JOSÉ LUIS GONZÁLEZ ZAPATERO -

                                                                             JOSÉ L GONZÁLEZ ZAPATERO
Líder del Partido Socialista
 Obrero Español 
(PSOE)
  

Nació en Valladolid, el 04 de agosto año 1960. Político español que, fue líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y presidente del gobierno de España entre 2004 y 2011.
Estudió preescolar y EGB en el colegio Discípulas de Jesús, y bachillerato y COU en el Colegio Leonés. De niño veraneaba en Luanco o en Gijón. Al margen del deporte, es aficionado a la pesca de la trucha, en los ríos Porma u Órbigo, y a hacer excursiones por el monte. Es además un gran lector de literatura hispanoamericana, en particular de Jorge Luis Borges.
  
Vocación política
En agosto de 1976, cuando los partidos políticos aún no eran legales, asistió a un mitin de Felipe González en Gijón; allí nace su vocación política, su militancia socialista y su admiración perdurable por el líder sevillano. Se afilió a las Juventudes Socialistas en 1979 y fue secretario de la organización en León. Pasó por la universidad como un estudiante competente, y en su expediente académico abundan los sobresalientes y los notables.
En las aulas de la Facultad de Derecho conoció a Sonsoles Espinosa; él estudiaba cuarto curso, y ella segundo. El noviazgo con Sonsoles fue difícil: la militancia le absorbía mucho tiempo, y sólo podían verse de tanto en tanto, por la noche. Se casaron en Ávila, y pasaron una corta luna de miel en Sevilla. El matrimonio ha tenido dos hijas, Laura (1993) y Alba (1995). 
José Luis Rodríguez Zapatero se licenció en derecho por la Universidad de León en 1982, con una tesis sobre el Estatuto de Autonomía de Castilla y León. Ejerció en la misma universidad como profesor de derecho constitucional, y desde 1986 ocupó un escaño, por las listas del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), en el Congreso de Diputados, donde formó parte sucesivamente de las comisiones de Justicia e Interior, Constitucional, del Defensor del Pueblo y de Administraciones Públicas, en la que era portavoz de su grupo.
En 1989 fue elegido secretario provincial del PSOE en León, desplazando a su primer mentor político, Maximino Barte, gracias al apoyo de una corriente crítica; en aquella escaramuza evidenció ya la ambición, la capacidad para sumar apoyos heterogéneos, la confianza en las posibilidades propias y la habilidad de maniobra que lo llevarían más tarde a la cúpula nacional del PSOE.
Lo cierto es que Zapatero nunca ha perdido un Congreso, y que sus rivales del Partido Popular (PP) se han visto obligados a rectificar los apodos entre chuscos y conmiserativos («Bambi», «Zapatitos») que le dedicaron antes de que los desbancara del poder. Su mal manejo de los idiomas y sus escasos conocimientos en el área de la ciencia económica, dos déficit importantes, no han pesado tanto en su trayectoria como su capacidad para encajar reveses sin pestañear y su fría determinación de corredor de fondo, capaz de esperar cualquier desfallecimiento de los rivales para superarlos en la meta.
Secretario general del PSOE
Mantuvo su cargo provincial a lo largo de cuatro congresos, en la década siguiente, y enarboló la consigna del «cambio tranquilo» en el XXXV Congreso del PSOE (julio de 2000), en el que fue elegido secretario general del partido, un cargo vacante desde la dimisión de Joaquín Almunia en el mes de marzo. Zapatero fue en aquella ocasión el candidato de la llamada «Nueva Vía» (encabezada, entre otros, por Pepe Blanco, Jesús Caldera, Trinidad Jiménez, Jordi Sevilla, Antonio Cuevas y Juan Fernando López Aguilar), y compitió por la secretaría general con José Bono, Matilde Fernández y Rosa Díez.
Los discursos congresuales de los demás candidatos fueron severamente autocríticos con la situación por la que atravesaba el partido después de la mayoría absoluta del PP en las elecciones. Zapatero lanzó un mensaje distinto: «Estoy convencido de que no estamos tan mal». Nueve escasos votos de diferencia le dieron la secretaría general, frente a José Bono.
La victoria no aquietó las aguas en el primer partido de la oposición, y la política de Zapatero, de propuestas de pactos con el gobierno sobre las grandes cuestiones de Estado (el terrorismo en particular), no fue bien comprendida por algunos sectores, empeñados en la confrontación pura y dura. No obstante, los sondeos de opinión y las encuestas revelaron una recuperación progresiva de las expectativas del PSOE.
En octubre de 2002, Rodríguez Zapatero fue designado candidato de su partido a la presidencia del gobierno en las elecciones generales de 14 de marzo de 2004. La lucha prometía ser reñida. En las elecciones municipales de mayo de 2003, el PSOE obtuvo 120.000 votos más que el PP, aunque unos 400 concejales menos; pero nadie podía predecir las secuelas que tendrían las elecciones a la Comunidad de Madrid. En ellas, el PSOE e Izquierda Unida (IU) obtuvo votos suficientes para desplazar del gobierno al PP, pero, la defección de dos diputados de la lista socialista en la sesión de investidura obligó a una repetición de las elecciones, en el mes de octubre, y en definitiva fue la candidata popular, Esperanza Aguirre, quien obtuvo la mayoría.
Ante la previsible igualdad en los resultados, Zapatero hizo una apuesta arriesgada: se comprometió públicamente a no formar gobierno si su partido no era el primero en número de votos; una declaración que le atrajo votos, pero que podía haberse convertido en un bumerán, en función de los resultados.
Presidente del gobierno
Los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004 en Madrid sacudieron el tramo final de la campaña electoral para las elecciones generales. La ciudadanía acudió a las urnas en un clima de conmoción ante la tragedia. Hubo también indignación ante la actitud del gobierno del PP, que siguió atribuyendo la autoría del atentado a ETA incluso cuando ya había pruebas que señalaban a Al Qaeda; pero seguramente ése no fue el elemento determinante del resultado electoral.
La participación creció en nueve puntos porcentuales respecto del año 2000; grandes bolsas de abstención se movilizaron en esta ocasión en contra de la participación española en la guerra de Iraq y de una política seguidista en exceso de los intereses geoestratégicos de Estados Unidos. El PP conservó la confianza de su electorado (obtuvo 9,6 millones de votos, prácticamente los mismos que en 1996, y sólo 700.000 menos que en la mayoría absoluta de 2000), pero el PSOE obtuvo 10,9 millones, 2 millones más que en 2000, la mayor cifra de votos alcanzada por un partido en la historia de la democracia española.
La victoria del PSOE permitió a Zapatero formar un gobierno monocolor, con amplios apoyos parlamentarios. En la sesión de investidura (16 de abril de 2004) obtuvo el apoyo de seis partidos representados en la Cámara, además del suyo propio (Izquierda Unida [IU], Iniciativa per Catalunya Verds [ICV], Chunta Aragonesista [CHA], Esquerra Republicana de Catalunya [ERC] y Coalición Canaria [CC]), las abstenciones del Partido Nacionalista Vasco [PNV] y Convergència i Unió [CiU], y el voto en contra únicamente del PP.
El XXXVI Congreso del PSOE, celebrado a principios del mes de julio, vino a corroborar el final de los conflictos internos que habían desgastado a los socialistas en la etapa anterior, al darse un respaldo casi unánime (obtuvo más del 95 % de los votos) al líder que había devuelto a la formación socialista al poder. Un líder que había tenido coraje para ordenar, apenas investido presidente, el cumplimiento inmediato de su promesa electoral de retirar las tropas españolas de Iraq; y que puso el listón aún más alto con otra promesa tan aparentemente sencilla como difícil de cumplir: «El poder no me va a cambiar». Zapatero reiteró su intención de gobernar con un talante abierto, tranquilo, conciliador, respetuoso; «talante» se convertiría en la palabra clave de su primera presidencia, aireada por la oposición con cierta sorna.

  • El inicio de su gestión estuvo marcada por una decidida voluntad de imprimir cambios radicales en la vida política y social del país. Una de la primeras medidas adoptadas fue la ya mencionada retirada de las tropas españolas de Iraq (hecho que reforzó su popularidad), a la que siguieron la supresión del trasvase del río Ebro integrado en el Plan Hidrológico Nacional y la paralización parcial de la Ley Orgánica de Calidad de la Enseñanza (LOCE).


  • Posteriormente, durante su gobierno se aprobó la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, se reformó la ley del Poder Judicial, se llevó a cabo una reforma del Código Civil que habilita el matrimonio entre personas del mismo sexo y se aprobaron las leyes de Educación y de la Memoria Histórica; además, tras largos debates sociales y parlamentarios, quedaron aprobadas las reformas de los estatutos de autonomía del País Valenciano, Islas Baleares, Aragón, Castilla y León, Andalucía y Cataluña.
Entre los asuntos de mayor trascendencia en la política interior con que tuvo que enfrentarse Rodríguez Zapatero durante su gestión estuvo la lucha contra el terrorismo. Poco tiempo después de inaugurar su primer gobierno, el mandatario adelantó su intención de emprender alguna forma de aproximación con ETA, con el fin de iniciar el camino hacia la paz. En febrero de 2006 la organización terrorista anunció un alto el fuego permanente, tras lo cual Rodríguez Zapatero llevó a cabo la primera reestructuración de su gabinete, que incluyó la designación de Alfredo Pérez Rubalcaba al frente del Ministerio del Interior, dando los primeros pasos hacia una negociación.
Sin embargo, el proceso de paz quedó roto a finales de ese año, cuando ETA realizó un nuevo atentado mortal en el aeropuerto madrileño de Barajas; a partir de entonces, Rodríguez Zapatero debió afrontar las críticas de la oposición a su estrategia respecto a la organización terrorista. Esa resistencia a su gestión no expresaba la mayoría de las voluntades de los ciudadanos; así quedó demostrado en las elecciones presidenciales del 9 de marzo de 2008, en las que Rodríguez Zapatero consiguió más de 11 millones de votos (43,64% del total), con lo cual quedó confirmado en el cargo presidencial. Con estos resultados otorgó al PSOE 169 de los 350 escaños en liza, pero no le dieron la mayoría absoluta, por lo que Rodríguez Zapatero fue investido presidente con mayoría simple, el día 11 de abril.
Su segundo mandato estuvo marcado por el impacto de la recesión económica global, que en el caso de España se presentó como una de las más graves de las últimas décadas debido a la repercusión de la crisis en el sector de la construcción, que representaba casi el 10 % del PIB español y empleaba a un 15 % de la población activa. Ante la extremadamente delicada situación de la economía, caracterizada por altos índices de desocupación y un importante déficit fiscal, Rodríguez Zapatero se vio obligado a promover medidas impopulares, como el recorte de los salarios estatales o la desaparición de la ayuda a las familias con hijos recién nacidos, y una reforma del sistema de pensiones que, entre otros aspectos, incrementaba la edad de jubilación de 65 a 67 años. Además, para reducir gastos, el gobierno español aplicó fuertes ajustes a las políticas presupuestarias y puso en marcha un plan de ahorro energético.
En abril de 2011, cuando la economía española no daba todavía signos de recuperación, Rodríguez Zapatero anunció que no se presentaría como candidato a las elecciones de 2012, finalmente adelantadas al 20 de noviembre de 2011. En tales comicios, el electorado pasó factura a la gestión socialista y otorgó la mayoría absoluta al Partido Popular, liderado por Mariano Rajoy. 

De este modo, la figura de Rodríguez Zapatero quedó inevitablemente vinculada a la debacle del PSOE en las urnas y al fin de la etapa de gobierno socialista. www.biografiasyvidas

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