LOUIS PAUWELS


                                                          LOUIS PAUWELS


Louis Pauwels periodista y escritor francés, de origen belga, nacido el 02 de agosto de 1920 - en Gante, una ciudad de Bélgica, capital de la provincia de Flandes Oriental en la Región Flamenca. Está situada en la confluencia del río Lys con el Escalda, y fallecido el 28 de enero de 1997.

Fue maestro en Athis Mons desde 1939 a 1945. Estudió la licenciatura en letras, que interrumpió al comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Louis Pauwels escribió en muchas revistas literarias mensuales francesas en 1946 (incluyendo Esprit y Variété) hasta la década de 1950. 

Participó en la fundación de Travail et Culture (Trabajo y Cultura) en 1946, destinados a difundir la cultura a las masas, y de la que él era el secretario. En 1948, se unió a los grupos de trabajo de GI Gurdjieff durante quince meses, hasta que se convirtió en editor en jefe de Combat en 1949 y editor del periódico Paris-Presse. Dirigió, entre otros, la Biblioteca Mondiale' (precursora del "Livre de Poche"), el mensual de la mujer Marie Claire, y la revista Artes y Cultura en 1952.

Pauwels conoció a Jacques Bergier en 1954, cuando era el director literario de la Biblioteca Mondiale, surgiendo una estrecha amistad entre ellos, gracias a la cual escribieron en 1960 Le Matin des Magiciens (El retorno de los brujos), y en 1970 la interrumpida continuación de L'Homme Eternel (El Hombre Eterno)

Colaborando nuevamente con Bergier (así como con François Richaudeau), fundó la revista bimensual "Planète" en octubre de 1961, que apareció hasta el mes de mayo de 1968 (y una vez más ese mismo año bajo el título Le Nouveau Planète (el Nuevo Planeta ). Fueron 64 números en total entre las dos ediciones. Diversas números agrupados se han publicado, en una colección que los autores llamaron "Encyclopédie Planète", ya que cada volumen contiene alrededor de 250 páginas, con alrededor de treinta volúmenes en total. Diecisiete "Antologías Planètes" dedicados a Jacques Sternberg, agrupan textos cortos de varios autores sobre un tema determinado. En la década de 1970, se convirtió en amigo de algunos miembros del ultraderechista GREECE.


Pauwels escribió numerosos artículos para Le Journal du Dimanche desde 1975 a 1976. En 1977, dirigió la sección cultural de Le Figaro, donde estableció las bases de Le Figaro-Magazine. Le Figaro-Magazine se inició en octubre de 1978, como un suplemento semanal con el diario Le Figaro. La intención de Robert Hersant era crear un contrapeso a la influencia de Le Nouvel Observateur que consideraban demasiado de izquierdas. Louis Pauwels estuvo a cargo de la nueva revista. Louis Pauwels ofreció inicialmente el puesto de jefe de redacción a Alain de Benoist que declinó el ofrecimiento debido a que trabajaba en su editorial Éléments y en el Éditions Copérnico. 

Los miembros del GREECE eran Alain de Benoist, Michel Marmin e Yves Chisten, y contribuyeron en Le Figaro Magazine hasta el verano de 1979. Después de su salida, el tono de la revista se hizo más liberal en economía, mientras que en el resto mantuvo una tendencia conservadora. Louis Pauwels se mantuvo al frente del semanario hasta 1993. 

Cuando los estudiantes se manifestaron contra la Ley Devaquet sobre las universidades en 1986, Louis Pauwels publicó su escrito editorial más famoso acerca del SIDA mental​ que habría afectado a la juventud francesa. Fundó, con Gabriel Veraldi y Rémy Chauvin, la Fondation Marcel et Monique Odierde psico-física en Ginebra en 1992. Y fue colaborador asiduo del periódico Washington Times. Murió en 1997.​
Obra
  • Pauwels, L.; Bergier, J. (1964) El retorno de los brujos. Barcelona: Plaza & Janés.
  • Pauwels, L.; Bergier, J. (1975) La rebelión de los brujos. Barcelona: Plaza & Janés.
  • Pauwels, L. La femme est rare (La Mujer es rara). Revue Planète, N° 02. Editions Planète, Décembre 1961- Janvier 1962, in 4 carré, broché, couverture Illustrée , 159 pp.​

El retorno de los brujos (original Le Matin des Magiciens) es el título de un libro publicado en 1960, subtitulado Una introducción al realismo fantástico. Lo escribió Louis Pauwels en colaboración con Jacques Bergier, y trataba temas entonces novedosos: supuestos fenómenos parapsicológicos, civilizaciones desaparecidas, el esoterismo y su conexión con el nazismo, etc. Pretendía dar comienzo a una nueva revolución cultural, y levantó una gran expectación. Fue objeto de críticas tanto elogiosas como demoledoras. 

En los años 1960 y 1970 se vendieron más de 2.000 000 de ejemplares en francés y otros idiomas, publicándose la primera traducción al español en 1962).

Antes, en 1961, el éxito de El retorno de los brujos había llevado a Bergier y a sus colaboradores a editar una revista mensual sobre los mismos temas, llamada Planète, de cuyo primer número se publicaron 5.000 ejemplares y tuvo cinco reediciones. En el momento de mayor venta, cada número sobrepasaba las 100.000 copias. No obstante el éxito inicial, la revista dejó de publicarse en 1968.

Bergier fue un personaje público y notorio en su momento. Incluso llegó a ser caricaturizado por Hergé en el álbum de Tintín Vuelo 714 para Sídney encarnando a Ezdanitoff, el estrambótico director de la revista Comète, contactado e intermediario de los extraterrestres.



Gestación del libro

En 1953, un amigo común puso en contacto a Jacques Bergier con Louis Pauwels, periodista y escritor humanista de tendencias místicas. Aunque aparentemente no tenían mucho en común, pronto surgió la amistad, y de ahí el proyecto de un libro en colaboración. Inicialmente la idea de Pauwels era escribir sobre la historia y la realidad de las sociedades secretas, pero Bergier lo convenció para ampliar los contenidos. Trabajaron juntos durante varios años. El material de trabajo (libros, datos, casos) era proporcionado por Bergier y la redacción final correspondía a Pauwels. El resultado final fue El retorno de los brujos, subtitulado Una introducción al realismo fantástico, que fue publicado por Gallimard en 1960.

Temática

Estos son algunos de los temas tratados en la obra:

1. La alquimia. Enlazando con una crítica del positivismo y del reduccionismo cientifista heredados del siglo XIX, los autores exponen el procedimiento alquímico como muestra de un saber técnico alternativo pero no forzosamente opuesto a la ciencia moderna.

2. Las civilizaciones desaparecidas. Inspirándose en las recopilaciones de hechos extraños de Charles Fort (al que califican de «Rabelais cósmico»), Bergier y Pauwels consideran la posibilidad de que otras civilizaciones hayan florecido sobre la Tierra y se hayan extinguido antes de nacer la nuestra, y enumeran indicios que con el tiempo se han convertido en tópicos: las pirámides egipcias, la Isla de Pascua, las líneas de Nazca, las cartas de Piri Reis, diversos textos hindúes, etc.

3. Nazismo y esoterismo. La tesis de los autores sobre la Alemania nazi es que sólo una transformación radical de la base cultural y moral permite explicar lo inexplicable, el crimen y el desastre absolutos. «En el país de Einstein y de Planck», escriben, «se empieza a profesar una “física aria”. En el país de Humboldt y de Haeckel, se empieza a hablar de razas. Nosotros pensamos que tales fenómenos no se explican por la inflación económica.» Bergier y Pauwels detallan la vinculación de la cúpula nacional socialista a cultos esotéricos, así como la creencia en mitologías y cosmogonías aberrantes que en determinado momento se convierten en la ciencia oficial. Las primeras páginas de El pueblo blanco de Arthur Machen, donde éste distingue el mal absoluto de las pequeñas, banales maldades castigadas por el código penal, les sirve para ilustrar su posición. Machen, por cierto, estaba afiliado a la Golden Dawn, una sociedad iniciática como la masonería y el rosacrucismo.

4. La parapsicología. Quizá uno de los pasajes más célebres del libro es el que relata un experimento telepático supuestamente organizado por la Marina de los Estados Unidos en 1958: a lo largo de varias sesiones, un sujeto a bordo del submarino atómico Nautilus habría intentado adivinar qué cartas sacaba al azar un aparato mecánico situado en una base en tierra firme. El porcentaje de logros habría superado con creces lo estadísticamente «normal».

¿Qué pretendían demostrar Bergier y Pauwels con todo esto? En esta obra proponen que la realidad podría ser mucho más compleja de lo que suponemos o imaginamos, y que nuestra percepción de los hechos y nuestro juicio acerca de lo verdadero y de lo falso podrían estar sesgados por todos los estándares, concepciones y teorías convencionales establecidos, implícitos en el sentido común. Lo que nos parecería falso, anormal o «fantástico» podría ser simplemente lo que no cabe en la manera común de ver las cosas. Y, desde ese punto de vista, sería mejor apartarlo, olvidarlo: condenarlo, como diría Charles Fort. 

Lo que proponen Bergier y Pauwels en su obra es que el lector se libere de prejuicios, de teorías y concepciones caducas y vuelva a mirar directa y valerosamente a los hechos cara a cara, uno a uno, por fantásticos que resulten, antes de decidir con cuáles quedarse. «No nos lo creemos todo,» escribieron, «pero creemos que todo debe ser examinado.»

Lo fantástico sería entonces lo que queda tras el velo de las apariencias del sentido común y el saber oficial. El «realismo fantástico» era para sus promotores una suerte de realismo superior o superrealismo, una síntesis integradora de poesía y ciencia capaz de develarnos visiones nuevas e importantes que hasta ahora se ocultaban en las sombras.

En las páginas de El retorno de los brujos se dan cita personajes tan diversos como el biólogo J.B.S. Haldane, el jesuita Teilhard de Chardin, Arthur C. Clarke, H.P. Lovecraft, Jorge Luis Borges o Gustav Meyrink.

La obra de Bergier y Pauwels ha servido desde entonces como base para todo un género de libros de realismo fantástico y exoarqueología, y podrían catalogarse como los pioneros en este género al que luego se unirían otros autores. www.wikipedia.org

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