LÁZARO CÁRDENAS DEL RÍO- MÉXICO.


Decreto de Expropiación Petrolera, del Presidente Lázaro Cárdenas.  1895-1970

LÁZARO CÁRDENAS DEL RÍO



El general Cárdenas nació en Jiquilpan, Michoacán el 21 de mayo de 1895. Estudió la primaria en su ciudad natal, a los 14 años entró a trabajar en la oficina recaudadora de rentas del estado y después pasó como aprendiz a una imprenta. 

En 1911 murió su padre; el propietario de la imprenta, Donaciano Carreón, fue a unirse a las fuerzas maderistas y dejó encargado del taller al joven Cárdenas. Cuando los revolucionarios llegaron a Jiquilpan en mayo de 1913 le dieron a Cárdenas el encargo de imprimir un manifiesto, el que cayó en poder de los soldados de Victoriano Huerta por lo que fue perseguido y destruido el taller. 

Cárdenas resolvió huir para incorporarse a la Revolución, el 3 de julio, aunque al poco tiempo, después de una serie de combates, las fuerzas con las que operaba fueron dispersadas y regresó a Jiquilpan donde estuvo escondido hasta la llegada de nuevos contingentes revolucionarios con los que asistió a las batallas de Orendáin y El Castillo. Avanzó después con las tropas constitucionalistas al mando del general Álvaro Obregón, hasta Teoloyucan, donde presenció la rendición del Ejército Federal. Tomó parte en la campaña contra los Zapatistas que se encontraban en rebelión contra el gobierno constituido de don Venustiano Carranza

Estacionado su regimiento, que era el 22 de caballería, ascendió a mayor y se hizo cargo del destacamento. En noviembre de 1914 salió para incorporarse a las fuerzas del general José María Maytorena en Sonora, pero al llegar a Cananea se dio cuenta que Maytorena se había sublevado en favor de Francisco Villa; logró sacar a su regimiento y marchar hacia Agua Prieta para incorporarse al general Plutarco Elías Calles, jefe de la guarnición leal al gobierno e intervino en toda la campaña contra los maytorenistas y villistas, mereciendo la estimación y amistad del general Calles que lo promovió al grado de teniente coronel. Actuó contra los indios yaquis que se hallaban sublevados y después marchó en la columna que combatió en Nayarit, Jalisco y Michoacán a los rebeldes villistas de Inés Chávez García. 

Cuando ocurrió el levantamiento de los aguaprietistas que desconocieron al presidente Carranza, el coronel Cárdenas se adhirió a la rebelión en la Huasteca, aunque hizo detener y enviar preso a México a Rodolfo Herrero, responsable directo del asesinato de Carranza. El presidente interino de la República, don Adolfo de la Huerta, ascendió a Cárdenas al grado de general brigadier. Recibió éste el gobierno interino de Michoacán, cargo que desempeñó durante tres meses para entregarlo al general Francisco J. Mújica, que había resultado triunfante en las elecciones de septiembre de 1920. Al estallar la revolución de la huertista en diciembre de 1923, el general Cárdenas fue enviado con su regimiento a tratar de expugnar las posiciones de los rebeldes al mando del general Enrique Estrada, pero fue herido y hecho prisionero en el combate de Palo Verde. Llevado a Guadalajara recibió atención médica y de allí se le envió a Colima. Cuando terminó la rebelión quedó en libertad y se incorporó al ejército. En 1925, como comandante de la guarnición de Tampico, empezó a conocer el problema que planteaban las compañías petroleras y resolvió intervenir en la política por lo que en 1928 lanzó su candidatura para el gobierno del estado de Michoacán. Ganó las elecciones y tomó posesión el primero de septiembre de 1928.


En marzo de 1929 estalló la rebelión de los generales José Gonzalo Escobar y Francisco R. Manzo y Cárdenas pidió permiso al Congreso local para incorporarse al ejército; se le dio el mando de una columna y cooperó en la pronta derrota de los sublevados. Recibió un millón de pesos para los gastos de la campaña y al término de ésta, reintegró setecientos mil pesos no empleados. Regresó a su cargo de gobernador, en el que llevó a cabo muchas obras de beneficio social. Tuvo que abandonar otra vez el Poder Ejecutivo de su estado, el 15 de octubre de 1930, para hacerse cargo de la presidencia del Partido Nacional Revolucionario y dirigir la campaña del ingeniero Pascual Ortíz Rubio, quien al resultar triunfante y tomar posesión de la Presidencia lo nombró secretario de Gobernación.

Propuso que el general Plutarco Elías Calles fuese el secretario de Guerra y Marina en lugar del general Joaquín Amaro. De pronto el presidente Ortíz Rubio renunció el 4 de septiembre de 1932 y recibió provisionalmente el gobierno el general Abelardo L. Rodríguez quien nombró nuevo gabinete. Regresó Cárdenas al gobierno de Michoacán, cuando faltaba poco para terminar el periodo; al concluir volvió al servicio militar. Fue nombrado jefe de operaciones en Puebla y después secretario de Guerra y Marina, hasta el 15 de junio de 1933 en que aceptó la candidatura a la Presidencia de la República postulado por el PNR, que propuso el establecimiento de un plan sexenal por el cual el general Cárdenas sería el mandatario de 1934 a 1940. El 4 de julio de 1934 ocurrieron las elecciones, Cárdenas salió triunfante y tomó posesión del cargo vistiendo un simple traje de calle.

No quiso vivir en Chapultepec e hizo acondicionar un predio en el antiguo rancho de La Hormiga, donde fueron plantados muchos pinos, por lo que hoy a la residencia presidencial se le llama Los Pinos. En su primer gabinete quedaron incluidos muchos personajes de la plataforma callista, por recomendación del viejo caudillo y por cierta amistad que Cárdenas les tenía. El presidente, indiscutiblemente persona de buena fe y honesta, lo primero que dispuso fue clausurar las casas de juego como el Casino de la Selva en Cuernavaca y el Foreign Club en la zona del Estado de México inmediata al Distrito Federal. Ambos eran negocios propiedad de prominentes políticos callistas. Desde un principio se ocupó en desarrollar un plan en favor de las clases trabajadoras, las que promovieron huelgas y disturbios en el país. El 3 de mayo de 1935 un grupo de periodistas y diputados del Bloque Nacional Revolucionario entrevistó al general Calles en su casa de campo de Cuernavaca, para pedirle su opinión sobre los acontecimientos. Calles hizo declaraciones duras contra la acción del gobierno y dijo que si seguían así las cosas el ejército tendría que resolver los problemas.

El día 13 Cárdenas declaró que sostendría su política porque a la larga sería benéfica para la mayoría del país y haría más sólida la situación económica; que llevaría a cabo el programa trazado para el plan sexenal con el que aceptó su candidatura postulado por el Partido Nacional Revolucionario y que lo que le interesaba era tener la confianza de las organizaciones obreras y campesinas, sin importarle la opinión de los capitalistas.
El día 14 pidió la renuncia a todo el gabinete, para hacer a un lado a los callistas que no podían serle adictos. El 19 salió Calles hacia su finca El Tambor, en Sinaloa, para después ir a Los Ángeles a visitar a un médico. Entre tanto en México hubo violentas manifestaciones de las organizaciones obreras contra el "jefe máximo de la revolución", como llamaban al general Calles, quien regresó en diciembre probablemente con la idea de preparar un movimiento contra el gobierno, creyendo contar con el apoyo del ejército.

De pronto, el primero de abril de 1936 un grupo de oficiales se presentó en las primeras horas de la mañana en la granja Santa Bárbara donde estaba el general Calles, a quien le fue comunicada la orden de que tenía que salir del país en compañía de los señores Melchor Ortega, Luis L. León y Luis N. Morones. Un avión de la Fuerza Aérea los esperaba en el aeropuerto y los pasajeros fueron apresuradamente arreglados para que pudieran entrar a los Estados Unidos. Calles regresó al país el 4 de mayo de 1941. El presidente Cárdenas, por este golpe de audacia, se deshizo del tutelaje callista.
Los diputados callistas fueron desaforados y los gobernadores de los estados de Tabasco, Guanajuato, Colima, Durango, Sinaloa, Sonora y Chiapas, desconocidos. Sin embargo, no se había recurrido a la violencia, al derramamiento de sangre. Tomás Garrido Cnabal, secretario de Agricultura, radical antirreligioso y muy callista, fue sustituido por el general Saturnino Cedillo, persona de poco criterio que después se dejó llevar y fue jefe de una rebelión sin sentido que fue fácilmente sofocada y él acribillado. Con Cárdenas cesó por completo el problema religioso.

El gobierno de Cárdenas fue muy activo en materia educativa, creó muchas escuelas primarias a las que asistían casi dos millones de niños, las escuelas de hijos del personal del ejército, las regionales campesinas y otras instituciones de estudios y centros de investigación científica y tecnológica. Reunió bajo una sola dirección todos los planteles de enseñanza técnica e industrial y formó así el Instituto Politécnico Nacional. Fundó el Instituto Nacional de Antropología e Historia, la Escuela Nacional de Educación Física, el Consejo Técnico de Educación Agrícola; aumentó el subsidio a la Universidad Nacional y respetó su autonomía y fundó el Departamento de asuntos Indígenas.

En los primeros tres años fue aplicado el código agrario especialmente en la Comarca Lagunera y en Yucatán. El régimen cardenista, como ninguno, se ocupó en repartir tierras a los ejidatarios, al mismo tiempo que abría al cultivo nuevas tierras y creaba sistemas de irrigación muy amplios. El 28 de agosto de 1938 quedó constituida la Confederación Nacional Campesina, como una especie de organismo defensor de los intereses de los trabajadores del campo. Se crearon muchas instituciones de servicio como el Departamento de Turismo, el Departamento de Prensa (fallido), el Banco de Crédito Ejidal, el Tribunal Fiscal de la Federación y otras.
El 13 de junio de 1937 se nacionalizaron los ferrocarriles y el 18 de marzo de 1938, después de un conflicto de los obreros con las empresas, como éstas se negaron a acatar las disposiciones del gobierno el presidente Cárdenas procedió a expropiar los bienes de las compañías petroleras. 

Inglaterra hizo reclamaciones y México rompió relaciones con los ingleses. Estados Unidos propuso un arbitraje internacional y Cárdenas declaró que México no aceptaba intervención alguna en asuntos exclusivos de la soberanía nacional. Como la condición económica no era del todo buena, el valor del peso mexicano que era de tres cincuenta por dólar llegó a ser de seis cincuenta. Dos meses después de la expropiación petrolera el general Saturnino Cedillo que había renunciado a la Secretaría de Agricultura se levantó en armas contra el gobierno, no se sabe hasta la fecha cuál fue el verdadero motivo, aunque se asegura que estuvo movido por la aristocracia, el clero y los intereses extranjeros. Cedillo fue rápidamente derrotado y muerto al tratar de defenderse. El general Cárdenas había ordenado que no se le dañara. Para relevar a la CROM de origen prácticamente callista, en la dirección del sindicalismo obrero, se creó la CTM (Confederación de Trabajadores de México); en 1938 se expidió el estatuto jurídico para la protección de los empleados federales. Ese mismo año, el PNR fue reestructurado con el nombre de PRM (Partido de la Revolución Mexicana), formado por los sectores obrero, campesino, popular y militar.

En septiembre de 1939 nació el partido de oposición llamado Acción Nacional. El gobierno de Cárdenas expidió muchas leyes de contenido social, construyó doce presas y dejó en construcción otras tres. En el ámbito internacional, México apoyó a Etiopía cuando fue invadida por Italia y pidió se le impusieran sanciones al agresor, pero como esto no ocurrió el representante mexicano se retiró de la asamblea de la Liga de Naciones en protesta. Al estallar la guerra civil en España, Cárdenas autorizó la venta de armas al gobierno de la República y la apoyó firmemente; se recibieron a quinientos niños españoles víctimas de la guerra y después a muchas familias de refugiados republicanos, que en total fueron unos cuarenta mil. Reanudó relaciones con China y abrió legación en Rumania. Se recibió como exiliado a León Trotsky y a otros europeos e hispanoamericanos perseguidos políticos. México nunca tuvo relaciones con el Estado Español jefaturado por Franco y le dio asilo al gobierno republicano español en el exilio. En 1939 el gobierno mexicano condenó la agresión de la URRS a Finlandia.

Ya para terminar el sexenio de Cárdenas presentaros su candidatura a la Presidencia de la República los generales Manuel Ávila Camacho y Juan Andrew Almazán. Ávila Camacho era el candidato del PRM y contó con el apoyo oficial. La campaña electoral fue muy dura y hasta se estuvo en peligro de trastornar el orden y la paz del país. Realizadas las elecciones resultó triunfante el general Ávila Camacho, quien recibió el poder el 1° de diciembre de 1940.
Cárdenas regresó al servicio militar y cuando los japoneses atacaron a la flota norteamericana en el Pacífico, el mando superior del ejército Mexicano creó dos grandes regiones militares: la del Golfo que puso al mando del general Abelardo L. Rodríguez y la del Pacífico comandada por el general Cárdenas. Cuando México tuvo que entrar en la guerra, el 22 de mayo de 1942, el presidente Ávila Camacho nombró secretario de la Defensa Nacional al general Lázaro Cárdenas, quien desempeñó ese cargo hasta el 27 de agosto de 1945, una vez terminada la guerra.

Fue nombrado vocal ejecutivo de la Comisión de la Cuenca del Tepalcatepec y después de la Comisión del Río Balsas. En 1969 se le nombró presidente del consejo de administración de la siderúrgica de Las Truchas que hoy lleva su nombre.

Murió en la ciudad de México, el 19 de octubre de 1970. Sus restos reposan en el Monumento a la Revolución que él mandó construir aprovechando la vieja estructura de lo que iba a ser el Palacio Legislativo.

                ¡HONOR, A QUIEN HONOR MERECE!

DOCUMENTOS SONOROS
DE LA BIBLIOTECA DE VOCES DEL SIGLO XX
SONOROUS DOCUMENTS
OF THE LIBRARY OF VOICES OF 20TH CENTURY

Ciudad de México
18 marzo de 1938
Compilación, Restauración y Digitalización
Archivo Sonoro
"José Guillermo Carrillo"
Caracas. Venezuela
15 de agosto de 2008



TEXTO:
DECRETO DE EXPROPIACIÓN PETROLERA, DADO POR EL PRESIDENTE LÁZARO CÁRDENAS

“Lázaro Cárdenas, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos,
en uso de las facultades que al Ejecutivo Federal concede la Ley de Expropiación vigente; y 

CONSIDERANDO. 

Que es del dominio público que las empresas petroleras que operan en el país y que fueron condenadas a implantar nuevas condiciones de trabajo por el Grupo Número 7 de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje el 18 de diciembre último,
expresaron su negativa a aceptar el laudo pronunciado, no obstante de haber sido reconocida su constitucionalidad por ejecutoria de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sin aducir como razones de dicha negativa otra que la de una supuesta incapacidad económica, lo que trajo como consecuencia necesaria la aplicación de la fracción XXI del artículo 123 de la Constitución General de la República, en el sentido de que la autoridad respectiva declarara rotos los contratos de trabajo derivados del mencionado laudo. 

CONSIDERANDO 


Que este hecho trae como consecuencia inevitable la suspensión total de
actividades de la industria petrolera y en tales condiciones es urgente que el Poder Público intervenga con medidas adecuadas para impedir que se produzcan graves trastornos interiores que harían imposible la satisfacción de necesidades colectivas
y el abastecimiento de artículos de consumo necesario a todos los centros
de población, debido a la consecuente paralización de los medios
de transporte y de las industrias; así como para proveer a la defensa, conservación, desarrollo y aprovechamiento de la riqueza que contienen los yacimientos
petrolíferos, y para adoptar las medidas tendientes a impedir la consumación
de daños que pudieran causarse a las propiedades en perjuicio de la colectividad, circunstancias todas éstas determinadas como suficientes, para decretar
la expropiación de los bienes destinados a la producción petrolera. 


Por lo expuesto y con fundamento en el párrafo segundo de la fracción VI del artículo 27 Constitucional y en los artículos 1o., fracciones V, VII y X, 4, 8, 10 y 20 de la Ley de Expropiación de 23 de noviembre de 1936, he tenido a bien expedir el siguiente 


DECRETO 


Artículo 1o. Se declaran expropiados por causa de utilidad pública y a favor de la Nación, la maquinaria, instalaciones, edificios, oleoductos, refinerías, tanques de almacenamiento, vías de comunicación, carros tanque, estaciones de distribución, embarcaciones y todos los demás bienes muebles e inmuebles de propiedad de la Compañía Mexicana de Petróleo El Águila, S.A., Compañía Naviera de San Cristóbal, S.A., Compañía Naviera San Ricardo, S.A., Huasteca Petroleum Company, Sinclair Pierce Oil Company, Mexican Sinclair Petroleum Corporation, Stanford y Compañía, S. en C. Penn Mex Fuel Company, Richmond Petroleum Company de Mexico, California Standard Oil Company of Mexico, Compañía Petrolera el Agwi, S.A., Compañía de Gas y Combustible Imperio, Consolidated Oil Company of Mexico, Compañía Mexicana de Vapores San Antonio, S.A., Sabalo Transportation Company, Clarita, S.A. y Cacalilao, S.A., en cuanto sean necesarios, a juicio de la Secretaría de la Economía Nacional para el descubrimiento, captación, conducción, almacenamiento, refinación, y distribución de los productos de la industria petrolera. 


Artículo 2o. La Secretaría de la Economía Nacional, con intervención de la Secretaría de Hacienda como administradora de los bienes de la Nación, procederá a la inmediata ocupación de los bienes materia de la expropiación y a tramitar el expediente respectivo. 


Artículo 3o. La Secretaría de Hacienda pagará la indemnización correspondiente a las Compañías expropiadas, de conformidad con lo que disponen los artículos 27 de la Constitución y 10 y 20 de la Ley de Expropiación, en efectivo y en un plazo que no excederá de 10 años. Los fondos para hacer el pago los tomará la propia Secretaría de Hacienda del tanto por ciento que se determinará posteriormente de la producción del petróleo y sus derivados, que provengan de los bienes expropiados y cuyo producto será depositado mientras se siguen los trámites legales, en la Tesorería de la Federación. 


Artículo 4o. Notifíquese personalmente a los representantes de las Compañías expropiadas y publíquese en el Diario Oficial de la Federación. 


Dado en el Palacio del Poder Ejecutivo de la Unión a los dieciocho días del mes de marzo de mil novecientos treinta y ocho”.








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