorpresa, para los bien informados, decir que Franco no le tenía simpatía. Había en ello reciprocidad pues tampoco José Antonio sentía estimación por Franco y más de una vez me había yo —como amigo de ambos— sentido mortificado por la crudeza de sus críticas».
Tras el final de la guerra, el cuerpo fue exhumado y llevado a hombros desde Alicante hasta el Escorial. Y una vez terminada la basílica del Valle de los Caídos, Francisco Franco ordenó que su cadáver fuera trasladado y sepultado allí.
José Antonio Primo de Rivera no llegó a alcanzar una significativa influencia política mientras vivió; sólo contribuyó negativamente a acelerar y aumentar el desastre español. Su fama y apoteosis sólo llegaron de modo póstumo y probablemente no lo hubieran hecho nunca de otro modo. [...] Sin embargo, muerto llegó a ser objeto del más extraordinario culto al mártir de toda Europa contemporánea, lo que, a la larga, le ha garantizado una posición, un estatus, y un papel que nunca podría haber consumado en la vida real.
Payne (1997, pp. 372-373)

Ideología y pensamiento

La influencia fundamental de Primo de Rivera podemos encontrarla en su padre. José Antonio Primo de Rivera comenzó su carrera política para defender su memoria política y consideró su dictadura una oportunidad perdida: «Quizá no vuelva a pasar España en mucho tiempo por coyuntura más favorable». Una oportunidad perdida por «pequeñeces»: «Dejaron pasar el instante. No percibieron su decisiva profundidad. Empezaron a hacer remilgos por si la Dictadura menospreciaba tales o cuales pequeñeces rituarias». En su trayectoria al frente de la Falange lo veremos, en varias ocasiones, conspirando contra el régimen parlamentario de la II República para propiciar un gobierno totalitario; y en sus escritos son frecuentes las referencias a un sistema jerarquizado y totalitario:
Ninguna revolución produce resultados estables si no alumbra a su César. Sólo él es capaz de adivinar el curso soterrado bajo el clamor efímero de la masa.
El jefe no obedece al pueblo: debe servirlo pues es otra cosa bien distinta; servirlo es ordenar el ejercicio del mando hacia el bien del pueblo, procurando el bien del pueblo regido, aunque el mismo pueblo desconozca cuál es su bien.
Los jefes pueden equivocarse porque son humanos; por la misma razón pueden equivocarse los llamados a obedecer cuando juzgan que los jefes se equivocan. Con la diferencia de que, en este caso, al error personal, tan posible como en el jefe y mucho más probable, se añade el desorden que representa la negativa o la resistencia a obedecer.
Ya es hora de acabar con la idolatría electoral. Las muchedumbres son falibles como los individuos, y generalmente yerran más. La verdad es la verdad (aunque tenga cien votos). Lo que hace falta es buscar con ahínco la verdad, creer en ella e imponerla, contra los menos o contra los más.
Arriba, 4 de julio de 1935.
No obstante la defensa que hiciera del «hecho revolucionario de la Dictadura», le encontró la falta de sustrato ideológico que la mantuviera: «¡Si los intelectuales hubieran entendido a aquel hombre! [...] Los intelectuales hubieran podido organizar aquel magnífico alumbramiento de entusiasmos alrededor de lo que faltó a la Dictadura: una gran idea central, una doctrina elegante y fuerte». Toda su carrera política estuvo determinada por el hecho de que un nacionalismo autoritario efectivo tendría que ser mucho más programático e ideológico y estar más organizado que el sencillo sistema de su padre.
Fue en 1933 cuando Primo de Rivera, animado por el éxito de Hitler, se acercó al fascismo. Preston (1998, p. 110) Primo de Rivera creyó encontrar en el fascismo el soporte ideológico que buscaba:
Los que, refiriéndose a Italia, creen que el fascismo está ligado a la vida de Mussolini, no saben lo que es fascismo ni se han molestado en averiguar lo que supone la organización corporativa. El Estado fascista, que debe tanto a la firme voluntad del Duce, sobrevivirá a su inspirador, porque constituye una organización inconmovible y robusta. Lo que pasó en la Dictadura española es que ella misma limitó constantemente su vida y apareció siempre, por propia voluntad, como un Gobierno de temporal cauterio. No hay pues, que creer, no hay siquiera que pensar que nosotros perseguimos la implantación de un nuevo ensayo dictatorial, pese a las excelencias del que conocimos. Lo que buscamos nosotros es la conquista plena y definitiva del Estado, no para unos años, sino para siempre. [...] Nosotros no propugnamos una dictadura que logre el calafateo del barco que se hunde, que remedie el mal de una temporada y que suponga sólo una solución de continuidad en los sistemas y en las prácticas del ruinoso liberalismo. Vamos, por el contrario, a una organización nacional permanente; a un Estado fuerte, reciamente español, con un Poder ejecutivo que gobierne y una Cámara corporativa que encarne las verdaderas realidades nacionales. Que no abogamos por la transitoriedad de una dictadura, sino por el establecimiento y la permanencia de un sistema.
El Fascio, 16 de marzo de 1933
Es también innegable la influencia en él de la generación del 98 con su pesimista visión de la sociedad española,v y la especial influencia de Ortega y Gasset; encontrándose en éste el referente a su "Unidad de destino en lo universal" Una constante en su pensamiento fue la añoranza de la España Imperial desilusionado por una España que pensaba caminaba hacia la «invasión bárbara», como calificaba al socialismo y especialmente al comunismo.

Antiparlamentarismo

En repetidas ocasiones, José Antonio Primo de Rivera se refirió al Parlamento en tono despectivo. Lo definió como «una atmósfera turbia, ya cansada, como de taberna al final de una noche crapulosa»; despreciándolo principalmente por los siguientes motivos:
  • No creía que las derechas en su ejercicio parlamentario lograran frenar una inevitable revolución socialista:
Las derechas están en su parlamento como niños con juguete nuevo...Encerrados en su parlamento se creen en posesión de los hijos de España. Pero fuera hay una España que ha despreciado el juguete. [...] Esa España mal entendida desencadenó una revolución. Una revolución es siempre, en principio, una cosa anticlásica. Toda revolución rompe al paso, por justa que sea, muchas unidades armónicas. Pero una revolución puesta en marcha sólo tiene dos salidas: o lo anega todo o se la encauza. Lo que no se puede hacer es eludirla; hacer como si se la ignorase.
F.E. Nº1, 7 de diciembre de 1933.
  • Consideraba competentes a los ciudadanos para decidir sobre «tareas municipales y administrativas», pero «incultos». para decidir sobre los destinos de la nación:
Evidentemente, para adueñarse de la voluntad de las masas hay que poner en circulación ideas muy toscas y asequibles; porque las ideas difíciles no llegan a la muchedumbre; y como entonces va a ocurrir que los hombres mejor dotados no van a tener ganas de irse por las calles estrechando la mano del honrado elector y diciéndole majaderías, acabarán por triunfar aquellos a quienes las majaderías les salen como cosa natural y peculiar.
Conferencia pronunciada en el Círculo Mercantil de Madrid el 9 de abril de 1935.
No confío en el voto de la mujer. Mas no confío tampoco en el voto del hombre. La ineptitud para el sufragio es igual para ella que para él. Y es que el sufragio universal es inútil y perjudicial a los pueblos que quieren decidir de su política y de su historia con el voto. No creo, por ejemplo, que en la conveniencia o inconveniencia de una alianza internacional o saber la política marítima a seguir pueda tener la masa opinión, ni a lo sumo, más que muy pocos de sus representantes.
Entrevista sobre el voto femenino en La Voz, 14 de febrero de 1936.
  • Tampoco admitía que una mayoría pudiera decidir sobre lo que consideraba verdades absolutas o valores eternos, ni discutir el liderazgo del jefe:
Cuando, en marzo de 1762, un hombre nefasto llamado Juan Jacobo Rousseau, publicó El contrato social dejó de ser la verdad política una entidad permanente.[...] Suponía que el conjunto de los que vivimos en un pueblo tiene un alma superior, de jerarquía diferente a cada una de nuestras almas, y que ese yo diferente está dotado de infalible, capaz de definir en un instante lo justo y lo injusto, el bien y le mal. [...] De ahí vino el sistema democrático, que es, en primer lugar, el más ruidoso sistema de derroche de energías. Un hombre dotado para la altísima función de gobernar, que es tal vez la más noble de las funciones humanas, tenía que sustanciar el ochenta o el noventa por ciento de su energía a sustanciar reclamaciones formularias, a hacer propaganda electoral, a dormitar en los escaños del Congreso, a adular a los electores, a aguantar sus impertinencias, porque de los electores iba a recibir el Poder; a soportar humillaciones y vejaciones de los que, precisamente por la función casi divina de gobernar, estaban llamados a obedecerle.
Discurso de la fundación de la Falange Española (Teatro de la Comedia, 29 de octubre de 1934)

El Estado y el Individuo

Primo de Rivera preconizaba un Estado autoritario en el que supuestamente el hombre alcanzaría su verdadera libertad; ya que ésta sólo sería verdadera «si se conjuga en un sistema de autoridad y de orden». Un sistema reminiscente del absolutismo ilustrado:
La patria es una unidad de destino en lo universal. [...] El Estado no puede ser traidor a su tarea, ni el individuo puede dejar de colaborar con la suya en el orden perfecto de la vida de su nación. [...] La idea de destino, justificador de la existencia de una construcción (Estado o sistema), llenó la época más alta que ha gozado Europa: el siglo XIII, el siglo de Santo Tomás. Y nació de mentes de frailes. Los frailes se encararon con el poder de los reyes y les negaron ese poder en tanto no estuviera justificado por el cumplimiento de un gran fin: el bien de sus súbditos.
Conferencia en un curso de FE de las JONS. 28 de marzo de 1935.
Insistió en numerosas ocasiones en esa visión paternalista del sistema autoritario: «Toda la organización, toda la revolución nueva, todo el establecimiento del Estado y toda la organización de la economía, irán encaminados a que se incorporen al disfrute de las ventajas esas masas enormes desarraigadas por la economía liberal y por el conato comunista».
La autoridad del Estado quedaría justificada por una misión superior a cumplir. España, como nación civilizada, tendría el deber de imponer su cultura y su poder político fuera de sus fronteras. También, el Estado, y su líder, estarían al servicio de la persona.
Para Primo de Rivera, «la dignidad humana, la integridad del hombre y su libertad son valores eternos e intangibles»; considerando que el hombre, únicamente adquiría su calidad humana dedicando su vida a una gran empresa colectiva; el Estado sería esa gran empresa.

Izquierdas y derechas

Para Primo de Rivera, el principal peligro al que se enfrentaba España era la revolución socialista y en sus escritos y en la acción violenta de la Falange, las izquierdas fueron los enemigos declarados. En cuanto a la derecha la consideraba «falta de fe y de empuje». A finales de 1935, ante la inminencia de unas elecciones en las que la izquierda ya mostraba posibilidades de ganarlas, acusó a la derecha de «dormirse en una indolencia mortal», incapaces de borrar la memoria del enemigo (Manuel Azaña) con una obra «honda y fuerte». a su juicio: «El derechismo, los partidos de derechas, quieren conservar la Patria, quieren conservar la autoridad; pero se desentienden de esta angustia del hombre, del individuo, del semejante que no tiene para comer».
La posición de Primo de Rivera frente a los partidos políticos coincide con el tercerposicionismo y el transversalismo: un sistema totalitario que supera la división de izquierdas y derechas.

España y el catolicismo

«Muchas veces habréis visto propagandistas de diversos partidos; todos os dirán que tienen razón frente a los otros, pero ninguno os habla de la que tiene razón por encima de todos: España.» España es el concepto que más repetidamente aparece en los discursos de José Antonio Primo de Rivera. Quizá, la frase más repetida en sus discursos fuera: «España, unidad de destino en lo universal». Ese destino sería el que posibilitaría acabar con la lucha de clases y el que evitaría la acción disgregadora de los nacionalismos. España tenía un destino imperial que cumplir y este destino lograría unir a todos los españoles en esa empresa común.
España no se justifica por tener una lengua, ni por ser una raza, ni por ser un acervo de costumbres, sino que España se justifica por su vocación imperial para unir lenguas, para unir razas, para unir pueblos y para unir costumbres en un destino universal; que España es mucho más que una raza y mucho más que una lengua, porque es algo que se expresa de un modo del que estoy cada vez más satisfecho, porque es una unidad de destino en lo universal.
Discurso en el parlamento, 30 de noviembre de 1934.
El catolicismo está presente en los conceptos más utilizados por Primo de Rivera. En los Puntos Iniciales de F.E. puede leerse: «La interpretación católica de la vida es, en primer lugar, la verdadera; pero es además, históricamente la Española»; uniendo en esta frase religión y tradición. También está presente en su concepto de universalidad de España: «¿A qué puede conducir la exaltación de lo genuino nacional sino a encontrar las constantes católicas de nuestra misión en el mundo?» En su concepto de «vida militante y de sacrificio», mezcla su sentido militar y católico; y es indudable su influencia en su sentido de la justicia social y su paternalismo político. De tal modo que mantuvo que «toda construcción de España ha de tener un sentido católico».
Primo de Rivera contempla una concepción espiritual de la Historia y del Hombre dentro de una cosmovisión católica, opuesta a la interpretación materialista del marxismo, pretendiendo fusionar tradición y revolución. La recuperación de la tradición católica de España en sus aspectos fundamentales combinado con un afán revolucionario que rivalice con el socialismo marxista en aquellas situaciones donde la intolerable injusticia hiciera parecer justificable el socialismo. El politólogo Arnaud Imatz le considera un tradicionalista revolucionario y algunos pensadores carlistas como Francisco Elías de Tejada le incluyen como pensador tradicionalista. En cambio Rafael Gambra Ciudad le tacha de imitador de la tradición.

Economía y sindicato

Contrario al capitalismo (entendido éste como la concentración de la riqueza y los medios de producción) y al liberalismo económico (critica a Adam Smith), creía en un sistema económico totalitario, adhiriéndose al nacional-sindicalismo de Ramiro Ledesma Ramos. Un sistema más allá del corporativismo italiano en el que un sindicato agruparía a todos los empresarios, todos los trabajadores y todos los medios de producción. El fin de este sindicato sería conseguir la justicia social que Primo de Rivera enunciase con: «Patria, pan y justicia». José Antonio Primo de Rivera consideraba que "lo social es una aspiración interesante aun para mentalidades elementales".
Al sindicato le atribuye la especial misión de articular la Nación. Compartiría esa misión con la familia y el municipio.

José Antonio Primo de Rivera y el fascismo

Primo de Rivera comienza a interesarse por las ideas fascistas a principios de 1933. Defensor de la dictadura de su padre, consideraba que ésta fracasó por carecer de una base ideológica. Cree encontrar en el fascismo la base ideológica sobre la que sustentar un sistema parecido a la dictadura de su padre.
En octubre de 1933, diez días antes de fundar oficialmente Falange Española en el teatro de la Comedia, viaja a Italia y se entrevista con Mussolini. Los motivos del viaje, según expresó a las autoridades italianas eran: «Obtener material informativo sobre el Fascismo italiano y sobre las realizaciones del Régimen», así como «consejos para la organización de un movimiento análogo en España». En Italia visitó diferentes sedes del Partido Nacional Fascista. Momentos antes de su visita a Mussolini contaría al periodista que le acompañaba: «Soy como el discípulo que va a ver al maestro». A su regreso a España escribiría: «Yo he visto de cerca a Mussolini, una tarde de octubre de 1933, en el Palacio de Venecia, en Roma. Aquella entrevista me hizo entrever mejor el fascismo de Italia que la lectura de muchos libros». Mussolini le regaló una foto dedicada de gran tamaño que José Antonio Primo de Rivera colgó en su despacho junto al retrato de su padre. Abrazó "un fascismo pleno, basado en la concepción mística de la revolución regeneradora, populista y ultranacionalista, orientada a la construcción de un estado totalitario como base y cimiento de una comunidad nacional ordenada y entusiasta, jerárquica y conquistadora. Este es el mínimo común denominador de todos los fascismos, y el de Primo de Rivera lo cubría más que suficientemente".
Durante los meses que siguieron a la fundación de la Falange, las declaraciones a favor del fascismo se suceden. En febrero de 1934 su adhesión al fascismo puede considerarse total, considerándolo «una manera nueva de concebir todos los fenómenos de nuestra época e interpretarlos con sentido propio». Primo de Rivera encuentra en el fascismo los conceptos más utilizados en sus discursos:
El fascismo no es sólo un movimiento italiano: es un total, universal, sentido de la vida. Italia fue la primera en aplicarlo. Pero ¿no vale fuera de Italia la concepción del Estado como instrumento al servicio de una misión histórica permanente? ¿Ni la visión del trabajo y el capital como piezas integrantes del empeño nacional de la producción? ¿Ni la voluntad de disciplina y de imperio? ¿Ni la superación de las discordias de partido en una apretada, fervorosa, unanimidad nacional? ¿Quién puede decir que esas aspiraciones sólo tienen interés para los italianos?
La Nación, 23 de octubre de 1933.
Incluida su visión sobre el hombre, el héroe: «El hombre es el sistema, y ésta es una de las profundas verdades humanas que ha vuelto a poner en valor el fascismo. [...] desde el origen del mundo, es el único aparato capaz de dirigir hombres: el hombre. Es decir, el jefe. El héroe».
Falange Española se ha creado hace cuatro meses cuando se fusiona con las JONS. A juicio de Payne, los 27 puntos del programa apenas se diferencian del ideario fascista genérico. Primo de Rivera piensa que la experiencia italiana es exportable a España. Extrae del fascismo o coincide con él en su visión nacionalista y su visión de la justicia social:
—Está bastante extendida la convicción de que el fascismo no podrá arraigar en España. ¿Qué tiene usted que oponer a esta convicción?
—Yo creo que sí arraigará. España ha realizado obras de disciplina maravillosas. Lo que pasa es que esta necesidad nos coge 'después de un siglo de decadencia. En este momento, nuestras virtudes de disciplina y de organización tal vez estén muy enervadas, pero nadie nos dice que no vamos a ser capaces de encontrar el medio de despertarlas. El fascismo es una actitud universal de vuelta hacia uno mismo. Nos dicen que imitamos a Italia. Sí, lo hacemos en lo de buscar nuestra íntima razón de ser en las entrañas propias. Pero esa actitud, copiada, si se quiere, aunque sea eterna, da los resultados más auténticos. Italia se ha encontrado a Italia. Nosotros, volviéndonos hacia nosotros, encontraremos a España.
—El fascismo es esencialmente nacionalista. ¿En qué radica el nacionalismo que ustedes quieren estimular?
—La Patria es una misión. Si situamos la idea de Patria en una preocupación territorial o étnica, nos exponemos a sentirnos perdidos en un particularismo o regionalismo infecundo. La Patria tiene que ser una misión. No hay continentes ya por conquistar, es cierto, y no puede haber ilusiones de conquista. Pero va caducando ya en lo internacional la idea democrática que brindó la Sociedad de las Naciones. El mundo tiende otra vez a ser dirigido por tres o cuatro entidades raciales. España puede ser una de estas tres o cuatro. Está situada en una clave geográfica importantísima, y tiene un contenido espiritual que le puede hacer aspirar a uno de esos puestos de mando. Y eso es lo que puede propugnarse. No ser un país medianía; porque o se es un país inmenso que cumple una misión universal, o se es un pueblo degradado y sin sentido. A España hay que devolverle la ambición de ser un país director del mundo.
—No todos los ciudadanos son capaces de concebir los grandes ideales nacionalistas. Al hombre sencillo del pueblo, ¿qué puede llevarle al fascismo?
—Para el que no sea asequible el gran ideal nacional, queda el motor del ideal social. Indudablemente, el contenido próximo del movimiento está en la justicia social, en una elevación del tipo de vida. El fascismo aspira a la grandeza nacional; pero uno de los escalones de esta grandeza es el mejoramiento material del pueblo. Lo social es una aspiración interesante aun para mentalidades elementales; pero, además, lo nacional es asequible a mucha más gente de lo que se cree. Todo socialista español lleva dentro un nacionalista.
Ahora, 16 de febrero de 1934.
En los meses siguientes la Falange fue criticada considerándola una imitación del fascismo: «Nos dicen que somos imitadores. […] Después de todo, en el fascismo como en los movimientos de todas las épocas, hay por debajo de las características locales, unas constantes, que son patrimonio de todo espíritu humano y que en todas partes son las mismas». Ante estas críticas, (según Payne, influenciado por Ramiro Ledesma), públicamente, se desmarcó del fascismo. En diciembre de 1934 declaró: «La Falange Española de las J.O.N.S. no es un movimiento fascista, tiene con el fascismo algunas coincidencias en puntos esenciales de volar universal; pero va perfilándose cada día con caracteres peculiares y está segura de encontrar precisamente por ese camino sus posibilidades más fecundas». A partir de 1935 no vuelve a relacionar públicamente a la Falange con el fascismo. No obstante, en el informe secreto que envió al gobierno italiano, en el verano de 1935, sobre la situación de la política española, puede leerse: «La Falange Española de las JONS ha logrado convertirse en el único movimiento fascista en España, lo cual era difícil, habida cuenta del carácter individualista del pueblo»; y en febrero de 1936, el retrato que le dedicara Mussolini todavía se encuentra presente en su despacho.
El único concepto que Primo de Rivera modificó durante el periodo de su actividad política fue el corporativismo, de su primera adhesión plena pasó a una adhesión con matices: «Esto del Estado corporativo es otro buñuelo de viento. Mussolini, que tiene alguna idea de lo que es el Estado corporativo, cuando instaló las veintidós corporaciones, hace unos meses, pronunció un discurso en el que dijo: "Esto no es más que un punto de partida; pero no es un punto de llegada"». En abril contestaría a Miguel Maura en estos términos:
Si Miguel Maura hubiera tenido la amabilidad de leer algunos de mis discursos —desde el de la Comedia, el 29 de octubre de 1933, hasta el del domingo anterior a las últimas elecciones—; si hubiera leído los trabajos publicados en Arriba, humildemente anónimos las más de las veces, por mis camaradas de más clara cabeza, notaría que nuestro Movimiento es el único Movimiento político español donde se ha cuidado intransigentemente de empezar las cosas por el principio. Hemos empezado por preguntamos qué es España. […] Jamás se ha llamado fascismo [la Falange] en el olvidado párrafo del menos importante documento oficial ni en la más humilde hoja de propaganda.

La Internacional Fascista

Primo de Rivera tuvo una estrecha relación con el fascismo y con los proyectos de la Internacional Fascista. En 1933 se crearon los Comitati d’Azione per l’Universalitá di Roma (CAUR), oficinas, en teoría de carácter cultural, abiertas en numerosas ciudades del mundo y dependientes de una central en Roma. Primo de Rivera fue miembro fundador de la sección española. La CAUR organizó diversos encuentros. El primero en Montreux (Suiza), en diciembre de 1934. A este congreso no asistió José Antonio; aunque parece que asistió (no hay prueba documental) uno de los primeros ideólogos del fascismo español, Ernesto Giménez Caballero, entonces encuadrado en la Falange. La prensa italiana informó de que acudía en representación de Primo de Rivera, algo que éste desmintió: «El jefe de la Falange fue requerido para asistir; pero rehusó terminantemente la invitación por entender que el genuino carácter nacional del movimiento que acaudilla repugna incluso la apariencia de una dirección internacional».
En septiembre de 1935 la CAUR organizaría un segundo encuentro al que sí asistió José Antonio Primo de Rivera. Falange no estaba adherida al movimiento y en su discurso ofreció las razones:
España no está preparada todavía para unirse, por mi mediación, a un movimiento de carácter no ya internacional, sino supranacional, universal. Y esto no sólo porque el carácter español es demasiado individualista, sino también porque España porque ha sufrido mucho por las Internacionales. […] Si apareciésemos ante la opinión pública española como unidos a otro movimiento, y esto sin una preparación lenta, profunda y difícil, la conciencia pública española, protestaría. Es preciso pues preparar a los espíritus en vista de estos trabajos supranacionales. […] Yo prometo a todos vosotros hacer lo que pueda en ese sentido y despertar una conciencia nacional.
Discurso de José Antonio Primo de Rivera en el 2º congreso de la CAUR en Montreux. Gil Pecharromán (1996, p. 371)
En abril de 1935, Primo de Rivera viaja a Italia y, como resultado de este viaje, consigue una subvención del gobierno italiano de 50.000 liras mensuales. Subvención que permaneció en secreto incluso entre las filas de la Falange y que el propio Primo de Rivera se encargaba de recoger, viajando cada dos meses a la embajada italiana en París. En el verano de 1935, quizá como contrapartida de esta subvención, a requerimiento del gobierno italiano, Primo de Rivera le hace llegar un informe secreto sobre la situación política de España.
José Antonio Primo de Rivera también viajó, en mayo de 1934, a Alemania para procurarse el apoyo del Tercer Reich. En la petición al embajador alemán se hace constar su interés por la nueva Alemania y especialmente por la organización de las SA y las SS. En este viaje visita a Hitler; aunque la entrevista y el viaje resultaron para él desalentadores ya que fueron organizados por un miembro secundario del Partido Nazi. No se le dio la mínima relevancia a su estancia en Berlín y la visita a Hitler fue simplemente protocolaria.

José Antonio Primo de Rivera y la violencia

Primo de Rivera, en lo personal, protagonizó numerosos actos de violencia. De carácter agradable y de trato cortés, caía en accesos de ira cuando se ofendía la memoria de su padre pero inmediatamente se serenaba y disculpaba. En sus tiempos de estudiante, acabó a puñetazos numerosas discusiones y, más tarde, esa violencia la llevó a las Cortes, al Colegio de Abogados y a los cafés. En 1931 protagonizó un grave incidente al agredir al General Queipo de Llano. Queipo de Llano no se privaba de hablar despectivamente sobre el dictador Primo de Rivera (padre de José Antonio). Enterado José Antonio de alguno de esos comentarios, se presentó en compañía de uno de sus hermanos y de sus amigos en el café donde Queipo de Llano frecuentaba una tertulia, llamó su atención y sin darle tiempo a reaccionar, estando Queipo de Llano sentado, le propinó un golpe. Queipo de Llano sufrió una herida en la frente que le dejó marcado y José Antonio Primo de Rivera, que era alférez de complemento, fue expulsado del Ejército por un tribunal militar.
En su actividad parlamentaria, en dos ocasiones, agredió a puñetazos a dos diputados. En uno de los casos, las críticas del diputado a la dictadura de su padre sirvieron de detonante. Cuando fue juzgado por tenencia de armas, en el momento que se leyó la sentencia que lo condenaba a cinco meses de arresto, tuvo un acceso de cólera, insultó y amenazó a los magistrados; actuaba como su propio defensor y se rasgó la toga y arrojó al suelo el birrete. Un oficial del juzgado comentó: «Tan chulo como su padre», a lo que Primo de Rivera respondió propinándole un puñetazo que fue respondido por éste lanzándole un tintero que le alcanzó la frente. En la cárcel Modelo de Madrid, cuando se le comunicó su traslado a la de Alicante, estando encerrado en su celda, se encolerizó hasta tal punto que otros falangistas se alarmaron y, creyendo que a su líder le estaban sometiendo a malos tratos, protagonizaron un conato de motín.
Primo de Rivera admitía la violencia como algo normal en las relaciones sociales y políticas. Se educó en un ambiente militarista y vivió una época en la que la violencia formaba parte de la actividad política. Estuvo influenciado por la obra de Georges Sorel Reflexiones sobre la violencia, referente de la extrema derecha europea de aquella época, y era admirador de Mussolini y sus métodos para combatir a la izquierda y acceder al poder mediante acciones violentas.
Primo de Rivera sufrió varios atentados contra su vida. Está documentado uno en el que, el 10 de abril de 1934, tirotearon su coche y el conductor y su acompañante salieron detrás de los pistoleros, manteniendo con ellos un tiroteo. El atentado contra un parlamentario era un hecho infrecuente y tuvo una gran repercusión. También, en otra ocasión, confundieron un coche con el suyo y le arrojaron un petardo.
Fundó Falange Española, partido político de corte fascista que, como tal, contemplaba el acceso al poder por métodos violentos; y la práctica de la Falange corroboró estos métodos llegando al pistolerismo. No obstante, entre los líderes fascistas españoles, fue el menos proclive a la práctica sistemática de la violencia y el asesinato. Para Primo de Rivera el uso de la violencia era lícito si se ejercía para conseguir un fin superior. El acceso al poder de Falange para instaurar un régimen totalitario que garantizara la unidad de una España que él veía amenazada, era ese fin superior que justificaba la violencia: «Teníamos que demostrar que no éramos una banda de mercenarios dedicados a eliminar a sus adversarios. Yo hablé en el Teatro de la Comedia de la dialéctica de los puños y las pistolas sin pensar en las emboscadas en las que murieron los mejores muchachos de la primera hora, sino pensando en la conquista del Estado y en la defensa de la Patria». Ésta sería una violencia que no entraría en conflicto con sus convicciones religiosas ya que «la violencia no es censurable sistemáticamente. Lo es cuando se emplea contra la justicia. Pero hasta Santo Tomás, en casos extremos, admitía la rebelión contra el tirano». Aceptando sus propias palabras, para asumir la violencia que llegó a ejercer la Falange, habría tenido que vencer su convicción religiosa: «Cuando se derramó la sangre de estos jóvenes comprendí que era necesario defendernos. Mis escrúpulos morales y religiosos se hicieron retortijones y, tras una larga lucha interior, la fe en nuestro ideal venció a toda desilusión y a todo remordimiento».
Se mostró indeciso en el momento que Falange se planteó el paso de las razzias en la calle y la Universidad al uso sistemático de la violencia para amedrentar a la izquierda; pero, al fin dio ese paso. Es indudable que los numerosos disturbios y asesinatos que Falange protagonizó después de que el Frente Popular ganara las elecciones, lo fueron con su conocimiento y bajo sus directrices; sin embargo, en abril de 1936, enterado del plan para atentar contra Largo Caballero, lo desautorizó. Podría concluirse que no aceptaba la violencia por la violencia; pero «si no hubiera otro medio que la violencia, ¿qué importa? Todo sistema se ha implantado violentamente, incluso el blando liberalismo».

Títulos

Fue dos veces Grande de España —una por concesión de tal distinción al marquesado de Estella en 1921 y otra, a título póstumo, al serle concedido el ducado de Primo de Rivera—. Fue, por tanto, iii marqués de Estella y, en 1948, póstumamente, i duque de Primo de Rivera. Asimismo, ostentó el título de Gentil hombre de cámara con ejercicio y servidumbre, caballero de la Orden de Santiago y alférez de complemento del arma de caballería del Ejército español.

FUENTE:www.wikipedia.org


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