PEDRO DE MENA****

                                                           PEDRO DE MENA

 «La octava maravilla del mundo» consideró el coro de la catedral de Málaga el pintor y escritor Antonio Palomino.

  

 Pedro de Mena y Medrano  fue un escultor del barroco español.  Nace en Granada, agosto de 1628 - muere en  Málaga, 13 de octubre de 1688.

   Pedro de Mena se dedicó principalmente a la realización de imaginería religiosa, oficio al que también se había dedicado su padre, Alonso de Mena, y de quien heredó un taller en Granada. Además, tuvo otro taller instalado durante treinta años en Málaga, a donde se había dirigido para participar en una de sus obras más reconocidas, la sillería del coro de la Catedral de Málaga. En esta ciudad ejecutó gran cantidad de encargos, especialmente para órdenes religiosas.​

  •    En sus obras destacan
  • los rostros y rasgos alargados de sus figuras, 
  • las ropas trabajadas con unos perfiles extremadamente finos y 
  • la policromía empleada (colores en fuerte contraste) y 
  • el realismo en las encarnaduras, que se muestra claramente y, sobre todo, en su Magdalena Penitente, «Dolorosas» y «Ecce Homo». 

Debido al gran impacto que produjo la imagen de San Francisco de Asís realizada para la Catedral Primada de Toledo y gracias a la intervención del cardenal Moscoso y Sandoval, antiguo conocido de su padre, fue nombrado maestro mayor de la misma.2

VIDA:

 Fue bautizado el 29 de agosto de 1628 en Granada en la parroquia de San Andrés. Sus padres fueron Alonso de Mena, famoso escultor, y su segunda esposa Juana de Medrano. Sus primeros años de aprendizaje los pasó con su padre junto con otros aprendices de taller entre los que se encontraba Pedro Roldán. Al fallecimiento de su padre en 1646, Pedro, con dieciocho años, se hizo cargo del taller, que compartió a partir de 1652 con Alonso Cano —cuando este regresó a Granada desde Madrid, para actuar de racionero en la catedral—,​ con quien trabajó y colaboró estrechamente, poniendo a su disposición su propio taller. Gracias a esta colaboración, Mena pudo asimilar unos procedimientos de trabajo más elaborados y un nuevo concepto estético que desarrolló por la vía de la perfección técnica y el realismo.

  El 5 de junio de 1647 contrajo matrimonio con Catalina de Vitoria y Urquízar, natural de Granada y de 13 años de edad, con la que tuvo seis hijos antes de su marcha a Málaga, de los que sobrevivieron tres que se hicieron religiosos. Durante su estancia en Málaga tuvieron otros ocho hijos, quedando en vida sólo dos, José, capellán real en la Capilla Real de Granada y Juana Teresa en el Císter, donde ya estaban sus hermanas Andrea y Claudia Juana.​ Redactó su primer testamento en 1666; pero es EL DE 1675 cuando habla de su hija Juana que aún no tenía seis años:

... y desea vivir y permanecer en estado de religión, guardando pureza y castidad, por lo que deseamos que sea religiosa por ser de los estados más perfectos y seguros para la salvación.​

 Por sus firmes creencias religiosas, pidió ser enterrado entre las dos puertas de la iglesia del Císter para que su lápida fuera pisada por todos los fieles que entraran en la iglesia.

 Pedro de Mena mantuvo una gran vinculación religiosa con distintas cofradías y fue hermano mayor de la del gremio de artistas del Santísimo Corpus Christi, Ánimas y Misericordia.

 Luchó y consiguió ser aceptado como familiar de la Inquisición en 1678. Este hecho significaba un ascenso social, ya que suponía un reconocimiento público de limpieza de sangre y llevaba además aparejados ciertos privilegios como el verse libre de pagar impuestos. 

  Permaneció en Granada hasta que en 1658 fue llamado por el obispo de Málaga, Diego Martínez de Zarzosa, para realizar la sillería del coro de la Catedral de la Encarnación de Málaga. En esta ciudad, excepto una estancia en Madrid entre los años 1662 y 1663, montó su taller definitivo con gran éxito de encargos, hasta su fallecimiento en el mes de octubre de 1688.​

  Fue nombrado maestro mayor de escultura de la catedral de Toledo en mayo de 1663 por iniciativa del cardenal Baltasar Moscoso y Sandoval, donde se encuentra San Francisco de Asís, una de sus mejores obras. Regresó a Málaga y, demostrando grandes dotes empresariales, dejó en Madrid un representante encargado de recoger posibles encargos y de suministrarle material necesario para su trabajo.

  Sus trabajos se fueron extendiendo por toda la península; se cree que con la colaboración de su hijo Alonso, jesuita, ya que se encuentran numerosas obras de Mena en templos de esta orden en Alcalá de Henares, Madrid, Marchena, Sevilla e incluso en Ciudad de México o Lima.

                                  Sillería de la catedral

  El obispo Martínez Zarzosa le encargó en 1658 la terminación de la sillería del coro de la Catedral de Málaga, comenzada en 1630 por el escultor jiennense Luis Ortiz de Vargas, continuada tras la marcha de este en 1638 por José Micael y Alfaro y, tras la muerte del mismo en 1650, se paralizó la obra, reanudándose en 1658 con el encargo, tras concurso cerrado, a Mena.

  Se realizó el contrato el 25 de julio de 1630 para la realización de cuarenta paneles con imágenes de santos, propuestos por el cabildo catedralicio, en los que se incluyen mártires de la iglesia universal y española, padres y doctores de la Iglesia, fundadores y miembros de órdenes religiosas, en fin, un amplio repertorio iconográfico, todos colocados en la sillería alta. 

                                 Estancia en Madrid

   Se trasladó a Madrid y Toledo durante los años 1662-1663 para conocer la obra de la etapa madrileña de Cano, además de la de otros artistas y, aconsejado por este, para darse a conocer en la corte. Poco después, regresó a Málaga, donde había dejado la familia, con encargos nuevos y dejando representante en Madrid para futuras obras.

                                              Obras 

                            María Magdalena penitente

  Pedro de Mena es especialmente reconocido por sus esculturas de María Magdalena en situación suplicante, que ha sido denominada como Magdalena Penitente.

  La Magdalena de Mena es una mujer joven, aunque demacrada por la penitencia, con la cara ovalada y que muestra un gran sentimiento con una espiritualidad que refuerza la nariz afilada, la boca pequeña entreabierta y la mirada triste. ​ Es una pieza de gran realismo que trasmite profundo valor místico-espiritual que muestra la influencia de la escultura castellana de Gregorio Fernández. www.wikipedia.org

                                  !HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!


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