RODRIGO DÍAZ DE VIVAR, (I) EL CID
Rodrigo Díaz de
Vivar
EL CID CAMPEADOR |
Rodrigo Díaz nació en Vivar
del Cid, nació en Burgos, c. el año 1048-y muere en Valencia, el año 1099.
Fue
un caballero castellano que llegó a dominar el Levante de la Península Ibérica, al frente de su
propia mesnada respecto de
la autoridad de rey alguno.
Conquista Valencia y establece en
esta ciudad un señorío independiente desde el 17 de
junio de 1094 hasta su muerte; su esposa Jimena Díaz lo
heredó y mantuvo hasta 1102, cuando pasó de nuevo a dominio musulmán.
Se trata de una figura histórica y legendaria de la Reconquista,
cuya vida inspiró el más importante cantar de gesta de
la literatura española, el Cantar de Mío Cid. Ha pasado a la
posteridad como «el Campeador».
Por el cognomento de «Campeador» fue conocido
en vida, pues se atestigua en 1098, en un documento firmado por el propio
Rodrigo Díaz. El sobrenombre de «Cid» (que se aplicó también a otros caudillos
cristianos. En cuanto a la combinación «Cid Campeador», se documenta hacia 1200
en el navarro-aragonés Linaje de Rodrigo Díaz que forma
parte del Liber regum.
Se conjetura que el padre de Rodrigo
Díaz no perteneció a la corte real o bien por la oposición de un hermano (o
medio hermano) suyo, Fernando Flaínez, a Fernando I, o bien por haber nacido de
matrimonio ilegítimo, lo que parece más probable. Desde que Menéndez
Pidal dijera que el padre del Cid no fue un miembro de la «primera nobleza. los autores que
le siguieron lo han considerado generalmente un infanzón, es decir, un
miembro de la pequeña nobleza castellana; repitió en las leyendas cidianas
surgidas en el siglo XIII en torno al monasterio de San Pedro de Cardeña y en
las crónicas alfonsíes que se sirvieron de estos
materiales, reforzada por la condición de infanzones que las tradiciones
atribuían al origen de los dos jueces y el Cantar de mío Cid a
su héroe.
De su madre se conoce el apellido, Rodríguez (más inseguro es su nombre, que podría ser María, Sancha o Teresa), hija de Rodrigo Álvarez, miembro de uno de los linajes de la alta nobleza castellana. El abuelo materno del Campeador formó parte del séquito de Fernando I de León
En resumen, es seguro que Rodrigo
Díaz desciende por línea materna de la nobleza de los magnates y, de aceptar la
tesis de Margarita Torres, también por la paterna, pues entroncaría con los
Flaínez de León. En todo caso, tanto el alcance de las propiedades con que dota
a su mujer en la carta de arras de 1079, como la presencia
desde muy joven en el séquito regio o las labores que desempeña en la corte de
Alfonso VI, son suficientes para concluir que el Cid fue un miembro de la alta
aristocracia.
Rodrigo Díaz, muy joven, sirvió al
infante Sancho, futuro Sancho II de Castilla. En su séquito fue instruido tanto
en el manejo de las armas como en sus primeras letras, pues está documentado
que sabía leer y escribir. Rodrigo, tuvo,
asimismo, conocimientos de derecho, pues intervino en dos ocasiones a
instancias regias para dirimir contenciosos jurídicos, aunque quizá en el
ambiente de la corte un noble de la posición de Rodrigo Díaz pudiera estar
oralmente familiarizado con conceptos legales lo suficiente como para ser
convocado en este tipo de procesos.
Caballero de confianza de
Alfonso VI
Alfonso VI recuperó el
trono de León y sucedió a
su hermano en el de Castilla, anexionándolo
junto a Galicia y volviendo a conseguir la unión del reino legionense que había
desgajado su padre Fernando al fallecer. Las relaciones entre Alfonso y Rodrigo
Díaz fueron en esta época excelentes; aunque con el
nuevo rey no desempeñó cargos de relevancia,
Muestra de la confianza que
depositaba Alfonso VI en Rodrigo es que en 1079 el Campeador
fue comisionado por el monarca para cobrar las parias de Almutamid de Sevilla. Pero durante el
desempeño de esta misión Abdalá ibn Buluggin de Granada emprendió un
ataque contra el rey sevillano con el apoyo de la mesnada del importante noble
castellano García Ordóñez, que había ido también de parte del
rey castellano-leonés a recaudar las parias del último mandatario zirí. Ambos reinos taifas gozaban de la
protección de Alfonso VI precisamente a cambio de las parias. El Campeador
defendió con su contingente a Almutamid, quien interceptó y venció a Abdalá en
la batalla de Cabra, en la que García
Ordóñez fue hecho prisionero.
Los desencuentros con Alfonso fueron causados por
un exceso (aunque no era raro en la época) de Rodrigo Díaz tras repeler una
incursión de tropas andalusíes en Soria en 1080, que le llevó, en
su persecución, a adentrarse en el reino de taifa toledano y saquear su
zona porque estaba bajo el amparo del rey Alfonso VI.
Primer destierro
Sin descartar del todo la posible
influencia de cortesanos opuestos a Rodrigo Díaz en la decisión, la incursión
del castellano contra el territorio de al-Qadir, el régulo títere
de Toledo protegido
de Alfonso, le causó el destierro y la ruptura
de la relación de vasallaje.
A finales de 1080 o principios
de 1081, el Campeador tuvo que marchar en busca de magnate
al que prestar su experiencia militar. Es muy posible que inicialmente buscara
el amparo de los hermanos Ramón Berenguer II y Berenguer Ramón II, condes de Barcelona, pero rechazaron su patrocinio. Rodrigo,
entonces, ofreció sus servicios a reyes de taifas, lo que no era infrecuente,
pues el propio Alfonso VI había sido acogido por al-Mamún de Toledo en 1072 durante su ostracismo.
Junto con sus vasallos o «mesnada» se
estableció desde 1081 hasta 1086 como guerrero
bajo las órdenes del rey de Zaragoza al-Muqtadir, La hueste del Cid reforzó las plazas
fuertes de Monzón y Tamarite y
derrotó a la coalición, formada por Mundir y Berenguer Ramón II, ya con el
apoyo del grueso del ejército taifal de Zaragoza, en la batalla de Almenar, donde fue hecho
prisionero el conde Ramón Berenguer II.
Alfonso VI vio además la oportunidad de
volver a cobrar las parias del reino de Zaragoza y marchó con su hueste,
comandada por Ramiro de Pamplona (un hijo de García Sánchez III de Pamplona) y el noble
castellano Gonzalo Salvadórez, hacia Rueda en septiembre de 1082. Pero murió
al-Muzaffar, y el alcaide Albofalac, murieron Ramiro de Pamplona y Gonzalo Salvadórez, entre otros importantes
magnates cristianos, aunque Alfonso VI esquivó la celada. El episodio pasó a
ser conocido en la historiografía como la «traición de Rueda».
En 1084 el Cid
desempeñaba una misión en el sureste de la taifa zaragozana, atacando Morella, posiblemente con
la intención de que Zaragoza obtuviera una salida al mar. Al-Mundir, señor de Lérida, Tortosa y Denia,
vio en peligro sus tierras y recurrió esta vez a Sancho Ramírez de Aragón, que combatió
contra Rodrigo Díaz el 14 de agosto de 1084 en la batalla de Morella,—.
De nuevo el castellano se alzó con la victoria, capturando a los principales caballeros del ejército aragonés (entre los que se encontraban el obispo de Roda Ramón Dalmacio o el teniente del condado de Navarra Sancho Sánchez) a quienes seguramente liberaría tras cobrar su rescate. En alguno de estos dos recibimientos apoteósicos en Zaragoza podría haberse recibido al Cid al grito de «sīdī» ('mi señor' en árabe andalusí, a su vez proveniente del árabe clásico sayyid), el apelativo romanceado de «mio Çid».continúa...www.wikipedia.org/ literatura española tomo I /
|De nuevo el castellano se alzó con la victoria, capturando a los principales caballeros del ejército aragonés (entre los que se encontraban el obispo de Roda Ramón Dalmacio o el teniente del condado de Navarra Sancho Sánchez) a quienes seguramente liberaría tras cobrar su rescate. En alguno de estos dos recibimientos apoteósicos en Zaragoza podría haberse recibido al Cid al grito de «sīdī» ('mi señor' en árabe andalusí, a su vez proveniente del árabe clásico sayyid), el apelativo romanceado de «mio Çid».continúa...www.wikipedia.org/ literatura española tomo I /
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