JULIO VERNE
Julio Verne
Jules Gabriel Verne, fue un escritor, poeta y dramaturgo francés célebre por sus novelas de aventuras y por su profunda influencia en el género literario de la ciencia ficción, conocido en los países hispano-hablantes como Julio Verne nacido en Nantes, el 08 de febrero de 1828- muere en Amiens, el 24 de marzo de 1905.
- Nacido en una familia burguesa, estudió para continuar los pasos de su padre como abogado, pero muy joven decidió abandonar ese camino para dedicarse a la literatura. Su colaboración con el editor Pierre-Jules Hetzel dio como fruto la creación de Viajes extraordinarios, una popular serie de novelas de aventuras escrupulosamente documentadas y visionarias entre las que se incluían las famosas:
- Cinco semanas en globo (1863),
- Viaje al centro de la Tierra (1864),
- De la Tierra a la Luna (1865),
- Veinte mil leguas de viaje submarino (1870),
- La vuelta al mundo en ochenta días (1872) o
- La isla misteriosa (1874).
Es uno de los escritores más importantes de
Francia y de toda Europa gracias a la evidente influencia de sus libros en la
literatura vanguardista y el surrealismo,
y desde 1979 es el segundo autor más traducido en el mundo, después de Agatha
Christie.
Se le considera, junto con H.
G. Wells, el «padre de la ciencia ficción».
Fue condecorado con la Legión de Honor por sus
aportes a la educación y a la ciencia.
Obra.
Fue precursor de la ciencia ficción y de la
moderna novela de aventuras.
Fue un estudioso de la ciencia y la tecnología de
su época, lo que —unido a su gran imaginación y a su capacidad de
anticipación lógica— le permitió adelantarse a su
tiempo, describiendo entre otras cosas los submarinos (el
«Nautilus» del capitán
Nemo, de su famosa Veinte mil leguas de
viaje submarino),
el helicóptero (un yate que
en la punta de sus mástiles tiene hélices que lo sostienen,
en Robur el conquistador).
Sus personajes siempre fueron héroes, hombres buenos en la escala social. Frente al Verne conservador impuesto por su editor Hetzel y por su educación como hijo de un abogado católico y de un tiempo en que el Antiguo Régimen se tambalea, no es de extrañar su inicial defensa del statu quo, postura que con el tiempo se irá atemperando hasta dar paso a concepciones radicalmente opuestas a las sugeridas en sus primeras obras, merced a sus contactos con círculos socialistas y anarquistas.
El Verne filo revolucionario se deja ver en una de sus obras menos difundidas,
quizás por su simpatía por la causa revolucionaria, Matías
Sandorf (1885), en la que narra la experiencia de un
rebelde frente la tiranía del Imperio austro húngaro.
Además de sus novelas y sus obras de
teatro, escribió veinte relatos cortos.
Clasificación
de su obra
Las obras de Verne suelen dividirse en tres
partes: Descubrimientos, Madurez y Desencanto.
Descubrimiento
- La pluma de Verne presenta rasgos de innovación, con ideas frescas y héroes progresistas que sueñan con descubrir nuevos mundos y llegar donde nadie ha llegado para beneficio de la humanidad, desde los polos en:
- Las aventuras del capitán Hatteras, al centro de la Tierra en
- Viaje al centro de la tierra, e incluso
- A la Luna en De la Tierra a la Luna.
Madurez
Verne comienza a escribir de una manera más
seria, con héroes más humanos (Strogoff, Sinclair, Fogg). Alumbra el que fue su
mayor éxito literario con una novela llena de vida como es La vuelta al mundo en
80 días. Pero también parece que algunas ideas se agotan
cuando retoma las anteriores (El país de las pieles).
Llega incluso a escribir (quizá por presión de sus editores) obras no del todo
propias (Los quinientos millones
de la begún).
Desencanto
Los problemas personales a los que Verne tuvo que hacer frente durante su vida (el nunca feliz matrimonio, la enfermedad de su sobrino o la mala relación con su hijo); y las vivencias sociopolíticas de su tiempo (la derrota de Francia en la Guerra franco-prusiana; la Comuna de París; el imperialismo francés) llevarán a un Verne, ya cansado, a concebir relatos fríos y sombríos, en los que su visión primera de la Ciencia como impulsora del progreso de la Humanidad, es cambiada por otra en la que los seres humanos son consumidos por esa misma Ciencia y por el Capitalismo (El eterno Adán). Hace una fuerte crítica del imperialismo (La impresionante aventura de la misión Barsac), y llega incluso a exponer abiertamente sus ideas políticas en Los náufragos del Jonathan.
Tuvo tiempo también de reflejar su desencanto
por las riquezas de nuevo cuño en El volcán de oro. Es también en
este periodo, cuando se vuelca más de lleno en la ciencia ficción, con El secreto de Wilhelm
Storitz. Encontrará tiempo también para alumbrar
agradables continuaciones de una obra anterior propia en El secreto de Maston, y de
otra no propia en La esfinge de los hielos,
continuación de Las aventuras de Arthur
Gordon Pym de Edgar
Allan Poe. www.wikipedia.org
!HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!
Los sociólogos
y politólogos lo llaman “capital social”. Toda membresía a un grupo es
un símbolo de estatus y los seres humanos valoramos el prestigio. Y es que, al
revisar los documentos sobre la masonería, el principal gancho parece haber
sido ese: acceder a cargos gubernamentales y
obtener empleo.
Los masones, más que glorificados, han sido
prácticamente deificados y divinizados en América - y por supuesto, como no,
satanizados también. Muchas veces sin suficiente fundamento-. A los masones se
les relaciona con el urbanismo de Washington DC, el santo grial, la hegemonía
del dólar estadounidense, el Código Pigpen, la fundación de los Estados Unidos
de América y la misma Revolución Francesa, la cual asumió un lema de raíces
masónicas -pero transformó su filiación, entre otras cosas-. Francisco de
Miranda (el primer estadounidense extranjero en los Estados Unidos), George
Washington, Simón Bolívar, José Antonio Páez, James Monroe y muchos otros
personajes americanos, han sido asociados con la masonería. El discurso
histórico y mediático nos ha vendido que los masones han estado prácticamente detrás
de todo lo que sucede.
En el caso específico de
América Latina, todavía se está investigando la historia de la masonería en la
región y los resultados, hasta ahora, no han sido concluyentes. Desde México
hasta la Argentina, los historiadores están en la búsqueda de la verdad, más
allá de las leyendas y la publicidad. Por alrededor de dos siglos, se ha
difundido la siguiente matriz de opinión: “Simón Bolívar era masón”. A raíz de
la publicación del libro El Fantasma de Bolívar en la Masonería Venezolana, del
venezolano Eloy Reverón, ha surgido una nueva ola de investigadores que exigen
mayor rigurosidad académica y revisionismo histórico.
“ El Fantasma de Bolívar
masón es el mito del héroe similar al caballero andante que salía en busca de
aventuras y se enfrentaba a feroces dragones en defensa de la doncella”, dice
el historiador venezolano Andrés Eloy Reverón García, fundador de la cátedra de
Historia de la Masonería en la Universidad Central de Venezuela. El contacto de
Bolívar con la masonería pudo haber sido mucho más corto y efímero de lo que
pensamos: unas vacaciones en París que no duraron más de seis meses en el año
1805. Y eso ni siquiera está confirmado: es
una teoría que todavía debe ser revisada.
La masonería en América
Latina ha vendido a Bolívar como uno de sus miembros históricos más notables.
Historiadores como Eloy Reverón sugieren que esto pudo haber tenido fines
propagandísticos: nadie mejor que Bolívar, el héroe creado y mitificado por la
historiografía oficial venezolana, para representar los intereses de la
comunidad de la masones en Venezuela, aún cuando la relación de Bolívar con la
masonería pudo haber sido, en realidad, algo meramente circunstancial y
esporádico. Luego de una revisión minuciosa de diversos archivos históricos
sobre Bolívar, se determinó que no existen evidencias contundentes que
demuestren que Bolívar consideraba a la masonería parte de su identidad y
proyecto de vida.
Tampoco existen pruebas que
vinculen a Miranda, Sucre y Rodríguez con la masonería. De hecho, es curioso
que no fue sino hasta el siglo XX que la opinión pública venezolana comenzó a
asumir que los próceres de la independencia habían sido masones. La masonería
terminó siendo no solo un factor de la independencia de Venezuela, sino además
una de sus causas. Aún cuando la sociedad de masones en Venezuela señaló en
1950 que Miranda había sido el fundador de la primera logia masónica y el padre
de dicha institución, Constantino Moradei Donato afirma (1978):
Según algunos, Miranda es el fundador de la
primera logia en Venezuela, pero Mons. Navarro niega aun eso. De hecho, las
reuniones habidas a orillas del Guaire en la estancia de Bolívar, no fueron
tenidas masónicas, sino reuniones secretas de carácter político.
Tanto Tavera Acosta como Parra Pérez
sostienen que la primera logia fundada en Venezuela fue en Carúpano por Carlos
McTuckers.
Por lo demás, si en otras naciones como en
Argentina, las logias influyeron mucho en la Independencia, hay que decir que
en Venezuela no tuvieron Influencia directa en la Declaración de la Independencia
como sostienen Mons. Navarro y el mismo Parra Pérez.
En realidad, en los días de la Emancipación
no se oye una voz de la Masonería, y de ninguno de nuestros grandes proceres
puede decirse que fuera masón. Ni siquiera de Miranda puede eso sostenerse
con seguridad. — Obispo Constantino Moradei Donato, Venezuela, su
iglesia y sus gobiernos
La divinificación de las
masonería ha hecho que, para los jóvenes ambiciosos y talentosos, hacer carrera
en una logia sea una opción muy atractiva. Lo glorioso, lo divino, lo pomposo y
lo maravilloso tenía que ser relacionado a la masonería. Y después de todo,
debe admitirse que el trabajo ha dado sus buenos frutos: hoy en día, los
masones tienen la reputación de ser exitosos, talentosos y muy aventajados. La
llave del conocimiento está en manos de la francmasonería y los grandes
secretos de la humanidad. ¿Pero cuáles son estos secretos? Para Antonio José
Sucre, todo el hermetismo de los masones se resume en un solo y gran secreto.
“Yo creo en el hombre” es, según Sucre, el gran secreto de la masonería.
El único secreto fundamental de la Masonería
es su objeto mismo, es decir, realizar el racionalismo haciendo la guerra á la
revelación y á la Iglesia Católica, su divino órgano aquí en la tierra. Es su
secreto fundamental estar organizada para hacer esta guerra al catolicismo, por
donde quiera y siempre, sorda ó descarada, segun los tiempos y las
circunstancias. Nada de nuevo aprende, pues, el racionalista que se entra de
mason; porque no hace mas que afiliarse en el ejército que combate por su
doctrina favorita — la negacion de la fe.
Y si no, ¿qué dice el autor del Sarsena ó el
maestro elegido, que fué mason durante cuarenta y siete años, que pasó por
todos los grados reales de la gerarquía y que murió en su lei de fiel hijo de
la viuda? Confiesa que todos los misterios de las logias se resumen á algunos
datos fabulosos sobre la Antigüedad de la Masonería; á ciertos cuentos absurdos
sobre el asesinato de Hiram y sobre la palabra perdida; y á una que otra
sentencia hueca en que no se encuentra la más pequeña huella de verdadero
misterio.
Otro insigne mason encanecido sobre las
armas y al servicio de la orden, dice Alban Stolt, confiesa que: “El mayor y el
último secreto de los masones es el de no tener ninguno. La importancia que se
dá a esas puerilidades, añade, es tambien causa de que espíritus elevados y
sabios de primera nota, como los Lessing, los Boss, los Krauser, los Herder,
hayan dejado la órden y le hayan vuleto la espalda con supremo desden: por eso
es tambien que en nuestros dias no se cuentan en ella personajes eminentes por
sus talentos, su saber y su genio. Mucho hablan los manales, ello no obstante,
de revelaciones, de luz, de oriente, de estrellas resplandecientes. Pero en
dónde están esa luz y esas esplendorosas revelaciones. En las palabras y nada
mas que en las palabras: lo que los malos periódicos de pacotilla apellidan
luz, oriente, &., puede traducirse de muchos modos; pero todas las
versiones se refunden en esta: NO CREER EN LO QUE ENSEÑA EL CRISTIANISMO Y
SOBRE TODO LA IGLESIA CATOLICA. Lo que necesita la turba masónica es una
religión que cada cual se forme á guisa y antojo suyo, con algunas vagas
nociones sobre Dios, que no inquieten la coinciencia, y que, si fuere posible,
alejen del pensamiento la idea de Dios vivo, legislador y juez.” ¿Podrá haber,
seóres, testimonio mas terminante y fehaciente que el acabo de contar? No
perdaís de vista que quien así se espresa, no es por cierto un profano, un
fanático que blasfema contra la Masonería porque no la conoce ó porque ha
renegado de ella; sino un mason-magnate, grado 33 de la iniciacion y gran maestre
de la gerarquía, que vivió y murió levantando planchas é iluminando templos.
(…)
Sí: no creer en la revelación cristiana y
hacer la guerra á la Iglesia Católica-su viviente y divino órgano- tal es el
único secreto fundamental, tal el único objeto, tal el único fin último de la
Masonería. (…) Sé mui bien que la Masonería tiene de contínuo en sus labios la
palabra libertad; pero los hechos hablan más alto para demostrarnos que le
gusta mas el poder que la libertad; y que para las logias no hay amor á la
libertad ni cosa ninguna que le vaya en zaga á su odio por la Iglesia.
El gran secreto de los masones puede ser
resumido en la frase “Yo creo en el hombre”. La Masonería mantiene oculto su
símbolo secreto porque este no es un símbolo de fe; ni tan siquiera un símbolo
de razón. No quiere decir nada, solamente que no creo en Dios ni en su palabra.
(…) Los verdaderos secretos de las logias son los medios políticos que
usan para lograr su fin supremo, secretos que no se revelan sino en el momento
preciso de obrar. Secretos que permanecen como objeto real del
juramento incontestablemente ilícito de sus adeptos.
(…) Comprobado lo habeis visto, señores, con
testimonios de masones que hacen autoridad, con documentos auténticos de las
logias (…), que la Masonería es la enemiga eterna é irreconciliable de la
Iglesia. [La masonería] es, en toda verdad, la Iglesia á la inversa, el
viceversa de la Iglesia, como diria el espiritual Frai Gerundio. — Antonio José
Sucre
Cámara Principal del Templo Masónico de Caracas, fotografía
tomada por Felipe Toro en 1950. Rostros distorsionados.
El credo de la masonería es
la moral universal y su valor supremo a salvaguardar es, entre comillas, la
libertad. Una institución que tiene mucho de culto religioso en sus formas: una
suerte de Iglesia a la inversa, con el hombre por encima de una deidad. No es
un hecho aislado que, en pleno auge de la masonería en Caracas, la Iglesia
Católica sufrió un importante retroceso y la sociedad venezolana pasó por un
progresivo proceso de descatolización. En Venezuela, Antonio Guzmán Blanco
llegó al extremo de plantear la creación de una Iglesia Católica Nacional
independiente del Vaticano. No nos debe extrañar, viniendo del mismo hombre que anexó a
su hacienda un viejo cementerio.
En Caracas, las conferencias
anti-católicas en logias masónicas fueron frecuentes. En una ciudad que todavía
a principios del siglo XX tenía más aspecto de aldea que de urbe, no era
difícil que los católicos se enteraran de las reuniones masónicas y recibieran,
además, un informe detallado de los temas discutidos. A continuación, un
extracto de las declaraciones de Nicolás Eugenio Navarro, ilustre historiador
católico venezolano, en respuesta a Luis Razetti. Punto por punto, Navarro refutó todas las afirmaciones
de Razetti en la conferencia anti-católica. Los masones, divinizados
y glorificados por muchos, también pueden ser muy temerarios y cometen grandes
errores.
El doctor Razetti ofrece á sus oyentes como
una novedad la lista de los libros sagrados, y al hablar del canon parece dar á
entender que ha habido sustituciones en la determinación de los documentos auténticos
de la palabra inspirada. Nó, doctor: los «varios cánones » no son sino las colecciones
sucesivas de libros sagrados que debieron formarse al correr de los tiempos,
aumentándose cada vez según fueron apareciendo nuevos escritos de ese linaje y
siendo debidamente reconocidos como tales por la autoridad legítima en la
materia: la Sinagoga bajo la antigua alianza, la Iglesia bajo la ley nueva. El
Concilio de Trento no redactó, pues, un nuevo canon, sino que dió una nueva
promulgación y ratificación al canon desde los primeros siglos recibido en la
Iglesia y cuya integridad pretendía vulnerar el protestantismo; el Concilio
Vaticano, por su parte, hizo igual renovación al explicar y precisar el
concepto de la inspiración bíblica.
Otro alarde de erudición fallida resultan
ser en la conferencia del doctor Razetti las páginas dedicadas al «origen de la
Vulgata Latina».
Resume algunos datos acerca de la lengua
hebrea y luego sentencia magistralmente:
“Es fácil comprender que un idioma tan
imperfecto y que carece de vocales, se presta maravillosamente para que las
variaciones en su escritura hayan sido frecuentísimas, sobre todo si se piensa
que durante muchos siglos el texto no se conservó escrito, sino por tradición
oral, y que cuando se escribió fue manuscrito por copistas más ó menos
ignorantes, y sobre todo, interesados”
Doctor Razetti, doctor Razetti, por Dios! no
desvaríe usted tánto, que los modernistas habrán de llamar flaco el servicio que
usted ha pretendido hacerles. ¿Se imagina usted que el abate Loisy, ese
personaje ilustrísimo que maneja las lenguas muertas como si las hubiera
aprendido en la cuna», va á perdonarle la enormidad de esa sentencia? Sepa
usted que él no podrá contener una sonrisa de compasión al ver lo atrasados de
noticias en materia de «lenguas muertas» que andan sus panegiristas de
Venezuela. Y eso que usted está empeñado en que veamos «hacia adelante para
abrirle caminos al progreso». ¿De dónde ha sacado usted aquello de las
«variaciones frecuentísimas en su escritura», y mui particularmente lo del
«sobre todo» — ¡un sobre todo monumental, como de once varas! — de la
«tradición oral», etc.,?
Lectores: es absolutamente falso que el
texto original de la Escritura permaneciera nunca, ni por muchos ni por pocos
siglos, en estado de tradición oral. Ese texto estuvo escrito desde el primer momento, y precisamente por
ello se da á la revelación ahí contenida el nombre de: palabra de Dios escrita.
El doctor Razeitti ha confundido zurdamente el texto hebreo clásico con las
paráfrasis arameas llamadas tárgumes, que eran comentarios en lengua corriente
de dicho texto hechos para el pueblo en las Sinagogas, ni más ni menos que como
tomamos nosotros un versículo en latín de la misma Escritura para encabezar
nuestros sermones, traduciéndolo en seguida á los fieles y explicándoles su
sentido en lenguaje vulgar. (…)
Pero lo que no se puede perdonar á nuestro
conferencista es lo contenido en este pasaje, donde culminan sus conocimientos
lingüísticos: «Los libros anteriores á la cautividad de Babilonia (583 antes de
J.-C.) fueron escritos en caracteres fenicios cuneiformes, que era la escritura
que conocían los hebreos entonces. Más tarde fueron transcritos á la escritura
llamada cuadrada, que según los autores, no es sino la misma cuneiforme
modificada por los calígrafos».
En verdad que ya eso es demasiado, doctor
Razetti. ¿Cómo confunde usted así y mezcla en híbrido contubernio dos
categorías de signos tan completamente distintas entre sí, sin relación ninguna
ni en cuanto al origen, ni en cuanto á la manera de escribirse, ni en cuanto al
valor fonético, ni en cuanto á la forma, ni en cuanto á nada? Los Libros Santos no se escribieron
nunca, doctor, ni antes ni después de la cautividad de Babilonia, en caracteres
cuneiformes: esta clase de caracteres, propia de la lengua asiria y que
proviene directamente del sistema jeroglífico de los caldeos, no tiene nada de
común con los caracteres fenicios, que derivan del sistema jeroglífico de los
egipcios: el asirio se escribe de izquierda á derecha, el fenicio de derecha á
izquierda; los caracteres asirios tienen valor silábico y á veces ideográfico,
los fenicios tienen sólo valor literal; aquéllos figuran cuñas (de ahí el
nombre cuneiformes) resultando las palabras y frases conforme á las varias
posiciones y combinaciones de esas cuñas, y éstos asumen figuras diversas, como
nuestras letras, que al fin y al cabo no son sino modificaciones de ellos,
resultando las palabras y frases de la mezcla de sus sonidos. Jamás
pudo, por tanto, existir enlace entre las dos categorías de signos para formar
caracteres fenicios cuneiformes. Como la Biblia hebraica fúe escrita en
letras fenicias, que eran las propias de ese idioma, resulta que nunca estuvo
en caracteres cuneiformes, y por ende, aquello de que «la escritura
llamada cuadrada es la misma cuneiforme modificada por los calígrafos», viene á
ser pura y simplemente una calumnia gratuita levantada á «los autores». (…)
El doctor Razetti formula ahí una conclusión
completamente opuesta á la verdad de los hechos. Nada ha sido tan propicio á
realzar la veracidad de los Libros Santos, ningún progreso científico ha
contribuido mejor á la comprobación de los relatos bíblicos, que esas
exploraciones en los oscuros orígenes de la humanidad efectuadas por la
arqueología y la prehistoria. Si el conferencista de la logia hubiera vertido
esas palabras en el seno de una corporación científica europea, habríanlo
puesto en seguida á las puertas del salón: tuviéranlo aquellos sabios como una
pesada burla. La obra cuasi milagrosa de Champollion y de sus continuadores en
el desciframiento de los jeroglíficos egipcios, así como todos los demás
triunfos de la egiptología en los últimos años, no han servido sino para
derramar una luz maravillosa de comprobación respecto de los datos que la
Biblia suministra en aquellos pasajes en que el pueblo hebreo aparece en
contacto con el país de los Faraones.
(…)
Doctor Razetti, yo lo estimo á usted, á
pesar de sus exorbitantes alardes de irreligión, porque tengo la debilidad de
rendir parias al talento y gusto de los hombres que propenden tenazmente al
adelanto social. Usted no carece de talento, ni seré yo quien le niegue sus
magníficas dotes de divulgador y progresista. Pero pertenece usted al número de
los que se ciegan, de los que, obsesionados por una idea fija, todo lo ven al
través de sus preocupaciones y fácilmente pierden el tino: los pasos de usted
son, pues, como aquellos que San Agustín calificaba de grandes pero fuera del
camino: magín passus sed extra viain. Uno de los prejuicios que usted abriga es
que el Catolicismo no tiene sabios, que toda la ciencia está refugiada en la
incredulidad, y que la Iglesia carece de buenas armas, fuera de la autoridad,
que oponer á quienes la impugnan. Es una grande equivocación. Investigue mejor,
examine con imparcialidad y sin precipitación y se convencerá de que anda mui
escaso de noticias. Ya ve usted que aun en esta escuálida Iglesia de Venezuela
y en medio de este clero cuya ignorancia tánto se complace usted en pregonar,
no falta quien, llegado el momento, salte bien armado á la arena para derribar
á los contrarios. Dios proporciona así los campeones de su causa, según la
talla de quienes la impugnan y el medio en que la lucha se empeña, en este perpetuo
arremeter del error contra la verdad.
En definitiva, no todo lo que
se ha escrito de la masonería es cierto. Pero tampoco caigamos en el otro
extremo: tampoco todo es falso. Es necesario el revisionismo histórico y
dialogar críticamente con las fuentes primarias disponibles. Hay que ver más
allá de la propaganda; los masones no tienen poderes sobrenaturales y no son
invencibles. Los masones son personas como todos nosotros, bien articuladas
entre sí; con virtudes y defectos. Un grupo con una hermética estructura.
Para muchos, la
masonería fue una oportunidad para hacer
negocios y darse a conocer, sobre todo en países como
Venezuela, que en el siglo XIX era uno de los países más pobres y menos
desarrollados del continente americano. Daniel Lahoud nos cuenta que: “Las
logias debían ser lugares donde podía conseguirse negocios y trabajos, cosa muy
importante en una sociedad en la que es difícil subsistir y muy probablemente
la relación entre la masonería y el gobierno pemitía a los masones disfrutar de
los contratos con el gobierno, quien en buena medida debió favorecer a los
miembros de esta institución”.
No perdamos de vista la
objetividad a la hora de analizar y estudiar la historia de la masonería en
nuestros países americanos. La masonería debe ser entendida como un club de
crecimiento personal y social. No todo lo que brilla es oro: los masones han
tenido grandes méritos y muchas de sus obras para con la humanidad han sido muy
positivas. Pero no son seres con cualidades sobrehumanas y, muy probablemente,
mucho de lo que se ha escrito sobre ellos es más leyenda que verdad. Y no todo
lo escrito ha glorificado a los masones: también existen muchas teorías conspirativas
que enlodan la reputación de los masones; sin suficiente base. Seamos críticos.
Notas:
1. Aunque Antonio José Sucre afirmó que los
masones no creían en Dios, lo cierto es que en Venezuela existieron muchos
masones católicos y judíos. En la tesis de grado de Daniel Lahoud
se aborda el tema con profundidad. Y uno de los requisitos para ser
masón es creer en Dios, aunque es probable que el concepto de Dios de Sucre no
corresponda al de los masones. Las afirmaciones de los pensadores
católicos citados podrían tener cierto sesgo.
2. En la inauguración del Templo Masónico de
Caracas, Antonio Guzmán Blanco dijo lo siguiente: “Este es el Templo de la
humanidad civilizada lo he levantado sabiendo muy bien lo que hacía y asumiendo
la totalidad de las responsabilidades que tan insólito hecho entraña. Desde
este punto de vista, encontraréis explicado cómo es que al mismo tiempo que
levanto este Templo de la Masonería, estoy construyendo otro al catolicismo,
que será el más suntuoso de Sur América y como, si tuviera tiempo, erigiría una
Sinagoga y otro templo a la secta protestante. La civilización del siglo XIX es
el triunfo de la Masonería. Con el Decálogo, que es el código de la moral
universal y eterno, primero, y con Jesucristo, como modelo, después: antes por
medio de la asociación y después de Gutemberg, por medio de la imprenta, ha
realizado una verdadera transformación en que a barbarie, la ignorancia, o el
fanatismo, se han sustituido por la libertad, la igualdad y la fraternidad.
Jesucristo y Gutemberg son las dos grandes antorchas de la Edad Moderna :
Jesucristo como generador de la redentora civilización y Gutemberg como
inventor de la máquina para popularizarla hasta en las últimas extremidades
sociales.”
3. José Antonio Ferrer Benimeli fue el primer
historiador que cuestionó la teoría del Bolívar masón, pero fue Reverón García
el pionero en el análisis de la construcción del mito.
4. En 1956, Ramón Díaz Sánchez encontró en la
Biblioteca Nacional de París un documento sobre la recepción de grado de compañero
de Bolívar. Logia San Alejandro de Escocia.
5. La Iglesia Católica considera que los
masones son los legítimos descendientes de los Templarios y de allí viene su
profundo sentimiento anti-católico.
6. En las grandes urbes hispanoamericanas
existieron sociedades patrióticas y secretas, pero estas no necesariamente
tenían que ser logias masónicas.
7. El sacerdote Antonio José Sucre no debe ser
confundido con el prócer Antonio José de Sucre, aunque ambos estaban
emparentados. Antonio Sucre, citado en este artículo, fue sobrino del prócer.
8. La masonería había sido estigmatizada en
España, debido a la guerra entre la Iglesia Católica y las logias. La
reputación de los masones no era buena y estos eran asociados con los problemas
y las conspiraciones en España. En el contexto de la emancipación de los
territorios españoles en América, las autoridades hispanas reafirmaban la
supuesta afiliación de los próceres venezolanos a las logias masónicas, no
porque estuvieran seguros de sus membresías en ellas, sino por el desprestigio
que tenían los masones en España.
9. Francisco de Miranda fue el primer
estudiante extranjero en los Estados Unidos. Más que su
presunta y cuestionada filiación masónica, es muy posible que haya sido su
origen étnico el que le abrió las puertas entre las élites comerciantes. ¡Muchos
eran judíos y compartían los mismos apellidos de su árbol genealógico: Miranda,
Espinosa (Spinoza o Espinoza), Rodríguez y otros. El origen sefardí de Miranda
todavía no ha sido plenamente demostrado, pero es un hecho que el pueblo donde
el apellido se originó era marrano casi en su totalidad. Para más información, hacer clic aquí.
10. El día 11 de mayo de 1990, un pirómano alemán
provocó un incendio de gran magnitud en el Templo Masónico de Caracas,
Venezuela. El nombre del alemán era Peter Litwin Skrijka. Su intención también
era destruir el Panteón Nacional de Venezuela.
11.El costo aproximado de la reparación del
Templo Masónico de Caracas en 1990 fue de 700 mil dólares, es decir, 1 millón
400 mil dólares aproximadamente. El incendio ocasionado por Litwin destruyó
completamente la Cámara Capitular.
12. El Templo Masónico de Caracas, en su época,
fue una de las obras de ingeniería más costosas y ambiciosas de Latinoamérica.
Ser parte del club de los
masones es algo que podría abrir muchas puertas en la política y el mundo de
los negocios. Por lo menos, esa es la teoría de algunos historiadores como
Daniel Lahoud. De todas formas, ello no es exclusivo de los masones. Esto sucede
con cualquier club: la membresía a un grupo determino, especialmente si este es
exclusivo, permite hacer contactos clave: un factor que a veces puede ser
decisivo para alcanzar el éxito. Los sociólogos y politólogos lo llaman
“capital social”. Toda membresía a un grupo es
un símbolo de estatus y los seres humanos valoramos el prestigio. Y es que, al
revisar los documentos sobre la masonería, el principal gancho parece haber
sido ese: acceder a cargos gubernamentales y
obtener empleo.
Los masones, más que
glorificados, han sido prácticamente deificados y divinizados en América - y
por supuesto, como no, satanizados también. Muchas veces sin suficiente
fundamento-. A los masones se les relaciona con el urbanismo de Washington DC,
el santo grial, la hegemonía del dólar estadounidense, el Código Pigpen, la
fundación de los Estados Unidos de América y la misma Revolución Francesa, la
cual asumió un lema de raíces masónicas -pero transformó su filiación, entre
otras cosas-. Francisco de Miranda (el primer estadounidense extranjero en los
Estados Unidos), George Washington, Simón Bolívar, José Antonio Páez, James
Monroe y muchos otros personajes americanos, han sido asociados con la
masonería. El discurso histórico y mediático nos ha vendido que los masones han
estado prácticamente detrás de todo lo que sucede.
En el caso específico de
América Latina, todavía se está investigando la historia de la masonería en la
región y los resultados, hasta ahora, no han sido concluyentes. Desde México
hasta la Argentina, los historiadores están en la búsqueda de la verdad, más
allá de las leyendas y la publicidad. Por alrededor de dos siglos, se ha
difundido la siguiente matriz de opinión: “Simón Bolívar era masón”. A raíz de
la publicación del libro El Fantasma de Bolívar en la Masonería Venezolana, del
venezolano Eloy Reverón, ha surgido una nueva ola de investigadores que exigen
mayor rigurosidad académica y revisionismo histórico.
“ El Fantasma de Bolívar
masón es el mito del héroe similar al caballero andante que salía en busca de
aventuras y se enfrentaba a feroces dragones en defensa de la doncella”, dice
el historiador venezolano Andrés Eloy Reverón García, fundador de la cátedra de
Historia de la Masonería en la Universidad Central de Venezuela. El contacto de
Bolívar con la masonería pudo haber sido mucho más corto y efímero de lo que
pensamos: unas vacaciones en París que no duraron más de seis meses en el año
1805. Y eso ni siquiera está confirmado: es
una teoría que todavía debe ser revisada.
La masonería en América
Latina ha vendido a Bolívar como uno de sus miembros históricos más notables.
Historiadores como Eloy Reverón sugieren que esto pudo haber tenido fines
propagandísticos: nadie mejor que Bolívar, el héroe creado y mitificado por la
historiografía oficial venezolana, para representar los intereses de la
comunidad de la masones en Venezuela, aún cuando la relación de Bolívar con la
masonería pudo haber sido, en realidad, algo meramente circunstancial y
esporádico. Luego de una revisión minuciosa de diversos archivos históricos
sobre Bolívar, se determinó que no existen evidencias contundentes que
demuestren que Bolívar consideraba a la masonería parte de su identidad y
proyecto de vida.
Tampoco existen pruebas que
vinculen a Miranda, Sucre y Rodríguez con la masonería. De hecho, es curioso
que no fue sino hasta el siglo XX que la opinión pública venezolana comenzó a
asumir que los próceres de la independencia habían sido masones. La masonería
terminó siendo no solo un factor de la independencia de Venezuela, sino además
una de sus causas. Aun cuando la sociedad de masones en Venezuela señaló en
1950 que Miranda había sido el fundador de la primera logia masónica y el padre
de dicha institución, Constantino Moradei Donato afirma (1978):
Según algunos, Miranda es el fundador de la
primera logia en Venezuela, pero Mons. Navarro niega aun eso. De hecho, las
reuniones habidas a orillas del Guaire en la estancia de Bolívar, no fueron
tenidas masónicas, sino reuniones secretas de carácter político.
Tanto Tavera Acosta como Parra Pérez
sostienen que la primera logia fundada en Venezuela fue en Carúpano por Carlos
McTuckers.
Por lo demás, si en otras naciones como en
Argentina, las logias influyeron mucho en la Independencia, hay que decir que
en Venezuela no tuvieron Influencia directa en la Declaración de la
Independencia como sostienen Mons. Navarro y el mismo Parra Pérez.
En realidad, en los días de la Emancipación
no se oye una voz de la Masonería, y de ninguno de nuestros grandes proceres
puede decirse que fuera masón. Ni siquiera de Miranda puede eso
sostenerse con seguridad. — Obispo Constantino Moradei Donato,
Venezuela, su iglesia y sus gobiernos
La divinificación de la
masonería ha hecho que, para los jóvenes ambiciosos y talentosos, hacer carrera
en una logia sea una opción muy atractiva. Lo glorioso, lo divino, lo pomposo y
lo maravilloso tenía que ser relacionado a la masonería. Y después de todo,
debe admitirse que el trabajo ha dado sus buenos frutos: hoy en día, los
masones tienen la reputación de ser exitosos, talentosos y muy aventajados. La
llave del conocimiento está en manos de la francmasonería y los grandes
secretos de la humanidad. ¿Pero cuáles son estos secretos? Para Antonio José
Sucre, todo el hermetismo de los masones se resume en un solo y gran secreto.
“Yo creo en el hombre” es, según Sucre, el gran secreto de la masonería.
El único secreto fundamental de la Masonería
es su objeto mismo, es decir, realizar el racionalismo haciendo la guerra á la
revelación y á la Iglesia Católica, su divino órgano aquí en la tierra. Es su secreto
fundamental estar organizada para hacer esta guerra al catolicismo, por donde
quiera y siempre, sorda ó descarada, según los tiempos y las circunstancias. Nada
de nuevo aprende, pues, el racionalista que se entra de mason; porque no hace
mas que afiliarse en el ejército que combate por su doctrina favorita — la
negacion de la fe.
Y si no, ¿qué dice el autor del Sarsena ó el
maestro elegido, que fue masón durante cuarenta y siete años, que pasó por
todos los grados reales de la jerarquía y que murió en su ley de fiel hijo de
la viuda? Confiesa que todos los misterios de las logias se resumen á algunos
datos fabulosos sobre la Antigüedad de la Masonería; á ciertos cuentos absurdos
sobre el asesinato de Hiram y sobre la palabra perdida; y á una que otra sentencia
hueca en que no se encuentra la más pequeña huella de verdadero misterio.
Otro insigne masón encanecido sobre las
armas y al servicio de la orden, dice Alban Stolt, confiesa que: “El mayor y el
último secreto de los masones es el de no tener ninguno. La importancia que se da
a esas puerilidades, añade, es también causa de que espíritus elevados y sabios
de primera nota, como los Lessing, los Boss, los Krauser, los Herder, hayan
dejado la orden y le hayan tornado la espalda con supremo desdén: por eso es también
que en nuestros días no se cuentan en ella personajes eminentes por sus
talentos, su saber y su genio. Mucho hablan los manales, ello no obstante, de
revelaciones, de luz, de oriente, de estrellas resplandecientes. Pero en dónde
están esa luz y esas esplendorosas revelaciones. En las palabras y nada mas que
en las palabras: lo que los malos periódicos de pacotilla apellidan luz,
oriente, &., puede traducirse de muchos modos; pero todas las versiones se
refunden en esta: NO CREER EN LO QUE ENSEÑA EL CRISTIANISMO Y SOBRE TODO LA
IGLESIA CATOLICA. Lo que necesita la turba masónica es una religión que cada
cual se forme á guisa y antojo suyo, con algunas vagas nociones sobre Dios, que
no inquieten la conciencia, y que, si fuere posible, alejen del pensamiento la
idea de Dios vivo, legislador y juez.” ¿Podrá haber, señores, testimonio más
terminante y fehaciente que el acabo de contar? No perdaís de vista que
quien así se expresa, no es por cierto un profano, un fanático que blasfema
contra la Masonería porque no la conoce ó porque ha renegado de ella; sino un masón-magnate,
grado 33 de la iniciación y gran maestre de la jerarquía, que vivió y murió
levantando planchas é iluminando templos.
(…)
Sí: no creer en la revelación cristiana y
hacer la guerra á la Iglesia Católica-su viviente y divino órgano- tal es el
único secreto fundamental, tal el único objeto, tal el único fin último de la
Masonería. (…) Sé mui bien que la Masonería tiene de continuo en sus labios la
palabra libertad; pero los hechos hablan más alto para demostrarnos que le
gusta más el poder que la libertad; y que para las logias no hay amor á la
libertad ni cosa ninguna que le vaya en zaga á su odio por la Iglesia.
El gran secreto de los masones puede ser
resumido en la frase “Yo creo en el hombre”. La Masonería mantiene oculto su
símbolo secreto porque este no es un símbolo de fe; ni tan siquiera un símbolo
de razón. No quiere decir nada, solamente que no creo en Dios ni en su palabra.
(…) Los verdaderos secretos de las logias son los medios políticos que
usan para lograr su fin supremo, secretos que no se revelan sino en el momento
preciso de obrar. Secretos que permanecen como objeto real del juramento
incontestablemente ilícito de sus adeptos.
(…) Comprobado lo habéis visto, señores, con
testimonios de masones que hacen autoridad, con documentos auténticos de las
logias (…), que la Masonería es la enemiga eterna é irreconciliable de la
Iglesia. [La masonería] es, en toda verdad, la Iglesia á la inversa, el
viceversa de la Iglesia, como diría el espiritual Frai Gerundio. — Antonio José
Sucre
Cámara Principal del Templo Masónico de Caracas, fotografía
tomada por Felipe Toro en 1950. Rostros distorsionados.
El credo de la masonería es
la moral universal y su valor supremo a salvaguardar es, entre comillas, la
libertad. Una institución que tiene mucho de culto religioso en sus formas: una
suerte de Iglesia a la inversa, con el hombre por encima de una deidad. No es
un hecho aislado que, en pleno auge de la masonería en Caracas, la Iglesia
Católica sufrió un importante retroceso y la sociedad venezolana pasó por un
progresivo proceso de descatolización. En Venezuela, Antonio Guzmán Blanco
llegó al extremo de plantear la creación de una Iglesia Católica Nacional
independiente del Vaticano. No nos debe extrañar, viniendo del mismo hombre que anexó a
su hacienda un viejo cementerio.
En Caracas, las conferencias
anti-católicas en logias masónicas fueron frecuentes. En una ciudad que todavía
a principios del siglo XX tenía más aspecto de aldea que de urbe, no era
difícil que los católicos se enteraran de las reuniones masónicas y recibieran,
además, un informe detallado de los temas discutidos. A continuación, un
extracto de las declaraciones de Nicolás Eugenio Navarro, ilustre historiador
católico venezolano, en respuesta a Luis Razetti. Punto por punto, Navarro refutó todas las afirmaciones
de Razetti en la conferencia anti-católica. Los masones, divinizados
y glorificados por muchos, también pueden ser muy temerarios y cometen grandes
errores.
El doctor Razetti ofrece á sus oyentes como
una novedad la lista de los libros sagrados, y al hablar del canon parece dar á
entender que ha habido sustituciones en la determinación de los documentos auténticos
de la palabra inspirada. Nó, doctor: los «varios cánones » no son sino las colecciones
sucesivas de libros sagrados que debieron formarse al correr de los tiempos,
aumentándose cada vez según fueron apareciendo nuevos escritos de ese linaje y
siendo debidamente reconocidos como tales por la autoridad legítima en la
materia: la Sinagoga bajo la antigua alianza, la Iglesia bajo la ley nueva. El
Concilio de Trento no redactó, pues, un nuevo canon, sino que dio una nueva
promulgación y ratificación al canon desde los primeros siglos recibido en la
Iglesia y cuya integridad pretendía vulnerar el protestantismo; el Concilio
Vaticano, por su parte, hizo igual renovación al explicar y precisar el
concepto de la inspiración bíblica.
Otro alarde de erudición fallida resultan
ser en la conferencia del doctor Razetti las páginas dedicadas al «origen de la
Vulgata Latina».
Resume algunos datos acerca de la lengua
hebrea y luego sentencia magistralmente:
“Es fácil comprender que un idioma tan
imperfecto y que carece de vocales, se presta maravillosamente para que las
variaciones en su escritura hayan sido frecuentísimas, sobre todo si se piensa
que durante muchos siglos el texto no se conservó escrito, sino por tradición
oral, y que cuando se escribió fue manuscrito por copistas más ó menos
ignorantes, y sobre todo, interesados”
Doctor Razetti, doctor Razetti, por Dios! no
desvaríe usted tanto, que los modernistas habrán de llamar flaco el servicio
que usted ha pretendido hacerles. ¿Se imagina usted que el abate Loisy, ese
personaje ilustrísimo que maneja las lenguas muertas como si las hubiera
aprendido en la cuna», va á perdonarle la enormidad de esa sentencia? Sepa
usted que él no podrá contener una sonrisa de compasión al ver lo atrasados de
noticias en materia de «lenguas muertas» que andan sus panegiristas de
Venezuela. Y eso que usted está empeñado en que veamos «hacia adelante para
abrirle caminos al progreso». ¿De dónde ha sacado usted aquello de las
«variaciones frecuentísimas en su escritura», y mui particularmente lo del
«sobre todo» — ¡un sobre todo monumental, como de once varas! — de la
«tradición oral», etc.,?
Lectores: es absolutamente falso que el
texto original de la Escritura permaneciera nunca, ni por muchos ni por pocos
siglos, en estado de tradición oral. Ese texto estuvo escrito desde el primer momento, y precisamente por
ello se da á la revelación ahí contenida el nombre de: palabra de Dios escrita.
El doctor Razeitti ha confundido zurdamente el texto hebreo clásico con las
paráfrasis arameas llamadas tárgumes, que eran comentarios en lengua corriente
de dicho texto hechos para el pueblo en las Sinagogas, ni más ni menos que como
tomamos nosotros un versículo en latín de la misma Escritura para encabezar
nuestros sermones, traduciéndolo en seguida á los fieles y explicándoles su
sentido en lenguaje vulgar. (…)
Pero lo que no se puede perdonar á nuestro
conferencista es lo contenido en este pasaje, donde culminan sus conocimientos
lingüísticos: «Los libros anteriores á la cautividad de Babilonia (583 antes de
J.-C.) fueron escritos en caracteres fenicios cuneiformes, que era la escritura
que conocían los hebreos entonces. Más tarde fueron transcritos á la escritura
llamada cuadrada, que, según los autores, no es sino la misma cuneiforme
modificada por los calígrafos».
En verdad que ya eso es demasiado, doctor
Razetti. ¿Cómo confunde usted así y mezcla en híbrido contubernio dos
categorías de signos tan completamente distintas entre sí, sin relación ninguna
ni en cuanto al origen, ni en cuanto a la manera de escribirse, ni en cuanto al
valor fonético, ni en cuanto a la forma, ni en cuanto á nada? Los Libros Santos no se escribieron
nunca, doctor, ni antes ni después de la cautividad de Babilonia, en caracteres
cuneiformes: esta clase de caracteres, propia de la lengua asiria y que
proviene directamente del sistema jeroglífico de los caldeos, no tiene nada de
común con los caracteres fenicios, que derivan del sistema jeroglífico de los
egipcios: el asirio se escribe de izquierda á derecha, el fenicio de derecha á
izquierda; los caracteres asirios tienen valor silábico y á veces ideográfico,
los fenicios tienen sólo valor literal; aquéllos figuran cuñas (de ahí el
nombre cuneiformes) resultando las palabras y frases conforme á las varias posiciones
y combinaciones de esas cuñas, y éstos asumen figuras diversas, como nuestras
letras, que al fin y al cabo no son sino modificaciones de ellos, resultando
las palabras y frases de la mezcla de sus sonidos. Jamás pudo, por
tanto, existir enlace entre las dos categorías de signos para formar caracteres
fenicios cuneiformes. Como la Biblia hebraica fue escrita en letras
fenicias, que eran las propias de ese idioma, resulta que nunca estuvo en
caracteres cuneiformes, y por ende, aquello de que «la escritura
llamada cuadrada es la misma cuneiforme modificada por los calígrafos», viene á
ser pura y simplemente una calumnia gratuita levantada á «los autores». (…)
El doctor Razetti formula ahí una conclusión
completamente opuesta á la verdad de los hechos. Nada ha sido tan propicio á
realzar la veracidad de los Libros Santos, ningún progreso científico ha
contribuido mejor á la comprobación de los relatos bíblicos, que esas
exploraciones en los oscuros orígenes de la humanidad efectuadas por la arqueología
y la prehistoria. Si el conferencista de la logia hubiera vertido esas palabras
en el seno de una corporación científica europea, habríanlo puesto en seguida á
las puertas del salón: tuviéranlo aquellos sabios como una pesada burla. La
obra cuasi milagrosa de Champollion y de sus continuadores en el desciframiento
de los jeroglíficos egipcios, así como todos los demás triunfos de la
egiptología en los últimos años, no han servido sino para derramar una luz
maravillosa de comprobación respecto de los datos que la Biblia suministra en
aquellos pasajes en que el pueblo hebreo aparece en contacto con el país de los
Faraones.
(…)
Doctor Razetti, yo lo estimo a usted, a
pesar de sus exorbitantes alardes de irreligión, porque tengo la debilidad de
rendir parias al talento y gusto de los hombres que propenden tenazmente al
adelanto social. Usted no carece de talento, ni seré yo quien le niegue sus
magníficas dotes de divulgador y progresista. Pero pertenece usted al número de
los que se ciegan, de los que, obsesionados por una idea fija, todo lo ven al
través de sus preocupaciones y fácilmente pierden el tino: los pasos de usted
son, pues, como aquellos que San Agustín calificaba de grandes, pero fuera del
camino: magín passus sed extra viain. Uno de los prejuicios que usted abriga es
que el catolicismo no tiene sabios, que toda la ciencia está refugiada en la
incredulidad, y que la Iglesia carece de buenas armas, fuera de la autoridad,
que oponer á quienes la impugnan. Es una grande equivocación. Investigue mejor,
examine con imparcialidad y sin precipitación y se convencerá de que anda mui
escaso de noticias. Ya ve usted que aun en esta escuálida Iglesia de Venezuela
y en medio de este clero cuya ignorancia tanto se complace usted en pregonar,
no falta quien, llegado el momento, salte bien armado á la arena para derribar
á los contrarios. Dios proporciona así los campeones de su causa, según la
talla de quienes la impugnan y el medio en que la lucha se empeña, en este
perpetuo arremeter del error contra la verdad.
En definitiva, no todo lo que
se ha escrito de la masonería es cierto. Pero tampoco caigamos en el otro
extremo: tampoco todo es falso. Es necesario el revisionismo histórico y
dialogar críticamente con las fuentes primarias disponibles. Hay que ver más allá
de la propaganda; los masones no tienen poderes sobrenaturales y no son
invencibles. Los masones son personas como todos nosotros, bien articuladas
entre sí; con virtudes y defectos. Un grupo con una hermética estructura.
Para muchos, la
masonería fue una oportunidad para hacer
negocios y darse a conocer, sobre todo en países como
Venezuela, que en el siglo XIX era uno de los países más pobres y menos desarrollados
del continente americano. Daniel Lahoud nos cuenta que: “Las logias debían ser
lugares donde podía conseguirse negocios y trabajos, cosa muy importante en una
sociedad en la que es difícil subsistir y muy probablemente la relación entre
la masonería y el gobierno permitía a los masones disfrutar de los contratos
con el gobierno, quien en buena medida debió favorecer a los miembros de esta
institución”.
No perdamos de vista la
objetividad a la hora de analizar y estudiar la historia de la masonería en nuestros
países americanos. La masonería debe ser entendida como un club de crecimiento
personal y social. No todo lo que brilla es oro: los masones han tenido grandes
méritos y muchas de sus obras para con la humanidad han sido muy positivas.
Pero no son seres con cualidades sobrehumanas y, muy probablemente, mucho de lo
que se ha escrito sobre ellos es más leyenda que verdad. Y no todo lo escrito
ha glorificado a los masones: también existen muchas teorías conspirativas que
enlodan la reputación de los masones; sin suficiente base. Seamos críticos.
Notas:
1. Aunque Antonio José Sucre afirmó que los
masones no creían en Dios, lo cierto es que en Venezuela existieron muchos
masones católicos y judíos. En la tesis de grado de Daniel Lahoud
se aborda el tema con profundidad. Y uno de los requisitos para ser
masón es creer en Dios, aunque es probable que el concepto de Dios de Sucre no
corresponda al de los masones. Las afirmaciones de los pensadores
católicos citados podrían tener cierto sesgo.
2. En la inauguración del Templo Masónico de
Caracas, Antonio Guzmán Blanco dijo lo siguiente: “Este es el Templo de la
humanidad civilizada lo he levantado sabiendo muy bien lo que hacía y asumiendo
la totalidad de las responsabilidades que tan insólito hecho entraña. Desde
este punto de vista, encontraréis explicado cómo es que al mismo tiempo que
levanto este Templo de la Masonería, estoy construyendo otro al catolicismo,
que será el más suntuoso de Sur América y como, si tuviera tiempo, erigiría una
Sinagoga y otro templo a la secta protestante. La civilización del siglo XIX es
el triunfo de la Masonería. Con el Decálogo, que es el código de la moral
universal y eterno, primero, y con Jesucristo, como modelo, después: antes por
medio de la asociación y después de Gutemberg, por medio de la imprenta, ha
realizado una verdadera transformación en que, a barbarie, la ignorancia, o el
fanatismo, se han sustituido por la libertad, la igualdad y la fraternidad.
Jesucristo y Gutemberg son las dos grandes antorchas de la Edad Moderna :
Jesucristo como generador de la redentora civilización y Gutemberg como
inventor de la máquina para popularizarla hasta en las últimas extremidades
sociales.”
3. José Antonio Ferrer Benimeli fue el primer
historiador que cuestionó la teoría del Bolívar masón, pero fue Reverón García
el pionero en el análisis de la construcción del mito.
4. En 1956, Ramón Díaz Sánchez encontró en la
Biblioteca Nacional de París un documento sobre la recepción de grado de
compañero de Bolívar. Logia San Alejandro de Escocia.
5. La Iglesia Católica considera que los
masones son los legítimos descendientes de los Templarios y de allí viene su
profundo sentimiento anti-católico.
6. En las grandes urbes hispanoamericanas
existieron sociedades patrióticas y secretas, pero estas no necesariamente
tenían que ser logias masónicas.
7. El sacerdote Antonio José Sucre no debe ser
confundido con el prócer Antonio José de Sucre, aunque ambos estaban
emparentados. Antonio Sucre, citado en este artículo, fue sobrino del prócer.
8. La masonería había sido estigmatizada en
España, debido a la guerra entre la Iglesia Católica y las logias. La
reputación de los masones no era buena y estos eran asociados con los problemas
y las conspiraciones en España. En el contexto de la emancipación de los
territorios españoles en América, las autoridades hispanas reafirmaban la
supuesta afiliación de los próceres venezolanos a las logias masónicas, no
porque estuvieran seguros de sus membresías en ellas, sino por el desprestigio
que tenían los masones en España.
9. Francisco de Miranda fue el primer
estudiante extranjero en los Estados Unidos. Más que su
presunta y cuestionada filiación masónica, es muy posible que haya sido su
origen étnico el que le abrió las puertas entre las élites comerciantes.
¡Muchos eran judíos y compartían los mismos apellidos de su árbol genealógico:
Miranda, Espinosa (Spinoza o Espinoza), Rodríguez y otros. El origen sefardí de
Miranda todavía no ha sido plenamente demostrado, pero es un hecho que el
pueblo donde el apellido se originó era marrano casi en su totalidad. Para más información, hacer clic aquí.
10. El día 11 de mayo de 1990, un pirómano
aleman provocó un incendio de gran magnitud en el Templo Masónico de Caracas,
Venezuela. El nombre del alemán era Peter Litwin Skrijka. Su intención también
era destruir el Panteón Nacional de Venezuela.
11.El costo aproximado de la reparación del
Templo Masónico de Caracas en 1990 fue de 700 mil dólares, es decir, 1 millón
400 mil dólares aproximadamente. El incendio ocasionado por Litwin destruyó
completamente la Cámara Capitular.
12. El Templo Masónico de Caracas, en su época,
fue una de las obras de ingeniería más costosas y ambiciosas de Latinoamérica.
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