BENITO PÉREZ GALDÓS

Uno de los mejores representantes,
 de la novela realista del siglo XIX.
 
    BENITO PÉREZ GALDÓS

Benito Pérez Galdós, novelista, dramaturgo, cronista y político español, nacido  el 10 de mayo de 1843 en Las Palmas de Gran Canariay fallecido en Madrid, el 04 de enero de 1920. 

Las Palmas de Gran Canaria, es una ciudad y municipio español, capital de la isla de Gran Canaria, de la Provincia de Las Palmas y de la comunidad autónoma de Canarias (compartida con Santa Cruz de Tenerife). 
Con una población de 379 766 habitantes en 2015, es la ciudad más poblada de Canarias y la novena de España.


La ciudad fue fundada en 1478, siendo considerada la capital (de facto, sin reconocimiento jurídico) del archipiélago canario hasta el siglo XVII. Es sede de la Delegación del Gobierno de España,y murió en Madrid, el 04 de enero de 1920.

Considerado uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo XIX no sólo en España y un narrador de la historia de la literatura en  lengua española, hasta el punto de ser propuesto por varios especialistas y estudiosos de su obra como el alcalde Novelista español después de Cervantes . 

Galdós transformó el panorama novelesco español de la época, separación de la corriente romántica en pos del realismo y aportando a la narrativa una gran expresividad y hondura psicológica. En palabras de Max Aub, Galdós, como Lope de Vega, asumió el espectáculo del pueblo llano y con «su intuición serena, profunda y total de la realidad», se lo devolvió, como Cervantes, rehecho, «artísticamente transformado» . De ahí que «desde Lope ningún escritor fue tan popular, ninguno tan universal desde Cervantes». 

Pérez Galdós fue desde 1897 académico de la Real Academia Española y llegó a ser propuesto en el Premio Nobel de Literatura en 1912. Aunque, en su juventud, no mostró la afición especial por la política, aceptó su designación como diputado en varias ocasiones y por diferentes Circunscripciones. 



Galdós -bautizado como Benito María de los Dolores-  fue el décimo hijo de un coronel del ejército, Sebastián Pérez, y de Dolores Galdós, una dama de origen guipuzcoano de fuerte carácter e hija de un antiguo secretario de la Inquisición . Siendo aún niño su padre le aficionó a los relatos históricos contando con pasajes y anécdotas vividos en la Guerra de la Independencia en la que, como militar, había participado. 

En 1852 ingresó en el Colegio de San Agustín, en el barrio de Vegueta de Las Palmas de Gran Canaria (isla de Gran Canaria), con una pedagogía avanzada para la época, en los años en que empezaba a divulgarse por España las polémicas teorías darwinistas , Polémicas que otros críticos han rastreado en obras como Doña Perfecta ..

En 1867 hizo su primer viaje al extranjero, como corresponsal en París , para dar cuenta de la Exposición Universal . Volvió con las obras de Balzac y de Dickens y traduce de este, a partir de una versión francesa, su obra más cervantina, Los papeles póstumos del Club Pickwick, que se publicó por entregas en La Nación .  Toda esta actividad supone su inasistencia a las clases de Derecho y el borran definitivamente de la matrícula en 1868. En ese mismo año se produce la llamada revolución de 1868, cuando cae la reina Isabel II , precisamente cuando regresaba de segundo Viaje a París y volvía de Francia a Canarias en barco vía Barcelona; en la escala que el navío hizo en Alicante se bajó del vapor en la capital Alicantina y llegó así, a tiempo a Madrid para ver la entrada de los generales Francisco Serrano y Prim. El año siguiente se dedicó a hacer crónicas periódicas sobre la elaboración de la nueva Constitución .

                                   Las primeras obras


La Sombra, publicada en 1871, había ido apareciendo por entregas a partir de noviembre de 1870, en la Revista de España , dirigida por José Luis Albareda y más tarde por el propio Galdós entre febrero de 1872 y noviembre de 1873; en ese mismo año (1871), también de la mano de Albareda, entró en la redacción de El Debate y durante su veraneo en Santander conoció al novelista José María de Pereda . (1840-1830), propietario y de La Guirnalda , en la colabora de enero con una serie de "Biografías de damas célebres españolas" entre otros artículos.

                                 Los Episodios nacionales 


En 1873 Galdós comenzó a publicar los episodios nacionales (título que sugirió su amigo José Luis Albareda ), una magna crónica del siglo XIX que recoge la memoria histórica de los españoles a través de su vida íntima y cotidiana, y de su contacto con los hechos de la historia nacional que marca el destino colectivo del país. Una obra compuesta por 46 episodios, en cinco series de diez novelas cada una (con la salvedad de la última serie, que quedó inconclusa), que arranca con la batalla de Trafalgar y llega hasta la Restauración borbónica en España. La serie de la primera (1873-1875) trata de la Guerra de la Independencia (1808-1814) y tiene por protagonista a Gabriel Araceli , "que se dio un saber como pilar de playa y terminó su existencia histórica como caballeroso y valiente oficial del ejército Español ". 

La segunda serie (1875-1879) recoge las luchas entre absolutistas y liberales hasta la muerte de Fernando VII en 1833. Su protagonista es el liberal Salvador Monsalud , que encarna, en gran parte, las ideas de Galdós y en quien "prevalece sobre lo Heroico lo político, signo característico de esos turbos tiempos ". 
Después de un paréntesis de veinte años, y tras recuperar los derechos sobre sus obras que detentaba el editor, con quien mantuvo un pleito interminable, Galdós continuó con la tercera serie, dedicada a la Primera Guerra Carlista (1898-1900).
La serie de cuarta (1902-1907) se desarrolla entre la Revolución de 1848 y la caída de Isabel II en 1868. La quinta (1907-1912), incompleta, acaba con la Restauración de Alfonso XII .
Este conjunto novelístico es una de las obras más importantes de la literatura española de todos los tiempos y marcó una cota casi inalcanzable en la evolución de la novela histórica española. El punto de vista adoptado es vario y multiforme (se inició desde la perspectiva de un joven que mientras que la lucha por su amada se ve envuelto en los hechos más importantes de su época.
Para conocer bien España, el escritor se dedica a recorrer en coches de ferrocarril de tercera clase, conviviendo con el pueblo miserable y hospedando en posadas y hostales "de mala muerte. Benito Pérez Galdós solía llevar una vida cómoda, viviendo primero con dos hermanas y luego en casa de su sobrino, José Hurtado de Mendoza.

Su preferencia fueron los clásicos ingleses, castellanos y griegos, en particular Shakespeare , Dickens , Cervantes , Lope de Vega y Eurípides , a los que se conocía al dedillo. En su madurez empezó a frecuentar a León Tolstói . Después volvía a sus paseos, pues adoraba la música y durante mucho tiempo hizo crítica musical. Se acostaba temprano y casi nunca iba al teatro. Cada trimestre acuñaba un volumen de trescientas páginas. La vida sentimental de Galdós, que el escritor conservó celosamente en secreto,  tardó en ser estudiada con cierto método.  Hubo que esperar a que en 1948, el hispanista lituano establecido en Estados Unidos, Chonon Berkowitz , publicase su estudio biográfico titulado Pérez Galdós. Cruzada Liberal Española (1843-1920) . 

Todos los críticos coinciden en la esterilidad biológica de sus Memorias de un desmemoriado, escritos en un diario diario de viajes, y no se sabe si para desalentar empeños biográficos ulteriores. Galdós permaneció soltero hasta su muerte. Algunos amigos y contemporáneos dejaron noticia de su debilidad por las relaciones con los profesionales, aunque no se ha podido demostrar el número de hongos y exageración en él.  Se conoce una hija natural, María Galdós Cobián, nacida en 1891 de Lorenza Cobián .  La lista de pasiones amorosas más o menos carnales se puede complementar con los nombres de la actriz meritoria Concha (Ruth) Morella y con la novelista Emilia Pardo Bazán . 



Últimos años "En una ocasión don Gabino Pérez, su editor, le quiso comprar en firme sus derechos literarios de las dos primeras series de los episodios nacionales por quinientas mil pesetas, una fortuna y Don Benito replicó:« Don Gabino, ¿Y, embargo del pecado, don Benito no sólo no hay jamas de un cuarto, sino que había deprimido deudas enormes.Las flautas con el pecado del amor son pesadas gabelas.Pero este no era el único agujero por donde el diablo llevaba Los caudales, sino, además, su dadivosidad irrefrenable, de quien luego habló En la vida de los clientes y la vaca lechera de todos los usureros y usureras matritenses, a quienes, como se supone, Había estudiado y hablado en la propia salsa y en el medio típico, con todas las tretas y en la variedad de las Torquemadas. ¿Qué admirable cáncer social para un novelista? (Léase su Fortunata y Jacinta y la serie de los Torquemadas ). Uno de los untuosos y quejumbrosos prestamistas a presentarse a la firma uno de los recibos diabólicos en que una entrega en mano de cinco mil pesetas se convierte, por arte de encantamiento, con carácter de documento ejecutivo o pagaré al año de un año, en una Deuda imaginaria de cincuenta mil pesetas, don Benito tapaba con la mano izquierda el texto, sin querer leerlo, y firmaba resignadamente. Los intereses de la deuda ficticia así contraídos llevaron casi todo lo que don Benito recibió por liquidaciones mensuales de la venta de sus libros. Muy pocos años antes de la muerte de don Benito, un periodista averiguó por su situación precaria y económica lo hizo pública, lo que suscitó un movimiento general de vergüenza, simpatía y piedad (...) A principios de mes acudían a casa de Don Benito, o bien le acechaban en las acostumbradas calles, atajándole al paso, copiosa y pintoresca colección de pobres gentes, dejadas de la mano de Dios; Pertenecían a ambos sexos y las más diversas edades, muchos de ellos de semblante y guisa asaz sospechosos; Todos, de vida calamitosa, ya en lo físico, ya en lo moral, personajes cuyas cuitas no dejaba de escuchar evangélicamente (...) Don Benito se llevaba sin cesar la mano izquierda al bolsillo interno de la chaqueta, sacaba esos papelitos mágicos denominados Billetes de banco, que para él sin valor de los valores ninguno sino para ese único fin, y los iba aventando.

                      Mito de la muerte de un mito
Es habitual leer, en la abundante bibliografía y otros documentos que sobre la figura de Galdós han producido, que el escritor murió pobre y olvidado. El origen de la leyenda del olvido oficial, institucional y político, hay que imputárselo a José Ortega y Gasset , autor anónimo, pues no la firma, de una encuesta necrológica publicada en el diario El Sol el 5 de enero de 1920 (III, 30 -31), y que comenzaba así: "La España oficial, fría, seca y protocolaria, ha estado ausente en la unánime demostración de pena provocada por la muerte de Galdós. Los que han faltado ... El pueblo sabe que se ha muerto el más alto y peregrino de sus príncipes ". Se discute esa afirmación de Ortega sobre la ausencia de la España oficial en la demostración de duelo.  Unamuno en idéntica fecha escribía que, leyendo su obra, "nos daremos cuenta del bochorno que pesa sobre la España en que él ha muerto". 

En señal de duelo, esa noche del 4 de enero se cerraron todos los teatros de Madrid con el cartel de No hay función .  En la prensa madrileña y nacional, algunos diarios como el conservador La Época publicó números extraordinarios glosando la imagen del escritor canario fallecido. 

                           Entierro frío y multitudinario 

El lunes 5 de enero de 1920, rodeando el féretro la Guardia Municipal, de gala, y cubierto por las coronas de flores, partió el entierro de Benito Pérez Galdós. Los periódicos hablaron luego de que 30.000 personas han pasado por la capilla ardiente y de unas 20.000 formaron cortejo extraoficial hasta el cementerio. 

Aunque en esa época, no había costumbre que las mujeres acudieran a los entierros, en aquella ocasión se abrió la excepción de la actriz Catalina Bárcena , y en cuanto al duelo oficial se retiró, a la altura de la Puerta de Alcalá, progresivamente acudiendo las otras mujeres de Madrid: las menestrales, las obreras, las madres de familia de las clases populares. El abuelo que contaba historias que ellas podían entender y sentir, el hermano escritor que había inmortalizado con muy diversos nombres y sentimientos, emprendía aquella fría tarde su último viaje. www.wikipedia.org

            !HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!


































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