ARTHUR RIMBAUD

                                                         ARTHUR RIMBAUD

Jean Nicolas Arthur Rimbaud, Poeta francés, nacido 20 de octubre de 1854 en Charleville, una localidad y comuna francesa situada en el departamento de las Ardenas y en la región de Champaña-Ardenas; y fallecido en Marsella, 10 de noviembre de 1891.

Su gentilicio en francés es carolomacériens.
Abandonó la literatura a los diecinueve años para emprender un viaje que lo llevaría por Europa y África. Para él, el poeta debía hacerse vidente por medio de un largo e inmenso desarreglo de todos los sentidos. En vida, sus méritos literarios no fueron reconocidos pero, con el tiempo, se abrieron paso entre las nuevas generaciones.
Su padre, Frédéric Rimbaud, capitán de infantería, nació en Dole el 7 de octubre de 1814; y su madre, Vitalie Cuif, era originaria de Roche y nació el 10 de marzo de 1825

Ambos se casaron el 8 de febrero de 1853 y se trasladaron a un apartamento en la calle Napoleón en Charleville, departamento de las Ardenas. 
  • Hijos:
    Jean Nicolas Frédéric, el 2 de noviembre de 1853,
  • Jean Nicolas Arthur, el 20 de octubre de 1854,
  • Victorine Pauline Vitalie, el 4 de junio de 1857 (quien murió al mes de nacida),
  • Jeanne Rosalie Vitalie, el 15 de junio de 1858 y
  • Frédérique Marie Isabelle, el 1 de junio de 1860.
Después del nacimiento de esta última, el capitán Rimbaud abandonó a su familia y no volvió jamás a Charleville.
La madre se declaró viuda y en 1861 se mudó con sus hijos al número 73 de la calle Bourbon, en un barrio de obreros de Charleville. En octubre del mismo año, el pequeño Arthur entró a la escuela Rossat, donde obtuvo sus primeros reconocimientos.
Figura rígida, obsesiva con la responsabilidad y vigilante en la educación de sus hijos, Vitalie Rimbaud transformó el clima familiar en asfixiante para los niños. A finales de 1862, se mudan de nuevo, pero esta vez a un barrio burgués, en el número 13 de la calle d'Orléans.
En 1865, Arthur entra al colegio municipal de Charleville, donde rápidamente destaca como un alumno brillante y superdotado; obtiene premios en literatura, lenguas y otras asignaturas. Compone en latín fluido poemas, elegías y diálogos. Pero, como dice en su poema «Los poetas de siete años», ya desde esa edad estaba lleno de conflictos internos y de sentimientos de rebeldía.
En julio de 1869 participa en un concurso académico de composición en latín con el tema «Yugurta», el cual gana con facilidad. El director de su colegio dijo de él entonces: «Nada ordinario germina de esa cabeza, será un genio del mal o un genio del bien». Habiendo obtenido ya todos los reconocimientos posibles a los 15 años, el muchacho se siente finalmente liberado de todas las presiones a las que su madre lo había sometido en su infancia más temprana.
Su orientación poética en este tiempo es la de los parnasianos, que por aquel entonces publicaban todos sus textos en la revista literaria El Parnaso contemporáneo. El 24 de mayo de 1870, Arthur, ahora de 15 años, escribe una carta al máximo líder del parnasianismo, Théodore de Banville, diciendo que tiene 18 años y transmitiéndole sus anhelos: «Convertirse en parnasiano o en nada» y que publiquen sus textos. Para esto adjunta tres poemas: «Ofelia», «En las tardes azules estivales...» y «Credo in unam». Banville responde con afecto a su carta, pero nunca publicó los poemas de Rimbaud en El Parnaso Contemporáneo.

En 1870, durante sus clases de retórica, el colegial entabla amistad con su profesor, Georges Izambard, quien era seis años mayor. Izambard le presta libros, tales como Los Miserables de Victor Hugo, que el joven Rimbaud lee a escondidas de su madre. Aproximadamente en esta época es también cuando edita su primer poema, «Los aguinaldos de los huérfanos», que apareció en la revista Revue pour Tous en enero de 1870.
Debido a los problemas políticos por los que pasaba Francia en ese momento, el colegio al que asistía Rimbaud aplazó la reapertura de las clases de octubre de 1870 hasta abril de 1871. En febrero de 1871, Rimbaud vuelve a escapar en dirección a la capital francesa. La situación política del país mueve a Rimbaud a tratar de contactar con los revolucionarios Jules Vallès y Eugène Vermersch.
Durante esta etapa la escritura del poeta, poco a poco, empieza a evolucionar. Comienza a criticar a la poesía romántica y parnasiana y a alabar la poesía de Charles Baudelaire, a quien incluso llama «un dios, el rey de los poetas». En sus cartas enviadas a Demeny el 15 de mayo de 1871 y a Izambard el 13 de mayo del mismo año, llamadas popularmente «Cartas del vidente», expone finalmente su famosa teoría sobre la poesía bajo su lema «Yo es otro». En ellas indica que el poeta debe hacerse «vidente», y que la única forma de lograrlo es por un «largo, inmenso y racional desarreglo de todos los sentidos». 

Según Rimbaud, el poeta debe vivirlo todo, sufrirlo todo, para así poder convertirse en un «alquimista» de las palabras y hallar la perfección máxima en la poesía. La carta que le envió a Izambard fue de hecho el detonante para que su amistad acabara, cuando Izambard creyó que el enigmático poema que usaba Rimbaud para exponer su punto de vista, «El corazón atormentado», era solo una burla incomprensible.

La soledad es una mala cosa. Por mi parte, siento no haberme casado y tener una familia. Pero ahora estoy condenado a errar, atado a una empresa lejana, y día a día pierdo el recuerdo del clima y la manera de vivir e incluso la lengua de Europa. ¿Para qué sirven estas idas y venidas, estas fatigas y estas aventuras en lugares de razas extrañas, y estas lenguas que llenan la memoria, y estas penas sin nombre, si un día, después de algunos años, no puedo descansar en un lugar que me guste más o menos, y encontrar una familia, y tener por lo menos un hijo para pasar el resto de mi vida educándolo según mis ideas, dotándolo de la más completa instrucción que se pueda dar... Puedo desaparecer en medio de estas tribus sin que nadie tenga noticia. Arthur Rimbaud, carta a sus amigos. Harar, 6 de mayo de 1883.
En 1884 dejó ese trabajo y se transformó en mercader cuentapropista en Harar, en la actual Etiopía. Hizo una pequeña fortuna como traficante de armas, hasta que en su rodilla derecha se desarrolló una dolencia que primero se diagnosticó como artritis, cuyo tratamiento no dio resultado, y luego en una consulta posterior se le diagnosticó como una sinovitis que degeneró en carcinoma. Esta dolencia lo forzó a regresar a Francia el 9 de mayo de 1891, donde días después le amputaron la pierna.
Finalmente, seis meses después, el 10 de noviembre de 1891, murió en Marsella (Francia) a la edad de 37 años.
La muerte llega a grandes pasos (...) Permanece despierto y su vida se va acabando con un sueño continuo, mientras dice cosas extrañas muy dulcemente, con una voz que me hubiera encantado si no me partiera el corazón. Lo que dice son sueños, pero no son los mismos que cuando tenía fiebre. Se dirá, y yo lo creo, que lo hace expresamente. Como él murmura esas cosas, la monja me ha preguntado en voz muy baja: ¿Cree usted que ha vuelto a perder la consciencia?. Pero él entendió la pregunta y enrojeció; y cuando la monja se marchó me dijo: -Me creen loco, ¿Y tú, lo crees tú?. Es un ser casi inmaterial y su pensamiento se escapa a su pesar. Algunas veces pregunta a los médicos si ellos ven las cosas extraordinarias que él percibe, y les habla y les cuenta con dulzura sus impresiones, en términos que yo no podría reproducir; los médicos le miran a los ojos y se dicen entre ellos: -Es singular. Hay en el caso de Arthur algunas cosas que no comprenden. Isabelle Rimbaud a su madre, Vitalie.
Entre las biografías sobre Rimbaud destacan las realizadas por Jean-Marie Carre, «Vida de Rimbaud», y la hecha por Enid Starkie «Arthur Rimbaud». Y los trabajos críticos que mejor recepción han tenido son los de Michel Butor e Yves Bonnefoy (poeta influido fuertemente por Rimbaud).
Rimbaud también influyó en el decadentismo. Para Rimbaud, «el poeta debe hacerse vidente a través de un razonado desarreglo de los sentidos». Se trata de «registrar lo inefable» y para ello «es precisa una alquimia verbal que, nacida de una alucinación de los sentidos, se exprese como alucinación de las palabras»; al mismo tiempo, «esas invenciones verbales tendrán el poder de cambiar la vida».

Obra diversa

  • Poesías (1863-1869).
  • Cartas del vidente (1871).
  • Una temporada en el infierno (1873).
  • Iluminaciones (1874).
  • Cartas completas (1870-1891).

Poesías más conocidas

  • El barco ebrio
  • Vocales
  • Mi bohemia
  • El corazón atormentado
  • Ofelia
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