ESQUILO
ESQUILO
En Las suplicantes (463 a. C.), puede detectarse la primera referencia que se hace acerca del poder del pueblo, y la representación de la creación del Areópago, tribunal encargado de juzgar a los homicidas. En Las euménides (458 a. C.), se apoya la reforma de Efialtes (462 a. C.), transferencia de los poderes políticos del Areópago al Consejo de los Quinientos.
Testigo del desarrollo de la Democracia Ateniense. |
Esquilo, dramaturgo griego en griego antiguo: Αισχύλος, Aischýlos; nació en Eleusis, el año 525 a. C.- y murió en Gela, el año 456 a. C. Predecesor de Sófocles y Eurípides, es considerado como el primer gran representante de la tragedia griega.
Nació en Eleusis, Ática, lugar en el que se celebraban los misterios de Eleusis. Pertenecía a una noble y rica familia de terratenientes. En su juventud fue testigo del fin de la tiranía de los Pisistrátidas en Atenas.
Fue uno de los «Maratonómaco»; luchó en las guerras promovidas contra los persas en la Batalla de Maratón (490 a. C.), en las de Salamina (480 a. C.) y, posiblemente, en la de Platea.
Alguna de sus obras, como Los persas (472 a. C.), Los siete contra Tebas (467 a. C.), son el resultado de sus experiencias de guerra. Fue también testigo del desarrollo de la democracia ateniense.
Se le acusó de haber revelado los misterios de Eleusis, por lo que fue juzgado y posteriormente absuelto.
Viajó a Siracusa, en Sicilia, invitado por el tirano Hierón, para el que produjo Las mujeres de Etna en honor a la nueva ciudad de Etna que éste había fundado, y puso, de nuevo, en escena, Los persas. Tras la representación de la Orestíada (458 a. C.), volvió a visitar Sicilia, donde murió en Gela, entre 456 a. C. y 455 a. C. Tuvo un hijo, Euforión, que como él fue un poeta trágico.
Escribió 82 piezas (algunas fuentes las cifran en 90), consiguió su primera victoria en composición dramática en el 484 a. C., siendo sus rivales Pratinas, Frínico y Quérilo. Sólo fue vencido por Sófocles en el año 468 a. C.
De la importancia de su obra da fe el hecho de que se permitiera que las mismas, fueran representadas y presentadas en el agón («certamen») en los años posteriores a su muerte, junto a las de los dramaturgos vivos; un honor excepcional ya que era costumbre que las obras de los autores fallecidos no se pudieran presentar al agón.
De toda su obra sólo se conservan siete piezas, seis de ellas premiadas, y sustanciosos fragmentos de otras tantas. Pese a la importancia de su obra, en su epitafio, Esquilo no fue recordado como poeta o dramaturgo, sino por su valor en la batalla de Maratón:
Poco antes de su muerte, el oráculo le vaticinó que moriría aplastado por una casa, por lo que decidió residir fuera de la ciudad. Curiosa, y trágicamente, falleció al ser golpeado por el caparazón de una tortuga, que fue soltado por un quebranta huesos desde el aire al confundir su cabeza con una roca done romper el caparazón.
Esquilo era muy dado a condensar sus obras en trilogías ligadas, que trataban sobre algún tema en particular, aunque cada parte conservaba su sentido completo y podían ser perfectamente representadas por separado. Los primeros tres dramas de una secuencia de cuatro dramatizaban episodios consecutivos del mismo mito y el drama satírico que seguía contenía una historia relacionada con los mismos.
En los concursos dramáticos se representaban tres tragedias además de un drama satírico, con el que se relajaba la tensión del público. Tras su época, la trilogía ligada quedó como una opción ocasional, mientras que muchísimas puestas en escena consistían en cuatro dramas independientes.
En los concursos dramáticos se representaban tres tragedias además de un drama satírico, con el que se relajaba la tensión del público. Tras su época, la trilogía ligada quedó como una opción ocasional, mientras que muchísimas puestas en escena consistían en cuatro dramas independientes.
Los persas (472 a. C.), Los siete contra Tebas y Las suplicantes son dramas de dos actores ya que fue Esquilo el que introdujo el segundo actor en escena, disminuyendo la intervención de los coros, haciendo posible el diálogo y la acción dramática. Los diálogos principales son fundamentalmente entre personajes y coro con una gran variedad de esquemas estructurales y un ritmo de acción más bien lento. Éste es uno de los rasgos principales del arcaísmo del teatro de Esquilo.
En la Orestíada (Agamenón, Las coéforas, y Las euménides), Esquilo dispone de skene, de ekkyklema, de mechane y de un tercer actor, como vemos en la escena del Agamenón en la que aparecen en un agón Agamenón y Clitemnestra, estando presente, en silencio, Casandra.
El interés central de los dramas de Esquilo se halla, principalmente, en la situación y en su desarrollo, más que en los personajes. El personaje que ha sido más trabajado por el autor es Clitemnestra en la Orestíada.[cita requerida]
Los coros esquileos casi siempre gozan de una personalidad fuerte y peculiar, sus palabras, junto a la música y la danza, contribuyen a llamar la atención sobre los profundos temas del teatro de Esquilo, determinando el tono de todo el drama. Los coros esquileos tienen, a menudo, una importancia sustancial sobre la acción. Las Danaides y las Erinas son, de hecho, las principales protagonistas de sus dramas.
El estilo lírico de Esquilo es claro pero con una fuerte tendencia a lo arcaico y con rasgos homéricos. Sobresalen, al presentar modelos de lenguaje y de imágenes, metáforas, símiles, campos semánticos determinados, elaborándolos hasta los detalles más mínimos y manteniéndolos a lo largo de todo el drama o de la trilogía.
Otra característica peculiar, es el decoro trágico, el protagonista tiene que expresarse como lo que es, por ejemplo, en el caso de Agamenón, éste debe hablar como lo haría un héroe trágico.
También es audaz, y está dotado de una gran imaginación a la hora de aprovechar los aspectos visuales de sus dramas. El contraste entre el vestido de la reina persa al entrar en su carroza y la vuelta de Jerjes vestido sólo de harapos; la caótica entrada del coro en Los siete contra Tebas; Las Danaides de aspecto africano, vestidas exóticamente, su enfrentamiento con los soldados egipcios, la alfombra púrpura que llevará a Agamenón a la muerte, Las Erinias en escena, la procesión que concluye en la Orestíada etcétera, demuestran su dominio de la técnica teatral y la escenografía.
El sufrimiento humano es el tema principal en el teatro esquileo, un sufrimiento que lleva al personaje al conocimiento (recordar la máxima del pathei mathos, el conocimiento a través del sufrimiento) y que no está reñido con una fuerte creencia en la justicia final de los dioses. En su producción el sufrimiento humano tiene siempre causa directa o indirecta en una acción malvada o insensata que conduce a la desgracia de los protagonistas pero que puede haber sido heredada por los mismos.
Es fundamental, a este respecto, la fuerza del genos, de la herencia de la culpa y de los lazos de sangre, que provoca que las faltas de los antepasados sean heredadas por los protagonistas míticos actuales como ocurre con el enfrentamiento entre Atreo y Tiestes que empaña las existencias de Agamenón, Egisto y, más tarde, de Orestes. Por lo tanto, en ocasiones, se trata de víctimas indirectas que, a veces, incurren ellas mismas en una culpa mayor o menor, pero de las que muchas son completamente inocentes.
Es fundamental, a este respecto, la fuerza del genos, de la herencia de la culpa y de los lazos de sangre, que provoca que las faltas de los antepasados sean heredadas por los protagonistas míticos actuales como ocurre con el enfrentamiento entre Atreo y Tiestes que empaña las existencias de Agamenón, Egisto y, más tarde, de Orestes. Por lo tanto, en ocasiones, se trata de víctimas indirectas que, a veces, incurren ellas mismas en una culpa mayor o menor, pero de las que muchas son completamente inocentes.
Un elemento clave en el teatro esquileo es la sustitución, en la escena final, de la persuasión en lugar del empleo de la violencia; como vemos en la Orestíada. Casi siempre, los dioses, son severos e implacables y los mortales se encuentran prisioneros, sin esperanza, pese a que puedan elegir cómo afrontar su propio destino. En sus últimas producciones, sobresale un concepto diferente de la divinidad, como ocurre en la Orestíada en la que las divinidades conocidas como las Coéforas se convierten en Euménides, en responsables y afectuosas protectoras de los mortales que lo merecen.
Esquilo está muy interesado en la vida comunitaria de la polis y todas sus obras conservadas tienen aspectos visiblemente políticos. Parece ser un gran opositor de la democracia (en Las suplicantes la decisión del rey se demora por culpa de la consulta popular, lo que supone un gran riesgo para la supervivencia de su pueblo), un mundo cuyos elementos aparecen por primera vez en Las suplicantes.
En todos los dramas de Esquilo aparece el contraste entre el individuo potente y dedicado a sus intereses, así como al control del Estado, y cuyos actos, frecuentemente irresponsables, amenazan con arruinarlo, y la comunidad, que debería tener el control de sí misma y cuyas acciones colectivas aseguran la salvación general.
En todos los dramas de Esquilo aparece el contraste entre el individuo potente y dedicado a sus intereses, así como al control del Estado, y cuyos actos, frecuentemente irresponsables, amenazan con arruinarlo, y la comunidad, que debería tener el control de sí misma y cuyas acciones colectivas aseguran la salvación general.
Obras
- Los persas (472 a. C.)
- Los siete contra Tebas (467 a. C.)
- Las suplicantes (463 a. C.)
- Orestíada (458 a. C.) que comprende:
- Agamenón
- Las coéforas
- Las euménides
- Prometeo encadenado (autoría en discusión)
- www.wikipedia.org
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