EL PROFETA JOSÉ SMITH
PROFETA JOSÉ SMITH
Escribe: María Fernanda Carrillo.
EL PROFETA JOSÉ SMITH |
Nace el (Futuro Profeta) José Smith, en los Estados Unidos de Norteamérica, el 23 de diciembre de 1805, siendo sus padres Joseph Smith y Lucy Mack Smith, quienes iniciaron a su pequeño hijo en las creencias religiosas, la madre en especial le encomendaba la lectura de la Biblia.
En cambio su padre, desconfiaba de las iglesias tradicionales, pero, poseía una fe grande en Dios. Sus primeros años de vida transcurrieron con dificultades económicas familiares en una granja; pero, siempre unidos, y fue allí donde el pequeño José se inicia en las labores agrícolas colaborando así con sus padres en el rudo trabajo.
Muchas fueron las dificultades que afrontaron, pero a pesar de ello, esta familia participó definitivamente en la restauración del evangelio en los últimos días. José fue un pequeño valiente, resistió muchos dolores en su niñez, a los siete años, una vez superada la fiebre tifoidea, casi pierde una pierna y termina con su vida, de no haber sido por el inmenso amor de sus padres y hermano quienes le apoyaron en todo momento, en la larga cama donde se planteó la posibilidad de amputarla, a lo que gracias a la oposición de su madre, los médicos optaron por operar el hueso dañado.
Luego, de haber superado la operación con inmensa fortaleza y su fe en Dios, se inicia en José una gran confusión, al ver cómo se presentan distintas iglesias y sectas religiosas. Qué hacer ante tantas dudas y preguntas. Quién tendría la razón. Cómo se podría saber con seguridad cuál sería la verdadera. Pero, fue en la primavera de 1820 cuando la verdad se le reveló, al aparecer: Dios, el Padre y su hijo Jesucristo.
Dado que estudiaba desde los 12 años la biblia y trataba de responderse algunas preguntas inquietantes sobre la situación del mundo, de la humanidad, de las contenciones y de las divisiones, de la iniquidad, de las abominaciones y de las tinieblas que cubrían la mente del género humano, descubrió que el hombre no se acercaba porque había apostatado de la fe verdadera y viva.
Pero en su aproximación cada vez más a las Escrituras, José se preguntaba cuál era la iglesia verdadera, de las bestias del campo y del bienestar de su alma inmortal. Fue luego, cuando ante la avasalladora presencia de las distintas denominaciones religiosas, que NO honraban la Palabra Santa, sentía ganas de llorar por sus pecados y por los pecados del mundo.
Ante la magnificencia del sol, la luna, las estrellas brillando en su curso, la tierra donde estamos, las aves del cielo y los peces del mar y también al hombre andando sobre la faz de la tierra…al reflexionar sobre todas estas cosas clamó desde su corazón: …el hombre prudente tuvo razón cuando dijo que es necio el que dice en su corazón, que no hay Dios… ya que todo esto evidencia un poder omnipotente y omnipresente, un Ser que era, que Es y que Será quien llena la eternidad.
Es entonces, cuando José llega a la conclusión de que no existe ninguna sociedad ni denominación que estuviera edificada en el evangelio de Jesucristo, tal como aparece en el Nuevo Testamento. Ante tales interrogantes, José clamó al Señor y este le escuchó, y fue en el décimo quinto año de su existencia cuando sintió que una columna de luz le envolvía y fue lleno del Espíritu de Dios. Y el Señor, abrió los cielos sobre él y le dijo: tus pecados te son perdonados… sigue tu camino, anda en mis decretos y guarda mis mandamientos. He aquí, yo soy el Señor de gloria.
…He aquí, vendré pronto, como está escrito, en las nubes y revestido de la gloria de mi Padre…y, su alma se llenó de amor y por muchos días se regocijó porque el Señor estaba con él...
Desde ese momento, su vida interior se enriqueció, pero externamente permaneció trabajando obedientemente junto a su padre en las labores habituales, a no ser, por algunas asechanzas de los integrantes de diferentes órdenes religiosas, que conocían de su cercanía con Dios y por seguir afirmando que había tenido una visión.
Pero, José demostró humildad, y sinceridad al confesar haber cometido ciertas debilidades propias de la juventud, tonterías, o flaquezas de la naturaleza humana que en nada empañarían su camino, y por ello, pide no le juzguen ya que como humano estaba expuesto a tentaciones. Sin embargo, no faltó quien aprovechando la sinceridad de sus palabras, lo consideraran indigno de su llamamiento. A todas estas acusaciones él respondió, que sin la ayuda de Dios se hubiera desviado del camino perfecto en el cual se le ha mandado andar al hombre.
La noche del 21 de septiembre de 1823 el ángel Moroni visitó a José y empezó a instruirlo acerca de la Restauración y de la función que él cumpliría en ella. Para cumplir su misión, José fue preparado por ángeles y por hombres antiguamente preparados que poseían las llaves del sacerdocio.
Dado el momento, José ofreció al ángel transmitirle a su padre lo acordado, y fue en la segunda visión cuando se atrevió a hacerlo, ya que por temor a que no le creyera, había obviado quien después de haberlo escuchado le comentó que hiciera lo encomendado por el mensajero celestial. Y en especial, tener cuidado de no fracasar en tan importante misión.
Su padre supo por medio de una revelación que José viviría y permanecería firme en su designio. Y quien en el lecho de muerte le dijo: …vivirás hasta dejar establecido el plan completo de toda la obra que Dios te ha mandado. Se fiel hasta el fin. Esta es mi bendición final sobre tu cabeza, y lo hago en el nombre de Jesús. Así sea, amén.
El 22 de septiembre de 1827, el Profeta José obtuvo las planchas en donde se había escrito el Libro de Mormón siendo custodio de ellas durante 18 meses logrando traducirlo, pero las primeras 116 páginas se perdieron, colocando al profeta en estado de indefensión, de tristeza y de temor a Dios. Y El, escuchó a José su arrepentimiento sincero y le devolvió las planchas el Urim y el Tunim.
El 15 de Mayo de 1829 el Profeta José Smith y Oliver Cowdery oraron para pedir comprensión acerca del bautismo porque en el libro de mormón se mencionaba, y mientras oraban, descendió Juan el Bautista y les confirió el sacerdocio de Melquisedec a José y a Olivier. En cuanto a la Restauración se cree ocurrió en trece días, entre el 16 al 28 de mayo de 1.829.
El 6 de abril de 1830, después de la restauración del Sacerdocio Aarónico y el sacerdocio de Melquisedec se volvió a establecer el reino de Dios sobre la tierra cuando se organizó legalmente en la casa de Peter Whitmer, en Fayette, Nueva York.
El Profeta fue perseguido, y entregó su vida por el reino de Dios. Fue ridiculizado por sus detractores, acosado, golpeado por amigos y llevó a la tumba las huellas de la persecución. Muere el 27 de junio de 1844 cuando un populacho asaltó la cárcel donde estaba recluido y con más de 46 demandas judiciales.
Estuvo casado con Enma Hale nacida el 10 de julio 1804.
!HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!
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